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VII FIESTA DE LA MANZANA ESPERIEGA: ADEMUZ 2019.

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Crónica, impresiones y testimonio de la muestra,
que tuvo lugar en Ademuz del 22 al 24 de noviembre de 2019.



“El objetivo de la Fiesta de la Manzana es dar a conocer la comarca y sus productos,
cuyo paradigma se simboliza en la manzana esperiega”
-Del contenido textual-.













Palabras previas, a modo de introducción.
La Fiesta de la Manzana Esperiega se ha consolidado en el Rincón de Ademuz, prueba de ello es esta VII edición, que este año ha tenido lugar en Ademuz, los días 22, 23 y 24 de noviembre.

La organización del evento ha sido por cuenta de la Asociación Turística Rincón de Ademuz (ATRA) y el Ayuntamiento de Ademuz, así como de distintas entidades comerciales como el restaurante Casa Emilio de Torrebaja y varias casas rurales: Garrido, Casa Antiga, apartamentos Pitoches, alojamiento Rural Puebla de San Miguel, La Gran Casa, Bohilgues, RoMari, Casa del Arco, Casa Leandro, Majico, Los Garridos y La Guapeta. Entre los colaboradores cabe contar con la Generalidad Valenciana, Del Tros al Plat, València Turisme, Mancomunidad de Municipios Rincón de Ademuz e ICERA. Al evento se han adherido: Comunitat Valenciana, L`Exquisit Mediterrani, Ademuz con los cinco sentidos y Parroquial del Rincón de Ademuz.

Según puede verse, la Fiesta (en realidad una feria bajo el símbolo de la manzana esperiega), está promovida por entidades particulares (básicamente casas rurales de la comarca) con el apoyo y la colaboración de entidades culturales, sociales, municipales, autonómicas. Propiamente, la Fiesta de la Manzana se basa en la exposición de productos locales, y su comercialización.

La mayoría de las exposiciones de la Fiesta se hallaban en la calle Mesón, calle Boticario, calle Empedrado, calle San Vicente, plaza de la Iglesia (antigua plaza de Don Blas Máñez Palomar) y plaza del Ayuntamiento. Ademuz es una de las villas matriciales del Rincón de Ademuz, junto con Castielfabib, de las que a partir del siglo XVII salieron los municipios que hoy conforman la comarca. Las villas medievales se situaban en lugares elevados, buscando facilitar su defensa y la de los pasos que custodiaban. Ello condicionó la ubicación del caserío de Ademuz y su urbanismo, pues la villa se halla en la ladera oriental de un cerro, lo que supone una red de calles estrechas y empinadas, y un complejo urbanismo.

Para el desarrollo de la Fiesta se cortó al tráfico rodado por la calle Mesón, que atraviesa la villa de norte a sur, así como las plazas de la Iglesia y Ayuntamiento, y parcialmente las calles Solano, San Vicente y Blanco. Para subir al centro de la población había que hacerlo caminando o en el pequeño tren turístico gratuito que se habilitó al efecto: sus paradas principales estaban en la avenida de Valencia (frente a las antiguas escuelas) y en la plaza de la Iglesia. Asimismo, para facilitar el aparcamiento de vehículos se habilitaron varios espacios, además de los habituales en la avenida de Valencia, como la zona deportiva El Remolino y la explanada junto a la Residencia de Ancianos. Cuando decía que Ademuz tiene “una red de calles estrechas y empinadas, y un complejo urbanismo” quiero decir que uno de los principales problemas de la localidad es el tráfico y aparcamiento de vehículos.

Stand de ATRA en la VII Fiesta de la Manzana Esperiega (Ademuz, 2019).


VII Fiesta de la Manzana Esperiega: Mercadillo en la plaza del Ayuntamiento (Ademuz, 2019).


Reseña del programa de la Fiesta.
El viernes, 22 de noviembre tuvo lugar a última hora de la tarde (19:00 horas), en la Casa de Cultura, la presentación del libro Habla, refranero y cultura popular en el Rincón de Ademuz, de Enrique Gargallo, presidente del Instituto Cultural y de Estudios del Rincón de Ademuz (ICERA). Posteriormente, en el mismo sitio el concurso “Pasapalabro”, juego inspirado en el popular “Pasapalabra” de la televisión: aquí se utilizaban como elementos del juego los “palabros” o expresiones populares del lenguaje local, localismos, barbarismos, giros del lenguaje -actuando como moderador E. Gargallo.

El sábado, 23 de noviembre se hizo la apertura oficial del mercadillo y las exposiciones (10:00 horas). En las horas posteriores se inauguró oficialmente la VII Fiesta de la Manzana, en la Lonja, bajo los arcos del Ayuntamiento, seguido de una rondalla por el mercadillo y las exposiciones. A continuación, la presentación de las manzanas objeto del concurso “Mejor manzana esperiega”, en el stand de ATRA. La comida popular empezó a las 14:00 horas en el recinto ferial, bajo el lema: Yo como puchero de pueblo… ¿y tú? Ya por la tarde hubo un ensayo de Flashmob en el recinto ferial y en la hora siguiente en ambas plazas del centro (Iglesia y Ayuntamiento).[1] Posteriormente un espectáculo de cocina (Del tros al plat), a cargo de la chef Loles Salvador.[2] A última hora de la tarde (20:00 horas) se celebró en la iglesia parroquial un recital de guitarra clásica, a cargo de J. F. Company. Y próxima la media noche un concierto en el recinto ferial con los grupos Fa-ris-tol y Feromonas de la Sociedad Musical de Ademuz.

El domingo, 24 de noviembre, tras la apertura del mercadillo y las exposiciones, se celebró el "Concurso de Tarta de Manzana", en los arcos del Ayuntamiento. Tras la presentación de las tartas un taller corporal en las plazas del mercadillo y otro de “gorros locos”, organizado por el AMPA del CRA Rincón de Ademuz. La entrega de premios relativa a los concursos propuestos (“Pasapalabro”, “Mejor manzana esperiega”, “La tapa más sabrosa del Rincón”, “Mejor tarta”, Sorteo “Catador de tapas”) se hizo en la Lonja del Ayuntamiento a las 13:00 horas.

Durante todo el fin de semana de la Fiesta (en colaboración con la Sociedad de Cazadores Pico Castro) hubo taller de cetrería infantil detrás la iglesia, taller de arquería y simulacro de tiro en el garaje de Tomás el Capador. Asimismo, hubo puertas abiertas en la Iglesia parroquial, en las Ermitas Virgen de la Huerta y San Joaquín, y en el Cubo de José el Maroto.

Se contabilizaron hasta treinta exposiciones con temas muy variados (pintura, artesanía, cerámica, fotografía, escultura, óleos, retrato, grabados, ornamentos, bolillos, dibujo y pintura, casa de los Eced, tejas pintadas, patchwork, frivolité, labores, la era...) cuya ubicación venía reseñada en un plano desplegable de Ademuz.

VII Fiesta de la Manzana Esperiega: Folleto informativo desplegable con programa y plano (Ademuz, 2019).


VII Fiesta de la Manzana Esperiega: Plano desplegable (Ademuz, 2019).

VII Fiesta de la Manzana Esperiega: Plano desplegable (Ademuz, 2019).


Ruta de la tapa.
Como en anteriores ediciones, la reseña de las tapas y dónde tomarlas (ruta) se muestra en medio folio impreso a color por las dos caras, allí figuran fotografías de las distintas tapas, la población y el local donde tomarlas y su precio: 2,5 euros (incluye bebida: cerveza, vino o refresco). Visitar los locales e ingerir las tapas (verdaderas exquisiteces de boca) puede constituir un estupendo ejercicio gastronómico.


Bar Arrabal “Espí” (Ademuz):
Tortilla de manzana.
Bar El Nabo (Ademuz):
Morro adobado con vinagre de manzana.
Bar La Cabaña (Ademuz):
Crepes de ensalada de manzana.
Bar Martínez (Castielfabib):
Croquetas de manzana esperiega con morcilla.
Bar Pitoches (Ademuz):
Compota de manzana de Casa Antiga con solomillo de cerdo de D.O.,
reducción de Pedro Ximénez y sal Maldon.
Casa Domingo (Ademuz):
Trampantojo de esperiega relleno de queso Ricotta con miel y
pimienta en dulce de manzana y foie.
Casa Emilio (Torrebaja):
Flor de otoño.
Centenares, Los (Castielfabib):
Carrillera con compota de manzana.
Centro Cultural Los Santos (Castielfabib):
Tosta de setas con deliciosa esperiega.
Comisión de Fiestas Ademuz (Ademuz):
Tapa sorpresa.
Karma. La Taberna del Rabal (Ademuz):
Albóndigas de manzana esperiega en su salsa.
Moncloa, La (Casas Bajas):
Tapa sorpresa.
Rincón de Francho (Torrebaja):
Tosta de solomillo con manzana caramelizada.

VII Fiesta de la Manzana Esperiega: Ruta de la tapa (Ademuz, 2019).

El precio de la tapa era de 2,50 euros (el mismo que el año pasado), incluida la bebida (cerveza, vino, refresco). La ruta de la tapa en el contexto de la Fiesta de la Manzana es una idea estupenda, resulta propiciapara que los aficionados a este deporte gastronómico se desplacena los distintas poblaciones de la comarca donde se preparan. El problema es que no se desplazan, centrándose la cata en la población que acoge cada año la Fiesta. La idea del autobús que hacíaun recorrido por los establecimientos fuera de la población de acogida parece que no funcionó. Otra propuesta sería centralizar en una carpa las tapas preparadas por cada establecimiento, para que todos tuvieran las mismas posibilidades. Lo que no es de recibo es que los establecimientos fuera de la población de acogida de la Fiesta -que se molestan en preparar las tapas- no reciban más visitantes que los de cada lugar. ¡Habrá que arbitrar alguna solución!


Visita al mercado de productos agroalimentarios y mercadillo de artesanía.
Visité la Fiesta de la Manzana el domingo a media mañana, por lo que mis observaciones se limitan a ese momento. Recorrí un par de veces la avenida de Valencia, desde Casa Domingo hasta el Cuartel de la Guardia Civil, sin encontrar un lugar donde aparcar mi vehículo. Finalmente aparqué en la Explanada por debajo de la Residencia de Ancianos. Ascendí caminandohasta la avenida de Valencia y subí a la villa por el portal del Cristo, hasta la plaza del Ayuntamiento. El recinto de la plaza estaba plantado de tiendas, el ambiente alegre,festivo, muchagente yendo y viniendo-el cielo en principio cubiertose fue despejando a lo largo de la mañana. En el stand de ACRA me aprovisioné de material (escrito y gráfico)relativo a la VII Fiesta de la Manzana en cuya parte central hay un prácticoplano plegablede Ademuz con la ubicación de las exposiciones, y el Programa del evento. Recogí también material divulgativocorrespondiente a otras localidades de la comarca, para llevarlo me ofrecieron una bolsa de tela.


Stand de ATRA en el VII Fiesta de la Manzana Esperiega (Ademuz, 2019).

VII Fiesta de la Manzana Esperiega: Mercadillo en la plaza del Ayuntamiento (Ademuz, 2019).

En el stand de ACRA había también unos cestitos de mimbre numerados con manzanas esperiegas, objeto del concurso, y una singular composición con manzanas figurando una granbombilla.

La plaza del Ayuntamiento, desde el portal del Solano y los arcos de la Lonja ofrecía una bella panorámica. La plaza es relativamente pequeña, circundada enla parte oriental por una barbacana y rodeada de edificios notables, la Casa Consistorial, la Casa Abadía (antiguo solar de los Eced), con su balconada en madera labrada y otros edificios con barandas de hierro forjado en sus balcones, y un belloplafón cerámico con la imagen de san Antonio de Padua. En la parte septentrional, junto a la Casa Abadía hay un singularrincón con abundantes flores en los balcones de las viviendas. En la parte opuesta se halla la calle Solano, en cuyo extremo distal se hallaba el portal de su nombre, por donde se accedía a la villa medieval.

Los puestos de venta ofrecían sus productos, manzanas, miel, mermeladas, artículosde artesanía, turrones, mazapanes, ropas… en una esquina de la plaza, frente al edificio deCorreos había un fotomatón. En estas celebraciones es fácilencontrarse con gente conocida, pues todos o casi todos nos conocemos, aunque solo sea de vista. Pero también había mucha gente forastera, comprando, mirando, paseando. En una esquina de la plaza había un fhotocall ( “palabro” compuesto del inglés que significa algo así como “lugar de fotografías”)  y enfrente un stand con objetos diseñados y ejecutados por los alumnos del IES Ademuz, su venta estaba destinada al viaje fin de curso de los alumnos de 4º de ESO. En un puesto que exponían mermeladas y carne de membrillo, nueces y mantecados me ofrecieron azafrán, venía en un pequeño bote de cristal. Compré un tarrito por cinco euros, para los guisos caseros.

VII Fiesta de la Manzana Esperiega: Mercadillo en la plaza del Ayuntamiento (Ademuz, 2019).

VII Fiesta de la Manzana Esperiega: Mercadillo en la plaza del Ayuntamiento (Ademuz, 2019).

De la plaza del Ayuntamiento pasé a la plaza de la Iglesia por la calle San Vicente -la calle estaba adornada con alegres papeles de colores cuyo motivo era una manzana, como las demás de la villa por donde se hallaban las distintas exposiciones. El mismo motivo de la manzana señalaba los lugares donde había exposiciones -bien en un cartel en el portal, bien dibujada en el suelo. En la calle Empedrado, donde el antiguo calaborzo municipal (Prisión), había varias exposiciones de interés, así como en la calle San Vicente. En la de San Vicente entré en la exposición del antiguo comercio de Antonio Benito, el taxista. Los estantes y las mercancías que seofrecían a la vistame transportaron a otro tiempo, recordándome la tienda de ultramarinos El pequeño siglode Torrebaja. Nada que ver aquellas tiendas de los años cuarenta y cincuenta con las actuales. Los productos y la forma de exponerlos ha cambiado absolutamente. Aquel era un comercio personalizado, el tendero conocía a todos sus clientes, sus necesidades y características.

Pasado el portal de San Vicente, en la misma esquina de la plaza entré en una exposición de bolillos, telas, encajes y demás. Este tipo de productos constituyen una verdadera labor artesana, un arte de otro tiempo que hoy hacen las máquinas. Aunque no es lo mismo.En una repisa había una copa-frutero de cristal con manzanas esperiegas,me gustó la composición. Al fondo de la exposición había un curioso muñeco antiguo de cartón en una mecedora. Me llamó la atención su atenta mirada yla vestimenta, iba calzado con unas modernas deportivas. A la salida de esta exposición (n.º 19) había un puesto con aves de cetrería, magníficos animales entrenados para cazar; la cetrería es un arte ancestral,medieval. En la plaza del Ayuntamiento observé que habían cambiado el piso del espacio público; en lugar del cemento han colocado unos bellos ladrillos o adoquines de estilo antiguo. Es de agradecer la remodelación, pues el cemento en las calles resulta hoy inadmisible. Es hora de que comencemos a valorar nuestros pueblos embelleciendo calles y fachadas con materiales adecuados, bellos, duraderos. Por causa de las obras de remodelación del piso de la plaza han quitado la fuente del frontis de Las Gradas. Espero que la vuelvan a colocar, pues en toda plaza pública que se precie debiera haber tres elementos indispensable: asiento, agua y sombra. Antaño hubo en la plaza de la Iglesia un viejo olmo circundado por una galería del que dice Pascual Madoz (1845), árbol que fue talado en los años sesenta. La reposición del olmo resulta comprometida, mantengamos al menos el agua y el asiento.

En la primera de las tiendas de la plaza había un stand que ofrecía cerveza artesanal (Galana) de varios colores y sabores, la gente la consumía con fruición. En otras tiendas de la misma hilera observé curiosos objetos de artesanía labrados en madera de nogal y sabina, y diversos productos locales (confituras, miel del Rincón de Ademuz, frutos secos). En otras tiendas había puestos de quesos envasados al vacío, y para degustar. En la última tienda, puestoscon manzanas esperiegas, mermeladas y otrosproductos de artesanía. Me llamóla atención un puesto de scrapbooking, otro “palabro” compuesto del inglés que viene a significar algo así como “técnica de personalizar álbunes” para guardar fotografías, cartas y variedad de recuerdos.

VII Fiesta de la Manzana Esperiega: Mercadillo en la plaza del Ayuntamiento (Ademuz, 2019).

VII Fiesta de la Manzana Esperiega: Mercadillo en la plaza del Ayuntamiento (Ademuz, 2019).


Observé también que en distintos puntos de la plaza habían colocado barandas metálicas de protección. En la esquina distal había un objeto de hierro a modo de escultura metálica figurando un árbol con una manzana cuya base dibujaba la silueta del Rincón de Ademuz. La escultura procede de un curso realizado en Torrebaja, en eltaller del maestro cerrajero Miguel Díaz. En el bar Farriatela gente tomaba su aperitivo en la terraza. El "Farriate"es un célebre bar de Ademuz situado en la plaza de la Iglesia, entre lascallesBoticario y Mesón. En la bajada de la calle Blanco había otro Photocall -otro espacio para fotografías, como el de la plaza del Ayuntamiento.

Junto a la iglesia, lado septentrional de Las Gradas observé un puesto con variedad de objetos entre los que destacabanproductos artesanos:cestos de mimbre, esteras de esparto, bastones, horcas, etc. Al bajar por la calle Mesón me encontré con el tren turístico, la máquina de llamativo color rojo, los asientos de los vagonesllenos de gente, un espectáculo curioso en las calles de Ademuz. En mi recorrido calle abajovi varias  exposiciones de tema variado(el matagorrino, el vestuario, el corral),de pintura y fotografía. Mientras observaba los cuadros se me acercó el autor, Pepe Lacreu, un valenciano de Massanassa con una dilatada trayectoria que me explicó su técnica y las características de su obra. Junto a la Casa de Cultura había otra exposición de pintura, más concretamente de retratos: La fuerza de la mirada en el retrato, de Luisa Sendra, en la que pude observar interesantes dibujos de una artista novel autodidacta. En la Casa de Cultura había más exposiciones: fotografía aérea, escultura, óleos. He de confesar que no entré a verlas, porque no se puede ver todo. Calle abajo había más exposiciones: artesanía, cerámica, pintura… No, no se puede ver todo, porque el tiempo es limitado y los sentidos se embotan. Por lo demás, lo propio es que el visitante selecciones las muestras que desea ver, en función de sus gustos y del tiempo que dispone.


VII Fiesta de la Manzana Esperiega: Mercadillo en la plaza del Ayuntamiento (Ademuz, 2019).

VII Fiesta de la Manzana Esperiega: calle de San Vicente (Ademuz, 2019).


Desde la Casa de Cultura, calle Mesón arriba me dirigí de nuevo a la plaza de la Iglesia, que en las horas centrales del día se hallaba abarrotada de gente. El tiempo influyó en la afluencia de visitantes, pues el cielo estaba despejado y un sol tibio iluminaba el espacio festivo. En la iglesia parroquial se mostraba una exposición de objetos litúrgicos, básicamente ornamentos. En la calle Boticario se localizaba una exposición de grabados y otra con objetos antiguos, de ayer. Por debajo de la puerta austral del templo estaba la mencionada exposición con aves de cetrería, me detuve de nuevo a contemplar la belleza singular de estos hermosos animales de presa. Atravesé de nuevo el portal de San Vicente, hasta llegar a la calle Empedrado. Justo antes de la embocadura de la calle se halla la subida a la Ermita de San Joaquín, estuve tentado de ir a verla, pero como la conozco preferí ver otras cosas, aunque lo cierto es que merece la pena, en particular la fachada, restaurada años atrás. La ermita corresponde a la capilla del antiguo hospital de la villa, fundado a mediados del siglo XV para la asistencia de los pobres, un lugar en el que podían ser atendidos los más menesterosos en el momento de la enfermedad, y de la muerte. Los obispos de Segorbe visitaron durante años este hospital de pobres, pero a mediados del siglo XVII estaba yamuy abandonado.

En la calle Empedrado, por detrás de la Casa Consistorial se halla elantiguo edificio del Calabozomunicipal (la Cárcel), allí hubotambién unaescuela pública, se trata deun edificio con arco de medio punto en la fachada (siglo XVI) contemporáneo de El Escorial. Aquí se exponían pinturas de César Lindo (Trazos de un Rincón familiar con olor a manzana) y tejas pintadas de José el Mateo (Las tejas del terreno). Disfrutando de la mañana y del ambiente de la Fiesta anduve curioseando entrelas paradas de la plaza del Ayuntamiento, aventurándome después por la calle Solano. Allí una vecina me ofreció nueces, tenía una muestra de frutos en una cesta de mimbre a la puerta de su casa. La mujer me explicó que era de Vallanca, donde hay muy buenas nueces, pero que llevaba más de cuarenta años viviendo en Ademuz. En el Portal del Solano encontré a varios vecinos mayores sentados en el pretil de la barbacana, tomando el sol. Desde este lugar puede observarse una estupenda vista de la vega del Turia y del Bohilgues, con el cerro de Horca al frente y la loma de La Celadilla al otro lado del río, en posición oriental respecto de la villa.

VII Fiesta de la Manzana Esperiega: Mercadillo en la plaza de la Iglesia (Ademuz, 2019).

VII Fiesta de la Manzana Esperiega: Mercadillo en la plaza de la Iglesia (Ademuz, 2019).


VII Fiesta de la Manzana Esperiega: Mercadillo en la plaza de la Iglesia (Ademuz, 2019).

Calle Solano abajo regresé de nuevo a la plaza del Ayuntamiento, el gentío comenzaba a disminuir, los puestos cerraban a las 14:00 horas. Continué hasta la plaza de la Iglesia para echar una última mirada, allí el ambiente festivo continuaba, aunque el tren turístico había iniciadosu último recorrido. Por debajo de la barbacana de la plaza encontré un grupo de jóvenestirando al arco, atravesé la zona de parking de mercaderes y bajé hasta la avenida de Valencia. El coche lo había dejado en la explanada de la Residencia de Ancianos.



VII Fiesta de la Manzana Esperiega: Exposición en la calle Mesón (Ademuz, 2019).


Palabras finales, a modo de epílogo.
La VII Fiesta de la Manzana Esperiega 2019 ha concluido con éxito; no podía ser menos después del ingente trabajo del Ayuntamiento de Ademuz, la Asociación Turística  Rincón de Ademuz (ACRA) y demás organizadores, colaboradores y adheridos al evento. Personalmente me sorprende y admira el tesón y el ingenio desarrollado para hacer posible la feria, con treinta exposiciones de todo tipo y un apretado programa.

Para los que conocemos la cotidianidad de los pueblos de la comarca resulta emocionante contemplar las calles y plazas principales, en este caso de Ademuz, llenas de lugareños y visitantes con familiares y amigos, el ánimo festivo. Con la excepción del verano y momentos puntuales, el resto del año se enseñorea de nuestros lugares el fantasma de la despoblación, hasta el punto que solo se habita una de cada cuatro casas -tal vez menos.

VII Fiesta de la Manzana Esperiega: cesta con manzanas en el stand de ATRA en la plaza del Ayuntamiento (Ademuz, 2019).

VII Fiesta de la Manzana Esperiega: Exposición en la plaza de la Iglesia (Ademuz, 2019).


La fiesta se convierte en mercado y el mercado (bazar, zoco) en espectáculo lúdico y económico. El objetivo de la Fiesta de la Manzana es dar a conocer la comarca y sus productos, cuyo paradigma se simboliza en la manzana esperiega. Aunque hay otras variedades demanzana y diversidad deproductos: miel, mermeladas, turrones, embutidos, frutos secos, artesanía… Todo ello resultado del quehacer del pequeño empresario, del autónomo con iniciativa, manufacturando productos de la tierra. 

Hace poco oía decir a un representante sindical (Pepe Álvarez, de UGT) que había que repartir la riqueza. Contra mejor opinión, señor Álvarez, creo que no se trata tanto de repartir la riquezacomo de crearla. Eso es lo que hacen nuestros empresarios, autónomos y emprendedores, crear riqueza partiendo de lo que tenemos. Pierre-Joseph Proudhon (1809-1865), uno de los padres del pensamiento anarquista decíaque "la propiedad eraelrobo"; otros añadieronque "elcomercio es su instrumento". Estimoque el pensadorse equivocaba, porquela propiedad es la base de la libertad, ambos, derechos naturales inherentes al hombre junto al derecho a la vida;mientras que el comercio es riqueza, progreso, bienestar. ¡Cuanto más ricos haya menos pobres tendremos!

El éxito y la aceptación popular de esta VII edición de la Fiesta de la Manzana Esperiega constituye sumejor refrendo, al tiempo que la necesidad de su inclusión en el calendario estacional de la comarca. Vayamos preparando -con convencimiento e imaginación- la próxima Fiesta de la Manzana (VIII edición), que previsiblemente tendrá lugar en Vallanca (2020). Vale.






Véase también:

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[1] El flashmob es otro “palabro” compuesto del inglés que viene a significar algo asó como “acto multitudinario relámpago”, en el que la gente se reúne en un lugar público para hacer algo inusual y luego se dispersa. Se convoca por medios informáticos (móvil, internet), con fines de entretenimiento (también políticos y reivindicativos).
[2] Loles Salvador es una famosa cocinera natural de Los Santos (Castielfabib), que tiene en su haber dos Estrellas Michelín, Premio Levante-EMV Prensa Ibérica de Sociedad 2018. Vid Ramón Ferrando, Loles Salvador: Me hice concinera por el género que veía desde mi puesto en el mercado, en diario Levante-El Mercantil Valenciano, del 22 de mayo de 2018.


GALERÍA FOTOGRÁFICA:

VII Fiesta de la Manzana Esperiega: Portal de San Vicente desde la plaza de la Iglesia (Ademuz, 2019).

VII Fiesta de la Manzana Esperiega: Mercadillo en la plaza de la Iglesia (Ademuz, 2019).

VII Fiesta de la Manzana Esperiega: Mercadillo en la plaza de la Iglesia (Ademuz, 2019).

VII Fiesta de la Manzana Esperiega: Mercadillo en la plaza de la Iglesia (Ademuz, 2019).

VII Fiesta de la Manzana Esperiega: Mercadillo en la plaza de la Iglesia (Ademuz, 2019).

VII Fiesta de la Manzana Esperiega: Mercadillo en la plaza de la Iglesia (Ademuz, 2019).

VII Fiesta de la Manzana Esperiega: Mercadillo en la plaza de la Iglesia (Ademuz, 2019).

VII Fiesta de la Manzana Esperiega: Exposición en la calle Mesón (Ademuz, 2019).

VII Fiesta de la Manzana Esperiega: Detalle de exposición en la calle Mesón (Ademuz, 2019).

VII Fiesta de la Manzana Esperiega: Exposición de retratos (Luisa Sendra) en la calle Mesón (Ademuz, 2019).

VII Fiesta de la Manzana Esperiega: Detalle de exposición de retratos (Luisa Sendra) en la calle Mesón (Ademuz, 2019).

VII Fiesta de la Manzana Esperiega: Detalle de exposición de retratos (Luisa Sendra) en la calle Mesón (Ademuz, 2019).

VII Fiesta de la Manzana Esperiega: Detalle de adornos en calle Mesón (Ademuz, 2019).

VII Fiesta de la Manzana Esperiega: Exposiciones en la calle Mesón (Ademuz, 2019).

VII Fiesta de la Manzana Esperiega: Detalle de exposición de pintura (Pepe Lacreu) en la calle Mesón (Ademuz, 2019).

VII Fiesta de la Manzana Esperiega: Mercadillo en la plaza de la Iglesia (Ademuz, 2019).

VII Fiesta de la Manzana Esperiega: Mercadillo en la plaza de la Iglesia (Ademuz, 2019).

VII Fiesta de la Manzana Esperiega: Detalle de rincón con flores en la plaza del Ayuntamiento (Ademuz, 2019).

VII Fiesta de la Manzana Esperiega: Detalle de instrumentos musicales en el stand de ATRA (Ademuz, 2019).

VII Fiesta de la Manzana Esperiega: Detalle de exposición (bolillos) en la plaza de la Iglesia (Ademuz, 2019).

VII Fiesta de la Manzana Esperiega: Detalle de muñeco en la exposición en la plaza de la Iglesia (Ademuz, 2019).

VII Fiesta de la Manzana Esperiega: Detalle de exposición (Comercio de Antonio Benito) en la calle San Vicente (Ademuz, 2019).

VII Fiesta de la Manzana Esperiega: Detalle de exposición (Comercio de Antonio Benito) en la calle San Vicente (Ademuz, 2019).

VII Fiesta de la Manzana Esperiega: Detalle de exposición (Comercio de Antonio Benito) en la calle San Vicente (Ademuz, 2019).

VII Fiesta de la Manzana Esperiega: Visitantes en la plaza de la Iglesia (Ademuz, 2019).

VII Fiesta de la Manzana Esperiega: Mercadillo en la plaza de la Iglesia (Ademuz, 2019).

VII Fiesta de la Manzana Esperiega: Mercadillo en la plaza de la Iglesia (Ademuz, 2019).

VII Fiesta de la Manzana Esperiega: Aves de cetrería en la plaza de la Iglesia (Ademuz, 2019).

VII Fiesta de la Manzana Esperiega: Aves de cetrería en la plaza de la Iglesia (Ademuz, 2019).

VII Fiesta de la Manzana Esperiega: Mercadillo en la plaza de la Iglesia (Ademuz, 2019).

VII Fiesta de la Manzana Esperiega: Adornos en la calle Mesón (Ademuz, 2019).


ESTUDIO EPIDEMIOLÓGICO DEL TIFUS Y FIEBRE TIFOIDEA EN EL XIX CUERPO DE EJÉRCITO (EJÉRCITO REPUBLICANO DE LEVANTE) EN 1938.

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Estadística, informe, fichas epidemiológicas, relación de medicamentos en los Botiquines de Sanidad de Brigada, gráficos y líneas de evacuación, normas de funcionamiento de la Escuela de Capacitación Sanitaria, programa y charlas políticas.



“Aunque en verdad no es alarmante todavía el porcentaje de enfermos tíficos/
que dá esta gran Unidad, el aumento constante de su número […]
ha hecho que se tomaran enérgicas/ medidas preventivas
para evitar una propagación”
-Del informe del Comisario de Sanidad.










Palabras previas, a modo de introducción.
El estudio que se plantea se refiere a los enfermos de tifus hospitalizados en el año 1938, pertenecientes al XIX Cuerpo de Ejército (Ejército de Levante) del bando republicano durante la Guerra Civil (1936-1939). Cabe decir que el tifus es el nombre genérico que reciben varias enfermedades infecciosas producidas por bacterias del género Rickettsia, transmitidas por la picadura de diferentes artrópodos (ácaros, garrapatas, piojos, pulgas) que pueden portar aves y mamíferos. La investigación que se plantea, sin embargo, incluye también la fiebre tifoidea, de transmisión oral-fecal y otros procesos febriles.

El trabajo se basa en el estudio de la documentación existente en el Archivo General Militar de Ávila (AGMAV), y tiene como propósito el estudio de una epidemia de tifus en el contexto de la Guerra Civil en la zona de influencia del XIX Cuerpo de Ejército (Bando republicano), cuyo Estado Mayor estaba en Torrebaja (Valencia), asiento también de uno de los “Hospitales de Sangre” de la vanguardia del frente meridional de Teruel.

Según se anota en la propia documentación, los datos estadísticos objeto de estudio fueron “recogidos en los primeros meses (de 1938) de los libros de registro de los hospitales y desde el mes de Junio fueron tomados personalmente del enfermo”. El estudio contiene también “los casos francos de tifoidea y paratifoidea”, así como “los procesos intestinales febriles” de 8-10 días de duración como mínimo, y su distribución por Brigadas.

La documentación incluye el informe decenal del Comisario de Sanidad, modelos de fichas epidemiolócias (para enfermos febriles y para pacientes con fiebre tifoidea), las posibles líneas de evacuación de los pacientes del XIX Cuerpo de Ejército, la “Relación de los medicamentos que deben tener los Botiquines de Sanidad de Brigada (para 15 días y 3.000 hombres), las Normas de funcionamiento por las que se ha de regir la Escuela de Capacitación Sanitaria, el “Programa del Cursillo de Capacitación Sanitaria” y el “Programa Guión de charlas políticas para la Escuela de Capacitación de los Sanitarios”. El informe principal lo firma el Comisario de Sanidad del XIX Cuerpo de Ejército (señor Damián Catalá) quien con fecha 6 de agosto de 1938 lo remite al Comisario Inspector de Servicios de la Agrupación de Ejércitos Centro Sur (Valencia). El estadillo posee el sello del Comisariado de Sanidad del XIX Cuerpo de Ejército (Bando republicano).



Vista oriental de Torrebaja (Valencia), población donde se ubicó el Estado Mayor del XIX Cuerpo de Ejército durante la Guerra Civil Española (1936-1939), lugar donde se hallaba instalado también el Hospital de Vanguardia, más conocido como Hospital de Sangre (2017).


Material y método.
El material utilizado procede del Archivo General Militar de Ávila (AGMAV, C.831,5,1/21), se trata de un cartapacio de 21 páginas que contiene abundante material complementario. Su contenido se refiere íntegramente al XIX Cuerpo de Ejército (Estado Mayo), relativo al Servicio de Sanidad, cuyo epígrafe dice: Estadística de enfermos de tifus, informe, programas de capacitación sanitaria, gráficos y líneas de evacuación.

Para el estudio que se pretende, se ha procedido a la transcripción literal del registro principal (informe del Comisario de Sanidad), para su comentario. Seguidamente, una vez ordenada la documentación complementaria, se han creado enlaces a los distintos registros para su consulta detallada, resultando del tenor siguiente:




Marco geográfico y contexto histórico.
El marco geográfico del estudio viene delimitado por el ámbito de influencia del XIX Cuerpo de Ejército (Bando republicano), que cubría el frente meridional de Teruel, estribaciones occidentales de la Sierra de Albarracín y zona suroriental de la provincia Cuenca, incluido el valenciano Rincón de Ademuz. Podría decirse que el eje principal del territorio era la carretera N-420, en su tramo de Cuenca a Teruel. Para comprender mejor el sector, remito al lector a una publicación previa -Planos y mapas del XIX Cuerpo de Ejército durante la Guerra Civil (1936-1939)-: allí se exponen mapas correspondientes a la ubicación de los Depósitos de municiones, Hospitales, Farmacias, Repuestos y Botiquines, puestos de Ambulancias, Mapas de carreteras, Caminos transitables, Pistas,  Almacenes, Depósitos de Intendencia, Hornos para pan, Parques de ganado, Mataderos y Surtidores de gasolina, Jefatura de correos... durante la Guerra Civil.[1]

El Estado Mayor del XIX Cuerpo de Ejército se hallaba en Torrebaja (Valencia), su comandante era el coronel Joaquín Vidal Munárriz (1882-1939), militar profesional de orientación comunista.[2] El momento histórico se refiere a agosto de 1938, en el último tramo de la Guerra Civil. Cuatro meses antes Negrín había publicado los Trece Puntos del Gobierno Negrín (abril de 1938), programa político (estratégico y propagandístico moderado) de gobierno, a la par que buscaba una paz negociada con las fuerzas nacionales. El general Franco rechaza el pacto, sabe que tiene la guerra ganada y quiere una rendición incondicional. A Negrín solo le queda resistir, con la esperanza de poder alargar la guerra hasta el desencadenamiento de la II Guerra Mundial, que sabe próxima. No logró su objetivo, por el golpe de Estado del coronel Segismundo Casado (5-6 de marzo de 1939), que crea el Consejo Nacional de Defensa, con la intención de negociar la paz evitando las represalias contra los que habían luchado en el bando republicano.


El coronel don Joaquín Vidal Munárriz (en el centro), comandante del XIX Cuerpo de Ejército en Torrebaja (Valencia), durante la Guerra Civil Española (1936-1939) [Foto procedente de la Biblioteca Valenciana, Archivo "Finezas"]. 

Nociones de epidemiología general: tifus y fiebre tifoidea.
Se distinguen dos formas clásicas de tifus, el “Tifus exantemático epidémico” (cuyo vector es el piojo) y el “Tifus murino o endémico” (cuyo vector es la pulga). Diremos del Tifus exantemático, enfermedad que se desarrolla de forma epidémica en el contexto de guerras o desastres naturales, transmitida por los piojos del cuerpo humano (Pediculus humanos corporis). De esta forma, los piojos pican a los enfermos de tifus y se contagian por bacterias del género rickettsia, especie Rickettsia prowazecki. Cuando el paciente afectado de tifus exantemático comienza a tener fiebre alta, los piojos que le parasitan migran a otro paciente por contacto, contagiándolo a su vez.

La transmisión de la enfermedad no se produce tanto por la picadura del parásito como por las heces del mismo, que es donde se encuentran las bacterias. Las picaduras producen prurito de forma que, al rascarse el paciente, las heces de los parásitos (piojos, pulgas) contaminan las heridas del rascado y las bacterias entran en contacto con la sangre, se acantonan en las células endoteliales y se reproducen, provocando la enfermedad.

La enfermedad debuta tras un periodo de incubación de una o dos semanas, el cuadro inicial es inespecífico, semeja un cuadro vírico, gripal o pseudogripal (malestar, escalofríos, fiebre elevada, cefalea, artralgias, mialgias, postración, estupor, delirios…). Propiamente, el paciente impresiona de gravedad. A los pocos días (4 a 7 del comienzo de los primeros síntomas) aparece una erupción cutánea (exantema) en el tronco, que se extiende de forma centrífuga por el resto del cuerpo, sin afectar las palmas de las manos ni las de los pies.

Dado que la enfermedad se suele desarrollar en conflictos bélicos (guerras, posguerras), desastres naturales… en los que se produce hacinamiento de personal, falta de higiene, etc., la mejor prevención son las normas de higiene personal, de la ropa de vestir, pulverización con insecticidas antipiojos, limpieza de sábanas de cama, etc., y el tratamiento adecuado de las aguas residuales, letrinas, etc.

Según características personales, la enfermedad puede evolucionar hacia la curación espontánea en el curso de dos semanas o complicarse con afectación visceral (hepática, renal, sistema nervioso central, etc).

En la actualidad, como tratamiento médico del tifus se utilizan antibióticos (tetraciclinas, cloranfenicol, doxiciclina).

La convalecencia de la enfermedad tífica, sin embargo, pude alargarse varios meses.

Respecto de la epidemiología de la fiebre tifoidea, cabe decir que es una enfermedad infecciosa producida por el bacilo de Eberth, una bacteria del género Salmonella. Su reservorio es humano y el mecanismo de contagio fecal-oral, por intermedio del agua y los alimentos contaminados por heces de personas afectadas.

La salmonella ingresa en la economía corporal por la boca, llega al intestino delgado y pasa a la sangre (fase de bacteriemia, que se produce en la primera semana). Desde la sangre puede pasar a distinto órganos, produciendo procesos inflamatorios y necróticos, ello por la liberación de endotoxinas. Finalmente, las bacterias se eliminan por las heces.

Ingeridas las bacterias sufren un periodo de incubación (10-15 días), produciendo trastornos del estado general; posteriormente aparece la fiebre (hasta 39-40ºC), paradójicamente con bradicardia y pulso con doble pulsación (dicrótico), bacteriemia, sudoración profusa, cefalea, estupor, posible erupción cutánea (roséola en el vientre), tumefacción de mucosa nasal, úlceras en paladar, inflamación del hígado y el bazo (hepato-esplenomegalia), gastroenteritis con diarrea blanda-líquida.
Clásicamente, la enfermedad evoluciona en cuatro fases de una semana de duración. Puede evolucionar hacia la curación espontánea o cronificarse con focos en distintas localizaciones de la economía corporal (a partir de la 5ª semana). Sin tratamiento la enfermedad puede presentar complicaciones graves (hemorragia y perforación intestinal, shock séptico, etc). Padecer la enfermedad conlleva cierto grado de inmunidad frente a reinfecciones, aunque no absoluta; cuando el paciente se reinfecta se produce un cuadro más benigno. El afectado puede convertirse en portador, estado que suele ser transitorio o crónico. Lo portadores crónicos no pueden realizar trabajos relacionados con la manipulación de alimentos.

El tratamiento médico actual de la fiebre tifoidea consiste en la administración de antibióticos (ampicilina, cloranfenicol, trimetoprin-sulfametoxazol (Cotrimoxazo), ciprofloxacina. El tratamiento preventivo se basa en la higiene: adecuada manipulación de alimentos, cocinarlos bien, hervir el agua de bebida, etc. Conviene aislar a los pacientes afectos de fiebre tifoidea, así como realizar el tratamiento adecuado de las aguas fecales y de las basuras (incineración), esmerándose en la conservación de los alimento, y poniéndolos lejos de posibles focos de infección.

Se utilizan dos vacunas: la viva oral y la vacuna inyectable. Ambas producen altas tasas de protección, recomendándose a viajeros que se desplazan a lugares donde la fiebre tifoidea es endémica.


Detalle de nido de ametralladora en Salvacañete (Cuenca), vestigio de la Guerra Civil Española (1936-1939) junto a la carretera N-420 (2019).

Vista parcial de Salvacañete (Cuenca), con detalle de la carretera N-420 a su paso por la localidad (2019).

Exposición y análisis documental.

Informe decenal del Comisario de Sanidad del XIX Cuerpo de Ejército.
El informe decenal (del 26 de julio al 6 de agosto de 1938) del Comisario de Sanidad del XIX Cuerpo de Ejército (señor Damián Catalá) va dirigido al Comisario Inspector de Servicios de la Agrupación de Ejércitos Centro-Sur, Valencia. Se trata de un documento mecanografiado en tres páginas (AGMAV, C.831,5, 1/7-8-9), que transcrito a la letra dice lo que sigue:

  • <Como el anterior, ha sido también esta decena de casi nula actividad bé-/lica, lo que ha permitido -no absorbido por los problemas que plantea to-/da acción de guerra- dedicar mayor atención a lo que podríamos decir cues-/tiones médicas, a las cuestiones de organización sanitaria y a la continui-/dad, canalizando, desde la Brigadas a este Comisariado, el trabajo político/ que se me ha encomendado.// SOBRE ENFERMEDADES INFECCIOSAS.- Aunque en verdad no es alarmante todavía el porcentaje de enfermos tíficos/ que dá esta gran Unidad, el aumento constante de su número -como demues-/tra el parte estadístico que acompaño- ha hecho que se tomaran enérgicas/ medidas preventivas para evitar una propagación, cuyos peligros para los res-/sultados y destino de nuestra Guerra no es fácil de prever dado el cariz/ que toman cuando de lleno se convierten en epidemia.// Requerido por mí el Jefe de Epidemiología para que diera su opinión so-/bre el caso, me informa, que no son de origen hídrico este tipo de infec-/ciones, sino que todos (los) enfermos estu(d)iados han adquirido su dolencia por contacto directo de los portadores de gérmenes por medio generalmente de sus/ excretas; pero que la aparición de nuevas lluvias que arrastraran las heces/ y condujeran el gérmen hasta los manantiales, podría dar lugar, de no tomar/ medidas, a una peligrosa epidemia, difícilmente combatible.// Debido a lo mencionado y dados los escasos medios de que la Sanidad Mili-/ tar en este Cuerpo de Ejército dispone, informo a ése Comisariado de que es/ necesario, -para contribuir a la eficacia de otras determinaciones tomadas/ y, tenidas en cuenta las características del terreno y el emplazamiento de/ las Unidades- de dos auto-algibes nuevos y por lo menos de dos dupuradas/ de agua más.// Ya que ha salido este problema del agua informaré respecto a él sobre/ todo el que se dá en las Unidades que ocupan el Subsector de Rubiales, Uni-/dades que perciben una cantidad de agua potable irrisoria -1 litro diario/ por soldado- que es a todas luces insuficiente, cosa que podríamos reme-/diar como ya he dicho designándolos los auto-algibes y depuradoras solici-/tados.// No es posible combatir dichas infecciones sin tomar medidas preventivas/ enérgicas y controlar con eficacia a los enfermos.// Para lo primero han sido tomadas las siguientes medidas preventivas: a) Proceder a la vacunación antitífica, a rajatabla, de todo el personal Mili-/tar de este Cuerpo de Ejército, realizando al mismo tiempo por los Comisarios/ de Sanidad una intensa campaña a su favor.// b) Remitir desde esta Jefatura y Comisariado a los de idéntica jerarquía de/ Brigada, las órdenes y gráficos oportunos, para la construcción de pozos, le-/trinas, crematorios, etc.// Para los segundo, o sea controlar con eficacia los enfermos: 1º.- Canalizar podríamos decir las evacuaciones de los presuntos infecciosos/ a un punto GARABALLA, con el fin de aislarles en lo posible.// y 2º.- Dotar a las Unidades y Hospitales de la ficha que también adjunto, im-/presa en este Cuerpo de Ejército.// Dos medidas que no precisan razonamiento cree el Comisario que suscribe/ debieran por la Superioridad adoptarse para la mayor eficacia de la Sanidad/ en general.// 1ª.- Que la Sanidad Militar controlara la Sanidad Civil en todos los aspec-/tos, ya que fuerzas y población civil conviven, beben de las mismas aguas, uti-/lizan los mismos lugares para las excretas, etc., etc.// y 2ª.- que en todo plan de Fortificaciones vayan incluidas también construc-/ción y emplazamiento de las correspondientes letrinas, crematorios, etc.// ALIMENTACIÓN DEL SOLDADO.-Trastornos vitamínico.-/ Se dá en alguna Unidad de este Cuerpo de Ejército, sobre todo en la 39 Briga-/da Mixta, el caso de existir soldados con caracteres claros de este tipo de en-/fermedad por carencia -inflamación de encías, deficiencia de crecimiento del/ cabello, anemias, etc./ Para ver de subsanar esta deficiencia que proviene, como V., bien sabe, de que/ carece su alimentación por largo tiempo de hortalizas, frutas, etc., realicé una/ gestión cerca del S.I.A., que dio por resultado que periódicamente dicha Organiza-/ción remitiera determinada cantidad de dichos productos, cantidad que no es ni con mu-/cho suficiente./ A mi entender quedaría este problema solucionado con tal de que (en) todas las Uni-/dades se administrase la llamada “mejora de rancho”, pero por lo que compete a/ la 39 Brigada propiamente dicha, me informa el Comisario de División a que/ pertenece que carece por completo de medio de transporte para dedicarlos a dicho/ fin.// Es obligación mía poner en conocimiento del Comisariado que la alimentación/ del soldado sin fruta ni hortaliza alguna desde hace mucho tiempo, hace que dis-/minuya notablemente su resistencia física.// SOBRE EVACUACIÓN.- Se realiza esta con toda normalidad hasta el momento. La creación de la Sec-/ción de Tren Automóvil con su base y su pequeño parque de reparaciones, su mando/ dependiente de esta Jefatura, facilito enormemente la solución de este problema./ Sin embargo el no poseer muchas Unidades medios propios de evacuación, hace que/ esta Jefatura tenga que agregarles algunas de las ambulancias que posee para eva-/cuación a retaguardia, con lo que queda sin medios de poder evacuar más que en/ tiempos de completa tranquilidad bélica. La más ligera operación representaría/ un verdadero conflicto por la razón antedicha./ Por otra parte el constante desgaste de accesorios, especialmente de cubiertas/ no es repuesto, ni con mucho, como se debiera, tanto es así que se ha llegado al/ extremo de tener detenidas ambulancias sin poder realizar el servicio por di-/cha razón./ Solicitas por esta jefatura a la de Transportes hasta el momento no ha podido/ ser atendida, por lo que lo pongo en conocimiento de V., por si pudiera realizar/ alguna gestión en este sentido que nos pusiera en posesión de 30 cubiertas del/ 32x6 y 10 del 600x20.// HERIDOS POR ACCIDENTE.- Me comunica el Jefe del Puesto de Clasificación de este Cuerpo de Ejército,/ que la estadística de heridos del mes próximo pasado continúa dando como los an-/teriores, un 20% por accidente, correspondiendo un 15% del total a accidentes/ del transporte./ Lo que me atrevo a poner en su conocimiento por creer digno de hacerlo resal-/tar, ya que quizás, aplicada una más severa disciplina a los conductores, diera/ por resultado una notable disminución de este porcentaje.// TRABAJO POLÍTICO.- Indudablemente este mejora dentro de la totalidad de la Sanidad de esta gran/ unidad, gracias a las directrices acertadas marcadas por el Comisario de Sanidad/ del Ejército de Levante, con lo que se logra imprimir un sentido global y uniforme/ a dicho trabajo por las relaciones directas que crea entre este Comisariado y/ los Comisarios de Sanidad de las Brigadas./ Sin embargo no son estas relaciones todo lo perfectas y útiles que son de de-/sear/ por las naturales dificultades con que se tropieza ya que algunos Comisa-/rios de Brigada opinan, como el de la 225, que es una interferencia ésa de que/ desde el Comisariado de una Jefatura de Servicios, se marquen directrices polí-/ticas a los Comisarios o Delegados, pertenecientes a una Unidad que tiene su Co-/misario natural./ El Comisario de Sanidad del Ejército de Levante, me ha aclarado bien mis atribu-/ciones, diciendo que táctica y orgánicamente, dependen los mencionados Comi-/sarios del Comisario de Brigada, pero que técnicamente, de este Comisariado./ No obstante, lo pongo en su conocimiento por creer que una delimitación clara/ de funciones, facilitaría mucho nuestra labor y por lo tanto redundaría en bene-/ficio directo del trabajo del conjunto./ Adjunto le remito a V., las fichas de los Comisarios de Sanidad de este Cuerpo/ de Ejército.// SALUD Y REPÚBLICA. P(osición). “Monte” a 6 de Agosto de 1.938./=EL COMISARIO DE SANIDAD=./ Firmado: Damián Catalá. [Posee sello del Comisariado de Sanidad del XIX Cuerpo de Ejército>.[3]

Acto de entrega de una bandera al XIX Cuerpo de Ejército en Torrebaja (Valencia), durante la Guerra Civil Española (1936-1939). Tomado de SANCHÍS, J., Fotografía de Guerra (1937-38), Biblioteca Valenciana, Valencia, 2005, p. 191.

Comentario al informe del Comisario de Sanidad.
Según puede verse, el Comisario de Sanidad (señor Damián Catalá) informaba a la superioridad (Comisario Inspector de Servicios de la Agrupación de Ejércitos Centro Sur, Valencia) cada diez días; tanto en este periodo objeto de estudio como en el anterior refiere que ha habido escasa actividad bélica en la zona, “lo que le ha permitido dedicar mayor atención” a las cuestiones estrictamente médicas, de organización sanitaria, “desde las Brigadas a este Comisariado”. Valga el punto para decir que en el Ejército Popular de la República (EPR), también denominado Ejército Republicano, Ejército Popular, Ejército Rojo, a instancias del ministro de Guerra (señor Largo Caballero) se creó la institución del Comisariado General de Guerra, que funcionó desde octubre de 1936 hasta febrero de 1939.[4]

Respecto del punto “Enfermedades infecciosas”, el Comisario anota que “no es alarmante todavía el porcentaje de enfermos tíficos” en la Unidad, pero que los datos estadísticos indican un aumento en el número de casos, lo que le ha llevado a tomar “enérgicas medidas preventivas para evitar una propagación”, toda vez que cuando se convierten en epidemia las consecuencias son difíciles de prever. La estadística recoge el número de pacientes afectos de tifus hospitalizados durante los siete primeros meses del años (de enero a julio de 1938). En nota al pie de la gráfica se advierte que los datos fueron recogidos de los libros de registro de los hospitales, ello de enero a mayo, y posteriormente (junio y julio) los datos “fueron tomados personalmente del enfermo”; en la misma nota se avisa que en el total de pacientes “van incluidos los casos francos de tifoidea y paratifoidea, además de los procesos intestinales febriles de 8 a 10 días por lo menos de duración”.[5]

Tabla 1: Enfermos de tifus hospitalizados en el año 1938, pertenecientes al XIX Cuerpo de Ejército.
MESES
ENFERMOS
FALLECIDOS
TOTAL
Enero
3
-
3
Febrero
26
11
37
Marzo
33
3
36
Abril
25
1
26
Mayo
41
2
43
Junio
59
8
67
Julio
68
5
73
TOTALES
225
50
285
Elaboración propia (2019). Nota: Respecto a la cuarta columna de la tabla, referida a los totales (285), no se entiende bien su significado, pues computa el número de enfermos más los fallecidos.


Durante el tiempo reseñado (de enero a julio) la estadística recoge un total de 255 pacientes hospitalizados por las causas reseñadas (casos francos de tifoidea, paratifoidea y procesos intestinales febriles de por lo menos diez días de duración), de los que que han fallecido 30, lo que supone una mortalidad del 11,76%. Según puede verse, el número de casos ha ido aumentando con el paso de los meses, de forma que en enero se registraron 3 casos y en julio 68 casos. El aumento en el número de casos, sin embargo, es inverso a la mortalidad, pues en febrero fallecieron 11 enfermos mientras que en julio solo fallecieron 5. Dicha inversión en el número de fallecidos en relación con el aumento en el número de enfermos hospitalizados podría explicarse porque la enfermedad se detecto mejor conforme fueron apareciendo casos y que estos fueron mejor tratados -terapéuticamente hablando. En el mismo registro se hace una distribución de enfermos tíficos y afines por brigadas, durante los meses de mayo, junio y julio. De esta forma vemos que las brigadas más afectada fueron la 28 (10 casos), la 39 (12 casos), la 212 (14 casos) y la 2ª Brigada (16 casos).[6] Para ubicar geográficamente las brigadas debemos recurrir al documento en el que se representa la línea de evacuación 7ª, allí puede observarse que las Brigadas 28, 212, y 2ª tienen como punto de referencia para su evacuación el hospital de Libros (Teruel) y Torrebaja (Valencia).[7]

Con buen criterio, el Comisario ha requerido la opinión del Jefe de Epidemiología, el cual le informa “que (este tipo de infecciones) no son de origen hídrico”, pues todos los pacientes “han adquirido su dolencia por contacto directo de los portadores de gérmenes”, a través de sus haces. Asimismo, el técnico hace saber al Comisario que las deposiciones de los soldados afectados, arrastradas por las lluvias, podrían contaminar el agua de los manantiales, lo que podría dar lugar “a una peligrosa epidemia, difícilmente combatible”, caso de no tomar medidas.

Según podemos observar, el tipo de contagio que establece el técnico para la epidemia en curso hace pensar que no estamos ante una enfermedad de tifus (producida por bacterias del género Rickettsia: cuyo vector de contagio son las picaduras y las heces de los piojos y pulgas que parasitan a los soldados), sino más bien de una fiebre tifoidea (también denominada fiebre entérica: producida el bacilo de Eberth, una bacteria del género Salmonella con reservorio humano y mecanismo de contagio oral-fecal, esto es, por intermedio del agua y los alimentos contaminados por las deposiciones de los afectados).

Por todo lo anterior, el Comisario, no obstante ser consciente de la escasez de medios de la Sanidad Militar en el Cuerpo de Ejército, informa a la superioridad (Comisario Inspector de Servicios de la Agrupación de Ejércitos Centro Sur) de la necesidad de establecer en la zona dos auto-algibes nuevos y dos depuradoras de agua, entre otras medidas que se puedan tomar, y ello teniendo en cuenta “las características del terreno y el emplazamiento de las Unidades”. El problema del agua era especialmente acuciante en las unidades que ocupaban el Subsector de Rubiales (Teruel), en el que los soldados percibían una cantidad irrisoria de agua potable: 1 libro al día, cantidad “a todas luces insuficiente”. Para remediarlo, el Comisario sugiere los citados auto-algibes y las depuradoras de agua, arguyendo que “ No es posible combatir dichas infecciones sin tomar medidas preventivas/ enérgicas y controlar con eficacia a los enfermos”. Para combatir las infecciones se procedió “a la vacunación antitífica, a rajatabla, de todo el personal Mili-/tar de este Cuerpo de Ejército”, al tiempo que se hacía “una intensa campaña a su favor” por intermedio de los Comisarios de Sanidad. Asimismo, plantea construir pozos, letrinas y crematorios. Para controlar a los enfermos con eficacia se propone también evacuar a los presuntos infectados al Hospital Base de Garaballa, “con el fin de aislarles en lo posible”. La evacuación al Hospital de Garaballa (Cuenca) por la carretera N-420, desde los hospitales de Libros y Torrebaja, vía La Huérguina, siguiendo la Línea 7ª de evacuación.[8] Además, propone proveer a las Unidades y Hospitales de las fichas fichas epidemiológicas para enfermos febriles y de fiebre tifoidea.[9] Las fichas permitían detectar a los pacientes afectados, recogiendo síntomas y signos de la enfermedad, circunstancias particulares de cada enfermo, estado vacunal, evacuación, etc.




Vista parcial del caserío de Libros (Teruel), localidad donde hubo un hospital del XIX Cuerpo de Ejército durante la Guerra Civil (1936-1939), con detalle de la carretera N-420 a su paso por la población (2015).
Para lograr una mayor eficacia de la Sanidad General, el Comisario propone dos medidas más -que debieran ser adoptadas por la Superioridad-: Que la Sanidad Militar controle la Sanidad Civil, basándose en que “fuerzas (militares) y población civil conviven, beben de las mismas aguas, uti-/lizan los mismos lugares para las excretas...”; y que en todo nuevo plan de fortificaciones que se realice “ vayan incluidas también construc-/ción y emplazamiento de las correspondientes letrinas, crematorios...”. Las medidas parecen perfectamente razonables, al fin que se pretende; de hecho, existen variedad de testimonios conforme en el Hospital de Sangre de Torrebaja fueron atendidos pacientes civiles de Torrebaja, Ademuz, Puebla de San Miguel..., por enfermedades, accidentes, bombardeos, etc.[10]

Respecto del punto “alimentación del soldado”, el Comisario hace referencia a los trastornos vitamínicos que afectan a los soldados, particularmente en la 39 Brigada Mixta (ubicada en el entorno de El Cañigral, Teruel),[11] en los que se han detectado signos de este tipo de carencia (inflamación de encías, deficiencia de crecimiento del cabello, anemias…). Para remediar la carencia (que proviene de la falta de verduras, hortalizas y frutas frescas en la dieta), propone una “mejora del rancho”, incluyendo estos alimentos en la ingesta diaria. En relación con la 39 Brigada Mixta, el problema está en que se “carece por completo de medio de transporte” para hacer llegar este tipo de alimentos a dicha Brigada. El Comisario reconoce que es obligación suya “poner en conocimiento del Comisariado que la alimentación del soldado sin fruta ni hortaliza alguna”, hace que su resistencia física disminuya.

Respecto a la “evacuación” de soldados enfermos y heridos, el Comisario hace saber que “Se realiza esta con toda normalidad hasta el momento”. Al efecto se creó una Sección de Tren Automovil (que incluía base propia y pequeño parque de reparaciones), lo que facilitó la solución del problema. Al mismo tiempo reconoce que muchas Unidades carecen de medios propios para evacuación, motivo por el que hay que agregarles algunas ambulancias de las utilizadas para la evacuación a retaguardia, lo que solo es posible en momentos de “tranquilidad bélica”. Alude también al “constante desgaste de accesorios”, en particular cubiertas para las ruedas, “al extremo de tener detenidas ambulancias sin poder realizar el servicio por dicha razón”. Asimismo, hace saber que la Jefatura ha solicitado a la de Trasportes dichas cubiertas, pero que “hasta el momento no ha podido ser atendida”, se lo notifica por si pudiera hacerse alguna gestión al respecto, anotando el tipo y número de cubiertas que precisa.

Respecto a los “heridos por accidente”, el Comisario hace saber que, según le comunica el Jefe del Puesto de Clasificación, “la estadística de heridos” es similar a la de fechas anteriores: 20% de accidentes, de los que el 15% corresponden a accidentes de transporte. Para disminuir el porcentaje de accidentes propone aplicar “una más severa disciplina a los conductores”.

Respecto del “trabajo político”, el Comisario reconoce que ha mejorado, “gracias a las directrices acertadas marcadas por el Comisario de Sanidad/ del Ejército de Levante” (dicho Ejército estaba formado por el XIII Cuerpo de Ejército y el XIX Cuerpo de Ejército), merced a que “se logra imprimir un sentido global y uniforme/ a dicho trabajo por las relaciones directas que crea entre este Comisariado y/ los Comisarios de Sanidad de las Brigadas”. Existen, no obstante, algunas dificultades, pues parece existir alguna interferencia, como la de que desde el Comisariado de una Jefatura de Servicios “se marquen directrices políticas a los Comisarios o Delegados, pertenecientes a una Unidad que tiene su Comisario natural”. En este sentido arguye que el Comisario de Sanidad del Ejército de Levante le ha aclarado sus atribuciones, manifestando que “táctica y orgánicamente” los Comisarios dependen del Comisario de Brigada, “pero que técnicamente” dependen del Comisariado. Al mismo tiempo solicita que se delimiten claramente sus funciones, lo cual “facilitaría mucho nuestra labor”, y “redundaría en beneficio directo del trabajo conjunto”. Finalmente, refiere que adjunta “las fichas de los Comisarios de Sanidad de este Cuerpo de Ejército”, aunque estas no figuran entre la documentación que se expone, a no ser que se refiera a las fichas epidemiológicas para enfermos febriles y de fiebre tifoidea.



El coronel don Joaquín Vidal Munárriz, comandante del XIX de Ejército en Torrebaja (Valencia), posando junto a un grupo de militares y civiles frente a su residencia (actual oficina de farmacia del Ldo. Villanueva Hernández)  [Foto procedente de la Biblioteca Valenciana, Archivo "Finezas"]. 


Comentario a las Fichas Epidemiológicas.
Hay dos tipos de fichas epidemiológicas en el XIX Cuerpo de Ejército, Jefatura de Sanidad: una para “enfermos febriles” y otra para “fiebre tifoidea”. Ambas vienen impresas en un folio a dos caras:

La Ficha epidemiológica para enfermos febriles recoge datos de identificación del paciente (nombre, lugar de nacimiento) y destino (brigada, batallón, compañía). De gran interés epidemiológico es conocer el lugar donde se encontraba el paciente al comienzo de la fiebre, la fecha, características y pulsaciones. Asimismo, signos clínicos bucofaríngeos (aspecto de la lengua, estado de las amígdalas). Síntomas respiratorios (tos y espectoración, dolor y otros síntomas). Respecto del aparato digestivo, la existencia de vómitos y dolor (localización), de diarrea, con sus características y otros síntomas. Del aparato locomotor inquiere acerca de síntomas articulares, precisando la ubicación anatómica y otros síntomas (dolor, inflamación). Respecto del aparato nervioso, pregunta acerca del estado sensorial, y otros síntomas. Respecto de la piel, inquiere acerca de la existencia de exantemas (erupciones cutáneas). Asimismo, acerca del lugar donde se hallaba el paciente “un mes antes del comienzo de la enfermedad”, buscando así la posible existencia de otros casos en la zona, y la salubridad del lugar. Igualmente, sobre el estado vacunal “contra la fiebre tifoidea”, la fecha de la misma, el número de dosis. Finalmente, inquiere sobre el diagnóstico y la evacuación o evacuaciones que haya podido sufrido, y la fecha.[12]

La Ficha epidemiológica de fiebre tifoidea recoge datos de identificación del paciente (nombre, edad, naturaleza) y destino (brigada, batallón, compañía). Hospital de ingreso y día. Asimismo si estuvo enfermo antes de ingresar en el hospital, lugar y días. Fecha del comienzo de la enfermedad (actual) y lugar donde se hallaba en ese momento. Pregunta por el lugar o lugares donde estuvo el paciente antes de adquirir la enfermedad -debemos entender que ser refiere a los lugares donde estuvo antes de aparecer los primeros síntomas. Interroga sobre el estado vacunal, si ha sido vacunado, fecha y dosis (N.º de inyecciones). Diagnóstico, curso de la enfermedad, evacuación y fecha. Con un apartado final de observaciones.[13]

El conjunto de datos obtenidos mediante las fichas resulta bastante completo, sirviendo en última instancia para el control de las enfermedades estudiadas, y de la posible epidemia.

Acceso a El Cañigral (Teruel) por la A-2703, esta pedanía de Albarracín hoy despoblada figura en la Línea 8ª de evacuación del XIX Cuerpo de Ejército durante la Guerra Civil Española (1936-1939), fue asiento de la 225 Brigada Mixta (2017).
Detalle de la Ermita de San Antonio en El Cañigral (Teruel), edificio del siglo XVIII (1768) situado junto a la A-2703 (2017).



Comentario a las líneas de evacuación.
Respecto de las Líneas de Evacuación del XIX Cuerpo de Ejército (Bando republicano), Jefatura de Sanidad, la documentación establece dos líneas:

** Línea 7ª: Libros (Teruel), Torrebaja (Rincón de Ademuz, Valencia), Garaballa (Cuenca) y Utiel (Valencia). En el entorno de Libros se sitúan por el noroeste las Brigadas: 225, 97, 2ª, 212 y por el noreste las Brigadas: 24, 82, 28. En torno a Libros por el norte se sitúan la Brigada 16 y Grupos de Asalto. Desde Libros los pacientes se canalizan hasta el Hospital de Vanguardia de Torrebaja (Hospital de Sangre), y desde Torrebaja al Hospital Base de Garaballa (ubicado en el Monasterio de Tejeda). Desde el Hospital de Garaballa los pacientes se evacuaban a Utiel, donde se hallaba el Tren Hospital.[14]

** Línea 8ª: Cañigral (Teruel), Salvacañete (Cuenca), “El Cañizar” (Cuenca), Carboneras de Guadazaón (Cuenca). En el documento que registra la ubicación de las brigadas dependientes de estos centros hospitalarios se anota además el hospital de Tejadillos (Cuenca), por debajo de Salvacañete. De esta forma en El Cañigral vemos que se ubica la 225 Brigada Mixta y en Tejadillos Grupos de Asalto. Desde dichos puntos (El Cañigral, Salvacañete, Tejadillos) la evacuación continúa hasta El Cañizar, donde se ubica el Hospital de Vanguardia, desde donde se dirige a Carboneras, Cabeza de Tren Hospital.[15]

La documentación incluye otra serie de registros relativa a la Lucha Antipalúdica, XIX Cuerpo de Ejército, Jefatura de Sanidad, Gráficos de Evacuación. La gráfica anota los mismos centros arriba mencionados:

** Libros (Teruel), Torrebaja (Valencia), Garaballa (Cuenca): en el entorno de Libros, por el noroeste incluye las Brigadas: 225, Bon, 97, 2ª y 212. Por el noreste incluye las Brigadas: 24 (¿?), 82 y 28. Por el norte: la Brigada 16 y Grupos de Asalto. La línea de evacuación continúa hacia Torrebaja (Hospital de Vanguardia), Salvacañete (225 Brigada) y por debajo 66 Grupo Asalto, continuando la línea en dirección al Hospital Base de Garaballa.[16]

Respecto del Hospital de Vanguardia de Torrebaja (más conocido como Hospital de Sangre): ubicación, funcionamiento, personal sanitario y de servicio (limpieza, lavanderas, cocineras, vigilancia...), depósito de cadáveres e inhumaciones, evacuación y otros detalles de interés, remito a mi trabajo.[17]

Detalle de un desfile militar con banda de música en la carretera N-420 de Cuenca-Teruel en Torrebaja (Valencia), durante la Guerra Civil Española (1936-1939): en el torreón más próximo del fondo estaban las oficinas del Comité Revolucionario local y en la casa donde lucen las banderas se hallaba la vivienda del comandante del XIX Cuerpo de Ejército, coronel don Joaquín Vidal Munárriz -en dicha casa, propiedad entonces de la señora Francisca Vicente Casino, se halla hoy la oficina de farmacia del Ldo. Villanueva Hernández- [Foto procedente de la Biblioteca Valenciana, Archivo "Finezas"].



Comentario a la Relación de Medicamentos en los Botiquines de Sanidad de Brigada.
La reseña se refiere al documento “Relación y cantidades de medicamentos que deben tener los Botiquines de Sanidad de Brigada para 15 días y 3.000 hombres”, cuya copia puede verse en el Anexo 4.[18]

En dicho anexo se ha incluido la explicación de cada medicamento (principios activos, propiedades terapéuticas, uso clínico...). El listado supone más de noventa elementos por orden alfabético, desde “Aceite de ricino” hasta “Xeroformo”, incluyendo material fungible como algodón, compresas de gasa, esparadrapo, seda para sutura, vendas, etc. Llama la atención que casi todos los medicamentos vienen reseñados por su principio activo, como genéricos. No hay pues nombres comerciales, con alguna excepción (pomada de Helmerich, suero Hayen). Entre las formulaciones galénicas encontramos ampollas (aceite alcanforado, adrenalina, arrenal, cocodilato sódico, cafeína, cloruro cálcico y de emetina, mórfico...), pastillas (aspirina-cafeína, cloruro potásico, cloroborosódicas, piramidón, permanganato potásico, sublimado, estovaína y mentol, urotropina), píldoras (extracto de belladona, de opio), pomadas (cloramina, Helmerich, mercurial, mitigal, oftálmica, óxido de zinc, profiláctica antivenéra), sueros (antigangrenoso, antitetánico, Hayen, glucosado), sinapismos, sulfatos (cobre, magnesia, sódico), vaselina (boricada, esterilizada, mentolada). Asimismo, llaman la atención los compuestos de cafeína, el cloruro mórfico, el láudano, los gránulos de codeina, productos con efectos analgésicos, sedantes. Muchos de ellos se usan todavía en la farmacopea española.

El listado incluye cuatro fórmulas magistrales: Sellos antidiarreicos, Papeles antiácidos, Supositorios antihemorroidales, Mata-ladillas (polvo).

Entre los fármacos descritos hay antisépticos, antiinflamatorios, analgésicos… pero no antibióticos. Los antibióticos (primeras dosis de penicilina) se introdujeron en España después de la Guerra Civil, mediados los años cuarenta (1944).[19]



Detalle de envase de "Pomada profiláctica antivenéra", que figura en la Relación de medicamentos de los Botiquines de Brigada del XIX Cuerpo de Ejército durante la Guerra Civil Española (1938).

Detalle de envase de "Suero antigangrenoso polivalente", que figura en la Relación de medicamentos de los Botiquines de Brigada del XIX Cuerpo de Ejército durante la Guerra Civil Española (1938). 

Detalle de etiqueta correspondiente a un "Sinapismo de mostaza", que figura en la Relación de medicamentos de los botiquines de Brigada del XIX Cuerpo de Ejército durante la Guerra Civil Española (1938) [Tomado de www.todocoleccion.net].

Comentario a la Escuela de Capacitación Sanitaria y Programa del Cursillo de Capacitación.
Los documentos que aluden al epígrafe se denominan respectivamente:
** “Normas por las que se ha de regir la Escuela de Capacitación Sanitaria del XIX Cuerpo de Ejército”, el registro está datado en la Posición “Covandonga”, el 30 de agosto de 1938 y carece de sello.[20] Se trata de un registro mecanografiado con cinco puntos en los que se establece el reglamento de funcionamiento de la Escuela. Por el primero vemos que éste se constituyó en la aldea de Los Santos (Castielfabib), en régimen de internado, con capacidad para cuatro alumnos por Brigada en cada cursillo, siendo los alumnos elegidos entre los más capaces, a juicio del Jefe de Sanidad (equivalente a uno por Batallón). El cursillo tendría una duración de veinte días, con clases diarias, teóricas y prácticas. El personal docente estaba integrado por un Director, un Comisario, dos profesores (oficiales médicos), dos profesores del Cuerpo de Sanidad Militar y un profesor de Cultura Física -lo que hace un total de siete personas. Los alumnos quedaban sujetos a la disciplina de la Escuela, con un horario estricto de las 7:30 horas (Diana) a las 22: horas (Silencio). A primera hora había Cultura física (8:00-9:00 horas), clases prácticas sobre manejo de camillas y artolas -artefacto semejante a las aguaderas de una caballería para llevar a dos personas, una a cada lado- (9:30-11:00 horas). Clases prácticas de enfermería (11:30-12:30 horas). Comida (13:00 horas), seguida de un descanso (hasta las 15:00 horas). Lectura y estudio (15:00-17:00 horas). Clase teórica de medicina y cirugía (17:00-18:00 horas). Clase teórica de labor política (18:15-19:15 horas). Cena (20:00 horas), seguida del Silencio (22:00 horas). Al finalizar el cursillo los alumnos serían sometidos a un examen, “extendiéndose a cada uno el certificado de aptitud si para ello están capacitados”.

Como puede comprobarse, los alumnos de la Escuela de Capacitación estaban sujetos a un régimen estricto con horario diurno completo de clases teórico-prácticas, incluyendo comidas, descanso y ejercicio físico.

** “Programa del Cursillo de Capacitación Sanitaria del XIX Cuerpo de Ejército”, el registro está datado en la Posición “Covandonga” el 22 de agosto de 1938 y carece de sello.[21] El programa teórico incluía cinco apartados: Anatomía (Composición del cuerpo humano, líquidos, glóbulos de la sangre y de la linfa, tejidos: epitelio, glándulas, membranas serosas, tejido muscular, tejido adiposo, osteología en general, esqueleto, composición química, estructura y desarrollo de los huesos). Huesos: de la cabeza, columna vertebral, tórax y miembros. Músculos más importantes. Artrología: idea general de las articulaciones, descripción de las más importantes). Aparato respiratorio. Aparato circulatorio. Aparato digestivo. Aparato genito-urinario. Nociones de anatomía y fisiología, nociones de los órganos de los sentidos. Heridas (descripción, hemorragias:división y caracteres, hemostasia: proceso de coagulación de la sangre, procedimientos hemostáticos, anemia aguda, transfusión). Fracturas (abiertas y cerradas, medios de contención, nociones del proceso de formación del callo, pseudoatrosis, luxación y esguince: tratamientos, shock traumático). Enfermedades más comunes (tétanos, erisipela, septicemias, fiebre tifoidea, neumonía, bronquitis y bronconeumonía, peritonitis, pleuresía, gastroenteritis, blenorragia, chancro blando y chancro sifilítico). Nociones de terapéutica médica (fiebre, asepsia y antispesia, procedimientos de curación tópica y plana, desinfección de heridas, aplicación de pomadas, etc.). Higiene y profilaxis (nociones de higiene general, importancia de la higiene y profilaxis). Higiene personal (higiene del soldado, procedimientos de higiene de trincheras y chabolas, alimentos y agua).

Como puede verse, el programa del cursillo abarca aspectos médico-sanitarios elementales, enfocados a la formación de enfermeros en el contexto bélico.


Detalle de la actual entrada a Los Santos (Castielfabib), localidad donde estuvo la Escuela de Capacitación Sanitaria del XIX Cuerpo de Ejército durante la Guerra Civil Española (1938).

Comentario al programa de charlas políticas de la Escuela de Capacitación Sanitaria.
El documento de referencia es un registro mecanografiado por una cara cuyo título completo es:
** “Programa guión de charlas políticas para la escuela de capacitación de los sanitarios del XIX Cuerpo de Ejército”, se basa en quince puntos y está firmado por el Comisario de Sanidad en la Posición “Covandonga”, el 22 de agosto de 1938 y carece de sello.[22] Su contenido es del tenor siguiente:
1º) Origen de la guerra española (raíces nacionales e internacionales del alzamiento fascista, cómo se inició por parte del enemigo, lo que hizo el pueblo). 2º) Alianza sindical (historia, ventajas que reporta a la República para ganar la guerra). 3º) Frente Popular (historia, ventajas que reporta a la República española para ganar la guerra). 4º) 1º de Mayo (historia y significado internacional, principales gestas del proletariado). 5º) 2 de Mayo (relatar el 2 de mayo de 1808, tomar datos de Benito Pérez Galdós, establecer parangón entre esa fecha y la misma de 1938, hablar sobre el espíritu de rebeldía del pueblo español que entonces y ahora se opone a todo dominio e invasión). 6º) Qué es el fascismo (origen, raíces sociales, demagogia de su “socialismo” y su “nacionalismo”). 7º) Milicias populares y ejército de la República (proceso de creación, obreros, jefes y comisarios, ejemplos que demuestren la capacidad de la clase proletaria para ocupar puestos de responsabilidad, fe absoluta en los mandos profesionales de la República, ejemplos de su gran capacidad técnica, José Miaja (1878-1958): Madrid y su defensa, Juan Hernández Saravia (1880-1962): Teruel y El Ebro, Leopoldo Menéndez López (1891-1961): Levante y su defensa. 8º) Necesidad general de una máxima capacitación (“Es necesario saber más para ser más útil, capacitación técnico-médica del sanitario). 9º) Explicar ampliamente el significado de la consigna “Resistencia” y los resultados que ya está dando (hablar sobre “como produciendo más resiste más cada día la retaguardia leal”, cifras). 10º) Importancia militar y política de unos buenos servicios en el ejército (necesidad de una buena Sanidad, explicar al sanitario que no solo los Jefes pueden hacer mejorar su organización, ellos también, cómo: Siendo todos “Comisarios de Sanidad”, estudiando, escribiendo, presentando iniciativas, cooperando en la recuperación, hacer resaltar con datosgráficos los beneficios que reporta a la economía nacional una buena recuperación). 11º) Milicias de la cultura (historia e importancia, beneficios que reportan al combatiente). 12º) Moral antifascista (disciplina y su necesidad). 13º) Todo para la guerra (supeditar los credos políticos y las particularidades ideológicas a ganar la guerra y liberar a España de la invasión extranjera). 14º) Relación que guarda nuestra lucha con la lucha internacional contra el fascismo. 15º) Explicar clara y detenidamente los 13 puntos de la declaración de principios del gobierno de Unión Nacional -se refiere a los Trece Puntos del Gobierno de Negrín, también conocidos como de Unión Nacional, del 30 de abril de 1938.[23]

El Curso de Capacitación de los Sanitarios del XIX Cuerpo de Ejército terminaba con una charla política a cargo del Comisario de Sanidad, cuyo contenido hemos expuesto. El objetivo del curso en cuestión era formar buenos sanitarios, tanto en su aspecto técnico como ideológico.



Detalle del caserío de Los Santos (Castielfabib), localidad donde estuvo la Escuela de Capacitación Sanitaria del XIX Cuerpo de Ejército durante la Guerra Civil Española (1938).


Palabras finales, a modo de conclusión.
El estudio propuesto tiene lugar en un contexto de guerra civil, en territorio controlado por el XIX Cuerpo de Ejército (Bando republicano), perteneciente al Ejército de Levante. El análisis de la documentación, centrado en el Informe del Comisario de Sanidad (señor Damián Catalá), del 26 de julio al 6 de agosto de 1938, permite aseverar que más que de una epidemia de tifus exantemático epidémico (enfermedad producida por bacterias del género Rickettsia, transmitida por la picadura y los excrementos de parásitos: piojos, pulgas, garrapatas…), se trata de una fiebre tifoidea (enfermedad producida el bacilo de Ecberth, una bacteria del género Salmonella transmitida vía oral/fecal por intermedio de las excretas de los afectados). En este sentido son de destacar las fichas epidemiológicas “para enfermos febriles” y para afectados de “fiebre tifoidea”.

El informe del Comisario de Sanidad así lo constata, tras haber sido informado por el Jefe de Epidemiología. Es por ello que para combatir la potencial epidemia que podría desencadenarse propone una serie de medidas preventivas, basadas en evitar que las excretas de los pacientes sean arrastradas por las aguas de lluvia y contaminen acuíferos y fuentes. La medida preventiva más importante al efecto son los auto-algibes y las depuradoras de aguas. En este punto anota un grave problema observado en las unidades del subsector que ocupa la zona de Rubiales (Teruel), que perciben una mínima cantidad de agua “1 litro diario por soldado”, problema que se podría solucionar con los mencionados auto-algibes y depuradoras.

Adicionalmente, el Comisario de Sanidad anuncia otras enérgicas medidas para combatir la epidemia en ciernes, como “proceder a la vacunación antitífica, a rajatabla, de todo el personal Militar” del Cuerpo de Ejército, acompañada de “una intensa campaña a su favor” por parte de los Comisarios. Asimismo, la construcción de pozos, letrinas, crematorios, etc. Para el control de los enfermos propone canalizar la evacuación de los afectados a Garaballa (localidad conquense en cuyo Monasterio de Tejeda se hallaba el Hospital de Base), con el fin de aislar a los presuntos infecciosos.

Asimismo, el Comisario de Sanidad propone a la superioridad la adopción de varias medidas “para la mayor eficacia de la Sanidad general”, como que la “Sanidad Militar” controle la “Sanidad Civil”, toda vez que “fuerzas y población civil conviven, beben de las mismas aguas, utilizan los mismos lugares para las excretas, etc.”. De la misma forma plantea la necesidad de que “en todo plan de Fortificaciones vayan incluidos también la construcción y emplazamiento de las correspondientes letrinas, crematorios, etc.”.

Respecto de la alimentación de los soldados, hacer notar la aparición de carencias vitamínicas en algunos sectores (sobre todo en la 39 Brigada Mixta); para la prevención de esta carencia propone una “mejora de rancho”, basada en la ingesta de frutas y hortalizas frescas, “pues la alimentación del soldado sin fruta ni hortaliza alguna desde hace mucho tiempo, hace que disminuya notablemente su resistencia física”. Al respecto, el Comisario de División informa al Comisario de Sanidad que para acceder a la ubicación de dicha brigada “carece por completo de medio de transporte para dedicarlos a dicho fin”.

Respecto de la evacuación de los soldados afectados (por accidentes, enfermedades, heridas…), el Comisario de Sanidad hace saber que “se realiza esta con toda normalidad hasta el momento”, en lo que ha colaborado la creación del “Tren Automóvil con su base y su pequeño parque de reparaciones”; “su mando dependiente de esta Jefatura facilitó enormemente la solución del problema”. Constata sin embargo que muchas unidades carecen de “medios propios de evacuación” a retaguardia, razón por la que hay que proporcionarles ambulancias, lo cual resulta fácil en momentos de tranquilidad en el frente, pero que “la más ligera operación representaría un verdadero conflicto”. En este mismo sentido anota la falta de repuestos para las ambulancias, por el desgaste del material, particularmente cubiertas para las ruedas; “tanto es así que se ha llegado al extremo de tener detenidas ambulancias sin poder realizar el servicio por dicha razón”. En este sentido cabe anotar la existencia de las Líneas de Evacuación establecidas para el XIX Cuerpo de Ejército, así como las de Evacuación Antipalúdica -que permiten conocer las dos líneas establecidas-: Libros, Torrebaja, Garaballa, Utiel (Línea 7ª) y El Cañigral, Salvacañete, Tejadillos, El Cañizar, Carboneras de Guadazaón (Línea 8ª). El Cañigral (Teruel) y El Cañizar, antiguas casas de la resinera (Cañete), son hoy lugares despoblados.

Respecto a los heridos por accidentes, el Comisario de Sanidad informa que la estadística por este motivo es similar a la de fechas anteriores: “un 20% por accidente, correspondiendo un 15% del total a accidentes de transporte”, para resolver el problema propone aplicar “una más severa disciplina a los conductores”.

Respecto del trabajo político, el Comisario de Sanidad informa que ha mejorado, “gracias a las directrices acertadas marcadas por el Comisario de Sanidad del Ejército de Levante”, lo que ha favorecido una mejor comunicación entre el Comisariado y los Comisarios de Sanidad de las Brigadas. No obstante se plantean algunos conflictos, proponiendo al respecto “una delimitación clara de funciones”, lo que facilitaría la labor y redundaría en beneficio de todos.

La “Relación y cantidades de medicamentos...” de los Botiquines de Sanidad de Brigada nos ha permitido conocer los fármacos utilizados en el momento histórico, básicamente principios activos y material fungible -con ausencia de penicilina, cuyas primeras dosis no llegaron en España hasta 1944. Asimismo, resultan de interés las fórmulas magistrales utilizadas (sellos antidiarréicos, papeles antiácidos, supositorios antihemorroidales, polvo mata-ladillas), que ponen en evidencia la patología habitual entre los soldados del frente.

Entre la documentación analizada cabe destacar además la existencia de una Escuela de Capacitación Sanitaria del XIX Cuerpo de Ejército, establecida en la aldea de Los Santos (Castielfabib), las normas por las que se regía y el diseño teórico del cursillo de capacitación. Como colofón se expone el Programa y guión de las charlas políticas para los alumnos de la Escuela de Capacitación del Cuerpo de Ejército: su contenido resulta del mayor interés desde el punto de vista político e ideológico, en concordancia con la labor del Comisariado de Guerra, toda vez que una de sus principales funciones en el Ejército Popular de la República “fue la propaganda mediante periódicos, revistas y actividades político-culturales”. 

En suma, más allá de la cuestión médico-sanitaria propuesta (estudio del tifus y la fiebre tifoidea en la tropa), la investigación nos aporta datos valiosos acerca del acontecer diario en el XIX Cuerpo de Ejército, en particular los relativos a la alimentación y las carencias vitamínicas, la falta de agua en algunos sectores, los problemas de evacuación de heridos por falta de medios, los accidentes de transporte, la formación de técnicos sanitarios, y el trabajo político de los Comisarios de Sanidad. Vale.





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[1] SÁNCHEZ GARZÓN, Alfredo. Mapas y planos del XIX Cuerpo de Ejército durante la Guerra Civil (1936-1939), en Desde el Rincón de Ademuz, del sábado 17 de octubre de 2015.
[2] SÁNCHEZ GARZÓN, Alfredo. Don Joaquín Vidal Munárriz, un coronel republicano en Torrebaja (I y II), en Desde el Rincón de Ademuz, del miércoles 14 de diciembre de 2011.
[3] Archivo General Militar de Ávila: AGMAV, C.831,5, 1/7-8-9
[4]<El 15 de octubre de 1936 Largo Caballero, como ministro de Guerra, ordenaba el establecimiento de un Comisariado General de Guerra, oficializando una función que existía en las columnas milicianas desde el comienzo de la guerra, especialmente en las ligadas al PCE. El Comisariado General de Guerra nacía para “imprimir la máxima eficacia militar”, “ejercer sobre la masa de combatientes constante influencia” y “establecer una corriente espiritual y social entre los jefes, oficiales y clases del ejército leal y los soldados y milicianos”, con el propósito de lograr la victoria frente a los rebeldes, y más cuando éstos se encaminaban hacia Madrid después de tomar Toledo. Por todos estos motivos, una de las actividades principales del comisariado de guerra, en cualquiera de sus niveles, fue la propaganda mediante periódicos, revistas y actividades político-culturales>Tomado de Institución del Comisariado General de Guerra (España), Archivos Españoles (PARES).
[10] SÁNCHEZ GARZÓN, Alfredo (2011). El Hospital de Sangre de Torrebaja durante la Guerra Civil Española (1936-1939), en Del paisaje, alma del Rincón de Ademuz, Valencia, Vol. III, pp. 85-94.
[12] AGMAV, C.831,5, 1/2-3. Ver Anexo 2: Fichas epidemiológicas para enfermos febriles y fiebre tifoidea en el XIX Cuerpo de Ejército.
[17] SÁNCHEZ GARZÓN, Alfredo (2011). El Hospital de Sangre de Torrebaja durante la Guerra Civil Española (1936-1939), en Del paisaje, alma del Rincón de Ademuz, Valencia, Vol. III, pp. 85-94.
[19] GARCÍA RODRÍGUEZ, José Ángel et al (2004). Una historia verdaderamente fascinante: 75 años del descubrimiento de los antibióticos: 60 años de su utilización clínica en España, Edita Sociedad Española de Quimioterapia, Madrid. ISBN: 84-9751-033-X. ISABEL F. LANTIGUA, Cuando llegó la penicilina, en elmundo.es del miércoles 19 de mayo de 2004. GONZÁLEZ NÚÑEZ, José. 75 años de la llegada de la penicilina a España (I), en Hoyesarte del jueves 7 de marzo de 2019.
[23]Trece Puntos del Gobierno de Negrín, del 30 de abril de 1938: 1) Independencia de España, 2) Liberarla de militares extranjeros invasores, 3) República democrática con un gobierno de plena autoridad, 4) Plebiscito para determinar la estructura jurídica y social de la República Española, 5) Libertades regionales sin menoscabo de la unidad española, 6) Conciencia ciudadana garantizada por el Estado, 7) Garantía de la propiedad legítima y protección al elemento productor, 8) Democracia campesina y liquidación de la propiedad semifeudal, 9) Legislación social que garantice los derechos del trabajador, 10) Mejoramiento cultural, físico y moral de la raza, 11) Ejército al servicio de la Nación, estando libre de tendencias y partidos, 12) Renuncia a la guerra como instrumento de política nacional, 13) Amplia amnistía para los españoles que quieran reconstruir y engrandecer España.


GALERÍA DOCUMENTAL


Servicio Histórico Militar, Archivo de la Guerra de Liberación, Documentación Roja. Contiene: XIX Cuerpo de Ejército-Estado Mayor. Servicios: Sanidad: Estadística de enfermos de tifus, informes, programas de capacitación sanitaria, gráficos y líneas de evacuación. Agosto de 1938 (AGMAV, C.831,5 1/23).


Comisario de Sanidad del XIX Cuerpo de Ejército: Estadillo de remisión de documentos al Comisario Inspector de Servicios de la Agrupación de Ejércitos Centro Sur, Valencia (AGMAV, C.831,5, 1/6).

XIX Cuerpo de Ejército, Jefatura de Sanidad, Comisario: Informe decenal desde el 26 de julio ppdo. hasta el 6 de agosto (1938), [AGMAV, C.831,5, 1/7).

XIX Cuerpo de Ejército, Jefatura de Sanidad, Comisario: Informe decenal desde el 26 de julio ppdo. hasta el 6 de agosto (1938), [AGMAV, C.831,5, 1/8).

XIX Cuerpo de Ejército, Jefatura de Sanidad, Comisario: Informe decenal desde el 26 de julio ppdo. hasta el 6 de agosto (1938), [AGMAV, C.831,5, 1/9).

ANEXO I: ESTADÍSTICA DE ENFERMOS DE TIFUS Y FIEBRE TIFOIDEA HOSPITALIZADOS DEL XIX CUERPO DE EJÉRCITO (1938).

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Enfermos de tifus hospitalizados en el año 1938, pertenecientes al XIX Cuerpo de Ejército 
(Bando republicano).



Correspondeal:



GALERÍA DOCUMENTAL



Enfermos Hospitalizados en el año 1938, pertenecientes al XIX Cuerpo de Ejército afectos de tifus y su distribución por Brigadas (AGMAV, C.831,5, 1/1).

Nota: "Estos datos han sido recogidos en los primeros meses de los libros de registro de los hospitales y desde el mes de Junio fueron tomados personalmente del enfermo. Van incluidos los casos francos de tifoidea  paratifoidea y además los procesos intestinales febriles de 8 a 10 días por lo menos de duración".

ANEXO II: FICHAS EPIDEMIOLÓGICAS PARA ENFERMOS FEBRILES Y FIEBRE TIFOIDEA DEL XIX CUERPO DE EJÉRCITO (1938).

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Jefatura de Sanidad del XIX Cuerpo de Ejército del Ejército de Levante durante la
Guerra Civil Española (1936-1939).



Correspondeal:




GALERÍA DOCUMENTAL


Ficha epidemiológica para enfermos febriles, XIX Cuerpo de Ejército, Jefatura de Sanidad, año 1938 (AGMAV, C.831,5,1/2).

Ficha epidemiológica para enfermos febriles, XIX Cuerpo de Ejército, Jefatura de Sanidad, año 1938 (AGMAV, C.831,5,1/3).

Ficha epidemiológica de fiebre tifoidea, XIX Cuerpo de Ejército, Jefatura de Sanidad, año 1938 (AGMAV, C.831, 1/4).
Ficha epidemiológica de fiebre tifoidea, XIX Cuerpo de Ejército, Jefatura de Sanidad, año 1938 (AGMAV, C.831, 1/5).

ANEXO III: LÍNEAS DE EVACUACIÓN DEL XIX CUERPO DE EJÉRCITO (1938).

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Jefatura de Sanidad del XIX Cuerpo de Ejército del Ejército de Levante durante la
Guerra Civil Española (1936-1939).



Correspondeal:



GALERÍA DOCUMENTAL



Líneas de Evacuación del XIX Cuerpo de Ejército, Jefatura de Sanidad (AGMAV, C.831,5, 1/16).

Líneas de Evacuación del XIX Cuerpo de Ejército, Jefatura de Sanidad. Línea 7ª: Libros (Teruel), Torrebaja (Valencia), Garaballa (Cuenca), Utiel (Valencia), (AGMAV, C.831,5, 1/17).

Líneas de Evacuación del XIX Cuerpo de Ejército, Jefatura de Sanidad. Línea 7ª: Libros (Teruel), Torrebaja: Hospital de Vanguardia (Valencia), Garaballa: Hospital Base (Cuenca), Utiel (Valencia). En la zona de Libros, localidad más próxima al frente, se ubican las brigadas y Grupos de Asalto correspondientes (AGMAV, C.831,5, 1/18).

Líneas de Evacuación del XIX Cuerpo de Ejército, Jefatura de Sanidad. Línea 8ª: Cañigral (Teruel), Salvacañete (Cuenca), El Cañizar (Cañete, Cuenca), Carboneras (Cuenca), (AGMAV, C.831,5, 1/19).

Líneas de Evacuación del XIX Cuerpo de Ejército, Jefatura de Sanidad. Línea 8ª: Cañigral (Teruel), Salvacañete (Cuenca), Tejadillos (Cuenca), El Cañizar: Hospital de Vanguardia (Cuenca), Carboneras: Cabeza de Tren Hospital (Cuenca), (AGMAV, C.831,5, 1/20).

Líneas de Evacuación del XIX Cuerpo de Ejército, Jefatura de Sanidad, Lucha Antipalúdica, (AGMAV, C.831,5, 1/21).

Líneas de Evacuación del XIX Cuerpo de Ejército, Jefatura de Sanidad, Lucha Antipalúdica: Libros (Teruel), Torrebaja (Valencia), Garaballa (Cuenca), (AGMAV, C.831,5, 1/22).

Líneas de Evacuación del XIX Cuerpo de Ejército, Jefatura de Sanidad, Lucha Antipalúdica: Libros (Teruel), Torrebaja (Valencia), Salvacañete (Cuenca), Garaballa (Cuenca), (AGMAV, C.831,5, 1/23).




ANEXO IV: RELACIÓN DE MEDICAMENTEOS QUE DEBEN CONTENER LOS BOTIQUINES DE SANIDAD DE BRIGADA DEL XIX CUERPO DE EJÉRCITO (1938).

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Jefatura de Sanidad del XIX Cuerpo de Ejército del Ejército de Levante durante la
Guerra Civil Española (1936-1939).



Correspondeal:





El documento denominado “Relación y cantidades de medicamentos que deben tener los Botiquines de Sanidad de Brigada para 15 días y 3.000 hombres” procede del Archivo General Militar de Ávila, el registro viene en un folio mecanografiado por las dos caras (AGMA, C. 831, 5, 1/14-15).

Relación de medicamentos que debían contener los Botiquines de Sanidad de Brigada del XIX Cuerpo de Ejército del Ejército de Levante (1938), comentario:

* Aceite de ricino: aceite espeso, purgante, de las semillas del Ricinus commnunis. Estimula el peristaltismo intestinal, produciendo una evacuación a las cuatro o cinco horas de su ingesta.
* Aceite volátil de trementina: En medicina, la esencia de trementina actúa como un potente estimulante y se emplea a menudo como antiespasmódico y astringente. También destruye determinados parásitos intestinales, además de poseer importantes propiedades diuréticas.
* Ácido bórico polvo: sustancia blanca que cristaliza en escamas, empleada como antiséptico y detersivo (con capacidad de limpiar o purificar) de las ulceraciones de la piel y mucosas. Se ha usado también en lociones (agua bórica) y en pomadas (vaselina bórica).
* Ácido pícrico: cuerpo cristalino amarillo, o trinitrofenol, resultado de la acción del ácido nítrico sobre el fenol. Se denomina también carbazórico. En medicina se emplea como tópico, y en solución al 1% en las quemaduras.
* Agua destilada: la purificada obtenida por destilación del agua en un alambique.
* Agua oxigenada 100 vol.: solución de bióxido de hidrógeno, liquido incoloro, inodoro, que puede desprender diez veces u volumen en oxígeno (ó 3% en peso): oxidante, decolorante y antiséptico enérgico. Cuando se usa en medicina es necesario a veces mezclarla con dos o tres volúmenes de agua destilada que contenga el 1% de bicarbonato sódico.
* Alcohol 96º: el que contiene el 96% de alcohol absoluto. Se emplea al exterior localment como antisptico y astringente y también para la conservación de ejemplares anatómicos y biológicos.
* Alcohol alcanforado: solución alcohólica de alcanfor en la proporción de 10 partes de este por 70 de alcohol y 20 de agua.
* Algodón, paquetes de 250 gr:
* Amoniaco: gas incoloro (NH3), de olor penetrante. Solución de este gas en agua o amoniaco líquido. Sus diversas preparaciones se emplean como antiácidos y estimulantes de la respiración al interior, y al exterior como rubefaciente (causa irritación y enrojecimiento de la piel, debido al aumento del flujo sanguíneo; su aplicación cutána alivia el dolor en diversas afecciones osteomusculares).
* Ampollas de aceite alcanforado al 20% (2 cc): sustancia líquida extraída del alcanforero, que parece ser la mezcla de alcanfor y de un hidrocarburo isómero de la esencia de trementina.
* Ampollas de adrenalina al milésimo (1 cc): Obra esencialmente excitando las terminaciones del simpático en todos los órganos; inyectado en las venas, aumenta la presión arterial y refuerza la acción cardíaca: dilata la pupila y los bronquios e inhibe los movimientos intestinales y las contracciones del útero. Localmente tiene acción hemostática e isquemiante poderosa.
* Ampollas de arrenal 0,10 gramos (1 cc): metilarseniato de sodio, compuesto cristalino usado como tónico en la caquexia malárica, tuberculosis, cáncer, etc. Estenosina, neoarsicodilo.
* Ampollas de cacodilado sódico 0,10 gramos (1 cc): sal del ácido cacodilico. Los cacodilatos se emplean en las enfermedades de la piel y otros estados en los que está indicado el arsénico.
* Ampollas de cafeína 0,20 gramos (1 cc): alcaloide que se obtiene del café, guaraná, mate, etc. Estimulante nervioso y cardíaco, durético; retarda el desgaste de los tejidos. Empléase en las enfermedades del corazón, en las que actúa como tónico; su acción es sumamente rápida; en la hidropesía, jaqueca y el en envenenamiento por opio.
* Ampollas de cloruro cálcico 0,50 gramos(5 cc): compuesto binario de cloro; sal metálica de ácido clorhídrico. El compuesto de calcio se emplea en afecciones ligadas al exceso o deficiencia de calcioen el organismo. En medicina de urgencias se emplea en el tratamiento de las arritmias cardíacas asociadas a hipermagnesemia e hiperpotasemia, en la hipocalcemia severa, intoxicación por sulfato de magnesio o calcioantagonistas, en parada cardiorespiratoria que no responde a la adrenalina y con sospiecha de hipocalcemia, en la sobredosis del bloqueantes de canales de calcio.
Arritmias cardíacas asociadas a hipermagnesemia e hiperpotasemia.
* Ampollas de cloruro de emetina 0,03 gramos (1 cc): alcaloidede la raíz de ipecacuana; polvo blando, amargo, inodoro, soluble en alcohol y cloroformo; emético potente. Se emplea como expectorante y antihemoptísico y por su acción casi específica contra las amebas en la disentería y abscesos amebianos del hígado.
* Ampollas de cloruro mórfico 0,01 gramos (1 cc): alcaloide del opio, el más importante y activo, cristales incoloros, brillantes, amargos, alcalinos. Tiene las propiedades del opio, pero es más analgésico y menos narcótico. Por su escasa solubilidad se emplean preferentemente sus sales: clorhidrato, sulfato, acetato, tartrato, etc., todas scon iguales indicaciones y dosis semejantes a las del clorhidrato, que es la sal más usada, tanto al interior como en inyecciones hipodérmicas.
* Ampollas de coaguleno (5 cc): hemostático fisiológico.
* Ampollas de ergotina 0,10 gramos (1 cc): nombre de diferentes extracto del cornezuelo del centeno.
* Ampollas de colesterina compuesta: colesterol.
* Ampollas de gomenol alcanforado: liquido oleoso complejo, destilado de las hojas de las especies Meleleuca viridiflora. Antiespasmóidoco, analgésico y anticatarral.
* Ampollas de salicilato sódico 0,50 gramos (2 cc): sal de ácido salicílico; los principales son los de amonio, bismuto, mercurio, metilo y sodio. Antiinflamatorio no esteroideo similar a la aspirina, con similares efectos secundarios pero menos sangrado gastrointestinal, utilizado como analgésico y antipirético.
* Ampollas de tintura de yodo (5 cc): solución de yodo en alcohol en diversas proporciones. Usado como antiséptico cutaneo.
* Aspirina sustancial: analgésico prototipo utilizado en el tratamiento del dolor leve a moderado. Tiene propiedades antiinflamatorias y antipiréticas y actúa como un inhibidor de la ciclooxigenasa lo que suponeuna inhibición en la síntesis de las prostagladinas. También inhibe la agregación plaquetaria y es utilizada en la prevención de la trombosis arterial y venosa.
* Argentofenol líquido: analgésico, antiséptico y hemostático.
* Argirol: peptonato, caseinato o vitelinato de plata, que contiene un 205 de esta; polvo amorfo, oscuro, soluble en agua; usado en la blenorragia conjuntivitis, laringitis, etc. En solución del 9,5 al 2,5%
* Benzonastol: cuerpo compuesto de ácido benzoico y naftol, usado como antiséptico intestinal.
* Benzoato sódico: también conocido como benzoato de sosa, es una sal del ácido benzoico, se usa como antiséptico (y en la conservación de alimentos).
* Bicarbonato sódico: antiácidousado para aliviar la acidez estomacal (pirosis)y la indigestión ácida.
* Borato sódico (Per): compuesto del boro, usado como antiséptico en jabones desinfectante y pesticidas.
* Cápsulas de gomenol: líquido oleoso complejo, destilado de las hojas de la especie Melaleuca viridiflora. Usado como antiespasmódico, analgésico y anticatarral.
* Cloramina polvo (papeles de 3 gramos): polvo blanco cristalino (paratoluenosulfocloramida de sodio), muy empleado en la primera guerra mundial en solución del 0.5 al 4% para lavar las heridas. En un germicida activo.
* Cloruro de etilo (ampollas de 30 gramos): compuesto binario de cloro, sal metálica de ácido clorhídrico, usado como anestesia tópica por su efecto enfriante cuando su aplica sobre la piel.
* Colirio de sulfato de zinc al 2%: solución antiséptica utilizadaen el tratamiento de la conjuntivitis diplobacilar (conjuntivitis angular) y otras infecciones oculares como el orzuelo, etc.
* Compresas de gasa esterilizada (cajas de 40, 20x20):
* Dermatol: Podría tratarse de una crema antiinflamatoria de aplicación tópica.
* Esencia de clavo: utilizado como antibacteriano potente, fungicida y estimulante general.
* Esparadrapo (10x5):
* Éter sulfúrico: también conocido como “éter etílico”, porque se obtiene por la acción del ácido sulfúrico sobre el alcohol, producto con efectos anestésicos. Se usó en anestesia humana, hoy día todavía se utiliza para anestesiar garrapatas, para desprenderlas del cuerpo sin peligro de que se quede bajo la piel su aparato bucal (hipostoma y quelíceros)
* Glicerina fenicada al 3%: utilizada enla prevención y eltratamiento local de infecciones en los oídos.
* Glicerina yodada al 3%: usado como mucolítico y expectorante, aumenta las secreciones del tracto respiratorio, disminuyendo la viscosidad del moco.
* Gránulos de codeina al 0,01 gramo: utilizados como antitusígeno, analgésico, anticatarral.
* Láudano: antiguamente, opio. Nombre de varias preparaciones o tinturas de opio.
* Nitrato de bismuto (sub): producto astringente, utilizado en la diarrea de la tuberculosis.
* Nitrato de plata en barrita: pertenece al grupo de medicamentos antisépticos y desinfectantes. Utilizado en el tratamiento de verrugas y granulomas de la piel, en las úlceras o llagas bucales (aftas), en la hemorragia nasal anterior (epistaxis anterior).
* Obleas de 0,50 gramos vacías: galletas finas de trigo utilizadas en medicina para la administración de medicamentos.
* Óxido de magnesia anhidro: también denominado “óxido de magnesio anhidro”. Utilizado como antiácido, en el malestar estomacal causado por la acidez (pirosis), como laxante, para lograr el vaciado rápido del intestino. Asimismo, se usa como suplemento alimenticio.
* Pasta lassar (tubo clínico): preparación de óxido de zinc en pomada, utilizada como emoliente y protectora de la piel. Utilizada en la prevención y el tratamiento de inflamaciones de la piel (dermatitis del pañal), alivia las excoriaciones (rozaduras) y escoceduras.
* Pastillas de aspirina Cafeína: fármaco compuesto de aspirina (ácido acetilsalicílico) y cafeína como principios activos. La aspirina se utilizaba como analgésico y antitérmico, y la cafeína como estimulante del sistema nervioso, en la cefalea moderada, odontalgias, dolores articulares y musculares, dismenorrea y estados febriles en general.
* Pastillas de clorato potásico: producto astringente y antiséptico débil, perteneciente al grupo de los cloratos. Su mecanismo de acción de basa en la liberación de ácido clórico (producto oxidante), con suave acción antiséptica, usado en el tratamiento sintomático de la sequedad bucal y la halitosis (mal aliento).
* Pastillas cloroborosódicas: usadas como antiséptico bucal en las anginas y afecciones de garganta en general.
* Pastillas de piramidón: antaño utilizado en medicina como antipirético.
* Pastillas de permanganato potásico: utilizado en distintas afecciones de la piel, dermatitis, infecciones por hongos, heridas y úlceras cutáneas con gran supuración.
* Pastillas de sublimado: el sublimado hace referencia al producto obtenido mediante sublimación, fenómeno de vaporización y condensación de una sustancia sólida sin pasar por el estado líquido. -corrosivo. Bicloruro de mercurio.
* Pastillas de estovaína y mentol: usadas en las afecciones de la boca, encías, garganta y congestión nasal por sus propiedades anestésicas y antisépticas.
* Pastillas de urotropina: antaño usadas como antiséptico urinario, hoy se emplea en el tratamiento profiláctico a largo plazo de las infecciones del tracto urinario, dada la capacidad del producto para no inducir resistencia a las bacterias.
* Píldoras de extracto belladona 0,01 gramo: extracto de plantas solanáceas (Hyoscyamus niger L. Atropa belladonna L.), con propiedades analgésicas, antiinflamatorias, anticonvulsivantes y antipiréticas.
* Píldoras de extracto de opio 0,01 gramo: anteriormente denominadas “píldoras hipnóticas”, “píldoras soporíficas”, “píldoras sedativas”, “píldoras calmantes”, utilizadas por las propiedades que definen sus nombres.
* Pomada de árnica compuesta (tubo clínica): dadas sus propiedades analgésicas y antiinflamatorias se ha empleado en el tratamiento de contusiones y contracciones musculares, inflamaciones y esguinces.
* Pomada de cloramina (tubo 250 gramos): producto con propiedades desinfectantes.
* Pomada de Helmerich (tubo clínica): basada en azufre sublimado, 2 partes, carbonato potásico, 1y vaselina 8 partes:Indicadapara el tratamiento de numerosas enfermedades cutáneas de naturaleza parasitaria (sarna, tricofitia, pitiriasis versicolor, herpes circinado), tambiénactúa sobre el acné y otras erupciones análogas de la piel como dermatitis seborreica, intértrigo y úlceras por decúbito, tinea inguinal.
* Pomada mercurial: utilizada en el tratamiento de la sífilis.
* Pomada de mitigal (tubo clínica): producto de aplicación tópica contra el picor.
* Pomada oftálmica oxido amarillo de mercurio: utilizada para el tratamiento de enfermedades de los párpados y ojos (blefaritis, conjuntivitis).
* Pomada oftálmica noviformo atropina y cocaína: utilizada en el tratamiento de las úlceras corneales.
* Pomada de óxido de zinc ictiol (tubo clínica): utilizada en el tratamiento de la ictiosis. El Ictiol tiene propiedades emolientes, antisépticas y antiinflamatorias. Regenera y normaliza la capa córnea de la epidermis, indicado en casos de eczemas y psoriasis, ya que disminuye el prurito asociado a estas patologías.
* Pomada profiláctica antivenérea: utilizada en la sífilis.
* Salicilato de bismuto: utilizado en las diarreas inespecíficas.
* Salicilato de metilo: Alivio temporal de dolores musculares y articulares.
* Salicilato sódico: utilizado como antiinflamatorio.
* Seda sutura (carrete esterilizado n.º 3): hilo de seda para sutura cutánea.
* Suero antigangrenoso: según el Diccionario Español de Especialidades Farmacéuticas (1946), preventivo y curativo de la gangrena gaseosa.
* Suero antitetánico: utilizadao en la neutralización de la toxina tetánica.
* Suero Hayem autoinyectable (300 cc): preparado artificial compuesto de cloruro de sodio, 5; sulfato de sodio, 1; agua destilada y hervida, 1.000; de empleo en los estados infectivos.
* Suero glucosado isotónico (300 cc): solución para perfusión utilizada en la prevención del déficit de agua con escasa pérdida salina (deshidratación hipertónica ó isotónica) o como solución soporte para administrar medicamentos o electrolitos, junto con un ligero aporte de energía.
* Sinapismos papel: cataplasma hecho con polvo de mostaza.
* Sulfato de cobre: utilizado como antiséptico, fungicida y astringente. Se emplea diluido en agua (en concentraciones entre 0,05-1%) para el tratamiento de procesos cutáneos exudativos, en el impétigo, úlceras, dermatomicosis (tiña o pie de atleta), herpes simple, verrugas, etc.
* Sulfato de magnesia: compuesto químico que contiene magnesio. De forma tópica se emplea en procesos inflamatorios de origen traumático, en la uña incarnada. La sal de Epsom se presenta también en forma de gel, para su aplicación sobre heridas y zonas doloridas.
* Sulfato sódico: en toxicología se usa como acelerador del tránsito intestinal, junto con el carbón activado, disminuyendo así la absorción intestinal.
* Tafetán inglés (sobre 10 hojas): tipo de apósito cubierto por una cara de una sustancia aglutinante, empleado para cubrir heridas pequeñas.
* Talco: mineral inerte usado en medicina para proteger zonas entre pliegues cutáneos y para la aplicación tópica de sustancias activas.
* Vaselina boricada (tubo clínica): tópicamente se emplea como antiséptico, emoliente y protector dermatológico; indicado en irritacionesde la piel, en laeliminación de costras y escoriaciones cutáneas.
* Vaselina esterilizada (tubo clínica): indicada en el alivio sintomático de pieles secas, agrietadas, irritadas, como protector y suavizante por sus propiedades emolientes. Empleado como lubricante en exploraciones ginecológicas y rectales, en la colocación de sondas, y en aplicación de apósitos.
* Vaselina mentolada (tubo nasal): vaselina que incorpora mentol como principio activo, aplicada sobre el pecho se emplea para el alivio sintomático de la congestión nasal, para el alivio de dolores superficiales de la piel (picor, urticaria) y en los dolores neuropáticos (de origen neurológico).
* Tintura de yodo: solución alcohólica de yodo molecular (al 2%), empleada como antiséptico.
* Vendas cambric (5x5 y 7x5): se refiere a vendas tipo Cambridge, indesmayable u orillada.
* Vendas de gasa (5x5 y 7x5; 15x10, 10x22): tipo de venda más habitual, utilizada en la práctica clínica, usada para fijar apósitos y gasas impregnadas en medicamentos.
* Xeroformo: polvo amarillo derivado del fenol, empleado como antiséptico intestinal, también como cicatrizante de llagas y heridas.

FÓRMULAS MAGISTRALES:

** SELLOS ANTIDIARREICOS:
Tanino 0,25 gramos
Ácido acético 0,05 gramos.
Fosfato tricálcico 1 gramos para sello.

** PAPELES ANTIÁCIDOS:
Bicarbonato sódico 1 gr.
Carbonato magnésico 0,25 grs.
Carbonato cálcico 0,25 grs.
Esencia de anís c.s. para un papel.

** SUPOSITORIOS ANTIHEMORROIDALES:
Tanino 1 gr.
Extracto de belladona 0,03 grs.
Cloruro de cocaína 0,02.
Antipirina 0,50 grs.
Manteca de cacao (c.s. para un supositorio).

** MATA-LADILLAS(Polvo):
Alcanfor polvo 10 gras.
Talco polvo 10 grs.
Calomelanos al vapor 15 grs (para un paquete).



GALERÍA DOCUMENTAL


XIX Cuerpo de Ejército (Ejército Republicano de Levante), Estado Mayor, 4ª Sección: Relación y cantidades de medicamentos que deben contener los Botiquines de Sanidad de Brigada para 15 días y 3.000 hombres (AGMAV, C.831, 1/14).

XIX Cuerpo de Ejército (Ejército Republicano de Levante), Estado Mayor, 4ª Sección: Relación y cantidades de medicamentos que deben contener los Botiquines de Sanidad de Brigada para 15 días y 3.000 hombres (AGMAV, C.831, 1/15).



ANEXO V: NORMAS POR LAS QUE SE HA DE REGIR LA ESCUELA DE CAPACITACIÓN SANITARIA DEL XIX CUERPO DE EJÉRCITO (1938).

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Jefatura de Sanidad del XIX Cuerpo de Ejército del Ejército de Levante durante la
Guerra Civil Española (1936-1939).



Correspondeal:



NORMAS POR LAS QUE SE HA DE REGIR LA ESCUELA DE CAPACITACIÓN SANITARIA DEL XIX CUERPO DE EJÉRCITO.


1º.- La Escuela de Capacitación Sanitaria se constituye en la Aldea de Los Santos/ (Castielfabib), a base de internado, admitiéndose para cada cursillo y cada brigada cuatro alum-/nos elegidos entre los sanitarios más capacitados a juicio del Jefe de Sanidad/ de cada una de ellas (1 por batallón).

2º.- Los cursillos de capacitación durarán veinte días, durante los cuales se darán/ clases diarias teóricas y prácticas.

3º.- El personal docente estará integrado por un Director, un Comisario, dos profe-/sores oficiales médicos, dos profesores del Cuerpo de Sanidad Militar y un profesor/ de cultura física.

4º.- Los alumnos internados estarán sujetos a la disciplina de la Escuela de Capacita-/ción Sanitaria ateniéndose al siguiente horario:
a) Diana 7,30 horas.
b) Cultura física 8 a 9 horas.
c) Clases prácticas, camillas y ortolas 9,30 a 11 horas.
d) Clases prácticas en la Enfermería 11,30 a 12,30 horas.
e) Comida 13 horas.
f) Descanso hasta las 15 horas.
g) Lectura y estudio de 15 a 17 horas.
h) Clase teórica de medicina y cirugía de 17,15 a 18,15.
i) Clase teórica labor política 18,15 a 19,15 horas.
j) Cena a las 20 horas.
k) Silencio a las 22 horas.

5º.- Al finalizar el cursillo serán sometidos los alumnos a un examen, extendiéndose a cada uno el certificado de aptitud si para ello están capacitados.


Posición “Covadonga” 30 de Agosto de 1.938.


GALERÍA DOCUMENTAL

Normas por las que se ha de regir la Escuela de Capacitación Sanitaria del XIX Cuerpo de Ejército, Posición "Covadonga", 30 de agosto de 1938 (AGMAV, C.831,5, 1/13).




ANEXO VI: PROGRAMA DEL CURSILLO DE CAPACITACIÓN SANITARIA DEL XIX CUERPO DE EJÉRCITO (1938).

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Jefatura de Sanidad del XIX Cuerpo de Ejército del Ejército de Levante durante la
Guerra Civil Española (1936-1939).



Correspondeal:


PROGRAMA DEL CURSILLO DE CAPACITACIÓN SANITARIA.

1º.- Anatomía.- Composición del cuerpo humano.- Líquidos.- Glóbulos de la sangre y de la linfa.- Tejidos: epitelio.- Glándulas, membranas serosas.- Tejido muscular.- Tejido conjuntivo.- Tejido adiposo. Osteología en general.- Esqueleto, composición química, estructura y desarrollo de los huesos.-

2º.- Huesos de la cabeza, columna vertebral, tórax y miembros.- Músculos más importantes.- Artrología: idea general de las articulaciones.- Descripción de las más importantes.-

3º.- Aparato respiratorio.- Aparato circulatorio.- Aparato digestivo.- Aparato genito-urinario. Ligeras nociones de anatomía y fisiología. Ligeras nociones de los órganos de los sentidos.

4º.- Las heridas.- Descripción.- Hemorragias: división y caracteres.- Hemostasia. Proceso de coagulación de la sangre. Procedimientos hemostáticos diversos. La anemia aguda. Transfusión.

5º.- Las fracturas.- Div(isión) en abiertas y cerradas. Medios de contención. Ligeras nociones del proceso de la formación del callo. Pseudoartrosis. Luxación y esguince. Tratamientos. Schoc (sic) traumático.

6º.- Ligera descripción de las enfermedades más comunes. Tétanos, erisipela, septicemias, fiebre tifoidea, neumonía, bronquitis y bronconeumonía. Peritonitis. Pleuresía. Gastro enteritis. Blenorragia. Chancro blando y chancro sifilítico.

7º.- Ligeras nociones de terapéutica médica. La fiebre. Estudio de la misma. Los procesos de defensa orgánica naturales y adquiridos. Sueros y vacunas. Su aplicación. Necesidad de la vacunación preventiva.

8º.- Apósitos y vendajes diversos. Enseñanza práctica. Asepsia y antisepsia. Procedimientos de curación tópica y plana. Desinfección de las heridas. Aplicación de pomadas, etc., etc.

9º.- Higiene y profilaxis. Nociones de higiene general. La importancia de la higiene de trincheras y chavolas. Alimentos y agua.

Posición “Covadonga” 22 de Agosto de 1.938.


GALERÍA DOCUMENTAL

XIX Cuerpo de Ejército, Jefatura de Sanidad: Programa del Cursillo de Capacitación Sanitaria (Teórica), Posición "Covadonga", 22 de agosto de 1938 (AGMAV, C.831,5, 1/10).





ANEXO VII: PROGRAMA DE CHARLAS POLÍTICAS PARA LA ESCUELA DE CAPACITACIÓN SANITARIA DEL XIX CUERPO DE EJÉRCITO (1938).

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Jefatura de Sanidad del XIX Cuerpo de Ejército del Ejército de Levante durante la
Guerra Civil Española (1936-1939).



Correspondeal:


PROGRAMA DE CHARLAS POLÍTICAS PARA LA ESCUELA DE CAPACITACIÓN DE LOS SANITARIOS DEL XIX CUERPO DE EJÉRCITO.

1º.- ORIGEN DE LA GUERRA ESPAÑOLA. RAÍCES NACIONALES E INTERNACIONALES DEL ALZAMIENTO FASCISTA.- Cómo se inició por parte del enemigo.- Lo que hizo el pueblo.

2º.- ALIANZA SINDICAL.- Su Historia.- Ventajas que reporta a la República para ganar la guerra.

3º.- FRENTE POPULAR.- Su historia.- Ventajas que reporta a la República española para ganar la guerra.

4º.- 1º DE MAYO.- Historia y significado internacional del mismo.- Principales gestas del proletariado.

5º.- 2 DE MAYO.- Relatar el 2 de mayo de 1808 (Tomar datos del 2 de mayo de B. Pérez Galdos).- Establecer parangón entre esa fecha y la misma de 1938.- Hablar sobre el espíritu de rebeldía del pueblo español que entonces y ahora se opone a todo dominio e Invasión.

6º.- QUÉ ES EL FASCISMO.- Su origen.- Sus raíces sociales; la demagogia de su “socialismo” y su “nacionalismo”.

7º.- MILICIAS POPULARES Y EJÉRCITO DE LA REPÚBLICA.- Proceso de su creación.- Los obreros, Jefes y Comisarios.- Poner ejemplos que demuestran la capacidad de las clases proletarias para ocupar puestos de responsabilidad.- Fé absoluta en los mandos profesionales leales a la República.- Poner ejemplos de su gran capacidad técnica.- Miaja (Madrid y su defensa).- Hernández Sarabia (Teruel y El Ebro).- Mendez (Levante y su defensa).-

8º.- NECESIDAD GENERAL DE UNA MÁXIMA CAPACITACIÓN.- “Es necesario Saber Más, para ser MÁS ÚTIL”.- Capacitación técnico-médica del sanitario.

9º.- EXPLICAR AMPLIAMENTE EL SIGNIFICADO DE LA CONSIGNA “RESISTENCIA” Y LOS RESULTADOS QUE YA ESTÁ DANDO.- Hablar sobre “como produciendo más resiste más cada día la retaguardia leal”.- Cifras.

10º. IMPORTANCIA MILITAR Y POLÍTICA DE UNOS BUENOS SERVICIOS EN EL EJÉRCITO.- Necesidad de una buena Sanidad.- Explicar al sanitario que no solo los jefes pueden hacer mejorar su organización. Ellos también. ¿Cómo?, siendo todos “Comisarios de Sanidad”.- Estudiando, escribiendo, presentando iniciativas, cooperando en la recuperación.- Hacer resaltar con datos gráficos los beneficios que reporta a la economía nacional una buena recuperación.

11º.- MILICIAS DE LA CULTURA.- Su historia e importancia.- Beneficios que reportan al combatiente.

12º.- MORAL ANTIFASCISTA.- Disciplina y su necesidad.

13º- TODO PARA LA GUERRA.- Supeditar los credos políticos y las particularidades ideológicas a ganar la guerra y librar a España de la invasión extranjera.

14º.- RELACIÓN QUE GUARDA NUESTRA LUCHA CON LA LUCHA INTERNACIONAL CONTRA EL FASCISMO.

15º.- EXPLICAR CLARA Y DETENIDAMENTE LOS 13 PUNTOS DE LA DECLARACIÓN DE PRINCIPIOS DEL GOBIERNO DE UNIÓN NACIONAL.

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Posición “Covadonga” 22 de Agosto de 1.938.

=EL COMISARIO DE SANIDAD=



GALERÍA DOCUMENTAL

XIX Cuerpo de Ejército, Jefatura de Sanidad: Programa Guión de charlas políticas para la Escuela de Capacitación de los sanitarios del XIX Cuerpo de Ejército, Posición "Covandonga", 22 de agosto de 1938 (AGMAV, C.831,5 1/11).


LA CALLE DEL ROSARIO DE TORREBAJA, VALENCIA (I).

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Recuerdos y remembranzas, a propósito del adoquinado de la calle.




En homenaje a los que vivieron en la calle del Rosario de Torrebaja,
a los que viven en la actualidad,
y a los que vivan en el futuro.










Palabras previas, a modo de introducción.
La calle del Rosario de Torrebaja es una de las más antiguas de la localidad, junto con la plaza del Ayuntamiento (antigua plaza del Señor y después de Ramón y Cajal,), calle san Roque, Cantón…), su trazado evoca los orígenes y el desarrollo urbanístico del pueblo, cuando Torrebaja era una calle y aldea en la jurisdicción de Castielfabib -estoy diciendo de principios del siglo XVII.

Casi todos los pueblos del Rincón de Ademuz poseen una calle de este nombre, así como una calle o plaza de la Iglesia, una calle Calvario, calle Cruces... y similares. Desconocemos, sin embargo desde cuando comenzó a llamarse la de Torrebaja con este nombre; quiero decir que no tenemos su partida de bautismo, aunque no resultaría aventurado vincularla con la proximidad al templo parroquial y a la Casa Abadía. Por lo demás, el origen del rezo del santo Rosario es antiguo, data de principios del siglo XIII, cuando la tradición religiosa dice que la Madre de Dios se le apareció a santo Domingo de Guzmán instándole a que propagara esta devoción, “arma poderosa contra los enemigos de la fe”. Asimismo, la calle constituye también parte del trayecto de las procesiones habituales (san Roque, santa Marina, san Antón, san Antonio de Padua), y lugar donde se coloca uno de los altares o monumentos en la del Corpus Christi.

Decía que desconocemos la partida de nacimiento de la calle del Rosario, pero sabemos que durante la Guerra Civil Española (1936-1939), la calle perdió su nombre original, siendo rebautizada como “calle de Pablo Iglesias”. Asimismo, la popular calle de san Roque pasó a denominarse “calle Luis de Sirval” (seudónimo de un periodista asesinado por legionarios en la insurrección de octubre de 1934), y la carretera de Cuenca-Teruel “Avenida de la República”. No en vano el comité revolucionario local estaba dominado por los socialistas. Poner a las calles el nombre de políticos tiene el inconveniente de que cuando cambia la tortilla se renombran. Terminada la contienda civil todas las calles recuperaron su antiguo nombre, aunque probablemente nunca lo perdieron en el sentir popular.

Hasta la primera mitad de los sesenta las calles de Torrebaja eran todas de tierra batida, con la excepción de media plaza del Ayuntamiento, cuya parte inferior era de cemento. La traída del agua potable a la población tuvo lugar por esa época, lo que propició el abastecimiento del agua corriente a las casas, el alcantarillado público y el cementado de las calles.

El motivo de la entrada se justifica por las obras realizadas en la vieja calle, que ha recibido un piso de adoquines, en sustitución del antiguo que poseía de cemento. La novedosa pavimentación, con ladrillos rojos en los laterales, a modo de acera visual y grises en el centro, realza el atractivo de esta antigua parte del pueblo, por lo demás bastante descuidada en lo que al estado de algunas fachadas se refiere. Este es el precio de la despoblación y el vaciamiento del pueblo, pues la en otro tiempo populosa calle del Rosario tiene hoy nueve casas habitadas de continuo, censando apenas una docena de habitantes.

Para contar la historia de la calle del Rosario comenzaremos por describirla, al tiempo que hacemos mención de las gentes que nacieron, vivieron y murieron en las casas que la conforman.





Mural en el jardín de la casa de Luis Perpiñán y Amparo Más, situada en la calle del Rosario: representa una vista oriental de Torrebaja desde el Rento (2020).


La calle del Rosario es una vía relativamente larga.
Para lo que es el pueblo, la calle del Rosario es una vía relativamente larga, relativamente recta, relativamente estrecha… se halla en la zona meridional del caserío y comunica el barrio de la iglesia con la partida de la Hoya y la carretera de Cuenca-Teruel. Como todas las calles el número de policía de las casas comienza en la parte más próxima del centro del pueblo (plaza del Ayuntamiento), estando los números pares a la derecha de la calle y los impares a la izquierda -progresando de este a oeste. A finales de los años treinta (1939), el sector izquierdo de la calle (números impares) alcanzaba la sesentena larga de casas (65 números) mientras que el sector derecho (números pares) solo alcanzaba los cuarenta (46 números). Entonces casi todas las casas estaban habitadas; hoy, por el contrario, la inmensa mayoría está cerradas, deshabitadas.

La del Rosario nace en el entorno urbano de la actual plaza de la Iglesia, calle Iglesia y Calle Arboleda, esta última la comunica con la plaza del Ayuntamiento por la derecha, mientras que la de la Iglesia lo hace con la calle Fuente (antigua calle de Pedro Arnalte) y La Replaceta (plaza Rey Don Jaime). Ascendiendo por la derecha encontraremos la calle Herrería (antiguo callejón de la Herrería) y más arriba la calle Zaragoza -ambas calles: Herrería y Zaragoza son paralelas y comunican perpendicularmente la del Rosario con la de san Roque-; asimismo, la del Rosario y san Roque discurren paralelas. En la confrontación de la del Rosario con la de Zaragoza hay cuatro esquinas, pues frente a la de Zaragoza encontramos, por la izquierda, el callejón del Horno (donde se hallaba el antiguo horno comunal del tiempo del señorío); dicho callejón comunica la del Rosario con la partida de La Porcal, una zona de huertos sita al sur del caserío. Poco más arriba encontraremos por la izquierda la calle del Sol, que comunica la del Rosario con la partida de Callejones zona de huertos situada al suroeste). Desde este punto la calle continúa su trazado hasta arribar a la carretera N-420 (por la derecha) y a la calle Hoya (por la izquierda). En este punto la calle hace una brusca subida, en contraste con la suave pendiente del resto de la vía.

Decía que la calle del Rosario es relativamente recta, pues desde su comienzo casi puede verse el final, y desde el final, mirando hacia el este casi puede verse el campanario. Además es relativamente estrecha, o ancha, según se mire. En cualquier caso es más estrecha que la de san Roque y parece que hubiera sido diseñada par el paso de una sola caballería cargada con haces o cajones. El piso originario de la calle era de tierra apisonada, con todos los inconvenientes que puedan imaginarse, charcos y barrizales cuando llovía o nevaba. Esto fue así hasta los años sesenta, cuando se trajeron las aguas y se hizo el alcantarillado. Con posterioridad la calle fue cementada a escote de vecinos, con ayuda del ayuntamiento, que aportó una parte. Cada vecino contribuyó al pago del presupuesto de la calle en base a los metros longitudinales de fachada que tenía su casa. Ello ocasionó más de un conflicto, producto de la cicatería de algunos vecinos, expresión de la cortedad en los medios económicos. El cementado supuso un paso hacia la modernidad y la salubridad del pueblo, pues cuando las caballerías pasaban sobre el hormigón parecía animales de ciudad. Naturalmente, la calle aparecía con boñigas de animales, que algunos vecinos se apresuraban a recoger con un baleo, como abono para el huerto. No obstante, cada vecina barría todos los días su parte de calle, previo el rociado con agua para evitar el polvo.





Vista del tramo inferior de la calle del Rosario en Torrebaja (Valencia), desde la calle del Sol, con detalle del campanario de la parroquial al fondo, el piso todavía de tierra (años sesenta).
Cabecera de la procesión de san Antón bajando por la calle del Rosario en Torrebaja (Valencia), con detalle del piso de cemento, obra de los años sesenta (2017).

Una mirada retrospectiva: entre la historia y la nostalgia.
Aunque nací en la calle san Roque (en la casa de la tía Rogelia: una hermana de mi abuelo Román casada en Algarra, Cuenca), me crié en la calle del Rosario, en una casa que mis padres compraron a don Francisco Íñigo García Monferrer, alias don Paco. Don Paco era el farmaceútico de Torrebaja y estuvo casado con Antonia, hija única de Francisco Gómez Muñoz, alias el Pachicho y de Virginia Sánchez, otra hermana de mi abuelo Román. Amparo murió joven, de tisis, el matrimonio no dejó hijos. El viudo don Paco cuidó de sus suegros hasta que fallecieron. Cuando faltaron cerró su oficina de farmacia (hacia 1945) y se marchó a un pueblo de Valencia, donde continuó ejerciendo su profesión. Tiempo después, a comienzo de los años cincuenta, mis padres le compraron la casa y unos huertos que tenía. En la entrada de la vivienda, donde estuvo el mostrador de la botica, había una mampara fija, con cristales coloreados enmarcando una puerta, y sobre ésta, un cartel en grandes letras en el que se leía FARMACIA: la gente que no lo sabía, cuando entraba en la casa se sorprendía, y había que contarles la historia. La casa de mis padres estaba hacia la mitad de la calle del Rosario, la fachada mira hacia la actual calle del Sol y frente a la casa había un descubierto para los animales de corral, corte para los cerdos, gallinas, conejos… había una parte cubierta y sobre ésta un altillo a modo de cambrilla.

Decía que la calle del Rosario de mi infancia tenía el piso de tierra, frente a la casa de mis padres estaba la calle del Sol, por en medio de esta discurría una acequia descubierta, con lavadero de obra a cada lado. Las vecinas acudían a diario, con cacharros y ropa para fregar y lavar. Estoy diciendo de mediados de los cincuenta, el pueblo estaba entonces lleno de gente, las calles muy transitadas con animales arriba y abajo, y muchos niños jugando. Para ordenar mis recuerdos bajaré hasta el comienzo de la calle, donde el ultramarinos de los Ritos (El pequeño siglo) y la Casa Abadía, para ir calle arriba hasta la casa de Juliana Jiménez Puerta, mujer del Roches.

El popular comercio de los Ritos (El pequeño siglo) era una tienda muy célebre, a ella acudían a comprar los vecinos, además de muchos otros clientes de otros pueblos y aldeas del entorno; se ubicaba en el número 2 de la calle del Rosario, mano derecha de la misma, esquina con la calle Arboleda. La tienda tenía una amplia puerta siempre cubierta por una persiana, con grandes escaparates encristalados a ambos lados, allí se exponían las novedades. Para entrar a la tienda había que bajar un escalón desde la calle, el piso era de tablas, y un mostrador alargado de madera pulida con ángulo en ambos lados. Tras el pasillo del mostrador había hileras de estanterías, llena de productos de todo tipo; y si no tenía alguno te lo pedían... Los Ritos eran gente amable, servicial, educada. Vendían al contado, a crédito, al trueque de huevos, cereales. Para los que compraban a crédito disponían de unas libretas rayadas donde apuntaban el debe, que pasaban a limpio periódicamente. No abusaban de los clientes; por el contrario, muchas cuentas quedaron sin saldar. La tienda la regentaban los hermanos Tomás y Marcial Gómez Martínez, y tenían como dependiente a Luis, otro de los hermanos de esta saga. El fundador de la tienda fue el Tomás Gómez Gómez: un hombre emprendedor que tuvo tres mujeres y una docena de hijos. Fue también el fundador del cine-teatro de la carretera, posteriormente denominado “Cine Resman”. De la tienda de mi infancia recuerdo muy particularmente los escaparates de los lados: en el de la derecha montaban por Navidad un precioso belén con todo tipo de figuras (nacimiento, pastores, Reyes Magos...), las montañas nevadas con harina, el río con musgo y un espejo figurando el agua… El belén de los Ritos hacía las delicias de los niños, tanto como los juguetes que se exponían en el otro escaparate, el de arriba.





Fachada de la casa de Tomás Gómez Martínez, al comienzo de la calle del Rosario en Torrebaja (Valencia), en cuyos bajos se hallaba el célebre comercio de los Ritos (El pequeño siglo), fundado por Tomás Gómez Gómez (2020).


Cuando digo la casa de los Ritos me refiero a las viviendas de esta familia: sobre la tienda, vivió Tomás Gómez Martínez con su esposa la señora María Miguel (hija del tío Alberto) e hijas: Amparo, Rosa Marí y Mari Luz Gómez Miguel. Amparo es soltera y vive en Valencia, Rosa Mari falleció joven y Mari Luz, que fue médico y casó con Javier el Bruno, padres de dos hijos, murió joven. En la vivienda contigua habitó Marcial y su esposa la señora Carmen Fandos Lagunas con sus hijos: Carmen y Tomás. Carmen (casó con un mozo en Barcelona y tuvo un hijo: el esposo y el hijo fallecieron jóvenes) y Tomás (casó con una moza de El Cuervo y tienen una hija).

Frente a la tienda se halla hoy el salón parroquial, una parte del mismo estaba entonces alquilado al comercio, allí almacenaban todo tipo de aperos, cuerdas, alpargatas de cáñamo, abarcas… había un olor especial, no especialmente desagradable pero muy difícil de definir. En cierta ocasión hicieron un pedido importante de calzado (zapatillas, zapatos de señora, caballero) a un tal señor Alborch, el hombre se puso muy contento pues nunca le habían hecho un pedido tan grande. Formalizado el contrato le invitaron a casa de Tomás a tomar un café que preparó María. El viajante resultó ser el padre de Carmen Alborch Bataller, que muchos años después sería Ministra de Cultura con Felipe González, y candidata socialista a la alcaldía de Valencia. Según me contaba Luis Gómez, el papá de esta señora tenía el establecimiento en la calle de la Linterna, por detrás del Ayuntamiento de Valencia y era un comercio importante.

Haciendo esquina en esa parte de calle, donde hoy se halla el Centro Cultural, había un solar municipal que censaba en la calle Arboleda: el edificio antiguo había sido barbería (planta baja) y casa de maestros (piso alto), lo tiró la aviación durante el bombardeo nacional del 26 de noviembre de 1938. En ese mismo lado de calle está la Casa Abadía: los curas de mi infancia todavía llevaban sotana: don Salvador Plá Álvarez y don Gabriel Sancho Marín (sacerdote natural de Los Santos, que había regido las parroquias de Corcolilla y Casas Bajas). Don Gabriel tenía como casera a su hermana, la señora Majencia. Siguiendo calle arriba, por la izquierda estaba la casa de la señora Elisa Sánchez Gimeno y don Braulio Asensio Pinazo (él de la familia de los Cuerveros, maestro de profesión), que vivían con su hija Alicia Asensio Sánchez. Durante la guerra en la cambra de la señora Elisa estuvieron escondidos el tío Roque el Pito viejo y Román Sánchez Garrido (mi abuelo paterno). La comida se la llevaba Consuelo en una cesta, entraba por la casa contigua, que entonces era un corral con descubiertos. Previamente, a Roque el Pito, Román Sánchez, don Paco el farmacéutico, don Antonio Hernández el médico, y otros se los llevaron a Valencia, estuvieron detenidos en las Torres de Cuarte, y cuando los soltaron algunos volvieron a Torrebaja, fue entonces cuando Roque y Román se escondieron en la cambra, por miedo a que los volvieran a detener. Alicia, la hija de don Braulio y Elisa casó con Manuel Gimillo, médico-cirujano que falleció joven dejando tres hijos pequeños: Manolo, José Antonio y Alicia Gimillo Asensio.




Detalle de las obras de pavimentación en la calle del Rosario de Torrebaja (Valencia), vista desde el tramo bajo de la calle, la Casa Abadía a la izquierda (2020).


Contiguo a la casas de la señora Elisa y don Braulio había (en 1939) un edificio deshabitado que hacía de almacén, con corral y descubiertos, propiedad de Roque Gómez Gómez, alias el Pito. Adosada a este estaba la casa que fue de Ramón Arnalte Gómez (a) el Sebastiano, que fue miembro del Comité Revolucionario de Torrebaja durante la guerra civil. No conocí al Sebastiano, pero sí a su hijo Fidel Arnalte Aliaga y a su esposa la señora Bienvenida (de Garaballa), padres que fueron de Paco y Fiel: Paco emigró de joven a Canadá y casó con una chica uruguaya con la que tuvo dos hijos, y por allí debe andar todavía. Su hermano Fidel casó con M.ª Jesús, una moza de Ademuz, con la que tuvo tres hijos, vive en Teruel. Los hermanos vendieron la casa paterna, y los nuevos propietarios la rehabilitaron.

La casa contigua a la del tío Fidel la habitaba (en 1939) Julián Fortajada Martínez y su esposa Adoración, padres de Dora, Carmen, Julián e Isabel. La razón por la que el señor Julián y su familia ocupaban esta casa es porque su vivienda habitual (al fondo de la calle Arboleda, hoy plaza de la Iglesia) fue hundida durante el bombardeo nacional del 26 de noviembre de 1938. Posteriormente, esta casa fue adquirida por Cándido Monterde y Manuela Gea Tortajada, alias la Tatá; el matrimonio tuvo dos hijas: Pilar y Amparo Monterde Gea. Pilar casó con Jesús Serrano Díaz, alias el Mochilo de Los Santos, ambos fallecieron en un accidente de tráfico en Sarrión, viniendo de Barcelona -el matrimonio dejó tres hijos-: el pequeño de ellos habita en la actualidad la casa con su pareja y el hijo de ambos. Amparo (a) la Candidica casó con César Hidalgo, comisario de policía; el matrimonio tuvo tres hijos y reside en Teruel.

La casa contigua a la de Cándido y Manuela fue de Rafael Sánchez Muñoz (hermano de Román, Eusebio, José, Manuel y otros más…: padre de Carmen la de Emilio el Sordico y de Vicenta, que casó con Modesto). Esta casa la habitaban (en 1939) Juan Manuel Manzano Muñoz (de Ademuz), su esposa la señora Dolores Soriano (de Torrebaja) e hijos: Antonia, Juan Francisco y Rosalía Manzano Soriano, alias los Serapios. Esta familia tenía su vivienda habitual en la calle Fuente (entonces Pedro Arnalte), y fue hundida en el mencionado bombardeo nacional del 26 de noviembre de 1938, siendo esta la razón por la que habitaban esta casa. Posteriormente la casa fue adquirida por Miguel Yuste Jimeno, alias el Ratón y su esposa: en los años sesenta pusieron una zapatería que atendía Mari (a) la Cachorra, pero la tienda no prosperó y la cerraron. La siguiente casa fue de Sebastián González Morales y de su esposa la señora Eugenia. Sebastián era hermano de Felicidad González Cañizares (madre de Domingo, Manuela y Fidel Morales González). Sebastián y Eugenia fallecieron sin hijos y la casa la heredó su sobrino Fidel, marido que fue de Consuelo Tortajada Lagunas, alias la Guacha de Los Santos.




Detalle de las obras de pavimentación en la calle del Rosario de Torrebaja (Valencia), desde el callejón de la Herrería, con detalle de la zanja abierta para el agua potable y las acometidas particulares (2020).


Antes de continuar calle arriba del Rosario volvamos al comienzo de la misma, siguiendo ahora por la margen derecha, esto es, por los números pares. Junto a la tienda y viviendas de los Ritos se hallaba la casa de Damián Gimeno Esparza y de su esposa Rosa Martínez, padres de nueve hijos: Rosa (casó con Francisco León), Clotilde (casó con Gerónimo el Peseta), Isabel (vivió con un tío cura), María, Elena (fue novia de Ángel el Antolín, murió de pulmonía), Ascensión, Isaías (casó con Vicenta), Francisco el Algabeño (guardia civil, casó con una andaluza) y Manolo. Por cuestión de herencia, la casa familiar fue divida en dos viviendas: en la que toca a la casa de los Ritos vive Benilde Casino (de los Caldillos de Cuesta del Rato), viuda de Eladio Díaz Marco, padres de dos hijos: Marcial y Elisa. La otra parte de casa pasó a Rosita Gimeno Martínez (hija de Isaías y Vicenta, que casó con Antonio Marco Cañizares).

Anexa a la antigua residencia de Damián Gimeno Esparza figuran dos casas, que según el censo (de 1939) fueron derruidas por la aviación. En la más inmediata vieron el señor Manuel Gómez Soriano y su esposa la señora Eusebia Martínez Gómez (de Castielfabib), padres de: Manolo, Delfina y Pedro. Manolo (casó en Barcelona, donde falleció), Delfina (que casó en Torrebaja con Ángel Gimeno), y Pedro (casó en Barcelona, donde falleció). El padre de esta familia, Manuel (a) el Ciriaco había emigrado a los Estados Unidos de América en los años veinte (su intención era comprarle a su madre -Ciriaca Soriano Muñoz- una casa; Manuel trabajó en una fundición de Detroit y de regreso a España se instaló en Barcelona, allí conoció a la que sería su esposa, la señora Eusebia. El matrimonio casó en Castielfabib y se instaló en Torrebaja. El Ciriaco fue alcalde del segundo ayuntamiento de Torrebaja durante la guerra civil y miembro de Comité Revolucionario. Cuando el bombardeo que tiró parte de su casa se hallaba en el ejército. No sé si hablé alguna vez con él -me refiero a una conversación, más allá del saludo-; pero le recuerdo ya mayor con la boina calada y un sempiterno cigarrillo entre los labios. Tras la guerra fue represaliado, estuvo en la cárcel y en un batallón de trabajo, redimiendo penas. Inmediata a la de Manuel y Eusebia se halla la que fue de Joaquina Soriano Valdecebro, alias tía Privada. Esta casa fue también hundida en el mismo bombardeo, bajo los escombros quedaron atrapadas la tía Privada y su sobrina Josefina Aparicio Soriano, alias la Chinicas. La tía Privada, de 60 años, falleció, pero Josefina, de 22 años, sobrevivió.

La casa inmediata a la de la tía Privada hace esquina con la calle Herrería -antiguo callejón de la Herrería-: aquí residió Jesús Muñoz León, alias el Borica. El tío Jesús (a) el Borica vivía solo, como resultado de la edad (del mal comer, de la soledad...) parece que se le fue la cabeza. Era un hombre muy peculiar, los mozos y muchachos le gastaban bromas, se burlaban de él. Le recuerdo como un hombre solitario, incluso hosco, que sobrevivía como podía. Murió solo, lo encontraron desnudo, lleno de suciedad, debajo de la cama. La casa se cerró y fue deteriorándose, hasta que hubo que declararla ruina; esto fue en los años noventa. Los herederos cedieron el solar al ayuntamiento, a cambio de la demolición y el descombro del edificio.





Detalle de las obras de pavimentación en la calle del Rosario de Torrebaja (Valencia), vista del tramo medio desde el callejón de la Herrería, la casa de Miguel Yuste a la izquierda (2020).


Sobrepasada la calle Herrería, en la misma mano derecha está la casa de Pedro Soriano Tortajada (hermano de Manuel Soriano Tortajada: padre de Rogelio y Josefa Soriano Cortés, alias los Cariñena), que tuvo una hija de nombre Joaquina: madre de los Rogelios de Ademuz. El hombre no estaba entero, le decían “Pedro el Tontico”, terminó sus días en un asilo, no sé si de Teruel. Al presente esta casa está deshabitada, pertenece a Vicente Cortés Sánchez. Junto a la de Pedro (a) el Tontico está la que fue de Manuel Cortés Chavarria y Teresa Gómez Esparza, padres de Manuel y Tomás Cortes Gómez; este último fue herrero, tenía su fragua en la carretera. La esposa de Manuel Cortés (Teresa Gómez Esparza) fue hermana de Tomás (casado con María: hija de Ignacio el de la posada), de Francisco (padre de Antonio el Viejete) y de Vicente (marido de Amalia la Risicas). Tomás moraba en la masía de Las Ritas (Villel), también conocida como Viñuelas Altas, y fue detenido por un grupo de milicianos y asesinado en el cementerio de Villel (en septiembre de 1936) junto a su suegro el señor Ignacio Gómez Gómez, a su cuñado Manuel Gómez Esparza y a Manuel Aurelio Cortés Soriano, padre de Pepe (a) el Campero. La casa está rehabilitada, pertenece a Encarnación y Ernesto.

Junto a la casa que fuera de Manuel Cortés y Teresa Gómez (en la actualidad de Encarnación y Ernesto) se halla la casona que fue de los Albertos. El padre fue Alberto Miguel Benedicto (hermano de Segundo el Solano, de don Pedro-Manuel: sacerdote hijo de la localidad, arcipreste de Ademuz y párroco de Torrebaja: hijos de Francisco Solano Miguel, de Torrebaja y de Magdalena Benedicto, de Alcalá de la Selva) y de su esposa la señora Antonia Gómez (hija de Manuel Gómez Martínez, alias Manuel el Señor, el que construyó la casa). Del matrimonio de Alberto y Antonia nacieron doce hijos: María (casó con Tomás el Rito), Leonor (casó con Gonzalo Hernández), Pedro, Alberto, Paco, Tomás, Pepe (casó con Dora), Pura (casó con Armando León), Antonio (soltero, fue sastre), Pilar (soltera, fue maestra), Magdalena (casó con Paco, hijo del Algabeño) y Manolo (a) Lico. El último que vivió en esa casa fue Antonio (a) el Sastre; cuando falleció, hace ya unos años, la casa se cerró. Al parecer ninguno de los hermanos estuvo interesado en ella, y recientemente la vendieron. El comprador es el señor Emilio, de Los Santos, electricista de profesión, que la está rehabilitando. Alegra ver cómo se restauran las casas viejas, aunque sea a manos de otros dueños; éstos dan nueva vida a las viviendas, otras ilusiones.




Obras de pavimentación en el tramo medio de la calle del Rosario en Torrebaja (Valencia), con la casa de los Albertos a la derecha, la fachada recientemente rehabilitada por su nuevo dueño (2020).

Detalle de la fachada de la antigua casa de los Albertos en la calle del Rosario de Torrebaja (Valencia), recientemente rehabilitada por su nuevo dueño (2020).


Anexa a la de Alberto y Antonia está la casa donde vivió Eusebio Gómez Soriano y su esposa la señora Emilia Aparicio Aparicio, padres de Manolo, Emilia y Julio Gómez Aparicio. Manolo (casó con Pili: padres de Manolo), Emilia (casó con Pepe Esparza: padres de Carlos y Raúl) y Julio (casó con Isabel la Paticorta: padres de Laura y Oscar). El señor Eusebio fue el pequeño de los hijos de la tía Ciriaca (Ciriaca Soriano Muñoz), esposa que fue de un hermano de José Gómez, alias el Dotor, segundo marido de Cayetana Esparza Gómez.

Adosada a la de Eusebio y Emilia está la que fue de María Valero, madre de Josefa Camañas Valero. Josefa era una mujer menuda, dulce y sufrida, casó con Francisco Soriano García, alias el Tracas: como la mayoría de los lugareños, Paco se dedicaba a la agricultura; pero en invierno hacía de matarife, sacrificaba cerdos por las casas. El matrimonio tuvo dos hijos: Monserrat y Eduardo Soriano Camañas. Monse era una chica joven, simpática, muy guapa; al menos yo así la recuerdo. Estaba a punto de casarse cuando enfermó, decían que “la sangre se le hacía agua” y falleció: el óbito tuvo lugar el 14 de mayo de 1960, tenía 22 años. Su muerte fue muy sentida en el pueblo, y causa de gran dolor y desconsuelo para su familia. Todavía recuerdo el llanto de sus allegados cuando sacaban el féretro de su casa, y la tristeza enorme del vecindario. La inhumaron en el cementerio de Los Llanos, su nicho posee una lápida encristalada con un hermoso ángel de la muerte labrado en mármol blanco.

Junto a la anterior se halla la que fue de Francisco Soriano Gómez, posteriormente ocupada por su hijo José Soriano Muñoz, alias Pepe el Alcaldico y su esposa la señora Herminia Bea Muñoz. Pepe era un hombre sociable, le recuerdo sentado a la puerta de su casa, boina calada de medio lado, el cigarro en la boca; siempre respondía al saludo. Tuvo un accidente yendo en el coche de Dámaso, desde entonces ya no estuvo bien. El matrimonio tuvo dos hijas que se criaban muy delgadas y espigadas, les apodaban las Espadinas. Las hermanas emigraron a Barcelona, donde hacen su vida. Anexo a la del Alcaldico hubo un edificio deshabitado, esquina con la calle Zaragoza; derruido éste solo queda el solar, convertido hoy en una pequeña plazoleta con una fuente coronada por un cántaro. Durante la demolición del inmueble apareció un grafiti -la leyenda decía-: ¡No pasarán! -aludiendo a la consigna del célebre discurso radiofónico de Dolores Ibárruri (a) Pasionaria en Madrid, el 19 de julio de 1936. Probablemente el edificio fue ocupado por refugiados, milicianos o soldados durante la guerra.




Detalle de las obras de pavimentación en la calle del Rosario de Torrebaja (Valencia), vista del tramo medio, la calle de Zaragoza a la derecha (2020).


Volviendo de nuevo al margen izquierdo de calle, nos habíamos quedado en la casa de Sebastián González Morales (tío de Fidel, Manuela, Domingo...) y su esposa, la señora Eugenia… La siguiente casa calle arriba la ocupaba (en 1939) Jesús Santa María (persona no identificada todavía, aunque su apellido hace pensar que era forastero). En esta casa vivieron el señor Balbino Luz Gómez, alias el Juanazo y su esposa la señora Clotilde Gómez Esparza (ella hija de Cayetana y de José, su segundo marido). Balbino y Clotilde fueron los padres de Fernando Luz Gómez, alias el Balbino. Balbino (a) el Juanazo, fue el primer alcalde de Torrebaja durante la guerra civil, y miembro del Comité Revolucionario. La madre, Clotilde, falleció días antes de terminar la guerra -el 28 de marzo de 1939-, a los 33 años: cuentan que camino del cementerio, los que portaban el féretro tuvieron que dejarlo por dos veces en el suelo, por miedo al ametrallamiento de los aviones nacionales que pasaban sobrevolando la zona. El Juanazo fue represaliado tras la guerra, estuvo en la cárcel y Fernando se quedó solo; lo criaron unas tías paternas suyas que venían de Valencia.

La casa anexa a la de Balbino (a) el Juanazo fue de Carmen Tortajada Martínez (de Casas Altas), segunda mujer de Laureano Gimeno Manzano (fallecido en junio de 1938): de su primera mujer dejó una hija (Consuelo) y de la segunda (Carmen Tortajada Martínez) seis hijos: José, Abel, Antonio, Laureano, Adoración y Carmen Gimeno Tortajada. Consta que en los años veinte José marchó a los Estados Unidos de América para hacer fortuna, como tantos otros de Torrebaja. Estando allí le cogió la gran depresión (Crac del 29); tan mal llegó a verse José que escribió a sus padres diciendo: Si quieren volver a ver a su hijo con vida, manden dinero para el billete de regreso, porque no tengo ni para comer… Esta fue la razón de que el tío Laureano vendiera una de las fincas que tenía para pagarle el viaje de regreso a su hijo José. Laureano Gimeno Manzano presidió el último ayuntamiento constitucional (democrático) de la II República, siendo concejales los siguientes vecinos: Francisco Gómez Muñoz, alias el Pachicho; Bienvenido Gómez Martínez, alias el Abadejo; Miguel Mañas Esparza, alias el Peseta y Aurelio Casino Argilés, alias el Pepazo. 





Detalle de la tumba de Laureano Gimeno Manzano (1871-1938) en el Cementerio de Torrebaja, alcalde-presidente del último ayuntamiento constitucional (democrático) de la II República previo a la guerra civil española (2020).

Posteriormente la casa del tío Laureano fue habitada por Benigno González (natural de Cuesta del Rato: familia de los Sargentos) y su esposa la señora Bienvenida Gómez Pérez, de cuyo matrimonio nacieron dos hijos: Antonio y José Miguel González Gómez. Los hijos emigraron a Zaragoza y los padres se quedaron solos, así suele suceder en nuestro medio. Años después falleció la esposa y el marido enfermó de una dolencia que le hacía caminar con dos garrotes, uno en cada mano. Los inviernos solía pasarlos con los hijos, menos el último de su vida. Un día, próximo ya el momento de marchar a Zaragoza le dijo a Dámaso Cortés Jarque: Pásate por casa sobre la una, tengo que hablarte... A la hora indicada Dámaso se presentó en casa de Benigno y como encontrara la puerta abierta entró llamando al de la casa. El dueño no respondió, se hallaba colgado de una viga del techo en la entrada: esto sucedió el 27 de noviembre de 1996. El sobresalto de Dámaso fué grande, dicen que desde entonces ya no fue el mismo. El suicidio nos produce alarma y desasosiego, quizá por la incomprensión que suscita en los vivientes, pese a ser una constante en la historia de la humanidad. La vida se agarra a la vida, es por ello que dejarla “voluntariamente” nos produce estupor. No hay juicio que valga, cuando uno toma semejante decisión es porque vivir se le hace insoportable, en cualquier caso menos apetecible que la muerte. La sociedad tiende a ocultar el suicidio, es tabú; pero en España se producen cada día más muertes por suicidios que por accidentes de tráfico; y en el mundo hay un suicidio cada cuarenta segundos.



Detalle de las obras de pavimentación en la calle del Rosario de Torrebaja (Valencia), vista del tramo medio inferior desde la calle de Zaragoza, con la casa de doña Visita a la derecha (2020).
Detalle de la esquina de la calle del Rosario (derecha) con la de Zaragoza (izquierda) en Torrebaja (Valencia), durante las obras de pavimentación (2020).



Contigua a la de Carmen y Laureano (después de Benigno y Bienvenida) se hallaba la que fue de Antonio Cortés Domingo, alias el Galano, natural de Los Santos, que casó con Consuelo (a) la Garrona. Posteriormente la casa fue adquirida por Manuel Herrero y Crisanta Hernández (los Turroneros de Ademuz), que inicialmente, cuando llegaron a Torrebaja (en enero de 1936), se instalaron en una casa exenta al comienzo del camino de los Callejones. La casa de la calle del Rosario que fue de Manuel y Crisanta es hoy propiedad de su nieta Alicia Herrero Tortajada, hija de Juan y de Dolores (a) la Doloricas (de la familia de los Chullas).


Continúa en:
LA CALLE DEL ROSARIO DE TORREBAJA, VALENCIA (y II).



LA CALLE DEL ROSARIO DE TORREBAJA, VALENCIA (y II).

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Recuerdos y remembranzas,
a propósito de la inauguración del adoquinado de la calle.







Viene de:

En la casa contigua a la que fue de Manuel y Crisanta hubo un comercio conocido como “El Estanco”, aunque cuando yo era chico solo era tienda. Lo regentaba Carmen Arnalte (de la familia de los Peperrojos), casada con Francisco Tortajada Gea, alias el Cirujano. El tío Paco (a) el Cirujano, era de la quinta del 26, como mi padre y el tío Secundino (a) el Chullas. Paco pertenecía a la familia de los Cirujanos, hermano gemelo de María (mujer de Evaristo el Fino), de Abel (que emigró a Argentina, donde montó una barbería y salón de peluquería de éxito) y de Ángel (que en segundas nupcias casó con una maestra de Aldehuela, doña Isabel Marqués Ibáñez). El apelativo “Cirujanos” les venía por su padre, al que llamaban Tomás, hermano de don Nicolás -padre de don Agapito, que tras la guerra fue administrador apostólico de Segorbe-: ambos hermanos fueron barberos-cirujanos, de ahí que a los hijos de Tomás se les conociera como “los Cirujanos” y las hijas de don Nicolás como “las Barberas”. La trágica muerte de Ángel Tortajada Gea fue muy comentada, cuando la guerra regentaba el economato del barrio de Las Minas en Libros (su mujer, doña Isabel era la maestra del barrio minero). El caso es que fue detenido en La Aldehuela, el pueblo de su esposa, adonde habían huido al comienzo de la guerra; traído de nuevo a Las Minas fue encerrado en las escuelas. Allí estuvo varios días, hasta que entre varios milicianos y algunos mineros lo asesinaron. Se cuenta que lo metieron en un bidón y lo tiraron por el barranco del Esparto abajo, hacia la rambla de Riodeva. Una vez allí lo sacaron del bidón y lo remataron a tiros. Lo enterraron allí mismo, al borde de la rambla, y allí estuvo hasta que acabó la guerra, momento en que su hermano Paco (a) el Cirujano y su cuñado Evaristo (a) el Fino lo desenterraron y lo trajeron al cementerio de Torrebaja, donde está inhumado. Carece de señalización funeraria, pero está enterrado en el cuartel superior izquierdo del camposanto.

Obras de pavimentación en la calle del Rosario de Torrebaja (Valencia), detalle del cementado previo al adoquinado en el tramo medio de la calle, con El Estanco a la derecha (2020).
Detalle del antiguo comercio del Estanco, en la calle del Rosario de Torrebaja (Valencia), 2020.


El comercio de Carmen (a) la Estanquera tenía una entrada central cubierta por una cortina, y dos escaparates, uno a cada lado -parecidos al del establecimiento de los Ritos: no en vano los hizo el mismo ebanista, José Garzón Casino. Para entrar en la tienda había que bajar unos escalones, el piso era de tablas, con un largo mostrador enfrente y los estantes al fondo. Lo más llamativo, sin embargo, al menos lo que mejor recuerdo eran los escaparates; como en la tienda de los Ritos, en el de abajo, por Navidad, ponían un precioso belén con su nacimiento, el Niño Jesús en su cuna, la Virgen y san José al lado, el burro y la vaca detrás. Pastores en el campo con sus ovejas, al amor de una fogata o portando un haz de leña al hombro, el río con musgo en las riberas y un espejo simulando la corriente (el papel de plata todavía no se había inventado); al fondo las montañas de corcho, espolvoreadas con harina simulando nieve, el palacio de Herodes en lo alto, los Magos de Oriente con sus camellos y pajes… Los niños nos agolpábamos ante el escaparate durante horas, los más pequeños subidos en un pequeño poyo que había al pie. En el escaparte de arriba ponían los juguetes: pelotas de goma, patinetes, cochecitos, muñecas… y un sinfín de objetos que hacían nuestras delicias.

Junto al antiguo Estanco se halla la casa de la familia de Antonio Blasco Almazán, alias el Cestero, que vivió allí con su esposa e hijos: Ernesto, Manuela y María Blasco Lozano. Ernesto (fue practicante, casó con Amalia), Manuela (fue peluquera, casó con Luis) y María (ama de casa, casó con Paco el Rullo). En ciertos momentos del año, el tío Antonio (a) el Cestero iba por los pueblos y aldeas ejerciendo su arte, fue maestro del joven Fermín Luz Yuste (de Sesga), que aprendió el oficio fijándose en cómo trabajaba el señor Antonio. Antes de la aparición del plástico la cestería fue una actividad artesanal necesaria para la actividad agrícola y la vida rural en general. La gente le llevaba los mimbres ya remojados y el cestero los montaba. Los últimos que vivieron en la casa fueron María Blasco Lozano y Paco Romero Muñoz, padres de cuatro hijos: Mercedes, Paco y dos más. María falleció joven, y su esposo, que trabajo como maestro albañil en la construcción del nuevo templo de Torrebaja, quedó al cargo de sus hijos. La familia emigró por último a Cataluña, allí se asentó y prosperó.

Fachada principal (septentrional) de la casa que fue de don Antonio Hernández Montesinos, médico de la localidad y de su esposa, la señora Visitación Navarro Ruescas en la calle del Rosario de Torrebaja, una obra modernista con un magnífico mirador (2020).

Callejón del Horno, donde se hallaba el antiguo horno comunal del mayorazgo, vía perpendicluar por la izquierda a la calle del Rosario de Torrebaja (Valencia), 2020.



En este mismo lado de calle, esquina con el callejón del Horno está la casa de doña Visita Navarro Ruescas, viuda de don Antonio Hernandez Montesinos, natural de Aras de Alpuente, médico que fue de Torrebaja. Doña Visita era una señora alta, delgada, semblante pálido, formas delicadas… persona muy religiosa. Es la única cristiana que encontré cuando llegué a Torrebaja -me dijo en cierta ocasión don Gabriel Sancho Marín. No sé si sería verdad, ni cómo medía el señor cura la cristiandad de cada cual. En cualquier caso, en el epitafio de su lápida se lee: “Mi alma espera en el Señor”. Yo siempre la vi vestida de negro, portaba un luto permanente. Doña Visita era hija de don Felipe Navarro Artigot, médico de Ademuz originario de Albarracín que tuvo casi dos docenas de hijos. Dicen que llegó a Ademuz con un traje nuevo y su maletín de médico, pero fue un hombre emprendedor, político y empresario que hizo fortuna. Prueba de su espíritu práctico fue que a los hijos varones les dio carrera y a la mujeres las procuró casar con profesionales liberales: médicos, veterinarios y demás. Del matrimonio formado por don Antonio y doña Visita hubo dos hijos: Joaquín, que fue también médico y casó con una señora de Cabra (Granada), lugar donde seguramente ejerció e Isabel, que casó con don Antonio Villanueva Garrido (hijo de don Casimiro, que fue médico), un boticario natural de Casas Bajas que abrió oficina de farmacia en Torrebaja mediados los años cuarenta. La casa de don Antonio y doña Vista es amplia y muy vistosa, en su tiempo poseía comodidades impensables en las demás casas del pueblo; debió construirse en las primeras décadas del siglo XX, en estilo modernista. Lo más llamativo es el estupendo mirador que luce en su fachada septentrional: al frente mira hacia la calle Zaragoza (que es el norte) y por los lados a la calle del Rosario (al este por abajo, al oeste por arriba). A don Antonio no le conocí, murió en 1945. Me contaba Pepita Marín Sánchez, hija José (a) el Farriate y de Josefa, que ella nació en el momento en que la aviación nacional bombardeaba Torrebaja. Los esfuerzos de su madre por parirla se confundían con el estruendo de las bombas. Esto sucedió en las primeras horas de la tarde del día 26 de noviembre de 1938. Finalizado el bombardeo (y concluido el parto) don Antonio el médico acudió a ver a su madre: Llevaba la cabeza vendada por una herida que le produjo un cascote, al estallar una bomba en las proximidades de su casa.

El relato anterior coincide con otro que me hizo la señora Manuela Blasco, que cuando la guerra “se hablaba” con un soldado de Villarreal de los Infantes (Castellón), instalado en esta plaza. Al mozo le llamaban Manuel Agulleiro Sanz y tenía pánico de la aviación. Aquel día, cuando comenzó el bombardeo, se hallaba en casa de los padres de Manuela, situada junto a la de don Antonio y doña Visita. Temeroso de las bombas, el soldado Agulleiro huyó despavorido por el callejón del Horno, para protegerse se metió en una acequia junto a una tapia, con tan mala fortuna que una de las bombas que estalló en las proximidades derrumbó el muro y le aplastó. Lo encontró poco después una moza del pueblo (Pilar la de Manuel el Royico, que casó con Paquito Verbena), que iba por agua a la fuente Pedorra, y al soldado muerto le asomaban las alpargatas por entre los escombros. La misma bomba que mató al novio de Manuela es la que probablemente hirió en la cabeza a don Antonio el médico, de ahí que cuando fue a visitar a la puérpera llevara la cabeza vendada.


Detalle de la esquina del callejón del Horno con la calle del Rosario de Torrebaja (Valencia), la primera casa fue de Miguel Aliaga y la segunda de Florentino y Úrsula (2020).

El callejón del Horno (en 1939) censaba en la calle del Rosario, la primera casa por la izquierda era el antiguo horno comunal, activo hasta finales de los años cincuenta, principios de los sesenta: el último hornero fue el tío Marino, hijo de Guillermo Cortés y de Teresa Cañizares. Enfrente del Horno se hallaba la casa de Saturnino Carpio Pardo, un guardia civil que vino al puesto de Torrebaja, estaba casado y tenía tres hijos: Isabel, Erlinda e Ignacio (a) Carpio: éste hizo vida en Alcañiz (Teruel). El señor Carpio falleció en enero de 1941. La casa del señor Carpio fue adquirida después de la guerra por Domingo Morales Roselló (que había estado en América) y su esposa la señora Rosa Gómez Calles, que marcharon a Barcelona; el matrimonio tuvo dos hijas: María y Emilia Morales Gómez. La casa la heredó la hija menor, Emilia, que casó con Roque Calvete Morales, padres de José Luis, y los gemelos Manolo y Rosa M.ª. 

La siguiente casa estuvo habitada por Manuel Soriano Tortajada y su esposa Adelaida Cortés, padres de Rogelio y Josefa Soriano Cortes, alias los Cariñena. Rogelio se casó en el barrio de Las Minas de Libros con una viuda que tenía dos hijos, ambos murieron en la guerra; con ella tuvo una hija muy guapa, que fue su heredera: la que puso la señalización funeraria que indica el lugar de su inhumación en el cementerio de Torrebaja. Rogelio fue un hombre anecdótico, muy andarín y bebedor; cuando se emborrachaba salía al balcón y clamaba no se sabe muy bien si a favor o en contra de Franco y toda la corte celestial... Se cuenta de él que en cierta ocasión se puso muy enfermo, tanto que el médico dijo que de aquella noche no pasaba. Doña Vista Navarro Ruescas era vecina suya y se fue a dormir convencida que el hombre fallecería durante la noche. A la mañana siguiente lo primero que hizo la buena señora fue preparar una bandeja con algo de desayuno para los que presuntamente habían estando velando al pobre Rogelio. Se presentó en la casa y llamó varias veces: Josefa, Josefa… Como nadie contestara volvió a insistir: Josefa, Josefa… Esta vez respondió la voz de Rogelio, diciendo: Josefa, que te llaman… La señora Visitación, al oír la voz de Rogelio, al que hacía difunto, dejó caer la bandeja que portaba y salió corriendo de la casa, todo lo deprisa que la llevaban las piernas. El susto que se llevó fue morrocotudo! A la muerte de Rogelio (porque finalmente le alcanzó la muerte) la casa fue adquirida por Paco (a) el Manso: hoy es propiedad de su hermanastro, Ramón Martínez Martínez, de Los Santos. 

Junto a la casa de los Cariñena se halla la que fue de Miguel Fortea Garrido y Gerónima Esparza Esparza. El señor Miguel era hermano de Lucía la de la Fonda y la señora Gerónima era hermana de mi abuela Vicenta (ambas procedían de Castielfabib). El matrimonio de Miguel y Gerónima tuvo varios hijos: Marina, Paco, Amparo, Ascensión, Antonio y Miguel Fortea Garrido. Durante la guerra civil, el señor Miguel Fortea estuvo al frente de Parques y Talleres del XIX Cuerpo de Ejército (Ejército Republicano de Levante), el taller estaba en el garaje de Elpido Cañizares (de Torrebaja). Aquí conoció a un tal Josip Broz Tito, dirigente comunista que fue dictador de Yugoslavia durante décadas. Posteriormente el Parque Móvil se trasladó a Casas Bajas, el taller lo pusieron en la iglesia parroquial, para lo cual abrieron un gran boquete en la fachada septentrional del templo, y un gran foso en el suelo. El tío Miguel Fortea fue un hábil mecánico, inventó una soldadura especial para los camiones rusos del ejército popular, a los que se les partía la culata por el frío y perdían aceite… la soldadura que ideó fue una mezcla de plata y antimonio, que solucionó el problema. Después de la guerra el señor Miguel fue taxista, tenía su taller en un gran edificio con fachada de ladrillo que hay en la carretera de Cuenca-Teruel, junto a un olmo monumental ya desaparecido.



Viviendas de la calle del Rosario de Torrebaja (Valencia), con el callejón del Horno a la derecha (2020).

Anexa a la casa de Miguel Fortea y Gerónima Esparza, esto es, en la esquina del callejón del Horno con la del Rosario vivieron Manuel Aliaga Soriano y María Manzano, de cuyo matrimonio nacieron tres hijos: Antonia, Lola y Manolo Aliaga Manzano, alias los Orejas. Lola casó con Pepito, hijo de Bienvenido y Marcelina, falleció joven y no dejó hijos. En la casa anexa calle arriba vivió Florentino López Rodrigo y su esposa Úrsula (a) Ursoleta. El marido era un hombre de cuerpo menudo y muy vivaracho, que tocaba la bandurria en los pasacalles. Procedía de Garcimolina (Cuenca), donde el matrimonio regentó un molino, y tenían una hija Mari: una chica vistosa que siempre lucía muy arreglada. Junto a la casa de Florentino y Úrsula estaba la de Anunciación Sánchez Benedicto (hermana de Consolación, Visitación, Blanca Flor y Enrique: hijos de Eusebio Sánchez Muñoz y Trinidad Benedicto), en la que vivió una familia forastera que se instaló en el pueblo. Esta familia procedía de Casas Nuevas (aldea de Salvacañete, Cuenca), y vinieron como medieros de la señora Anunciación, esto fue a finales de los años cincuenta. Al hombre le llamaban Isidoro López Gómez y a la mujer María (a) la Muda, pues era muda de nacimiento. El matrimonio tenía dos hijos: Daniel (a) el Muda, una chica y Ángel. Con motivo de las obras de construcción del nuevo templo de Torrebaja, el ayuntamiento hizo un reparto de concejadas y al señor Isidoro le tocó llevar un carro de grava. Por alguna razón el hombre era de ideas avanzadas, no sé si anticlerical y comecuras, y cuando Trinitario el alguacil se lo dijo respondió: Yo a la iglesia no voy ni vivo ni muerto… El alguacil le dijo entonces: Bueno, pues lleva la grava a las escuelas -que también las estaban construyendo por entonces. La anécdota sucedió sin más, aunque es seguro que el alguacil lo comentaría en el Ayuntamiento. 

Al tiempo sucedió que iba el señor Isidoro con su carro de varas por la calle del Rosario, cuando un gato que salió del callejón del Horno espantó al macho, con tan mala fortuna que envistió a Isidoro, empujándole contra la esquina de Leoncio (a) el Veinteno, clavándole una vara del carro en el costado. Parece que el hombre murió casi en el acto, nada pudo hacerse por salvarle la vida: esto sucedió el 25 de junio de 1960. Recuerdo el trágico suceso, porque con morbosa curiosidad los niños íbamos a ver la sangre que durante un tiempo coloreó la esquina del Veinteno. Al difunto le llevaron directamente al depósito del cementerio de Los Llanos, allí le practicaron la autopsia, y terminada la necropsia lo enterraron. Entonces fue cuando alguien recordó aquello que dijo el pobre Isidoro, que no pisaría la iglesia ni vivo ni muerto, y no la pisó. A raíz de la muerte de Isidoro la familia se marchó del pueblo. Pero durante años su hijo Daniel siguió viviendo por Todos los Santos a poner flores a su padre: su tumba se halla en el cuartel superior derecho del camposanto. Posteriormente, la casa donde habitó Isidoro con su familia fue adquirida por Leoncio Vicente Lahuerta y Manuela Morales González, padres de cuatro hijos: Javier, Elena, Jesús y Pilar. La familia de Leoncio procedía de Bezas y Manuela (a) Manuelica de Mas de los Mudos; él trabajó muchos años para Enrique Sánchez Hernández (hijo de Enrique el Eusebio).



Detalle del levantamiento del cementado de la calle del Rosario en su tramo medio, obra de los años sesenta (2020).




Detalle del levantamiento del cementado de la calle del Rosario en su tramo medio, obra de los años sesenta (2020).

Junto a la casa de Leoncio y Manuela está la que fue de Federico Martínez y Francisca Garrido. De este matrimonio nacieron tres hijos: Antonio, Cristeta y Amalia Martínez Garrido. La casa censaba (en 1939) a nombre de Antonio Martínez Garrido, el hijo mayor de esta progenie -lo que evidencia que los padres había fallecido por entonces. El tío Federico (a) Federo era un importante propietario de Torrebaja, el que más contribución pagaba del pueblo, por encima de los Pitos, que eran los segundos grandes contribuyentes. Federo estaba muy orgulloso de su casa, y no era para menos, pues fue la primera que se construyó en Torrebaja con planos de arquitecto. Basta ver la fachada con su gran portón de dos hojas en madera labrada, apliques de bronce, zócalo de piedra y ladrillo, adornos cerámicos, doble balconada con un ojo de buey en la parte alta, coronada por un ornado acroterio… podríamos decir que su estilo responde al gusto modernista de principios del siglo XX. Durante la guerra civil en esta casa se hospedó Carlos Sanz Asensio (de la CNT), Alto Comisario del XIX Cuerpo de Ejército, cuyo estado mayor estaba en Torrebaja: lo mandaba el coronel del arma de Infantería don Joaquín Vidal Munárriz (que residía con su esposa en una casa de la carretera, donde hoy se halla la oficina de farmacia del Ldo. Villanueva). 

La estancia de ventana circular que da a la calle sirvió de calabozo para presos militares… en sus paredes todavía se conservan las siglas de sindicatos anarquistas (CNT-FAI), calendarios con fechas tachadas, dibujos… Cuando la guerra, Francisco Provencio Garrido (de Torrealta), sobrino carnal de Francisca, vivió alguna temporada en casa de su tía con sus primas (Cristeta y Amalia), tenía por entonces 12-14 años. Allí conoció al Alto Comisario Carlos Sanz, que de vez en cuando le invitaba a ir con él a los asuntos de su cometido. Iban en un pequeño coche que tenía el comisario y cuando llegaban al sitio, a Los Santos o donde fuera el hombre le decía: Paco, tú quédate en el coche, no bajes, que vuelvo enseguida… -y Paquito obedecía. La casa la heredó la señora Amalia, que casó con Ernesto Blasco (hijo de Antonio Blasco Almazán), que fue barbero y practicante durante muchos años en Torrebaja. De este matrimonio nacieron dos hijos: Ernesto y Maruja Blasco Martínez. Ernesto que fue abogado y casó en Valencia, Maruja es soltera. Hace unos meses, los hermanos Blasco Martínez hicieron donación de su casa al Ayuntamiento de Torrebaja.



Fachada de la casa del tío Federo y de su esposa la señora Francisco Garrido, obra modernista de principios del siglo XX en la calle del Rosario de Torrebaja (Valencia): la casa ha sido donada por los herederos ( Ernesto y Maruja Blasco Martínez al Ayuntamiento de Torrebaja (2020).



Detalle del portón de entrada a la casa que fue del tío Federo y de su esposa, la señora Francisca Garrido en la calle del Rosario de Torrebaja (Valencia): durante la guerra civil se instaló en ella Carlos Sanz Asensio, alto comisario del XIX Cuerpo de Ejército (Ejército Republicano), 2020.


Junto a la casa que fue de Amalia Martínez y Ernesto Blasco se halla la casa que fue de Miguel Calvo Gimeno (hermano de José y de Consolación: mujer de Daniel Gómez Julian, alias el Satrecillas). Esta casa estuvo deshabitada durante décadas, hasta que hace unos años fue adquirida y rehabilitada con mucho gusto por una hija de Marina Gómez Romero, alias la Colasa. Marina Morales Gómez hija es soltera y vive en esta casa con su madre, la señora Marina Gómez Romero. Junto a esta se halla la que ocupó Victoriano Aparicio, padre de Josefina (a) la Chinicas que casó con Ramón (a) el Zapatos, de cuyo matrimonio nacieron tres hijos: Pepe, Ramón y Paco Cañizares Aparicio. Pepe fue panadero en Vallanca, Ramón es panadero en Torrebaja y Paco regenta un bar (El Rincón de Francho) en la localidad. La madre de éstos (Josefina Aparicio Soriano) fue la que se quedó enterrada bajo los escombros con su tía (Joaquina Soriano Valdecebro), cuando el bombardeo nacional del 26 de noviembre de 1938.

Anexa a la anterior esta la que fue de Julia Gómez Muñoz, que hace esquina con la actual calle del Sol. La casa fue habitada posteriormente por Joaquín Gómez Romero (hermano de Veneranda, Colas y Marina, los Colases) y Carmen Bea Muñoz (hermana de la mujer de Pepe el Alcaldico); esta familia hizo su vida en Barcelona. Años después, los propietarios de esta casa adquirieron la de Josefina (a) la Chinicas y Ramón (a) el Zapatos, juntando ambas viviendas.


Obras de pavimentación en la calle del Rosario de Torrebaja (Valencia), con detalle de lainstalación del agua potable y las acometidas particulares (2020).


Tramo medio alto de la calle del Rosario en Torrebaja (Valencia), con detalle de una vivienda restaurada (2020).


Antes de proseguir por la calle del Sol, volvamos un momento atrás, para situarnos en la esquina de la calle del Rosario con la de Zaragoza. En dicha esquina está la casa que fue de Leoncio Martínez (de Los Santos), alias el Veinteno y de María Tortajada Gimeno, hija de Roque (a) el Manzanero -padres de Ramón el Leoncio y de Maricarmen, segunda mujer de Dámaso Cortés Jarque (de Los Santos)-: pero esta casa censa en la calle Zaragoza, no en la del Rosario. Anexa a esta se halla la que habitó Justa Tregón Pérez, esposa de Daniel González Gracia, procedentes de Teruel. El matrimonio tuvo cinco hijos: Daniel (que fue político durante el franquismo y segundo alcalde de Valencia), Manolo (a) Varela, Ricardo, Carmen (falleció joven) y Justo González Tregón (que fue alcalde de Torrebaja). El padre de esta familia, señor Daniel, era carpintero y falleció estando la madre embarazada de Justo; esta fue la razón de que a Justo lo criaran unos familiares en Villastar, porque la madre no podía atender a todos. La señora Justa era una mujer menuda, amable, educada. Además de atender la casa y a sus hijos cosía para los Ritos, pues era costurera. Los Ritos le proporcionaban el material (tela, hilo, botones…) y ella cortaba y cosía camisas, calzoncillos, toquillas... -esto antes y después de la guerra. Pero la tía Justa y su familia estaban alquilados. La casa era propiedad de Teresa (a) la Peperroja y de su marido Manuel (hermano de Clara, Teresa, Ramona y Concha Jimeno Fortea), padres de Josefina y Manuel Jimeno. La casa pasó a Josefina, que casó con Dámaso Cortés Jarque (de Los Santos), de cuyo matrimonio nació Clara Cortés Jimeno (que casó con Manolo), su actual propietaria.


Detalle de la fachada de una vivienda tradicional en la calle del Rosario de Torrebaja (Valencia), en ella censaba (en 1939) la señora Clara Jimeno Fortea (2020).


Anexa a la anterior está la que habitó Pedro Marín Gómez (hermano de Antonia la Abadeja y de Miguel Marín Gómez: padre éste de Anuncia, Victoria y Miguel Marín Adán) y su esposa la señora Tomasa Pérez Jarque, alias la Vizcarra (de Ademuz), a la que me describen como mujer “guapa de cara y de piel fina y blanca”. El matrimonio formado por Pedro y Tomasa tuvo tres hijos: César (funcionario, casó en Alberique), José el Farriate (nacido en Ademuz, padre de Pepita Marín Sánchez: esposa de Ramón el Isaías) y Miguel (veterinario, falleció joven). La casa le tocó a César, que la vendió al tío Julián érez Soriano, el Aperador y a su esposa, la señora Herlinda Carpio (hermana de Ignacio e Isabel: hijos de Saturnino Carpio Pardo), padres de Noelia y Elvira Pérez Carpio, sus actuales propietarias. En el censo de 1939, el señor Julián Pérez Soriano, de profesión carrero, tenía su vivienda y taller en la calle Carretera, entre la casa de Rafael Ramírez y la de Juan José de la Salud Gómez, es decir, donde al presente se halla el supermercado “Aldi” de los Toperas.

Junto a la de Pedro Marín y Tomasa Pérez ésta la que habitaron los Cristos: José Iglesias Lagunas y Antonia de la Salud (ella era hermana de Enrique el Casimiro: alcalde del tercer ayuntamiento de Torrebaja durante la guerra civil y concejal del cuarto). El matrimonio tuvo varios hijos: Antonio, Enrique (casó con Tonina), Pepe (marchó a Venezuela), Tomás (casó con Anita la Bruna), Teresa y Ascensión Iglesias de la Salud. El mayor de los hijos, Antonio (a) el Cristos, cuenta en su currículo con el dudoso honor de haber participado en el expolio y destrucción de la iglesia parroquial de Torrebaja, se le recuerda también vistiendo ornamentos religiosos y haciendo procesión burlesca calle del Rosario arriba… Asimismo, se le menciona en la Causa General como miembro de la checa que dio muerte a Conrado Andrés Sánchez, natural de Casas Altas y vecino de Las Minas de Libros, donde sus padres tenían carnicería; participó también como voluntario a las órdenes del Comité Revolucionario de Torrebaja, haciendo guardia en las barricadas de la carretera, y requisando caballerías por los pueblos. 

Según un informe del comandante de la Guardia Civil de Torrebaja, ya antes de la guerra, a Antonio (a) el Cristos se le tenía por persona de mala conducta. No obstante sus antecedentes, después de la guerra civil no fue detenido ni encausado por ningún delito. Era un personaje de lo más singular, conocía a todo el mundo, y si no encontrabas entrada para los toros en Valencia no tenías más que llamarle, él te la conseguía… Compinche de correrías de Antonio (a) el Cristos fue su cuñado Vicente Chordiz Femenia, de 33 años, natural de Albalat de la Rivera (casado con una de las hermanas de Antonio el Cristos). Este individuo llegó a Torrebaja con las primeras columnas de milicianos, y en cierta ocasión obligó al médico de la localidad (don Antonio Hernández Montesinos) para que fuese a ver a alguien enfermo, a punta de fusil aunque sin causarle daño. Encausado en la detención y muerte de Conrado Andrés Sánchez (el citado carnicero de las Minas de Libros), en 1941 se hallaba en San Miguel de los Reyes, extinguiendo condena de treinta años.



Detalle de portón de entrada a un patio posterior correspondiente a la casa de la izquierda: aquí se hallaba la casa de José Iglesias Lagunas y de su esposa la señora Antonia de la Salud, alias los Cristos (2020).

En la casa de los Cristos (actualmente desaparecida), residieron a principios de los años sesenta los Matorros de Casas Altas (un matrimonio con cuatro hijos: dos chicas y dos chicos), vinieron como medieros de doña Visita Navarro. La familia estuvo en Torrebaja unos años, hasta que emigró de nuevo, esta vez a Barcelona; allí se asentó y prosperó. Con uno de los hijos (Moisés Sánchez), tuve amistad -tanto en Torrebaja como en Barcelona-: estando en la ciudad condal muchos domingos por la tarde quedábamos, y junto con José Manuel Gómez Pinazo recorríamos la ciudad. Cuando yo me marché de Barcelona a Valencia (en 1970) para continuar los estudios, perdimos el contacto. Junto a la casa de los Cristos hay una casa que (en 1939) figura como deshabitada. Sin embargo, aquí vivió en 1940 María Martínez Martínez, alias la Manzana, esposa de José Báguena Tortajada, alias el Frilecico, padres que fueron de Mercedes, Ramón, Aurora, Joaquín y José. Joaquín falleció de rabia, a consecuencia de la mordedura de un perro, tenía 17 ó 18 años. Aquí vivieron después Bienvenido Pérez Martínez (sastre fe profesión) y Marcelina Ruiz Alcarria: el matrimonio procedía de la Laguna del Marquesado, Cuenca; trajo dos hijos: Pepe y Mercedes Pérez Ruiz. Pepe (casó con Lola Aliaga Manzano y falleció joven) y Mercedes (casó con Cándido Roselló Domingo). Esta casa en la que vivieron Bienvenido y Marcelina tiene como acceso el solar de la antigua casa de los Cristos, pertenece a Lamberto y su esposa, él de la familia de las Jacintas.



Detalle de fachadas de casas en el tramo medio alto de la calle del Rosario de Torrebaja (Valencia), la primera de la izquierda fue de la señora Clara Jimeno Fortea, la siguiente es una construcción restaurada (2020)

La casa contigua a la de Bienvenido y Marcelina fue de Clara Jimeno Fortea: una señora de porte antiguo, de las de pañuelo negro, saya y faldriquera. Cuando yo la conocí era ya una anciana viuda. De su matrimonio hubieron dos hijas: Antonia y Ana Domingo Gimeno. Antonia casó con Lisinio Aliaga Soriano (padres de Anita y Pepe) y Ana casó con Ramón Martínez, mozo de Los Santos de cuyo matrimonio nacieron Fernando y Paco Martínez Domingo. Ana falleció joven y el marido regresó a Los Santos donde contrajo nuevas nupcias, de este segundo matrimonio nació Ramón Martínez Martínez, ebanista de profesión. Los hijos del primer matrimonio (Fernando y Paco el Manso) quedaron al cuidado de la abuela Clara y de su tía Antonia.

En la casa inmediata de la tía Clara vivió Dolores Gómez, una señora ya mayor y menuda de cuerpo, siempre vestida de oscuro; con ella vivía a temporadas una nieta o sobrina. La casa anexa fue del matrimonio formado por Bienvenido Gómez Martínez y Antonia Marín Gómez, alias la Abadeja. Del matrimonio nació una hija, Trinidad, que casó con Pedro González Mañas (familia de los Sargentos de Cuesta del Rato), padres que fueron de Pedro, Trinidad y Miguel. El señor Bienvenido fue concejal en el último ayuntamiento constitucional de la II República (que presidió el señor Laureano Gimeno Manzano), pero yo le recuerdo ya de mayor. Era un hombre alto, con boina calada, enjuto de carnes, siempre con un saco al hombro y una corbella en la mano: su uniforme de faena para ir al campo. No debía ser el hombre muy sociable, más bien de los que van siempre a la suya, sin interesarse mucho por los demás. Pero no creo que su actitud fuera premeditad, más bien era su forma de ser. También es posible que tuviera sus motivos. No frecuentaba la iglesia, ni los bares… tampoco se le vio nunca en un funeral. Digo esto porque hay una anécdota que explica su proceder, y fue el día de su fin y acabamiento. Era costumbre en el pueblo que cuando alguien fallecía se le velará en su casa veinticuatro horas antes de llevarle a la iglesia, para la misa de cuerpo presente y el entierro. Antonia (a) la Tatá, que vivía enfrente (en lo que hoy es la calle del Sol) me contó que cuando falleció Bienvenido la viuda se presentó angustiada en su casa, para que Román buscara cuatro hombres para llevar el féretro, porque era la hora de venir el cura y no había más que cuatro viejas. El tío Román tuvo que buscar rápido a gente para llevar el cajón de Bienvenido a la iglesia. Al parecer, desde aquel día no faltó alguien de esta familia en ningún entierro… La anécdota es real y tiene su moraleja: Si quieres que vayan a tu entierro, procura ir a los de los demás.


Detalle de fachada tradicional en la calle del Rosario de Torrebaja (Valencia), en dicha vivienda censaba (en 1939) la señora Dolores Gómez (2020).

Frente a la casa de Bienvenido y Antonia (a) la Abadeja está la calle del Sol. Hasta mediados de los sesenta las viviendas de esta calle censaban en la del Rosario (al igual que las casas del callejón del Horno), y como se dice arriba, por en medio de la calle discurría una acequia descubierta en cuyas márgenes de obra las vecinas lavaban la ropa y fregaban los cacharros de cocina. La acequia continuaba por un callejón cubierto (el callejón del tío Román), que daba acceso a los corrales y cuadras. Fue en esta acequia donde se le comenzaron los primeros síntomas hidrofóbicos al joven Joaquín Báguena Martínez, que falleció de rabia en Valencia (en 1940), a consecuencia de la mordedura de un perro propiedad de Armando León Valero. Como se dijo, Joaquín Báguena vivía con su madre (María Martínez Martínez, alias la Manzana) y hermanos en la casa que posteriormente habitaron Bienvenido y Marcelina (entre la de Antonia la Cristas y la tía Clara). El padre de Joaquín (José Báguena Tortajada) fue guardia civil y falleció en el frente de Teruel durante la guerra. 

Pero volvamos a la acequia de la calle del Sol... en una casa de esta parte de calle vivía el matrimonio formado por Román Gea Sánchez y Antonia Tortajada Luis, padres de Joaquín, Manuela, María y Tonica. Joaquín marchó a la guerra y ya no volvió, la mataron en el frente de Teruel, por Celadas, según se dijo por sus propios compañeros de trinchera, por ser de derechas. El caso de Joaquín no fue un caso excepcional en la guerra; tanto en uno como en otro bando. Desde entonces y hasta el fin de sus días la tía Antonia vistió luto. No obstante, Antonia era una mujer alegre, sabia a su manera, conocía muchas historias antiguas del pueblo, anécdotas, oraciones, incluso conjuros para que aparecieran los objetos perdidos… era también el centro de la tertulia que se formaba en las noches de verano en la esquina de la calle del Rosario con la del Sol, cuando la vecindad salía con su silla baja a tomar la fresca. Otra tertulia notable era la que se formaba en la puerta de la casa de doña Visita, esquina del Rosario con el callejón del Horno. Antonia (a) la Tatá era muy devota, además de buena mujer, cualidades que no siempre van juntas. En una habitación de su casa tenía una imagen de san Antonio de Padua de tamaño natural que a mí me imponía, pero lo que más me impresionaba era saber que en el último cajón de la cómoda de su habitación guardaba su mortaja. Se lo oí contar muchas veces. 

Al parecer, la tía Antonia no temía la muerte, sabía que tenía que llegar y la esperaba preparada. Ciertamente tenía el don de la narrativa, daba gusto escucharla; por eso centraba las tertulias de la fresca encandilando a chicos y mayores. Su marido, Román era un hombre alto y bien plantado, tan buena persona como ingenuo. Alguien le convenció de que en un huerto que tenía a la entrada de Los Callejones, los moros (o los carlistas) habían enterrado un pellejo de toro con un tesoro de monedas dentro. Y el buen hombre cavó de arriba abajo el huerto, por si acaso era verdad. Dicen que lo volvió a labrar de abajo arriba, sin encontrar nada. Hay quien dice que aunque estuvo a punto de hacerlo lo cierto es que no llegó a cavarlo ni a labrarlo... vaya usted a saber.



Detalle de la esquina de la calle del Sol (derecha) con la calle del Rosario de Torrebaja (Valencia), en ella censaba (en 1939) la señora Julia Gómez Muñoz (2020).

Detalle de fachadas en la calle del Sol de Torrebaja (Valencia): la vía comunica la calle del Rosario con el camino de los Callejones (2020).

En la casa anexa de la de Román y Antonia (a) la Tatá está la que habitó Jacinto Montón de la Merced (en 1939). Jacinto era sastre de profesión, aunque no me ha sido posible filiarlo. No conocí a este señor, pero sí a Blanca Flor Sánchez Benedicto, que la habitó siendo yo niño. La señora Blanca (hermana de Anunciación, Consolación, Visitación y Enrique, alias los Eusebios) estuvo casada con Manuel (a) el Royete, que fue capitán de la Guardia Civil. El matrimonio tuvo dos hijos: Manuel (ingeniero industrial, emigró a Suiza) y Lola que casó con Paco. Lolita y su marido eran un matrimonio de aspecto muy formal y educado, debían ser funcionarios. El marido padecía una sordera profunda; no oía nada, pese al audífono que portaba. Es por ello quizá que siempre iban junto a su esposa. La pareja venía a pasar el verano con sus hijos (Paco y Blanca) a Torrebaja: el chico estudió medicina y se hizo dentista. La hija era una chica rellenita y pelirroja, muy graciosa. En cierta ocasión estuve en su casa de Valencia. Fallecidos los padres los hijos dejaron de venir a Torrebaja, se desvincularon del pueblo. En la casa de la señora Blanca había otra vivienda, en ella residieron el tío Paco el Pintor y familia; posteriormente vivieron Julio (de Negrón) y su esposa Sara (hija de Daniel Sánchez y Lucía Fortea), y también un nieto de estos: Daniel González (a) el Gasiosero y su esposa (de Castielfabib).

La casa colindante por abajo es de nueva planta, posee un singular alero y fachada de ladrillo cara vista, obra de José Durbán (hijo de la Cafetera de Torrealta), que también construyó el campanario de la iglesia parroquial. Dicha casa no aparece en el censo de 1939, debió construirse después de la guerra. El edificio posee tres plantas, pues fue construida por Anunciación Sánchez Benedicto y Pedro Hernández Montesinos para sus hijos: Gonzalo, Trinidad y Paco Sánchez Benedicto. Gonzalo casó con Leonor (hija de Alberto Miguel) y tuvo tres hijos: Gonzalo, Marileo y otro chico -fallecidos los padres los hijos se desvincularon del pueblo. Trinidad casó con Manuel Aznar (de Vallanca), de cuyo matrimonio nacieron Manuel,Trini y M.ª José Aznar Sánchez, que pasa temporadas en la casa con su esposo (Enrique Rivera). Paco fue farmacéutico en Villel durante muchos años, tuvo tres hijos: Pili, Piedad, Paco y Pedro. Próxima a la casa donde vivieron Gonzalo y Leonor hubo un lavadero cubierto, utilizaba el agua de la acequia de Los Callejones. El lavadero privado, pues en Torrebaja no hay constancia de que hayan habido lavaderos públicos; aquí las mujeres lavaban y fregaban en las acequias y en el río Ebrón.


Detalle de fachadas de viviendas en la calle del Sol de Torrebaja (Valencia): la primera por la izquierda fue de la señora Blanca Flor Sánchez Benedicto, la segunda es obra de nueva planta, construida con posterioridad a la guerra civil, propiedad de los herederos de Anunciación y Pedro Hernández Montesinos (2020). 


Al final de la calle hay una casa exenta, fue propiedad de Manuel Herrero Álvaro y de su esposa Crisanta Hernández Tomás, una familia procedente de Ademuz que se asentó en Torrebaja en enero de 1936 con sus hijos: Vicente, Manuel, Juan, Ramona, Ramón y Pedro -éste último nació ya en Torrebaja y falleció siendo niño. En los primeros sesenta habitó la casa otra familia originaria de Ademuz, apodados los Matazorras: Luciano Giménez Camañas y Manuela Lozano Manzano, el matrimonio vino con tres hijos: Pilar, Araceli y Manolo Giménez Lozano. Al poco de llegar a Torrebaja falleció Araceli (en noviembre de 1961), tenía 17 años y al año siguiente su madre, la señora Manuela (en octubre de 1962), tenía 45 años. No obstante ser vecinos recién llegados al pueblo la gente sintió mucho las muertes de estas personas, algunos todavía recuerdan los entierros con la calle de acceso a la casa llena de gente. Pilar, la hermana de Araceli) era una chica guapa y presumida, marchó a Lloret de Mar a trabajar; algún tiempo después se fue el hijo menor, Manolo (a) el Morrongo. El padre se trasladó a otra casa de la calle Cantón (la que fue de Secundino el Tonelero). Posteriormente, esta casa de los Callejones fue habitada por otra familia emigrada de Cuesta del Rato, la del señor Vicente Aparicio Jarque y la señora Agustina Bueno Sánchez, que vino con sus hijos: Paco, Dionisio y Pepe. Paco (está soltero), Dionisio (casó con Milagros Blasco) y Pepe (falleció joven y dejó dos hijos) -los tres fueron producto del segundo matrimonio de la señora Agustina. Al presente la casa la habita el hijo mayor: Paco, persona afable y servicial.


Última construcción de la calle del Sol en Torrebaja (Valencia), en el comienzo del camino de los Callejones, a la izquierda se la vía hubo un lavadero cubierto, de propiedad particular (2020).


Volviendo a la calle del Rosario, margen izquierdo de la misma, la primera casa es en la actualidad de Luis Perpiñán Sánchez y Amparo Mas. Dicha casa fue de don Gregorio Sacedo Martínez y de su esposa la señora Consolación Sánchez Benedicto, de la familia de los Eusebios. Don Gregorio era natural de Moscardón y fue maestro en Los Santos (en 1931), donde tiene una calle en su memoria: después de la guerra fue depurado como tantos otros maestros, lo desterraron no sé dónde varios años. Don Gregorio y Consolación no tuvieron hijos, pero criaron a una sobrina, Ofelia Sánchez Hernádez: hija de Enrique Sánchez Benedicto y de Valentina Hernández Cortés. Valga el punto para decir que la familia de los Eusebios constituye una larga progenie. Los padres fueron Eusebio Sánchez Muñoz y Trinidad Benedicto, que tuvieron cuatro hijas y un hijo: Consolación, Anunciación, Visitación, Blanca Flor y Enrique. Cuando nació Enrique los padres quisieron ponerle “Bienvenido el deseado” (una forma de manifestar su alegría y agradecimiento por un varón después de cuatro hijas), pero las hijas se opusieron, poniéndole el nombre de Enrique, el santo del día. Poner a un hijo el nombre del santo del día era como buscar la protección divina, una tradición que estuvo muy arraigada antaño, causa también de que muchas personas tuvieran nombres poco comunes; aunque los nombres infrecuentes tenían la ventaja de que evitaban un apodo. 

Conocí al tío Enrique el Eusebio, era un hombre de mucho carácter, a mí me daba la impresión de estar siempre enfadado. Falleció en un huerto de la Hoya, tal vez de un infarto -nadie sabe dónde le esperan las parcas. Me contaba su hijo que cuando la guerra tenía un camión con el que trajinaba por estos pueblos, y por temor a que se lo requisaran lo emparedó al fondo del garaje de su casa de la Carretera. El caso es que alguien debió denunciar el hecho y se lo requisaron. Después de la guerra el camión se hallaba destartalado en una zona del Rento, pero el tío Enrique lo volvió a recomponer y siguió trajinando con él durante años. Ya digo que era hombre de carácter, perseverante, trabajador, como muchos de su generación en aquellos años de penuria. Volviendo al hijo del relato: la señora Ofelia (hija de Enrique el Eusebio) casó con un maestro (después catedrático de dibujo) natural de Landete (don Luis Perpiñán Aguilar), de cuyo matrimonio nació Luis Perpiñán, que casó con Amparo Mas, los actuales habitadores de la casa del Rosario, que tienen tres hijas: María, Ana y Elena.




Detalle de la fachada de la casa que fue de Gregorio Sacedo y Consolación Sánchez, obra modernista situada en el tramo alto de la calle del Rosario de Torrebaja (Valencia), 2020.

Vista de la calle del Rosario de Torrebaja (Valencia), con la calle del Sol a la derecha y el campanario de la parroquial al fondo (2020).


Anexo a la casa de Luis y Amparo hay un solar, corral o descubierto que yo siempre he conocido como tal y más arriba la casa que habitó Antonio Lozano Adalid (esposo de Serafina), posteriormente ocupada por sus cuñados Vicente Rubio Andrés e Isabel Camañas Ramírez: matrimonio proveniente de Ademuz con tres hijos: Manuela, Jesús y María Rubio Camañas. Manuela (casó con Justiniano), Jesús (casó con una Barbera) y María (casó con Florencio); en Torrebaja les nació otra hija: Pilar (que casó con Manuel, hijo de Damián). A esta familia se la conoce como los Paticortos (apodo que ya trajeron de Ademuz). En la casa de Vicente e Isabel vive hoy su nieta Isabel, hija de María, viuda de Julio Gómez Aparicio (hijo de Eusebio el Ciriaco), y aquí criaron a sus hijos: Laura y Oscar.

En la casa contigua a la de Isabel y Julio vivió Manuel Cortés Perez. Antes de continuar por ese lado de calle volvamos atrás, para continuar por la margen derecha de la calle. Habíamos dejado la descripción en la casa de Bienvenido y Antonia (a) la Abadeja, frente a la calle del Sol. La casa contigua por arriba fue la de mis padres: Alfredo Sánchez Esparza y Paquita Garzón Casino, de cuyo matrimonio nacieron dos hijos: Alfredo (médico, casado con Luisa Sendra: padres de Alfredo Ferran y Álvaro Pau) y José María (enfermero, casado, con Marisa Barbero: padres de María y Chemari). Decía arriba que la casa fue anteriormente de Francisco (a) el Pachicho y de Virginia Sánchez Garrido (hermana ella de mi abuelo Román). Este matrimonio tuvo una hija, Antonia, que casó con Francisco-Íñigo García Monferrer, farmacéutico procedente de Manzanera (Teruel). Ella falleció joven, de tisis y no dejó hijos. El farmacéutico cuidó de sus suegros hasta que fallecieron, vendió la herencia de su esposa, traspasó la oficina de farmacia y se marchó a un pueblo de Valencia, donde continuó ejerciendo de boticario hasta su jubilación. Este hombre fue alcalde de Torrebaja inmediatamente después de la guerra, era un hombre delgado, alto y bien plantado: yo le conocí y traté en el antiguo Centro Aragonés de Valencia de la calle las Barcas: allí acudía todos los días a tomar café y jugar a las cartas.


Detalle de muro de mampostería con piedra arenisca en el tramo alto de la calle del Rosario de Torrebaja (Valencia), 2020.

Detalle de fachadas tradicionales en el tramo alto de la calle del Rosario de Torrebaja (Valencia), 2020.

Decía que a mi padre le llamaban Alfredo Sánchez Esparza, hijo de Román (nacido en las Casas de Guerrero) y Vicenta (de Castielfabib, hermana de Agustín, que falleció de tisis a su regreso de los Estados Unidos de América y de Gerónima: mujer de Miguel Fortea Garrido). Alfredo fue alcalde de Torrebaja entre 1943 y 1956. Mi madre, Francisca Garzón Casino era natural de Madrid, hija de José y de Dominica (ambos de El Cuervo, Teruel). Anexa a la casa de mis padres está la que habitaron Vidal y Dolores Gómez Muñoz, una singular pareja que frecuentemente discutía, aunque sin llegar la sangre a la acequia: digo la acequia porque por debajo de su casa pasaba una acequia. En realidad eran muy buena gente y en momentos difíciles se portaron como buenos vecinos con mis padres. Durante años pensé que formaban matrimonio, pero eran hermanos, algo de lo que me enteré siendo ya mayor. De facto, los matrimonios sin hijos acaban pareciendo hermanos, y los hermanos solteros que conviven muchos años, matrimonio. Decía que por debajo de su casa pasaba (y continúa pasando) una acequia, ramal de la de Castiel que riega la zona de La Porcal; a veces la acequia en embozaba y la cuadra se les encharcaba, lo que constituía un grave problema para personas y animales. Cabe decir que Vidal y Dolores eran hermanos de Vicenta Gómez Muñoz, esposa de Juan José de la Salud Gómez: padres de Mercedes, mujer de Francisco (a) el Toperas -otra notable progenie de Torrebaja.



Detalle de fachadas en el tramo alto de la calle del Rosario de Torrebaja (Valencia), a la derecha la casa que fue de don Francisco Íñigo García Monferrer, donde se halla la oficina de farmacia de Torrebaja hasta 1945, la la izquierda la calle del Sol (2020).

Detalle de la fachada de una casa del tramo alto de la calle del Rosario de Torrebaja (Valencia), desde la calle del Sol (2020).


En la casa siguiente vivió una familia procedente de Ademuz, al hombre le llamaban Francisco Pastor y a la mujer Magdalena Camañas, padres de Paco Pastor Camañas, alias el Poncio. Esta casa no aparece en el censo de 1939, debió construirse con posterioridad: posee dos pisos y altas balconadas sobre la calle que miran al sureste, posteriormente fue prolongada hasta la carretera N-420. Paco (a) el Poncio casó con Carmen Agustí (de Casas Altas), de cuyo matrimonio nacieron dos hijos: Francisco y José Pastor Agustí. El padre falleció en las minas de caolín de Riodeva, a resultas de un accidente; la casa la habitan hoy su viuda e hijos. 

La casa contigua a la de los Poncios fue de Antonio Lozano Adalid y Serafina Camañas Ramírez, matrimonio procedente de Ademuz que tuvo tres hijos: José, Marina, Adelina y Emilia Lozano Camañas. José (casó con Asunción: hija de Evaristo el Marianazo), Marina (falleció soltera), Adelina (casó con Jesús el Chimba) y Emilia (casó en Ademuz). En los años de mi infancia la casa estaba habitada por la señora Serafina: hermana de Isabel, mujer de Vicente Rubio Andrés, que vivían enfrente. Serafina era una señora mayor, viuda, vestida siempre de oscuro, cabello recogido en mono y con pañuelo negro a la cabeza: hablaba de forma peculiar, quizá por alguna alteración en la faringe congénita o adquirida. Con ella vivían su hijo José (a) el Negrito y los hijos de éste: Pepito y Marina Lozano Gómez. La esposa de José fue Asunción, que enfermó de tisis (una enfermedad frecuente entonces) y la llevaron a un sanatorio de Castellón, donde falleció. No sé si volvió a ver a sus hijos. Trinidad Martínez Arnalte (hija de Gregorio y Josefina), que conoció a Asunción me decía de ella: Era una mujer muy dulce, ingenua y bondadosa como no he conocido otra… su hijo Pepito parece que heredó su carácter. Yo no la llegué a conocer, pero sí a la abuela Serafina, a José (a) el Negrito y a sus hijos, que fueron mis vecinos y compañeros de juegos en la infancia. 

A Pepito y a Marina los criaron entre su padre y su abuela paterna, aunque quizá les faltó el cariño y los cuidados que solo puede dar una madre. Marina marchó de jovencita a Barcelona, allí casó con un mozo catalán, de cuyo matrimonio hubo una hija. Pepito casó con una chica de Tramacastiel y tuvo también una hija, pero enfermó del hígado y falleció tras un trasplante fallido. Desde los años de nuestra infancia (años cincuenta y primeros sesenta) vi pocas veces a Pepito y a Marina, pero siempre guardé de ellos el mejor recuerdo. A su padre le traté más: muchas veces me lo encontraba en su puerta de la carretera y charlábamos: era un hombre de mirada triste, padecía del pecho, quizá por causa del tabaco; en nuestras conversaciones siempre salían a relucir los hijos, y él terminaba con los ojos húmedos de lágrimas contenidas. Falleció hace ya algunos años; pero cuando paso por la carretera, frente a su casa, me lo imagino saludándome.

Calle del Rosario arriba, contigua a la casa del Negrito está la que fue de Vidal y Enriqueta (padres de Vidal Gimeno: que fue alcalde de Torrebaja); en el censo de 1939, en esta casa aparece Antolín Gimeno Sánchez, padre de Ángel, marido de Delfina la de Manuel el Ciriaco. A continuación esta la parte trasera de la Fonda de Daniel y Lucía, y a continuación la salida (de emergencia) del cine-teatro de los Ritos y varias más. Todas éstas -desde la del Negrito en adelante- censan en la calle Carretera.


Detalle de fachadas en el tramo alto de la calle del Rosario de Torrebaja (Valencia), 2020.

Volviendo a la margen izquierda de la calle del Rosario, nos habíamos quedado en la casa que fue de Vicente Rubio Andrés e Isabel Camañas Ramírez -ambos de Ademuz-: padres de Manuela, María, Jesús y Pilar Rubio Camañas (la única de las hermanas que nació en Torrebaja). La casa inmediata es la de Leonor Bea Cortés, viuda de Pepe de la Salud Luis, padres de dos hijos: el mayor regentaba un bar en Valencia y falleció joven; el pequeño es profesor de Química en una universidad de los Estados Unidos de América. La siguiente casa fue la de Miguela Cortés Muñoz (hermana de Dolores, madre de Mari la Borita y de Angelina, madre de Lita). Miguela estuvo muchos años trabajando en Inglaterra, a su jubilación regresó a su casa de Torrebaja, falleció soltera y sin hijos. La casa la heredó una hija de Manolo Roselló y Lita Hernández. Entre esta última casa y la de José Gómez Mínguez no había ningún edificio en mi infancia, las actuales fueron construidos en las últimas décadas: la primera casa a comienzo de los años setenta, fue de María Gómez Tortajada (a) la Chata y de su esposo Félix Ribera Benito (taxista, natural de Albarracín): en la actualidad vive su hija M.ª Carmen y su marido, Antonio Reyes. La siguiente es también una construcción de nueva planta (data de 2005), propiedad de Miguel Sánchez Monterde y de Mabel Adán Somarriba, de Teruel: Mabel falleció joven, dejó dos hijas. 

La siguiente vivienda es una obra (de 1936) que habitó José Gómez Mínguez y Felisa Pinazo Martínez, padres que fueron de Santiago, Carmen, Pepe y Amparo Gómez Pinazo. José era sordomudo, primer y único hijo del Tomás (a) el Rito y de su primera mujer (Joaquina Mínguez Lázaro), zapatero de profesión y un hombre bueno. Su esposa era la señora Felisa, ama de casa por decisión y partera de vocación (seguramente aprendió el oficio de su madre: Petra Martínez Aspas, que también fue partera). La señora Felisa ayudó a muchas mujeres de Torrebaja a traer sus hijos al mundo -entre ellas a mi madre. Su vocación era muy sacrificada, las embarazadas se ponían de parto en cualquier hora del día o de la noche, y ella acudía a atender a la parturienta en cuanto la llamaban; a veces los partos duraban horas, incluso días, ello le ocasionaba trastornos familiares. Cuando los partos no iban bien, cosa que ella percibía de inmediato, llamaba al médico. Siempre cobró como pago a sus servicios la voluntad, mayormente en especies (una hogaza de pan, lo que fuera...), dinero pocas veces. La casa de José y Felisa la heredó su hija Carmen (casada con Teodoro Manzano Verbena), ahora la habita sus herederos: Teodoro Manzano Gómez, su esposa e hijos.


Detalle de construcción de nueva planta en el tramo alto de la calle del Rosario de Torrebaja (Valencia), 2020.



Detalle de construcción de nueva planta en el tramo alto de la calle del Rosario de Torrebaja (Valencia), 2020.


Cerca de la casa de Teodoro Manzano Gómez está la que fue de su tío Pepe (hermano de su madre), fallecido hace unos años. Pepe emigró de joven a Francia, allí se caso y tuvo dos hijas. Separado de su esposa regresó solo a Torrebaja y construyó esta casa, aunque más próxima al camino de Los Callejones que a la calle del Rosario. El tío Pepe era un hombre tranquilo, de ideas avanzadas... vivía su vida a su estilo y cuando falleció no quiso funeral religioso: lo inhumaron en el cementerio local con una sencilla ceremonia laica. Muchos vecinos (amigos y conocidos) hubiéramos querido acompañarle en este tránsito, pero no llegamos a enterarnos; sit tibi terra leve, compañero.

La casa siguiente es una obra inconclusa de ladrillo sin revocar, construida por Ramón Caballero y Concha Millán (hermana de Alejo Millán Eslava), el matrimonio tuvo varios hijos, pero ninguno sobrevivió. Tras la muerte de su esposo ella continuo viviendo en la casa en condiciones de abandono, por su enfermedad. Concha pasó los últimos años en una residencia de Chelva, quizá fueron los mejores y más lúcidos de su vida. La siguiente casa por ese lado la habitó Eulogio de la Salud Gómez (hijo de Mariano de la Salud Durván y de Isabel Gómez Marqués), que casó con Ana Licer Casinos (hermana de Casto Licer), de cuyo matrimonio nacieron dos hijas: Isabel y otra cuyo nombre desconozco. La vecina Aurora Sánchez Fortea (1924-2019) que le conoció le describe del siguiente tenor: “Era un hombre alto y delgado, vivía al final de la calle del Rosario, junto a la casa del Roches...”. El señor Eulogio falleció en mayo de 1947, a los 55 años de su edad: en el paso a nivel del tren eléctrico (de Las Arenas a Valencia), al parecer se suicidó. Sus restos mortales se hallan en un columbario del cementerio de Los Llanos. Con posterioridad la casa estuvo habitada por distintas familias. La siguiente y última casa de la calle del Rosario fue la de Juliana Jiménez Puerta y su esposo Antonio (a) el Roches (hermano de Plácido Luis Giménez), que procedía de Landete. Según refiere la citada señora Aurora Sánchez Fortea: “El Roches tenía algo de tasca en la planta baja, con algunas mesas y sillas, un banco con un par de lebrillos con altramuces y cacahuetes, y una medida de madera para el vino, allí iban los hombres al beber. Las niñas de mi época íbamos los domingos a comprar un cucurucho de cacahuetes por una perra gorda...” -esto fue antes de la guerra civil. La casa de Juliana y el Roches fue demolida por amenazar ruina, queda el solar.



Casa en el tramo alto de la calle del Rosario de Torrebaja (Valencia), construida en 1936, fue de José Gómez Mínguez y de su esposa la señora Felisa Pinazo Martínez (2020).


Detalle de construcción inconclusa de nueva planta en el tramo alto de la calle del Rosario de Torrebaja (Valencia), fue de Ramón Caballero y de su esposa la señora Concha Millán (2020).




Construcción en el tramo alto de la calle del Rosario de Torrebaja (Valencia), aquí censaba (en 1939) el señor Eulogío Gómez de la Salud, anexa a la misma se hallaba la de la señora Juliana Jiménez Puerta, viuda del Roches (2020).


Palabras finales, a modo de epílogo.
Rememorar la historia de la calle del Rosario de Torrebaja a través de los que nacieron, vivieron o murieron en las casas que la conforman ha constituido un trabajo agotador, al tiempo que satisfactorio. El documento base utilizado para el estudio es un censo de 1939, realizado por el Ayuntamiento para recoger los daños en casas y muros de la localidad, ocasionados con motivo de los bombardeos de la guerra civil.[1] La relación incluye el número de policía de las viviendas y el nombre del cabeza de familia, lo que no supone titularidad. La numeración de entonces no corresponde a la actual, aunque se le aproxima. 

La calle que yo conocí en mi infancia (años cincuenta y primeros sesenta del pasado siglo) era una vía muy transitada por personas y animales de carga y labor, tenía el piso de tierra, en la que se formaban charcos y barrizales (en los que se atascaban los carros) con motivo de lluvias y nieves. Era también el patio de juegos de los numerosos niños y niñas de mi generación, cuando la población censaba cerca de mil habitantes: 947 (1950), 783 (1960). 

Resulta asombroso comprobar la cantidad de personas que habitaron en las casas de esta calle; a muchas de ellas las conocí, pudiendo evocar su fisonomía, carácter y forma de ser. De hecho me las imagino entrando y saliendo de sus viviendas, en particular a las mozas y mujeres que rociaban y barrían su parte de calle, o andaban calle arriba calle abajo con cántaros y botijos, con gavetas de ropa y cacharros, para lavar y fregar en la acequia de la calle del Sol. Aunque entonces la calle del Sol censaba en la calle del Rosario, al igual que el callejón del Horno.

Resulta también sorprendente la complejidad de las relaciones familiares de los moradores de esta calle y su vinculación con otros del pueblo. Los cambios de residencia en los vecinos a lo largo del tiempo ha sido considerable, para su comprensión hay que conocer la historia. Por ejemplo, ¿qué hacía el señor Evaristo Gómez Aliaga, el Marianazo, viviendo (en 1939) en la casa número 44 de la calle del Rosario cuando su casa solar estaba en la calle Arboleda? Para entenderlo hay que recurrir a la historia. Buscando en el censo de referencia la casa del tío Marianazo veremos que figura como hundida por la aviación (en noviembre de 1938). Es por ello que al quedarse sin casa la familia se trasladó a la citada casa de la calle del Rosario (la inmediata por arriba a la de los Poncios: que por cierto no estaba construida entonces). En relación con lo anterior vemos que en el número 57 de esta misma calle vivía (en 1939) Antonio Lozano Adalid con su esposa la señora Josefina Camañas Ramírez e hijos: Pepe, Marina Adelina, Emilia Lozano Camañas. Curiosamente, una hija de Evaristo (a) el Marianazo de nombre Asunción casó con Pepe (a) el Negrito. Lo más probable es que la pareja trabara conocimiento en esos años en que una familia vivió enfrente de la otra. Resulta también peculiar que la familia de Antonio Lozano y Josefina Camañas se trasladara después a la casa que había ocupado Evaristo (a) el Marianazo, y que la que dejaron libre fuera habitada por Vicente Rubio Camañas e Isabel Camañas Ramírez con sus hijos: Manuela, Jesús, María y Pilar. Esta progenie procedía de Ademuz (con la excepción de Pilar, que nació ya en Torrebaja); el punto de unión entre ambas familias está en la señora Isabel, hermana de la señora Josefina.

Detalle del tramo final de la calle del Rosario de Torrebaja (Valencia), a la izquierda la carretera N-420 (de Cuenca a Teruel), 2020.


Al nombrar a las personas he procurado evitar la reseña de su segmento vital, con el propósito de no abrumar al lector; asimismo, decidí no anotar al pie de página las referencias bibliográficas o testimoniales; en lugar de las notas he puesto una bibliografía general recomendada. No obstante, se ha amenizado el texto con anécdotas verídicas que hacen a personajes igualmente reales. De la misma forma he traído al relato los apodos y sobrenombres de muchos de los vecinos que se citan; pido disculpas se alguien se molesta por ello, pero muchas veces el apodo dice más que el nombre y los apellidos juntos.

Reflexionando acerca de las personas y familias que vivieron en la calle del Rosario (y del pueblo en general) uno se apercibe de los que de una u otra forma se desvincularon de Torrebaja, no obstante tener aquí sus orígenes, propiedades, incluso familiares difuntos. Probablemente tendrán sus razones. En este sentido quiero hacer mención del proceder de Daniel (a) el Muda (hijo de Isidoro López Gómez, fallecido en accidente de carro en la esquina de la calle del Rosario con la de Zaragoza), que pese a haber emigrado de aquí con su familia, cada año por Todos los Santos, venía a poner flores en la tumba de su padre. Una actitud que le honra, frente a los desvinculados.

Cabe decir finalmente que la evocación personas que vivieron (nacieron, murieron) durante el pasado siglo XX y primeras décadas del XXI en la calle del Rosario de Torrebaja constituye el mejor homenaje que podemos ofrecerles, pues recordar a alguien ya fallecido equivale a traerlo de nuevo a la vida. Valga el punto para manifestar mi agradecimiento a los que me han ayudado a desentrañar los nombres, relaciones familiares y anécdotas de muchas de las personas que aquí se nombran, muy particularmente a Trini la del tío Gregorio. Lo más estimulante del trabajo, sin embargo, es constatar que el esfuerzo realizado ha sacado a la luz la vida de muchas personas olvidadas (humildes, sencillas, trabajadoras...) como fueron la inmensa mayoría de los convecinos. Vale.








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[1] SÁNCHEZ GARZÓN, Alfredo (2009). Relación de calles y muros de Torrebaja, con detalle de las derruidas por la aviación (1939), en Desde el Rincón de Ademuz, vol. III, pp. 522-523.




BIBLIOGRAFÍA GENERAL RECOMENDADA DEL AUTOR:


* SÁNCHEZ GARZÓN, Alfredo (2007). Del paisaje, alma del Rincón de Ademuz, Valencia, vol. I.
* SÁNCHEZ GARZÓN, Alfredo (2008). Del paisaje, alma del Rincón de Ademuz, Valencia, vol. II.
SÁNCHEZ GARZÓN, Alfredo (2009). Del paisaje, alma del Rincón de Ademuz, Valencia, vol. III.
SÁNCHEZ GARZÓN, Alfredo (2011). Del paisaje, alma del Rincón de Ademuz, Valencia, vol. IV.

*  SÁNCHEZ GARZÓN, Alfredo. Francisco Provencio Garrido, natural y vecino de Torrealta, en Desde el Rincón de Ademuz, del sábado 10 de diciembre de 2011.
* SÁNCHEZ GARZÓN, Alfredo. Juan Herrero Hernández, la persistencia de la memoria (I y II), en Desde el Rincón de Ademuz, del lunes 18 de junio de 2012.
* SÁNCHEZ GARZÓN, Alfredo. Acerca del asesinato de Ángel Tortajda Gea, comerciante de Torrebaja en las Minas de Libros (I y II), en Desde el Rincón de Ademuz, del martes 19 de febrero de 2013.
* SÁNCHEZ GARZÓN, Alfredo. Anecdotario rinconademucense IV, en Desde el Rincón de Ademuz, del miércoles 3 de julio de 2013.
* SÁNCHEZ GARZÓN, Alfredo. Un caso histórico de rabia en Torrebaja, en Desde el Rincón de Ademuz, del sábado 10 de agosto de 2013.
* SÁNCHEZ GARZÓN, Alfredo. Censo de vecindad en Torrebaja mediado el siglo XX (1950), en  Desde el Rincón de Ademuz, del martes 24 de mayo de 2016.
* SÁNCHEZ GARZÓN, Alfredo. Descubierto un refugio antiaéreo de la guerra civil en Torrebaja (Valencia), en Desde el Rincón de Ademuz, del martes 27 de noviembre de 2018.
* SÁNCHEZ GARZÓN, Alfredo. Estudio epidemiológico del tifus y fiebre tifoidea en el XIX Cuerpo de Ejército (Ejército Republicano de Levante), en Desde el Rincón de Ademuz, del viernes 20 de diciembre de 2019.




LA PARTIDA DE CALLEJONES, EN TORREBAJA.

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Reflexiones desde mi huerto de los Callejones.





“[…], en sustitución de los lugareños,

van surgiendo nuevos cultivadores:

emigrantes marroquíes como el-Kibir o rumanos como Vasir…

que resultan también buenos vecinos y hábiles horticultores,

que traen nuevas formas de hacer.

Sean bienvenidos!”

-del contenido textual.







Palabras previas, a modo de introducción.

Hace un par de años, con motivo de mi jubilación y tras treintaisiete de vida laboral como médico de primaria, decidí poner en marcha un par de huertos que tengo en la partida de Callejones, en Torrebaja. Estos huertos no se cultivaban desde la muerte de mi padre, hace de ello tres décadas largas. Me aconsejaron esta nueva actividad como forma de entretenimiento, para ocupar una parte del día haciendo ejercicio en plena naturaleza y todo eso… además de pasear en bicicleta, caminar, leer, sentarse al ordenador... y las faenas compartidas de la casa. Un primo mío, Pepe el Pito, dice que hacer el huerto es como ir al siquiatra; yo diría que mejor, pues además de resultar más barato, no precisa de cita previa. La terapéutica resultaría recomendable para ese tipo de trastornos del ánimo en los que uno está excitable, tales el estrés y la ansiedad; en estos casos parece que el medio natural sosiega y apacigua. Aunque no siempre, ni necesariamente; todo dependerá de la persona y de sus circunstancias.

Poner en marcha los huertos me llevó tiempo y esfuerzo, además de algún dinero. Algunos me aconsejaban que no gastara mucho en ello, que no valía la pena. Otros me decían que ellos no invertirían ni un euro… yo tuve que desembolsar más de uno, pero lo hice a gusto. Hubo que quitar zarzas y malas hierbas, levantar nuevas paredes de piedra en los desniveles, hacer nueva toma de agua para el riego, canalizar una acequia dentro de la finca, instalar una zona de sombra, poner una verja, desfondar y labrar, plantar nuevo arbolado (frutales y de sombra), hortalizas… una faena considerable, pero lo hice a gusto. Quiero decir que me compensó la inversión y el esfuerzo. Reservé también una zona ajardinada, pues mi mujer tiene pasión por las flores; solo con verla enredar entre las plantas considero productiva la inversión.


Vista occidental del tramo inicial del Camino de los Callejones en Torrebaja (Valencia),
con detalle de una frondosa noguera (Juglans regia) a la izquierda (2020).

Me resulta en especial agradable, y satisfactorio, llegar a mis huertos de Callejones y disfrutar con todo todo mi ser del rocío de la mañana en primavera, al tiempo que correspondo al saludo de algún vecino que pasa. Aunque también los hay que pasan sin decir nada, yo les llamo “somordos” (variedad peripatética de maleducados), que de todo hay. A los somordos no hay que importunarles, tampoco recriminarles nada; al menos yo no lo hago, sobrada desgracia tienen. Muchos de los que pasean por Callejones no lo hacen por amor al paisaje, a la naturaleza, aunque habrá de todo; la mayoría lo hace para pasear a sus perros, que cagan y mean, con perdón, donde les parece. Entiendo que los animales tiene que aliviar sus necesidades en alguna parte, es su derecho. La pregunta, sin embargo, es la siguiente: ¿Tenemos los demás obligación ineludible de soportar sus excrementos, de ir por el camino ojo avizor para no pisar sus deyecciones?

Cada día en el huerto resulta diferente; no solo cambia el quehacer, sino el panorama, que evoluciona según el momento y la estación. Del verde mórbido y lujurioso al gris seco y mineral. La circunstancia estacional y meteorológica daría para una larga disquisición, por decirlo de alguna manera; pero mejor dejarlo para otro momento. No obstante, si tienen ocasión, vayan a pasear por la zona cualquier día de verano, la recomendación vale también para la primavera y el otoño, incluso el invierno, y podrán disfrutar de un panorama espléndido. Al final del camino se encontrarán con un árbol grandioso, el tilo de doña Vista, merece la pena verlo. Durante la primavera y el verano luce todo su follaje, pero cuando más llamativo resulta es en otoño, entonces sus hojas recogen la plenitud de la luz dorada del atardecer. Si son agradecidos me lo agradecerán; si no lo son, no me lo agradecerán, pero no importa. La invitación sigue en pie...


Vista occidental del tramo medio del Camino de los Callejones en Torrebaja (Valencia), 2020.


Tramo distal (occidental) del Camino de los Callejones en Torrebaja (Valencia), 2020.
Vista occidental del tramo final del Camino de los Callejones en Torrebaja (Valencia),
con el monumental tilo (Tilia platyphyllos) al fondo (2020).

Tan importante como tener buenos amigos en la vida (no en vano un buen amigo es siempre un tesoro, dicen), es tener buenos vecinos de huerto. Los buenos vecinos te ayudan y aconsejan, te enseñan y favorecen, se interesan por lo que haces. Yo fui afortunado en este sentido, aunque la felicidad me duró pocos. En uno de mis huertos (el que llamamos “de los olivos”, pues hemos plantado algunos de estos nobles árboles de la variedad picual, con un caqui en el centro, un ciprés en un extremo y un laurel en el opuesto..., además de hortalizas), tuve por vecino a Juan Jiménez, de Cubla, casado con Pili López, una vecina que vino a Torrebaja de niña con su familia, procedente de Hoya del Peral (Salvacañete, Cuenca). Tengo también otros estupendos vecinos de huerto, Pepe el Moreno (hijo del tío Alberto, marido de Dora), el-Kibir (emigrante marroquí que trabaja como pastor para Paco el Toperas), Vasir (emigrante rumano que trabaja en la truchera), Paco Monterde, Agustín Chicharro (ademucero asentado en Torrebaja, guardia civil retirado), Filomena (ademucera, vecina de Torrebaja, viuda de Emilio el Sordico), Ramón Díaz y su cuñado Paco, hijo de la tía Agustina y otros. En general, gente sencilla, servicial, amable, estupenda. Para mí, el mejor vecino es aquel que respeta a sus convecinos.


Paisaje humano en un huerto de los Callejones en Torrebaja (Valencia),
con detalle de cultivos (2020).

En mi infancia todos los huertos de Callejones estaban cultivados, era una zona privilegiada por su proximidad al pueblo, por la calidad de la tierra y la facilidad del riego, además de por el paisaje rural que desde la partida se contempla: el valle del Ebrón a los pies, la Loma del Montecillo al suroeste y los puntales del Mediero y el Cerrellar al este. De niño los puntales del Mediero me parecían unos montes imponentes, los más altos del mundo que yo conocía. Cuando subí por primera vez a sus cumbres me llevé una gran sorpresa, vi que por detrás de estos montes, hacia levante, había otros mucho más elevados, eran las cumbres de Javalambre y sus estribaciones. Fue quizá mi primera experiencia de lo que después entendí era la relatividad: las cosas no son como las vemos, sino que cambian según el lugar desde donde las miramos.

Podría decirse que desde los ya lejanos tiempos de mi infancia han cambiado muchas cosas en la zona de Callejones; la mayoría de aquellos huertos, antaño verdaderos vergeles del Paraíso, están hoy abandonados. Estimo, sin embargo, que lo que más ha cambiado es mi percepción del mundo, ya que el paisaje sigue siendo el mismo, al igual que la forma de plantar los tomates y el atarlos (aunque otrora se ataban con esparto remojado y hoy con hilo de plástico), las mismas acequias, idéntico sistema de riego. Uno de los aspectos que más valoro del huerto es que me permite el contacto con la naturaleza, escuchar los intervalos del silencio, el canto de los pájaros y sus cadencias... circunstancias que me ayudan a escucharme a mí mismo, esto es, a la introspección. De alguna forma, sembrar, plantar, cultivar... es participar en la obra creativa de Dios, de la madre Naturaleza. Ahí es nada! En verano, cuando riego (la mejor hora para regar dicen que es el atardecer), mientras corre el agua entre los caballones del patatar o las tomateras, las golondrinas vuelan rasas haciendo prodigiosas acrobacias para beber, aprovechando también para llevarse en el pico un poco de barro húmedo a sus nidos.


Sector oriental de la partida de Callejones en Torrebaja (Valencia),
con el caserío al fondo (2020).


En Las ciudades del mar (1942) refiere Josep Pla (1897-1981) que durante su estancia en Valldemosa (Mallorca), supo de la beatamallorquina sor Catalina Tomás. Cuenta de ella que sintiéndose morir (hecho ocurrido el 5 de abril de 1574), pidió a las hermanas de su convento (Santa Magdalena de Palma) que la subieran a la azotea, para despedirse de las montañas: una singular forma de manifestar su amor a la vida, a lo material y tangible. Y ello no obstante su vida de oración y las experiencias místicas que marcaron su devenir. Da la impresión de que sor Catalina quisiera llevarse consigo, a la otra vida, el recuerdo de las montañas de su tierra querida. No debe extrañarnos que el mito de la existencia de otra vida más allá de la muerte, y de la creencia en la resurrección de la carne, tal como la formula nuestra Santa Madre Iglesia, haya cundido tanto en las civilizaciones mediterráneas. La religión egipcia ya propugnaba esa consoladora posibilidad hace más de cinco mil años, con el requisito del embalsamamiento. Más allá de cualquier actitud mesiánica, Erich Fromm (1900-1980) argumenta que la vida -el vivir- es un continuo renacer y que la tragedia de muchos humanos es que mueren antes de haber empezado a vivir. En sentido pleno, vivir implica ser conscientes de ello, y de lo que nos rodea.

La beateta mallorquina fue contemporánea de san Juan de la Cruz (1542-1591), y como el místico abulense debió ser impresionable a los encantos de la naturaleza, donde no podía faltar Dios. En este punto yo quisiera ser como sor Catalina y que, llegado el momento de mi fin y acabamiento, pueda pedir a los que me acompañen en ese trance que me suban hasta la ermita de san Roque, para despedirme de Torrebaja: de sus casas y tejados, de la iglesia y de la torre, del Turia y del Ebrón y de sus campos, del puntal del Mediero y de sus montes... Podrá parecer pedantería, y posiblemente lo sea, pero hay personas que se sienten parte de un paisaje; yo soy una de esas personas y fuera de este paisaje quizá no me encontrara. Una de las bendiciones del ser humano es poder vivir donde un quiere, no donde se lo imponen las circunstancias laborales o familiares. En ese caso lo mejor es adaptarse como mejor se pueda. Yo doy gracias a Dios todos los días por ello; por haber podido vivir donde he querido. Asimismo, Torrebaja (y el Rincón de Ademuz por extensión) me parecen buenos lugares para dar el salto hacia la eternidad; al menos tan buenos como cualquiera otros. Respecto del trance de la muerte los ha habido más prácticos y prosaicos que la santita de Valldemosa. Por ejemplo el tío Antonio el Obrero (me refiero al señor Antonio Esparza Esparza: que tuvo el cuestionable honor de estrenar con su inhumación el cementerio nuevo de Torrebaja, en 1920). En el momento de morir el hombre dijo a sus hijos: Ponedme un trozo de magra en la boca, que me muera harto… -el relato no dice que se lo pusieran, pero conociendo a esta progenie todo podría ser. El tío Antonio el Obrero fue marido de Blasa Gómez Asensio, padres de Cayetana, Ricardo e Isidro Esparza Gómez: dado su peculiar sentido del humor, gente de lo más recomendable para pasar un buen rato.


Paisaje humano en un huerto de los Callejones en Torrebaja (Valencia), detalle de cultivos (2020).


A Juan Jiménez, in memoriam.

Desde el principio, Juan Jiménez (natural de Cubla, Teruel) me acogió con simpatía y cariño, me enseñó muchas cosas relativas a los cultivos, sobre el momento de plantar o sembrar cada cosa, y sus cuidados. Juan tenía mucha experiencia en esto de la hortaliza -lo llevaba haciendo desde hacía años, aunque parece no era su profesión-; además, era muy sociable y servicial, al menos a mi me lo parecía. No fumaba ni bebía, tampoco le gustaba el bar; donde mejor se encontraba era en el huerto, rodeado de sus cultivos. Pili, su mujer venía a veces al huerto. Juan le tenía preparada una silla junto al ribazo, para que se sentara. Cuando yo le preguntaba si no le ayudaba a su marido, contestaba: No me deja entrar en el huerto, en cuanto entro me dice no pises aquí, no pisesallá, así que prefiero no entrar… El alguna ocasión, con motivo de estar yo fuera algunos días, Juan me regaba la hortaliza, o me plantaba algunas acelgas que le sobraban, o me daba medio cubo de patatas ya cortadas para la siembra. Y me enseñaba a meter los trozos cortados de patata en el caballón, siempre con el rijo para arriba, como los ajos, insistía. El aprendió a preparar las patatas para sembrar de su suegra: Te voy a cortar una patata para que aprendas, pero solo te voy a cortar una, fíjate bien… -me contaba que le dijo.

Hablo en pasado, pues Juan falleció inesperadamente en enero, poco después de Reyes, dijeron si de una “neumonía vírica de origen desconocido”. Es posible, sin embargo, que ese virus anónimo fuera ya el de la pandemia que nos afectó, y sigue afectando. Su fallecimiento nos cogió a todos por sorpresa: por mucho que sepamos que vamos a morir, la muerte siempre nos sorprende. Como otros de Torrebaja, mi mujer y yo fuimos a su entierro: la misa corpore in sepulto se celebró en la iglesia de Santa Emerenciana, su parroquia en Teruel. No sé si Juan era hombre de fe, tampoco sé de sus creencias, ni de sus ideas políticas, si es que las tenía; nunca hablamos de ello ni me importan. Puedo asegurar, sin embargo, que era una persona buena, sencilla y a su manera sabia.

Tras la última cosecha Juan había dejado el huerto labrado, acondicionado para el próximo año. Pero ya no pudo prepararlo, le arrebató la muerte. Algún tiempo después del fallecimiento, su cuñado, Antonio López (persona de muchos atributos, antiguo alguacil del ayuntamiento de Torrebaja, que lo mismo arreglaba una avería de agua que tapiaba un nicho), fue al huerto, recogió todo lo que aquel había dejado su cuñado de valor (varillas metálicas, compuestas, tubos...), quemó palos, broza, cañas... lo dejó todo perfectamente limpio, impecable: como le hubiera gustado al finado, seguro. Descansa en paz, Juan, compañero de huerto; que la tierra te sea leve.


Vista occidental del tramo medio del Camino de los Callejones en Torrebaja (Valencia), con detalle de peral (2020).


El camino y la partida de Callejones de Torrebaja.

El camino de los Callejones es uno de los más conocidos del pueblo, se halla en la zona meridional del caserío, nace al final de la calle del Sol (donde la casa del tío Vicente y la tía Agustina) y concluye en la bajada de la Hoya (donde el huerto del tilo de doña Visita). Discurre pues de este a oeste, parcialmente paralelo al tramo alto de la calle del Rosario y da nombre a la partida de Callejones, una zona de huertos. El nombre de Callejones proviene de que hasta mediados los años cincuenta, varios tramos del camino estaban bordeados por la izquierda (que es el sur y abajo) por una tapia de piedra y tapial con albardilla de piedra (en algunos tramos de teja o cemento), mientras que por la derecha (que es el norte y arriba) lo está por un muro de piedra arenisca sosteniendo la parte alta. Aquel era un camino de herradura encajado entre un muro de piedra y una tapia. Si se encontraban dos personas una tenía que salir del camino, cuanto más si se cruzaban dos animales cargados en sentido opuesto. Hoy el camino se ha ensanchado a costa de los huertos de la parte de abajo, pues la antigua tapia ha desaparecido, ello permite el paso de vehículos. Pero ya digo, se ha ensanchado a costa de los huertos de la parte de abajo. Parece que a los de abajo siempre les toca perder... incluso en cuestión de caminos.

En el tramo inicial del camino (yendo de este a oeste), junto al muro de piedra discurría una acequia, hoy parcialmente cubierta. Dicha acequia era antaño de tierra, y a ella acudían las mozas y mujeres del pueblo a fregar los cacharros de cocina -como a la calle del Sol, por cuya parte central discurría una acequia descubierta. El camino de los Callejones era antaño muy transitado, no en vano daba acceso a una franja de huertos donde se cultivaban variedad de hortalizas. De ahí que se dijera que de los huertos de Callejones salía el primer plato de la comida de muchas familia, y era cierto. Hoy, sin embargo, ya no lo es. La mayoría de los que cultivamos en los huertos de Callejones lo hacemos por gusto, por amor a la tierra, por entretener el tiempo, por esas cosas que no son de primera necesidad, aunque saludables.


Vista oriental del tramo medio del Camino de los Callejones en Torrebaja (Valencia),
con detalle del muro de contención de la parte alta y la acequia de riego (2020).


Vista oriental del tramo medio del Camino de los Callejones en Torrebaja (Valencia),
con detalle del muro de contención de la parte alta y la acequia de riego (2020)

Hasta hace unos años toda la zona de Callejones fue propuesta por la la administración local como suelo urbanizable, esto es, susceptible de serpreparadoo acondicionadopara el uso urbano mediante la apropiada transformación urbanística. La idea, inicialmente buena, incluía una vía que comunicaba el camino de la Hoya con la calle Fuente (sobre el Complejo Escolar), vía Callejones y La Porcal, esto es, a modo de vía perimetral circundando la zona meridional del caserío. Dicho proyecto hubiera hecho posible el paso de vehículos en todo el trayecto, y permitido la entrada (por detrás) a las casas de la margen izquierda de calle del Rosario. Con ser buena la idea hoy no me lo parece tanto, dado que ello significaba sacrificar una magnífica porción de huertos al asfalto y la edificación. Por suerte el proyecto se arrumbó y la zona continúa como terreno rústico. Al menos la contribución se sigue pagando como rústica. Esperemos que no aparezca algún día un alcalde iluminado con la idea de recuperar aquel proyecto inicial. Todo es posible, lo que supondría un absoluto despropósito. Ello no obsta para que se abra el citado camino, obviamente a costa de todos los beneficiados, claro. No como ahora, que unos ponen el terreno y otros se aprovechan. Los deberes y derechos deben ser compartidos, estimo yo.

El camino de los Callejones permite el acceso a todas las las fincas (huertos y propiedades) de esta partida; dicho de otro modo, los huertos a los que puede accederse directamente desde el camino de los Callejones constituyen propiamente la zona de Callejones. Como decía, esta se extiende de este a oeste, desde el final de la calle del Sol hasta el huerto del tilo de doña Visita y el camino de la Hoya. De norte a sur, la partida comprende los huertos que hay entre el camino de los Callejones y el talud más meridional, que circunda el camino del Portillejo, que baja hasta la ribera izquierda del Ebrón.


Las acequias, el riego y otras consideraciones.

Los huertos de Callejones se riegan mediante una acequia secundaria que nace en la de Castielfabib, donde el partidor del Carlas: conceptualmente, un partidor es un lugar donde se parte el agua para dos o más acequias. La acequia de Castielfabib es una de las más antiguas de la zona, la nombra ya don Diego Ruiz de Castellblanque en su testamento, a principios del siglo XVII, para definir el término de su señorío. Ello hace pensar que la acequia es tan vieja como el mismo pueblo. La acequia de Castielfabib entra en el término por el Mojón, procede de Los Santos y discurre por la parte alta del pueblo, de noroeste a noreste. Antaño servía de límite entre la aldea-barrio de Los Pajares y Torrebaja, pero desde 1995, con motivo de su segregación de Castielfabib para agregarse a Torrebaja quedó dentro del casco urbano. Algo por lo demás perfectamente razonable que zanjó una anomalía histórica. Curiosamente, el trazado de la acequia pasaba por debajo de algunas casas, de forma que una parte quedaba en Castielfabib y otra en Torrebaja. Todos los inconvenientes que se producían como consecuencia de la anómala situación de la aldea con respecto a Torrebaja se subsanaron con el citado proceso administrativo.


Calle del Ángel en Torrebaja (Valencia), con detalle del partidor del Carlas en la acequia madre de Castielfabib (2020).

La acequia de Castielfabib tiene un largo trazado, decía que entra en el término de Torrebaja por el Mojon de Los Santos y termina en el río Turia, entre la partida del Reguero y la del Rento. Por ella circulaba el agua todos los días de la semana -durante la temporada de riego el paso del agua no se suele interrumpir, no obstante el uso que hacen los de Los Santos-: hasta hace unas décadas, de lunes a viernes se regaba desde el partidor del Carlas hasta la casa de Antonio Verbena; los sábados y domingos se cerraban todas las acequias secundarias en ese tramo y se regaban los Regueros y parte del Rento. Puede decirse que su aprovechamiento era completo, pues con las aguas sobrantes podían regarse incluso huertos de la zona de Los Llanos, por encima del Cementerio Municipal. Hasta la citada agregación de Los Pajares a Torrebaja, el camposanto quedaba en término de Castielfabib, otra anomalía histórica.

Pero volvamos al hilo de nuestro relato... Decía que la acequia que riega la partida de Callejones nace en la acequia madre de Castielfabib, donde el partidor del Carlas. Se trata pues de una acequia secundaria cuyo caudal de agua se regula mediante una compuerta metálica, fijada en un determinado nivel mediante un candado. El cajón de la acequia hace ángulo recto respecto de la de Castielfabib y parte en dirección meridional, calle del Ángel abajo, cruza la carretera N-420 y se dirige hacia el este por la calle de la Hoya. Nada más atravesar la carretera, sin embargo, frente a la casa de Serafín el Mingo, la acequia tiene un registro con un sistema de compuertas. Desde este punto puede encaminarse el agua hacia otras zonas, no hay más que levantar las correspondientes compuertas; de facto el registro hace las veces de partidor secundario. Una de las compuertas del registro encamina el agua hacia poniente, mientras que otra lo hace hacia el este y el sur, siendo esta última la que riega los huertos de cabecera de la partida de Callejones, entre otros.


Detalle de la acequia que riega los huertos de la partida de Callejones en Torrebaja (Valencia), 2020.

La acequia secundaria continúa por la calle de la Hoya, donde hay otros registros para nuevas tomas de agua y entra en el tramo final de la calle del Rosario, hasta la casa de Teodoro Manzano. En este punto hace un giro de noventa grados para dirigirse hacia la partida de Callejones, allí hace otro giro en ángulo recto y continuar por el pie del muro hasta el comienzo del camino de Callejones, en cuya margen izquierda hubo antaño un lavadero cubierto de propiedad particular, que aprovechaba el agua de esta acequia. En este punto el cauce hace nuevo giro para proseguir entre huertos, hasta desaguar finalmente en la acequia de la Hoya, junto con la que pasa por debajo de la calle del Sol. La acequia de la Hoya desagua en el río Ebrón, a la altura del cauce nuevo. En general, la red de acequias de la zona es sumamente compleja, no en vano fue diseñada para aprovechar el agua de riego al máximo. Propiamente, en el punto donde la acequia aboca al camino de Callejones hay una toma de agua que sirve para el riego de varios huertos de la cabecera de la partida. Asimismo, en todo el tramo en que la acequia discurre paralela al camino existen muchas tomas de agua, casi tantas como huertos; digo casi tantas como huertos, pues algunos huertos utilizan la misma toma.

Entre los agricultores el tema del agua siempre resulta un asunto serio, nada de bromas pues con el agua de riego. Sin agua no hay huertos, ni cultivos que valgan. Decía que para regar los huertos de la cabecera de la partida de Callejones basta levantar la compuerta del registro situado frente a la casa de Serafín el Mingo, encaminando, no obstante, el agua al huerto correspondiente. Terminado el riego hay que volver al registro y bajar la compuerta. La práctica aconseja cerrar siempre la compuerta que permite el acceso al huerto regado; quiero decir que no es prudente dejar el agua encaminada hasta el huerto. Por el contrario, en la acequia que discurre paralela al camino de los Callejones, para regar basta poner una tabla y levantar la hilera correspondiente a cada huerto, invirtiendo el proceso al concluir el riego.

Los turnos para regar siempre resultaron comprometidos, en particular cuando todos los huertos estaban cultivados. Los regantes tenían que esperar horas para hacerse con el agua, en ocasiones no lo conseguían hasta altas horas de la madrugada, cuando habían terminado los de aguas arriba. Contaba Serafín el Mingo que frente a su casa les hacía una fogata a los regantes, para paliar el fresco de la amanecida, pues estaban allí, hablando y fumando, hasta que les tocaba el turno. Hoy el riego es más sencillo, dado que más de la mitad de los huertos están incultos. Se conserva, no obstante, la norma consuetudinaria consagrada por la tradición y la costumbre. Todos tienen derecho al riego, pero la preferencia corresponde siempre al de aguas arriba. En realidad el derecho de riego lo tiene la finca, no el propietario ni el cultivador. Ello significa que si hay un vecino regando y llega otro de aguas arriba, este puede quitarle el agua al primero. Lo habitual, sin embargo, es que exista cierta cortesía entre los regantes y si alguno está regando se le deje terminar.


Huertos en la partida de Callejones de Torrebaja (Valencia), 2020.

En este sentido llama la atención que los regantes de otro tiempo no hubieran conseguido establecer un sistema más adecuado; pues resulta absolutamente irritante que haya alguien regando y estando a mitad, otro de más arriba -alegando preferencia- le quite el agua al de más abajo. Esta sinrazón en el sistema de riego causaba -y causa- algunos problemas entre los regantes, cuando no malquerencias. Quizá hubiera sido mejor sentarse en torno de una mesa, para estudiar un sistema de riego más ponderado y razonable. Por ejemplo, prohibiendo tajantemente el hecho de cortar el agua al que estuviera regando; estableciendo turnos para cada tramo de acequia, bien por días u horas, incluso turnos rotativos si fuera preciso. Cabe pensar, sin embargo, que si nuestros padres y abuelos no lo hicieron tal vez fue porque no pudieron; hay que considerar, no obstante, que los agricultores en nuestra zona han sido siempre gente terca, apegada a costumbres seculares, poco amiga de innovaciones. En muchos casos cabría decir con Romanones: Vaya tropa!

La partida de Callejones constituye un mirador sobre el valle del Ebrón, con el monte de la Loma al fondo. El mirador forma a modo de planicie alargada que asciende suavemente de este a oeste, es por ello que el riego se hace de poniente a levante. Algunos huertos del extremo distal se hallan elevados sobre los circundantes, con taludes y ribazos entre ellos. Los muros, ribazos y taludes altos pertenecen siempre a la finca de arriba. Ello resulta lógico, toda vez que las paredes sujetan la tierra de la finca elevada.

Mientras que la partida se extiende longitudinalmente de levante a poniente, los bancales se orientan de norte a sur, esto es, desde el camino de Callejones hacia el terraplén del Portillejo, que queda en posición meridional. Asimismo, muchos de estos huertos están escalonados, formando en la práctica hasta dos o tres huertos en distinto nivel. Estos huertos escalonados pertenecen en ocasiones a un mismo propietario, pero no siempre. En el caso de que no pertenezcan al mismo dueño, los del nivel inferior tienen derecho de paso y riego, ello significa que los de arriba tienen servidumbre respecto a dichos derechos. En el caso de pertenecer a un mismo propietario, no hay problema; pero cuando estos huertos tienen distintos amos, el de arriba debe mantener el ribazo y la acequia de riego expedita, para que pueda pasar y regar el de abajo. En el caso de huertos abandonados, sin embargo, lo que suele ser habitual en la actualidad, la norma no se cumple, ello va en perjuicio del huerto de abajo. Es un signo de los tiempos en que usos, derechos y deberes se desvanecen.


Paisaje humano en la partida de Callejones en Torrebaja (Valencia),
con el caserío al fondo (2020).

Las propiedades están delimitadas por ribazos, elementos comunes que al tiempo que definen la propiedad sirven de zona de paso. Conceptualmente, en nuestro medio, un ribazo es una porción de tierra y hierba con cierta elevación con respecto de las fincas limítrofes, que no necesariamente deben estar a distinto nivel. Los ribazos constituían a veces motivo le litigio entre propietarios, siendo este el motivo por el que en los extremos de las fincas estaban señalados por alguna piedra grande clavada, a modo de hita. El propietario segaba antaño su parte de ribazo -y ojo que se atreviera a hacerlo el vecino!-; la hierba se destinaba a los animales de carga y corral. Hoy, por el contrario, solo se siegan los márgenes correspondientes a los huertos cultivados; y a veces, ni eso. Otro signo de estos "tiempos líquidos" a los que alude Bauman, en los que no hay principios duraderos, en los que todo vale, en los que nada importa demasiado.


Acerca de los cultivos tradicionales en los huertos de Callejones.

A principios del siglo XIX (1815) en Torrealta (entonces todavía dependiente de Ademuz) y en Torrebaja (aún dependiente de Castielfabib) había ya variedad de cultivos, entre ellos avena, adaza, alubias, garbanzos, trigo… lo sabemos porque dichos cultivos estaban sujetos al diezmo y al paner (pie de altar) que percibía la iglesia y el párroco para sus sostenimiento. Entre los productos citados, la avena, la cebada y el trigo estaban sujetos al diezmo y la primicia, siendo comunes a todos los partícipes, incluido el comendador de Montesa), mientras que la adaza (maíz, panizo), las alubias y garbanzos estaban sujetos al paner, siendo exclusivos del rector o vicario.[1] Merece la pena destacar el cultivo del maíz (Zea mays), gramínea procedente de América traída a Europa en el siglo XVII. Según vemos, un siglo después, esto es, a finales del siglo XVIII-principios del XIX, ya se cultivaba en nuestra comarca. Medio siglo después, en tiempo de Madoz (1849), cuando Torrebaja había formado ya Ayuntamiento independiente de la jurisdicción de Castielfabib y tenía a Torrealta por anexo, los caminos locales eran “de herradura en mal estado”, siendo la producción agrícola todavía escasa y poco variada: trigo, cebada, avena, algún vino y legumbres.[2] A los productos agrícolas que cita Madoz cabe añadir pues el maíz, base de las gachas de panizo, nuestra comida comarcal por excelencia. Es de su poner, sin embargo, que sus campos y huertos producirían distintas hortalizas, aunque el estadista no las menciona.


Vista occidental del Camino de los Callejones en Torrebaja (Valencia),
con detalle de noguera (Juglans regia) en el margen (2020)


Huertos en la partida de los Callejones de Torrebaja (Valencia),
con detalle de ribazo y cultivos (2020).


Durante el siglo XX, los cultivos tradicionales en los huertos de los Callejones han sido las verduras y hortalizas: patatas, judías, tomates, pepinos, pimientos, coles, habas, guisaltos, acelgas, espinacas, incluso melones y sandías, calabazas, calabacines, rábanos, zanahorias…. En los márgenes de las fincas se plantaban cerezos, ciruelos, caquis, parras; también avellanos, higueras, nogales, olivos… Todavía quedan algunos de estos frutales en la partida, como también arbustos de saúco (Sambucus nigra) en el camino. Hoy día pueden verse además plantaciones de olivos, algunos cipreses (también los hubo antaño, aunque desaparecieron), membrilleros, laureles, manzanos, incluso castaños de indias como árboles de adorno y de sombra.

El más célebre de los huertos de la zona de Callejones, sin embargo, fue el huerto de doña Visita Navarro (viuda de don Antonio Hernández Montesinos, médico que fue de la localidad); el huerto estaba circundado por la parte del camino por un muro de piedra y tapial y tenía un monumental tilo (Tilaplatyphyllos) en la parte de arriba, frente a la entrada. El tilo debió plantarse a principios del siglo XX, y aunque vetusto todavía conserva al presente su elegante porte, y vitalidad.


Huertos en la partida de los Callejones de Torrebaja (Valencia),
con detalle de ribazos y cultivos (2020).

Huertos en la partida de los Callejones de Torrebaja (Valencia),
con detalle de ribazos y cultivos (2020).

Los huertos comienzan a prepararse para el cultivo a principios de año, de forma que con la luna menguante de enero ya se siembran los ajos, que se cosecharán por san Juan. De un diente saldrá una cabeza de ajos; de una cabeza, los ajetes, esto es, los ajos tiernos. De los ajos se extrae el rijo central, denominado “porrito”, por donde florece. Los porritos se trocean y se comen sofritos a modo de revuelto con huevo o en tortilla. Un manjar exquisito, no obstante la evidencia de su ingesta que puede dejar en el aliento. Es por ello que conviene comerlos cuando prevemos escasa actividad social. El resto de cultivos se realiza a lo largo de la primavera (abril, mayo, junio). A mediados de julio se suelen plantar los productos para el invierno (acelgas, repollos, coliflores, lombardas, puerros…), durante este mismo mes maduran los demás cultivos: cebollas, pepinos, tomates, pimientos… Las patatas tempranas se suelen cosechar a finales de julio, principios de agosto. En agosto vendrán las jugosas sandías y los dulces melones, cuya sazón se completa para santa Marina la Melonera. Las calabazas de asar se recolectan tras las primeras heladas, cuando se amustian las hojas, como los caquis, que se cogen todavía duros a principios-mediados de noviembre, preferiblemente pasado Todos los Santos. Los caquis, deliciosos tarros vegetales de mermelada natural, no son muy apreciados en la zona. Basta ver que muchos se pierden en los árboles; nadie los aprovecha, excepto los pájaros. Los palosantos maduran a lo largo del invierno; antaño se disponían sobre el trigo de forma que en diciembre, para Navidad, constituían y constituyen un delicioso postre.


Paisaje humano en un huerto de la partida de los Callejones de Torrebaja (Valencia),
con detalle de cultivos (2020).

Paisaje humano en un huerto de la partida de los Callejones de Torrebaja (Valencia),
con detalle de cultivos (2020).


Palabras finales, a modo de epílogo.

El camino y la partida de Callejones constituyen una de las zonas de Torrebaja más antiguas, populares y estimadas por los lugareños. Desaparecidos los tapiales, origen del topónimo, y ampliado el camino de herradura a su costa, quedan sus huertos, tradicionalmente dedicados a la producción de verduras y hortalizas. No en vano se decía que el primer plato de muchas familias de Torrebaja procedía de productos cultivados en la zona de Callejones.

La partida, situada en posición meridional respecto del caserío, se orienta de este a oeste, protegida de los vientos del norte y disfrutando de una estupenda vista sobre el valle del Ebrón. La zona fue recalificada hace años como urbanizable; no obstante, en la actualidad ha vuelto a ser rural, lo que responde a su idiosincrasia y tradición. El lugar constituía antaño un verdadero vergel del Edén, daba gusto verlo en verano: los huertos formando deliciosos dibujos vegetales, los frutales en sazón, los ribazos repelados, limpios, aseados. Hoy todo ha cambiado, los antiguos cultivadores han desaparecido por ley de vida, y difícilmente se renuevan. Más de la mitad de los huertos están abandonados. No obstante, en sustitución de los lugareños, van surgiendo nuevos cultivadores: emigrantes marroquíes como el-Kibir o rumanos como Vasir… que resultan también buenos vecinos y hábiles horticultores, que traen nuevas formas de hacer. Sean bienvenidos!


Paisaje humano en el Camino de los Callejones de Torrebaja (Valencia),
con hortelanos posando (2020).

Por el contrario del camino, el sistema de riego de la partida sigue siendo el tradicional, como las acequias, que apenas han sufrido mejoras en cien años. Lo cual no deja de sorprender, pues la zona constituye uno de los parajes más frondosos, bellos y singulares del término. Habremos de esperar a que venga gente de fuera a enseñarnos a valorar lo que tenemos. Lo cual resulta doblemente paradójico, siendo como es Torrebaja un pueblo harto joven (sus albores datan apenas de principios del siglo XVII), cuyos vecinos proceden de todos o casi todos los pueblos de la comarca, y de su entorno de Cuenca y Teruel. Un pueblo joven, decía que es Torrebaja, aunque prematuramente envejecido. La historia no ha sido generosa con nuestro pueblo, lo demuestra la despoblación y la falta de recursos; aunque la geografía nos situó en un lugar privilegiado, relativamente llano, al pie de las vegas del Turia y el Ebrón, en lugar bien emplazado y comunicado. A Torrebaja, como a otros pueblos de la zona, le falta lo que a la lira de Bécquer, una “mano de nieve” que sepa templarlo, despertarlo.

Mi querencia por la partida de Callejones resulta evidente, su evocación me lleva a la infancia, esa época de la vida en que comienza a gestarse en las personas el carácter, los sueños, las ilusiones. Con esta disposición en el ánimo me veo caminando detrás de mi padre, que marcha a grandes zancadas por el camino de Callejones, con su sombrero de paja, los bordes de la camisa atados por delante en un nudo, la azada al hombro, las perneras del pantalón arremangadas, calzado con espardeñas… esperando llegar al huerto y que baje agua para regar la hortaliza. Vale.


© Alfredo SÁNCHEZ GARZÓN

De la Real Academia de Cultura Valenciana (RACV).




Véase también:

* EL TILO DE LOS CALLEJONES, UN ÁRBOL CENTENARIO EN TORREBAJA.

* LA CALLE DEL ROSARIO DE TORREBAJA, VALENCIA (I y II).

______________________________________________________________

[1] SÁNCHEZ GARZÓN, Alfredo (2002). Aportaciones al conocimiento de la Encomienda de Montesa en el Rincón de Ademuz, Valencia, p. 308. ISBN: 84-931563-2-9

[2] MADOZ, Pascual (1849). Diccionario Geográfico-Estadístico-Histórico de España y sus posesiones de ultramar, Madrid, Madrid, tomo XV, p. 72.


GALERÍA FOTOGRÁFICA:

Vista del comienzo del Camino de los Callejones, con la acequia de riego todavía descubierta (2013).

Vista del comienzo del Camino de los Callejones, con detalle del antiguo tapial que le bordeaba por la parte de abajo y la acequia de riego todavía sin cubrir (2013).

Vista del comienzo del Camino de los Callejones, con detalle del antiguo tapial que le bordeaba por la parte de abajo y la acequia de riego  (2013).

Vista parcial del tilo de doña Visita en otoño, con detalle de la entrada y del muro de tapial que circundaba el huerto por la parte del Camino de los Callejones (1998).


EL CAMINO DE LAS VUELTAS: UNA VÍA HISTÓRICA DE COMUNICACIÓN ENTRE ADEMUZ Y TORREBAJA.

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Los antiguos caminos del Rincón de Ademuz,

a propósito de un paseo en otoño.





A muy corta distancia de Torre baxa se vadea el Ebrón,

y se entra de nuevo en el camino de Ademuz,

que sigue por la derecha del Turia atravesando lomas y cerros arcillosos”

-Tomado de Cavanilles, Observaciones, tomo II, Madrid, 1797, párrafo 107, página 77.








Palabras previas, a modo de introducción.

El Camino de las Vueltas es una de las vías antiguas de la comarca, tradicionalmente ha unido Ademuz con Torrebaja, vía las Casas del Soto, formando parte del Camino Viejo de Ademuz a Teruel, esto es, parte del Camino Real o Nacional de Valencia a Aragón por esta parte. El origen del topónimo proviene de las numerosas vueltas y revueltas que posee su trazado, en particular en su tramo medio.

Se trata de un camino rural asfaltado situado en el término de Ademuz, de similar o idéntica categoría administrativa a otros de la zona, como el que une Ademuz con Más del Olmo, vía Val de la Sabina o el tramo de Torrebaja a la carretera N-330a por La Presa y El Montecillo. Discurre por la cota media de la ladera meridional del Montecillo, margen derecha del Turia, entre la Ermita de San José (Torrebaja) y El Empalme, donde el camino se encuentra con la citada carretera nacional, en su tramo de Ademuz a Torrebaja, por Los Santos (Castielfabib).

El camino se halla asfaltado aunque con el firme en regular estado; antaño era de tierra batida y bastante más estrecho, propiamente un camino de herradura. Como se dice arriba, su trayecto acopia varias curvas cerradas, discurre por la base de terreros arcillosos y espectaculares montículos cortados a pico, paralelo en algunos tramos a la acequia Hondonera. Hasta la construcción del puente de La Presa sobre el río Ebrón en Torrebaja era el paso mayormente utilizado por los vecinos de estos pueblos para ir de Ademuz a Torrebaja, en particular por los caminantes y aquellos que iban en caballería, moto y bicicleta; dada la estrechez de la vía, los que iban en coche preferían ir por El Montecillo, vía Los Santos.

Hasta los años cincuenta y sesenta del pasado siglo el camino estuvo envuelto en leyendas, se decía de un fantasma en forma de cabra blanca que se aparecía a los caminantes en las noches de luna llena. No obstante las presuntas apariciones fantasmales, en las que solo creen los bobos, debió ser una vía muy transitada antaño, prueba de ello es que en la parte media del camino hubo un humilde cuchitril adosado a la ladera del monte, allí se servía anís, cazalla... utilizado por los caminantes y trabajadores de la zona.

El antiguo Camino de las Vueltas posee también su historia. Aunque sin mencionarlo como tal, lo describe Antonio José de Cavanilles y Palop (1645-1804) en su periplo por la comarca, a finales del siglo XVIII (1792). Asimismo, consta que en él trabajó un grupo de presos nacionales durante la guerra civil (1936-1939). Por ese mismo tiempo, una construcción al comienzo del camino sirvió como polvorín para el XIX Cuerpo de Ejército (Ejército Republicano de Levante; entonces autodenominado Ejército Rojo). El de Las Vueltas es hoy un camino alternativo, su ubicación aprovecha a modo de estupendo mirador sobre la vega del Turia y huertas de Ademuz. No obstante el olvido en que le tiene la administración, la vía es relativamente frecuentada por los lugareños, aunque podría serlo más de estar mejor acondicionada.


Camino de las Vueltas en Ademuz (Valencia), desde el mojón de Torrebaja (Valencia), 2020.


El Camino de las Vueltas en la historia.

La primera referencia bibliográfica al Camino la hallamos en las Observaciones (1797) de Cavanilles, pues durante su recorrido por la zona (primeros días de septiembre de 1792), al referir el periplo entre Torrebaja y Ademuz ya describe este paraje, aunque sin mencionarlo explícitamente. Dice el ilustrado botánico:

  • A muy corta distancia de Torre baxa se vadea el Ebrón, y se entra de nuevo en el camino de Ademúz, que sigue por la derecha del Turia atravesando lomas y cerros arcillosos. Estos y otros muchos de la misma naturaleza que se hallan en la comarca suministran al rio tierra roxa, que tiñe y carga sobremanera las aguas, sirviendo despues de abono á los campos donde estas descansan y se sumen. Veianse al paso las huertas de Ademúz, que ocupan las riberas del Turia hasta la villa, y se descubrian con freqüencia monumentos del grave daño causado en la última riada, que arrancó arbustos, barrió sembrados, derribó el puente, y cargó con quanto se presentó a sus furias. Es lástima que el rio sirva solamente para destruir aquellos campos pingües, principalmente los inmediatos á sus aguas, que son como el primer escalon de las graderías que todos ellos forman.[1]


En tiempo de Cavanilles (finales del siglo XVIII) Torrebaja era un lugarcillo poblado por apenas 65 familias, en la jurisdicción de Castielfabib. El naturalista lo ubica “en una llanura á la izquierda del Ebrón, no muy léjos de la confluencia con el Turia”. En su trayecto de Torrebaja Ademuz, próximo al lugar vadea el río Ebrón y continúa por el camino de Ademuz -se refiere al Camino Viejo de Ademuz-. El puente que hoy salva el Ebrón (Puente de Armando León) es obra de los años noventa, anteriormente hubo otro de cemento construido a finales de los años cincuenta (1956).[2] Con anterioridad hubo un puente de madera que databa de la guerra civil, y antes un pontón que cruzaba el río poco más abajo del actual, frente al pilón de san Antonio, situado al comienzo de la calle Cantón, que era parte del citado Camino Viejo de Ademuz a Teruel. La entrada meridional a la población se hallaba en esta zona, prueba de ello es el ladrillo cerámico que todavía puede verse en la fachada de la primera casa antigua que hay en la citada calle Cantón.


Molino de san José en Torrebaja (Valencia), a la vera del antiguo Camino Viejo de Ademuz (2020).


Vadeado el río Ebrón el camino que pudo seguir el botánico discurre entre las partidas hoy denominadas “Encima el Camino” y “Bajo el Camino”, que lleva hasta la Ermita de San José. Poco antes de la ermita, a la mano derecha nace el camino de los Albares, junto a este se halla la acequia del molino. Sobrepasada la acequia está el Molino de San José, que no vio Cavanilles, pues es obra posterior (de 1887). No obstante, en su lugar pudo haber otra industria molinera de menor entidad, de hecho la partida es conocida de antiguo como “El Molinillo”, topónimo que alude a un molino pequeño. Desde el molino hasta la ermita el camino asciende en somera costanilla, el ermitorio se halla a la derecha de la vía, centrando la partida de Los Villares: topónimo referido a un antiguo lugar habitado, compatible con la primitiva Torrefondonera (Torrefondonar del Villar de Orchet), que fue lugar de moros a principios del siglo XV (1425).[3] Frente a la ermita, citada en el testamento del señor de Torrebaja (don Diego Ruiz de Castellblanque, en 1628),[4] crece un frondoso castaño de indias, su tronco circundado por un poyo de ladrillo. 

En este punto nace el camino que baja al antiguo molino del Mayorazgo (también denominado del Señor o molino de Abajo), situado en la margen derecha del río Turia, frente al puente de Guerrero, un pasadero secular.[5] El Camino de las Vueltas, sin embargo, continúa en llano por la derecha, en dirección suroeste. Un centenar de pasos más adelante, a mano izquierda, hay una construcción que fue cambra y corral cubierto, hoy rehabilitada como vivienda temporal. En este punto se halla la divisoria entre Torrebaja y Ademuz, lugar donde propiamente comienza el Camino de las Vueltas, “que sigue por la derecha del Turia atravesando lomas y cerros arcillosos”.El botánico vincula el colorido rojizo de las tierras y montículos con el de las aguas del Turia en los momentos de lluvias y tormentas. Los lugareños saben que cuando el río baja color chocolate es que ha llovido por la zona de Alfambra, mientras que si las aguas son turbias y blanquecinas es que las lluvias han tenido lugar en la zona de Guadalaviar, Albarracín: el río Gualalaviar o río Blanco se une con el Alfambra en Teruel, entre ambos forman el río Turia.


Ermita de san José en Torrebaja (Valencia), a la vera del antiguo Camino Viejo de Ademuz (2020).

En su excursión de aquel día, a su paso por el Camino de las Vueltas el botánico observa la vega de Ademuz, las huertas dispuestas en ambas márgenes del Turia, hasta prácticamente la villa. En su caminar descubre los daños causados por alguna riada reciente, “que arrancó arbustos, barrió sembrados, derribó el puente (se refiere al puente de Guerrero, con toda seguridad), y cargó con quanto se presentó a sus furias”.Un espectáculo, por lo demás, familiar a los lugareños,periódicamente repetido. En sus excursiones por tierras valencianas (la correspondiente al Rincón de Ademuz es la cuarta de 1792), el botánico pone en práctica sus conocimientos botánicos y naturalistas, acepta la ayuda de sus amistades, así como su capacidad para recoger y ordenar datos, demostrando en todo momento“una impresionante resistencia a lomos de caballerías”.[6]

Por lo que vemos, el botánico sigue en su periplo el camino principal que une las villas y lugares del Rincón de Ademuz: Vallanca, ambas Tóvedas, Castielfabib, Los Santos, Torrebaja, Ademuz. De Torrebaja a Ademuz sigue el Camino de las Vueltas, vía El Soto, trayecto que formaba parte del Camino Viejo de Ademuz a Teruel. De Ademuz sube a Vallanca, allí pernocta en casa del rector (don José López), que le había ofrecido su hospitalidad. En su viaje de retorno (5 de septiembre), camino de Aras, le acompaña don José López, cuyo nombre puede verse en la campana mayor (de San Roque y San Vicente) de la parroquial de Vallanca (1814). En Aras le acoge el clérigo que atiende su iglesia (don Carlos Herrero); no es extraño que el botánico exprese después su agradecimiento a los párrocos de la zona, pues, según manifiesta, de no haber sido por ellos “me hubiera tocado dormir con las mulas”.[7]

Mediado el siglo XIX (1845-1849), el estadista Pascual Madoz (1806-1870), al decir de los caminos locales de Ademuz escribe que son “de herradura y malos” y los de Torrebaja, “de herradura en mal estado”.[8] En tiempo de Cavanilles, esto es, medio siglo antes es de pensar que no fueran mejores.

Casa de campo al comienzo del Camino de las Vueltas: se halla en las proximidades del mojón de Torrebaja con Ademuz. Durante la guerra civil (1936-1939) sirvió de polvorín al XIX Cuerpo de Ejército, tras la destrucción del que había en Los Santos (Castielfabib), 2020.

En las décadas siguientes, años setenta del siglo XIX (1878), durante su visita pastoral a Torrebaja, el obispo de Segorbe, don Mariano Miguel Gómez (1876-1880), sigue un camino distinto al de las Vueltas:

  • En el dia veintisiete de Mayo de mil/ ochocientos setenta y ocho, haciendo la Santa Vista/ de toda la Diócesis el Ilustrisimo y Revmo. Sor. Dr/ D. Mariano Miguel Gomez, obispo de Segorbe, Lle-/gó á este Pueblo, entre seis y siete de la tarde, acom-/pañado del Párroco, Señores del Ayuntamiento y de/ casi todos los vecinos que salieron á recibirle al otro/ lado del rio Blanco ó Turia donde divide el término:...[9]

El relator de este informe es don José Aznar, párroco de Torrebaja. Del texto se deduce que en aquella ocasión, las autoridades y casi todos los vecinos del pueblo, salieron a recibir al señor obispo “al otro/ lado del rio Blanco ó Turia donde divide el término”. Ello nos permite deducir que el prelado y su comitiva arribaron a Torrebaja por el camino de Ademuz que pasa por la Masía de Guerrero, más conocida como Casas de Guerrero. Cabría preguntarse por qué no utilizó el camino tradicional de Ademuz a Torrebaja por las Vueltas, vía El Soto. Cualquier respuesta sería especulativa, toda vez que desconocemos la causa de que el prelado y su comitiva siguieran este trazado y no el Camino Viejo de Ademuz a Teruel, vía Torrebaja.

En plena guerra civil española hallamos nuevas referencias al Camino de las Vueltas, merced al testimonio de la vecina Rosalía Manzano Soriano (1905-1998). La familia de Rosalía (a) la Serapia vivía en la calle Fuente, la casa se vio gravemente afectada por el bombardeo de la aviación nacional del 26 de noviembre de 1938 -toda la fachada delantera de la casa cayó sobre la calle-, siendo este el motivo por el que se trasladó a vivir temporalmente a las Casas de Guerrero: “Estuvimos con la familia de Amparo la Curandera y otras gentes que había; y los Poncios de Ademuz nos traían comida”. Recuerda también que había otros refugiados, “y unos presos que trajeron de Castellón y Valencia”.[10] El mismo testimonio dice que los presos de las Casas de Guerrero eran del bando nacional, iban vestidos con harapos y trabajaban acarreando grava para el Camino de las Vueltas, cuyo firme estaban arreglando por entonces. La vía era entonces un camino de herradura, propio para el tránsito de personas y animales, pero no de carros ni de vehículos a motor; para ir en coche de Ademuz a Torrebaja se utilizaba la carretera N-330 que pasaba por Los Santos, vía el Montecillo y El Soto.


Camino de las Vueltas en Ademuz (Valencia), dirección a Ademuz desde Torrebaja, con detalle del primer farallón (2020).

Camino de las Vueltas en Ademuz (Valencia), dirección Ademuz, con detalle del paisaje geológico (2020).

Asimismo, por el testimonio del vecino Esteban Giménez Manzano (Torrebaja, 1922), sabemos que el edificio existente al comienzo del Camino de las Vueltas, en el mojón de Torrebaja con Ademuz, hoy rehabilitado como casa de campo y vivienda temporal por su actual propietario, el vecino Paco Esparza, sirvió como polvorín del XIX Cuerpo de Ejército (Ejército Republicano de Levante). Al parecer, la aviación nacional bombardeó el que había en Los Santos, próximo al aserradero de los Lucios. Aquella construcción, basada en piedra tosca, quedó totalmente destruida por las bombas; pero no afectó al material bélico, pues la noche anterior lo habían trasladado al citado edificio del mojón, sito al comienzo del Camino de las Vueltas.[11] Resulta evidente que el espionaje y el contraespionaje entre ambos bandos contendientes funcionaba correctamente. La historiografía demuestra que el XIX Cuerpo de Ejército tuvo en la zona varios depósitos de municiones de artillería y de infantería: en Libros, Torrebaja y Salvacañete (municiones de artillería e infantería), en Los Santos y Cañete (de infantería).[12] También se proyectó un depósito de este tipo en Casas Bajas, en la ladera nororiental del barranco del Regajo, antes de llegar al primer túnel. Desconocemos, no obstante, si este depósito se llegó a construir.

El primer cronista oficial de Torrebaja, el escritor y periodista valenciano Vicente Badía Marín (1919-1995), al decir de la Ermita de San José, refiere:

  • Junto al Camino Viejo de Ademuz, en las proximidades del Molino Viejo, está situada esta Emita, de moderna construcción./ Frente a la misma se alzaba el poblado de la Torre del Villar de Orcheta, hoy totalmente desaparecido, aunque con frecuencia se encuentran objetos que denotan la vida de este poblado.[13]

La partida de Los Villares, frente a la Ermita es un lugar propicio para el establecimiento de un poblado, toda vez que se halla en un altozano sobre la huerta, encarada al este y sureste y próximo al río Turia, propiamente situado a la vera de un antiguo camino como es el Camino Viejo de Ademuz a Teruel. Según el autor la ermita es de nueva construcción, aunque ya se cita en el Testamento de don Diego Ruiz de Castellblanque, en 1628, al igual que el Molino Viejo (de Abajo o del Señor), como hitas en la delimitación de su señorío.[14] Asimismo, el cronista refiere que “con frecuencia se encuentran objetos que denotan la vida de este poblado”. Los objetos a que alude el relator los hallaban los agricultores que aran los campos frente a la ermita, básicamente restos de cerámica.


Detalle de álamo blanco en el Camino de las Vueltas en Ademuz (Valencia), 2020).

Paisaje miocénico: arcillas, areniscas, conglomerados (Era Secundaria) en el Camino de las Vueltas en Ademuz (Valencia), con detalle de álamo blanco en otoño (2020).

A finales de los años cincuenta (1959), Agustín Chicharro Navarro (Ademuz, 1944), hijo de Antonio y de Agustina, trabajaba como aguador en las brigadas que reforestaban el monte de La Dehesa, frente a Torrebaja. En una entrevista evoca una anécdota en la que se menciona el Camino de las Vueltas, pues era el que seguían los trabajadores de Ademuz cada madrugada camino del tajo:


  • <Recuerdo que en cierta ocasión me desperté más temprano de lo habitual, serían las cinco de la madrugada: Era una noche de invierno despejada, con una luna llena que iluminaba como si fuera de día, y como no teníamos reloj en casa pensé que la cuadrilla ya habría pasado y no me habían llamado… Cogí la merienda –medio pan con dos tajaditas, una tortilla y medio tomate restregado-, salí de casa y eché a correr hasta llegar al molino nuevo y continué carretera adelante hacia El Soto, sin encontrar a nadie, hasta que llegué a Las Vueltas: ¿Y ahora qué hago?, pensé… Claro, yo apenas tenía 15 años, iba solo y tenía miedo de un fantasma que decían se aparecía por allí en forma de cabra, y mucho frío. Llamaba pero nadie me contestaba, así hasta que llegué a la ermita: Allí no vi a nadie, ni las bicicletas de los compañeros, entonces me di cuenta que no habían llegado todavía, que yo había salido de Ademuz antes de la hora… Encogido de frío bajé hasta el molino y me senté en el portal, porque me daba apuro llamar tan temprano: Yo oía los ronquidos del molinero, que era un hombre gordo… Allí estuve sobre una hora, hasta que llegaron los compañeros a su hora… Aquella madrugada pasé mucho frío y mucho miedo, no se me olvidará nunca…[15]


El relato de Agustín muestra a un adolescente ingenuo y responsable, que al despertarse temprano y observar el claror de la noche, iluminadapor la luna llena, piensa que los de su cuadrilla ya han debido pasar y no le han llamando. En su casa carecían de reloj. Coge su merienda y echa a correr, a ver si alcanza a loscompañeros. Llega al molino nuevo y no ve a nadie, continúa carretera adelante hasta ElSoto, sin encontrar a nadie tampoco. Llega al Empalme, donde sale el Camino de las Vueltasque llevaa Torrebaja. Parece que allí se detiene un momento, acordándose de los relatos que había oído referentes a “un fantasma que se aparecía por allí en forma de cabra”. No obstante el miedo, y el frío deaquellamadrugada invernal, sigue adelante. Durante el trayectollama a sus compañeros,pero nadie le contesta; así hasta llegara la Ermita de San José, en cuyo zaguán dejaban los de la brigadalas bicicletas, los que la tienen, pues la mayoríavan andando. 

Aterido de frío baja hasta el Molino de San José, allí se sienta acurrucado en el escalón de la entrada, le da apuro llamar tan temprano; el molinero, un hombre gordo, ronca a placer… no nos extraña que el joven Agustín no haya olvidado nunca aquella madrugada, pasó mucho miedo y mucho frío -probablemente tampoco iba muy abrigado, y se acordaba de su padre, que había fallecido hacía poco. En aquellas circunstancias elfrío ambiente de las madrugadas en inviernoconstituía un protagonista en sí mismo; de hecho nuestro joven aguador, además de acarrear y servir el agua a las cuadrillas tenía -entre otros cometidos- el de encender una hoguera para calentar los astiles de los picos y azadas, únicamente así podían asirlas los trabajadores. No, entonces no se utilizaban guantes y todo era a base de pico, pala y azadas; los bueyes para arar las laderas vinieron más tarde, ya avanzada la década siguiente, esto es, en los primeros años sesenta.

Posteriormente, a Agustín le asignaron un borrico para transportar el agua. Ello le permitía salir de Ademuz después que sus compañeros; además, ir montado. En cierta ocasión, yendo por el Camino de las Vueltas vio que en el suelo había un billete de 25 pesetas cubierto de escarcha, rápidamente bajó del burro y lo cogió. Aquel día triplicó el jornal en elCamino, pues su sueldo era de 10 pesetas diarias. Menciona Agustín el mito del fantasma de Las Vueltas, que según la tradición se aparecía por aquellas lomas,en forma de cabra, las noches de luna llena. La leyenda la recoge también el escritor y poeta Ricardo Fombuena Vidal, al referirse al caserío del Villar de Orchet, que sitúa frente a la Ermita:

  • […] y cuenta la leyenda corroborada por los más ancianos del lugar que, en las noches de luna llena, por “Las Vueltas” del camino que conduce a Ademuz, solía aparecer una cabra blanca desrriscándose por los cortados de “La Loma” y que la gente achacaba a un espíritu del poblado derruido, compuesto mayoritariamente por habitantes musulmanes, otros más incrédulos, la relacionan como propiedad de la “tía Castellana” que tenía una venta o mesón de caminantes por aquellos lugares.[16]

En su escrito, Fombuena alude al mito del fantasma de la cabra de Las Vueltas y lo vinculacon el poblado del Villar de Orchet, la antigua Torrefondonera, un lugar de moros. Asimismo, relaciona la leyenda con la “tía Castellana” (otros lamencionan como la“tía Catalana”), una mujer“que tenía una venta o mesón de caminantes por aquellos lugares”. Aquella venta o mesón de caminantes no era más que un chamizo adosado a la ladera del monte, del que todavía quedaban algunos restos en forma de vasares toscamentelabrados en la misma roca y lucidos con aljez. La anécdota, con ser insignificante en sí misma viene a decirnos, sin embargo, que el camino era muy transitado por agricultores y braceros de la zona, y por viajerosen tránsito. De lo contrario no tendría sentido haber establecido en el lugar un puesto de bebidas (vino, anís, cazalla…), por humilde que fuera.


Camino de las Vueltas en Ademuz (Valencia), dirección Ademuz, detalle de paisaje  miocénico: arcillas, areniscas,  conglomerados (Era Terciaria), 2020.

Camino de las Vueltas en Ademuz (Valencia), dirección Ademuz, detalle de paisaje  miocénico: arcillas, areniscas,  conglomerados (Era Terciaria), 2020.

Pocos años después, a comienzo de los años sesenta (septiembre de 1964) hallamos otro caminante ilustre por el Camino de las Vueltas, aunque tampoco en este caso el relator menciona su nombre. Probablemente ni siquiera lo conocía. Se trata de Francisco Candel Tortajada (1925-2007), nuestro entrañable Paco Candel, célebre escritor casasaltense afincado en Barcelona, que en su periplo por la comarca pasó por aquí en compañía de sus amigos catalanes: Javier Fábregas y Antonio Orihuela. En su Viaje al Rincón de Ademuz, obra escrita y publicada algunos años después de haber realizado el viaje (un viaje al Rincón de Ademuz, no un viaje por el Rincón de Ademuz, aunque lo recorrió parcialmente), el autor y sus amigos entraron en la comarca por Mas del Olmo, procedentes de Riodeva. Subieron después a Puebla de San Miguel y llegaron hasta Sesga, bajando después a Casas Bajas, y continuando hasta Casas Altas, su pueblo natal, donde hicieron noche en casa de unos familiares. De Casas Altas partieron hacia Ademuz -en la iglesia de Ademuz estaban cambiando las vigas del templo, siendo cura don Jesús Eced, que “tiene setenta años y una úlcera de estómago desde 1914”-. Escribe Candel:

  • <A media tarde salimos de Ademuz. Al llegar a la carretera nos detenemos un rato, a fin de contemplar el panorama. Nos sentamos en unos troncos. Las montañas proyectan largas sombras y no nos da el sol. Estamos cerca de un prado y un vado seco. No se ven carros ni tractores. Sólo mulos, como ya dijimos. Los hombres tiran de ellos. Algunos mulos son cabezones. Se detienen y se atascan. Es como en el viejo Oeste, pero en lugar de buscadores de oro son buscadores de manzanas./ Llegamos a Torrebaja al cabo de dos horas. En lugar de seguir la carretera echamos por un atajo que nos han indicado, bordeando la huerta feraz, verde y lujuriosa. Ahora ya no es como los días anteriores en que no nos encontrábamos a nadie por los caminos. Ahora continuamente encontramos grupos de hombres que vienen de los campos o de otros trabajos. Nos saludamos y nos miran como a pájaros raros y a mí esto me azora, pero a Javier Fábregas y Antonio Orihuela, no.[17]


Los caminantes (Candel y sus amigos) salieron de Ademuz a media tarde y llegaron a Torrebaja dos horas después, ello hace pensar que caminaron despacio y contemplando el paisaje a placer, pues de Ademuz a Torrebaja, caminando ligero, apenas hay tres cuartos de hora. Resulta evidente que salieron por el sur, dejando a su mano derecha el molino nuevo, buscando la carretera N-330. Al llegar a la carretera se detuvieron, sentándose en unos troncos para contemplar el paisaje. A media tarde el sol de septiembre estaría ya avanzado, razón por la que no pudieron disfrutar del sol, que ya iba camino de su ocaso. Dice de “un prado y un vado seco”, aunque no menciona ningún puente. Al decir de un “vado seco” podría estar refiriéndose al que cruza la rambla de Val de la Sabina antes de abocar al Turia. No está claro. Más adelante dice que “En lugar de seguir la carretera echamos por un atajo que nos han indicado, bordeando la huerta feraz, verde y lujuriosa”. Como tampoco menciona en ningún momento el caserío de El Soto podríamos pensar que tomaron el camino del río, siguiendo aguas arriba por la margen derecha del Turia. Este camino acaba en una costanilla de fuerte repecho, por donde entra en el Camino de las Vueltas. Todo es especulación, porque el autor no menciona topónimos ni describe con detalle geográfico el paisaje. Es su estilo y no cabe más que respetarlo. Pero de haber pasado por las Casas del Soto es muy probable que hubiera descrito el lugar, mencionándolo al menos, ya que entonces la carretera pasaba por medio del caserío, entre un pajar y la Casa Grande (1661).


Camino de las Vueltas en Ademuz (Valencia), detalle de farallones miocénicos: arcillas, arenisca, conglomerados (2020).

Detalle de farallón miocénico: arcillas, areniscas, conglomerado (Era Terciaria), en el Camino de las Vueltas en Ademuz (Valencia), 2020.

Asimismo, resulta poco probable que siguieran el camino de Ademuz a Torrebaja por las Casas de Guerrero, pues de haberlo hecho hubiera descrito, siquiera mencionado, el caserío, el puente de Guerrero y el molino de Abajo. Pero no es probable que siguiera este trayecto, ya que resulta mucho más largo. Contra mejor opinión, al decir que echaron “por un atajo” que les indicaron creemos que siguieron el camino de la ribera, margen derecha, y aguas arriba dieron con toda probabilidad al Camino de las Vueltas.

En cualquier caso, no observaron “carros ni tractores”, “Solo mulos”. Y hombres tirando de ellos, “Algunos mulos son cabezones”, pues “Se detienen y se atascan”. En los primeros años de la década de los setenta se está produciendo en el Rincón de Ademuz el tránsito hacia la modernidad, que por esta tierra siempre ha ido retrasada con respecto a otras del país. En aquellos años había pocos tractores, aunque sí había carros; estos, sin embargo, se utilizaban menos, pues en plena fiebre del acarreo de manzanas los más frecuente para sacarlas de las fincas y llevarlas al pueblo eran los machos (mulos, burros) aparejados con samugas y cargados con hasta cinco cajones de manzanas. ¡Pobres animales! En todo caso, la economía local no daba para tractores; estos finalmente aparecieron, pero ya en las décadas siguiente.

Es pues más que probable que Candel y sus compañeros de caminata, en su trayecto de Ademuz a Torrebaja siguieran el Camino de las Vueltas. Aunque el escritor no se reconoce poeta, resulta sorprendente que no haga mención a los cantiles arcillosos que bordean el camino por la parte del monte. No los menciona pese a su notabilidad, por el contrario de Cavanilles, que destaca las “lomas y cerros arcillosos” que encuentra al paso. Y no es de extrañar que el botánico las destaque, ya que resultan de gran belleza al contrastar el rojizo de las arcillas con el verde feraz de la huerta. A su paso por el lugar el panorama debía ser doblemente hermoso, pues a las rocas arcillosas y al verde de las huertas se añadía el amarillo oro de los chopos de la riberas, ya que el otoño comienza a pintar los chopos a comienzos-mediados de septiembre.

Candel y sus amigos entraron en Torrebaja “por la parte de abajo del pueblo y por un lugar frondoso y rumoroso, un rumor de agua que por lo que se ve se deslizaba por allí cerca oculta por el follaje”.[18] Resulta evidente que entraron en Torrebaja por el actual Paseo de la Diputación, entonces una camino de tierra a nivel de las fincas colindantes, atravesando el puente sobre el Ebrón. Tuvieron que pasar ineludiblemente frente a la Ermita de San José y por el Molino de Arriba (Molino de San José), aunque tampoco los menciona. Cabe pensar que ni la ermita ni el molino llamaron la atención del autor. Tampoco llamó su atención el nuevo edificio de las Escuelas Nacionales, construido un par de años antes. Lo que sí llamó su atención fue el aroma a manzanas: “No. pero es verdad. En Torre Baja se huele a manzana. Es un olor persistente. No te cansas de respirarlo”.[19]

Hoy Torrebaja ya no huele a manzanas y al paso que vamos hasta los manzanos desaparecerán. Pero no solo de Torrebaja, también del Rincón de Ademuz. ¡Y si no, al tiempo!

Camino de las Vueltas en Ademuz, dirección Ademuz, farallones miocénicos en la ladera meridional del Montecillo (2020).

Camino de las Vueltas en Ademuz (Valencia), dirección Ademuz, farallones miocénicos: arcillas, areniscas y conglomerados en la ladera meridional del Montecillo (2020).

Un paseo por el Camino de las Vueltas.

La orientación noreste-suroeste del Camino de las Vueltas hace que sea una vía muy agradable de transitar para estirar las piernas y tomar sol, particularmente en primavera y en otoño. Aunque los lugareños no son aficionados a las caminatas, ni parecen disfrutar de la naturaleza y paisaje. Para nuestra excursión partimos de Torrebaja por el Paseo de la Diputación, cruzamos el puente sobre el Ebrón y continuamos por el Camino Viejo de Ademuz. A la mano derecha encontramos una acogedora área de recreo, el popular Merendero la Ribera, más conocido como “El Chiriguito”, con zona de estar y de restauración, bancos y mesas bajo árboles de sombra y zona deportiva, incluida la piscina municipal. En dicho conjunto se halla el “Pabellón Cavanilles”, denominación particularmente bien traída, en recuerdo del insigne botánico y naturalista valenciano Antonio José de Cavanilles, que como se dice arriba pasó por la zona un día de principios de septiembre de 1792, para herborizar, no obstante estar ya la estación bastante avanzada.

Siento una profunda admiración por el botánico valenciano y cuando paso por aquí suelo acordarme de él y de su ingente obra. Cavanilles se había formado como botánico en los jardines del rey en París, siendo preceptor de los hijos duque del Infantado, a la sazón embajador de Carlos IV en la corte francesa (1777). Cavanilles permaneció en París más de una década. Me gusta imaginármelo por estos lugares, caminando o a lomos de alguna caballería. ¿Qué pensarían nuestros coterráneos al verle por estos parajes? Obviamente, pocos serían los que supieran del personaje. ¿Qué pensaría de nuestros humildes pueblos y lugares, él que había frecuentado los elegantes salones del París prerrevolucionario? El contraste entre el París de finales del Setecientos y las villas, lugares, caminos y parajes de la España interior debió ser absoluto. Contra lo que pudiera pensarse, la primera publicación de Cavanilles no fue de tema botánico. Fueron unas “Observations de M. l'abbé Cavanilles sur l'article Espagne de la Nouvelle Encyclopédie” (1784), en respuesta a un texto que el escritor y enciclopedista francés Nicolás Masson de Morvilliers (1740-1789) había incluido en la Nouvelle Encyclopédie, en el que se cuestionaba la aportación de España a la ciencia y la cultura europea.[20]


Camino de las Vueltas en Ademuz (Valencia), dirección Ademuz, paisaje miocénico: arcillas, areniscas y conglomerados (Era Terciaria), 2020.

Camino de las Vueltas en Ademuz (Valencia), dirección Torrebaja, paisaje miocénico: arcillas, areniscas y conglomerados (Era Terciaria), 2020.

Continuamos camino adelante, a ambos manos encontramos fincas de cultivo, la mayoría abandonadas: las de la derecha en alto, las de la izquierda en un plano inferior. De ahí que las de la parte alta sean conocidas como “Encima del Camino”, las otras “Bajo el Camino”. El camino lo es todo, no en vano se trata de un tramo del antiguo camino de Ademuz a Teruel. El firme está asfaltado, siendo relativamente transitado por personas y vehículos. Poco más adelante ya vemos al fondo derecha el edificio del Molino de san José, se trata de una construcción de planta alargada, orientada de este a oeste, con una inscripción en ladrillos cerámicos azules y blancos en la parte frontal en los que puede leerse el nombre del molino y la fecha de construcción (1887). El molino se construyó dos años después de la epidemia de cólera de 1885, que se llevó la vida de 41 vecinos de Torrebaja, de los 62 que fallecieron aquel año. El número total de fallecidos por cólera en el Rincón de Ademuz superó los 195: no se incluyen los datos correspondientes a Ademuz y sus aldeas, por haberse destruido los libros parroquiales de esa época, así como los del registro civil, una cosa más que debemos "agradecer" a los revolucionarios de 1936.[21] La parte posterior del edificio corresponde a corrales y descubiertos. El Molino de san José se halla prácticamente abandonado, sin uso desde hace décadas.

Al arribar al molino vemos una vía asfaltada que nace a la derecha, se trata del Camino de los Albares que lleva hasta La Presa del Ebrón, allí se une al camino que lleva de Torrebaja a Ademuz por El Montecillo. Junto al camino, entre éste y el edificio del molino discurre la acequia del Molino (en realidad de ambos molinos), que toma su caudal del río Ebrón, en el azud de La Presa. Dejamos el edificio de la antigua industria maquilera a la mano derecha y continuamos por una somera costanilla hasta la Ermita de san José, emplazada a la derecha del camino -en la partida conocida como Los Villares-, lugar que parece coincidir con la antigua Torre Orcheta o Torre del Villar de Ocheta de las crónicas. El edificio se halla en alto, posee planta rectangular, en orientación este-oeste, con un pórtico cubierto con arco rebajado, vanos laterales y escalinata de acceso. El aspecto “achaparrado” de la construcción con el que la describe el escritor y periodista valenciano, Luis B. Lluch Garín (1907-1986), proviene quizá de los altos machones o contrafuertes laterales que posee.[22] 

Por lo demás, la ermita ha sido restaurada en distintos momentos de su historia, aunque sin perder su aspecto, al menos en el último siglo. Durante la guerra civil fue saqueada y su interior desmantelado. En la posguerra fue restaurada y respuesta la imagen del titular, todo ello a cargo de una familia local. Carece de ornamentos propios, así como de objetos de valor artístico u ornamental. Poseía un retablo de pincel en estilo neoclásico que se perdió por efecto de la humedad (los huertos circundantes se regaban hasta hace unas décadas, lo que contribuyó al deterioro.), y del descuido de la parroquia y de la feligresía. Desde el punto de vista arquitectónico y constructivo, sin embargo, lo más valioso es la techumbre, basada en el típico artesonado mudéjar de las construcciones a dos aguas, basadas en armadura de parhilera con tabicas, tirantes, estribos y pendolones.


Ermita de san José en Torrebaja (Valencia), vista meridional (2020)

Casa de campo en Torrebaja (Valencia), al comienzo del Camino de las Vueltas (2020).

Desde la ermita el camino continúa en llano, a la derecha unos muros de piedra caliza sirven de sujeción al abancalamiento; a ambas manos, los huertos de cultivo están abandonados. Tras un corto tramo recto encontramos una construcción rehabilitada (por José el Chavo, de Ademuz) en estilo rural como casa de campo. Hasta hace unos años servía como almacén (parte superior) y corral de ovejas (parte inferior). El edificio posee planta cuadrangular y cobertura a dos aguas, con la fachada principal en posición meridional, mirando hacia Ademuz. Propiamente, la casa se halla en Torrebaja, a escasos metros de la linde con Ademuz. Podría decirse que en este punto comienza propiamente el Camino de las Vueltas. Frente a la casa nace un camino de tierra que asciende por la ladera en fuerte pendiente, en dirección noroeste, esto es, hacia la carretera N-330a por la Loma del Montecillo.

Merece la pena detenerse en este punto, al comienzo del Camino de las Vueltas, para contemplar el hermoso panorama que se extiende ante nosotros, desde oriente hasta poniente, con el Turia discurriendo por la vega de Ademuz hasta la Villa, cuyo caserío tapa parcialmente el Pico Castro (897 m). Este mismo panorama es el que nos describe Cavanilles a su paso por el lugar. Desde la casa de Paco Esparza el camino desciende suavemente hasta el primer farallón arcilloso. A lo largo del trayecto a la mano derecha veremos las rojizas laderas meridionales de la Loma del Montecillo, mientras que a la izquierda se extiende la vega de Ademuz.

En este punto, inmediatamente por debajo de la casa de Paco Esparza encontraremos la acequia Hondonera. Se sabe por el testimonio de los lugareños que a comienzos del siglo XX se construyó aquí una pequeña central hidroeléctrica para servicio local, aprovechando el desnivel de la acequia con la huerta. La historiografía demuestra que en Torrebaja ya disfrutaban de luz eléctrica en la primera década del siglo. Prueba de ello es que en la sesión del Pleno Municipal del 9 de septiembre de 1906 puede leerse:

  • Con el fin que se halle alumbrada la plaza pública durante los días de la festividad de los patronos de este pueblo Santa Marina y San Roque, se coloquen cuatro focos de luz eléctrica en la expresada plaza para darle más vista y para que la música pueda ejecutar sus escogidas piezas y al mismo tiempo el pública pueda aprovecharlas bailando los más y sirviendo de distracción a los otros; que el gasto de estas luces se paguen del capítulo de imprevistos.[23]

El acta de aquella sesión municipal viene a demostrar que Torrebaja fue seguramente el primer pueblo de la comarca en disfrutar de luz eléctrica para el alumbrado público, varios años antes de la puesta en marcha de la Teledinámica Turolense en Castielfabib, cuyas obras comenzaron en julio de 1913.[24] Es de pensar que el alumbrado público consistía en bombillas de poco voltaje, colocadas en distintos puntos de las principales calles del pueblo. Asimismo puede verse que las fiestas patronales (Santa Marina y San Roque) se celebraban entonces en septiembre, antes de comenzar la recogida de la manzana y la vendimia.


Vega de Ademuz desde la ladera meridional de la Loma del Montecillo, con detalle del Camino de las Vueltas en Ademuz (2020).


Detalle de farallón miocénico: arcillas, areniscas y conglomerados en el Camino de las Vueltas en Ademuz (2020).


Caminamos despacio, disfrutando del singular paisaje que se ofrece a nuestra contemplación, las aguas del río discurren con cierta violencia a nuestros pies, en este punto no podemos por menos que evocar las palabras de Cavanilles, pues tras las últimas lluvias la “tierra roxa, [...] tiñe y carga sobremanera las aguas” del Turia. Camino de su cenit, el sol comienza a calentar tímidamente el fresco ambiente matinal. Los chopos (lombardos, blancos) y sargas de la ribera han comenzado a perder sus hojas, reflejando no obstante el intenso colorido que las tiñe.

Al aproximarnos al primer farallón observamos que el camino se estrecha sobremanera, el muro que forma la enorme masa de tierra y piedra cae cortado a pico hasta la misma base, por donde discurre la acequia Hondonera, un ramal de la acequia del Molino que riega todas las huertas de la margen derecha del río por esta parte. Poco antes de arribar al farallón vemos que la acequia ha cruzado el camino, de la parte izquierda del camino ha pasado a la derecha, porque no puede pasar por otra parte. Parece que la comunidad de regantes cubrió la acequia Hondonera con grandes losas de cemento, para evitar que con las lluvias su cauce se llenase de tierra y piedras de la ladera. Pero no ha debido resultar favorable el intento, pues las losas han sido levantadas y puestas en los márgenes del camino. Tal vez hubiera sido mejor entubar este tramo con tubos de cemento o corrugados del tamaño adecuado, lo que tal vez hubiera permitido el ensanche de la vía.

Los afloramientos que observamos en toda la margen derecha del Camino de las Vueltas (margen derecha del Turia), están formados por areniscas, arcillas y conglomerados, lo que nos indica que nos hallamos ante terrenos de la Era Terciaria, específicamente miocénicos (este periodo comenzó hace 23 millones de años y terminó hace unos 5 m.a., antes de la glaciación cuaternaria). Es decir, se trata de terrenos de formación relativamente reciente, si los comparamos con las areniscas, calizas y yesos del Triásico (Era Secundaria), frecuentes en otras zonas de la comarca, cuya antigüedad es notoriamente mayor ya que este periodo comenzó hace unos 240 millones de años y concluyó hace 208 m.a. No hay duda, comparados con semejantes estructuras geológicas, los humanos somos unos invitados de última hora en el planeta Tierra, unos advenedizos. ¡Deberíamos respetar más la naturaleza y el medio ambiente!


Camino de las Vueltas en Ademuz (Valencia), desde uno de los farallones rocosos
que jalonan el camino (2020).



Camino de las Vueltas en Ademuz (Valencia), desde la ladera meridional (2020).


De los paneles del Punto de Interpretación Geológica del Montecillo en Torrebaja,[25] tomamos los datos técnicos que nos permiten identificar y comprender estos afloramientos miocénicos de la Era Terciaria existentes en el Camino de las Vueltas:

** Arcilla del Mioceno: se trata de rocas sedimentarias clásticas escasamente consolidadas, formadas por agregados de silicatos de aluminio hidratados, que proceden de la descomposición de minerales de aluminio. La coloración de estas arcillas depende de las impurezas que posee: blanca cuando su composición es pura. La arcilla pura es la “arcilla china”, que resulta blanda y maleable. Las propiedades dúctiles de la arcilla hace que pueda ser moldeada al humedecerla, endureciéndose cuando es sometida a altas temperaturas.

** Arenisca del Mioceno: estas rocasse caracterizanpor su tacto áspero y aspecto rojizo, fácilmente reconocible, pues es la típica arena de playa cuyos granos están unidos (cementados). Este tipo de piedra es muy abundante en la zona, lo podemos ver en la construcción de muchas de las casas y pajares de las Casas del Soto, por ejemplo, así como en tapiales y muros de los abancalamientos. No obstante su abundancia, no da lugar a grandes formaciones rocosas, pues suele estar entremezclada por otras rocas detríticas de mayor tamaña de cantos, conglomerados, margas, arcillas. Las arenas que dan lugar a las rocas de arenisca pueden proceder y se acumulan en muchos ambientes sedimentarios: abanicos aluviales, ramblas, ríos, lagos, zonas literales, fondos marinos, desiertos, etc.

** Conglomerados del Mioceno: se trata de rocas sedimentarias clásticas, formadas en ambientes fluviales. Están compuestos por fragmentos de distintas rocas (los llamados clastos), unidos por cemento natural. Los conglomerados se caracterizanpor el tamaño de los fragmentos que los forman (mayores de 2 mm), incluyen cantos redondeados de tamaño variable, suaspecto varía según la zona de erosión de las rocas de procedencia. La diferencia entre los conglomeradosy las brechasestá en que lasúltimas están formadas por piedras angulares (mayores de 2 mm), con aristas, mientras que enlos conglomerados las piedras que las constituyenson redondeadas.

Con este somero bagaje teórico podremos identificar los afloramientos que iremos encontrando en nuestro paseo, siendo característico de este tipo de terrenosu disposiciónen capas, alternando las arcillas con los conglomerados, de potenciavariable. Paisajes terciarios miocénicos similares a los del Camino de las Vueltas podemos encontrarlos en muchos lugares del Rincón de Ademuz, por ejemplo, en la Dehesa de los Terreros, en la margen izquierda del Turia, frente a Torrebaja y en la Muela de Los Santos (entre el antiguo aserradero y el molino). Por su monumentalidad, cabe mencionar también los existentes en Villel, antes de entrar en la villa (yendo por la carretera N-330, dirección Teruel), frente a la Casa Rural de El Molino. Lo cierto, sin embargo, es que Cavanilles ya dice de las arcillas, areniscas y conglomerados, aunque con su particular terminología -siempre poética, bella, sugerente-:

  • Desde las cercanías de Castielfabib hasta el mismo Ademuz, esto es, por espacio de dos horas, y al norte de esta última villa entre los montes y el rio por algunas leguas se ven elevados cerros, que las aguas han desmoronado y cortado de varios modos. Todos ellos desde la raiz hasta la cumbre se componen de zonas ó capas perfectamente horizontales de un pie de grueso, con corta diferencia, arregladas de este modo: la inferior ó base es de tierra roxa arcillosa con porcion de cieno, sobre la qual descansa otra tan dura como la misma piedra; síguense otros como bancos sobrepuestos de la misma substancia, que suelen alternar con algunas capas de cantidos rodados, cubiertos últimamente de tierra, y sobre esta una almendrilla, ó bien sea hormigón, de algunos pies de grueso, compuesto de cantitos engastados en piedra endurecida. Todas aquellas moles térreas separada hoy dia por arroyadas y valles debiéron formar un cuerpo unido, vista su uniformidad en posicion y naturaleza; pero las aguas que baxáron sucesivamente de los montes ablandáron y robáron las partes que ménos resistian: hacian surcos, que iban esanchando al paso que destruian lomas y parte de los cerros, y con el transcurso de los tiempos apareciéron llanuras sembradas de cerros desmoronados. En estos se ceban aún las aguas abriendo nuevas brechas y robando las bases, por cuya falta cae la tierra sobrepuesta. Continúa la destruccion, y continuará sin duda hasta que todo quede llano.[26]


Resulta difícil sustraerse a tan acertada como bella descripción.


Camino de las Vueltas en Ademuz (Valencia), las laderas miocénica a la izquierda, la vega a la derecha, la Dehesa de los Terreros al fondo (2020).


La vega de Ademuz, en la margen izquierda del Turia, desde las laderas meridionales del Camino de las Vueltas, con las Casas de Guerrero al fondo (2020).


Tras el primer afloramiento hallaremos varios más, todos ellos majestuosos,aunque quizá sea este primero el más espectacular. El Camino discurre plácidamente, serpeando en curvas más o menos cerradas. Durante todo el trayecto, a la mano derecha veremos las vertientes arcillosas de la Loma del Montecillo, en las que se abren profundas barranqueras. En algunas de ellas la mano del hombre ha ido levantando muros para sujetar el abancalamiento y contener el agua de las escorrentías.Todavía pueden verse restos de antiguos cultivos en las paradas, con higueras y almendros en las márgenes. Muros de este tipo pueden verse por toda la comarca, su longitud, de ponerse en hilera, sería de cientos de kilómetros, incluso miles. Se levantaban en invierno, cuando la presión del trabajo en el campoera menos intensa. Para su construcción se utilizaban los materiales más inmediatos, en unos lugares lajas de piedra caliza, en otros conglomerados de arenisca, como es el caso. Los portillos se levantaban para sujetar el talud y aprovechar el terreno dondecultivar un puñados de trigo, cebada, centeno, viña, una higuera, un almendro… en ocasiones son tan estrechos que apenas caben un par de surcos, incluso los burros tenían dificultad para dar la vuelta. El aprovechamiento de las laderas para el cultivo manifiesta la escasez de terreno y la pobreza del mismo; la roturación de las tierras más pobres se llevó a cabo en los últimos momentos del siglo XIX y primeras décadasdel XX, cuando la presión poblacional de la comarca alcanzó su clímax: 11.194habitantes en 1920.[27] Desde ese momento el censo del Rincón de Ademuz no ha hecho más que disminuir -con la excepción de un pequeño repunte que hubo en la posguerra inmediata-, hasta el punto que hoy hay menos gente en la comarca que en el siglo XVII, esto es, en la etapa ganadero-forestal, previa a la de expansión agrícola.[28].

A la mano izquierda el talud se profundiza hasta el nivel del río, que discurre mansamente por la vega de Ademuz, hasta la misma villa. Durante todo el trayecto puede verse hacia levante el despoblado de Guerrero (Casas de Guerrero). La antigua masía se halla en la ladera del monte frontero, mano izquierda del Turia, entre la vega y la variante de la carretera N-330 (de Manzaneruela a Torrebaja). Al mencionar las Casas de Guerrero no puedo evitar acordarme de mi abuelo paterno, al que no llegué a conocer, pues falleció antes de que yo naciera:Román Sánchez Garrido (1875-1942), hijo de Manuel (1844-1927)y de Carmen (1847-1897), nacido en la Masía de Guerrero el 4 de octubre de 1875. Mi bisabuelo, Manuel (a)el Román procedía de Casas Altas y mi abuela Carmen de Torrebaja. ¿Qué hacía mi bisabuela en Guerrero para que mi abuelo Román naciera en esta masía? Mi familia no ha tenido nunca propiedades por esta partida de Ademuz, cabe pensar que tal vez estaban allí de medieros, aunque lo dudo. He llegado a pensar, incluso, que tal vez iba la familia de camino y los dolores del parto cogieron a la bisabuela en la zona. Esta hipótesis es la más probable, pues el Acta de Bautismose conserva en los registros parroquiales de Torrebaja.Lamento desconocer este extremo en detalle, mi padre nunca me habló de ello y ya no queda nadie de la familia que pueda informarme al respecto. Mi consejo a los padres es que hablen con sus hijos, que les cuenten las historia familiar; por mucho que les digan nunca será suficiente. Y lo mismo digo a los hijos, que pregunten a sus padres y abuelos por sus ancestros; cuanto más sepan de sus predecesores, mejor.


Camino de las Vueltas en Ademuz (Valencia), desde los cantiles de la ladera meridional (2020).


Camino de las Vueltas en Ademuz (Valencia), cara suroccidental del último farallón del camino con detalle del revoco de yeso correspondiente al chamizo de la tía Castellana (2020).

 

El último farallón que guarnece el Camino, de menor potencia que los anteriores, se halla en el tramo final de la vía, antes de que ésta enfile su salida a la carretera N-330a. Su característica principal es que su base sobresale, a modo de pico sobre el Camino, provocando una aguda curva. Al bordearlo observamos que en su cara meridional posee un remozo de aljez en su parte media, aunque coloreado en tonos rojizos por la arcilla. Cabe preguntarse, ¿qué hace aquí un remozo de yeso adosado al farallón? La explicación más plausible es que se trate de los restos del chamizo de la tía Catalana (otros dicen de la tía Castellana), donde parece que aquella mujer servía bebidas a los arrieros, braceros y viandantes que por allí pasaban.

Sobrepasado el último farallón nos encontramos en el tramo final del Camino, a mano derecha los taludes meridionales del Montecillo, a la izquierda la acequia Hondonera, las fincas de cultivo y el río Turia. El desnivel entre el Camino y la acequia con respecto a los cultivos es considerable. Desde antes de sobrepasar la estrechez del último farallón vemos que lo que denominamos fincas de cultivo constituye aquí una gran finca, propiedad de los herederos del difunto Roque Licer "el de las Bebidas", de Ademuz. Este vecino comenzó a construir una caseta con bloques en el extremo distal de la finca, por debajo de la acequia. La construcción se mantuvo inconclusa durante décadas. Hoy sus herederos la han terminado y techado, las paredes remozadas con cemento monocapa en color térreo, acorde con los tonos predominantes en el entorno, la cubierta con chapa metálica verde. La construcción ha quedado perfectamente integrada, por el contrario de tantas otras basadas en bloques sin enlucir. No cabe más que felicitar a sus dueños por el acierto que han tenido en terminar la construcción, y por la solución estética que le han dado.

La finca de los herederos de Roque Licer es bastante grande, superior a la media de las que pueden verse por la zona, entorno a las dos hectáreas. Está plantada con manzanos de distintas variedades, pero las manzanas no han sido recogidas. El fruto permanece en los árboles, ya sin hojas. El hecho de que los manzanos mantengan el fruto cuando ya las hojas han caído produce un efecto estético considerable, aunque penoso. Uno no puede por menos de preguntarse, ¿por qué no se recogen las manzanas, aún siendo buenas para su comercialización? Antaño se recogían todos los frutos, incluso los del suelo, para los cerdos, para la sidra… hoy ya no hay cerdos en las casas y a falta de gorrinos tal vez sea más gravoso cosecharlas que dejarlas perder. ¿Qué otra explicación puede haber? Ello me lleva a pensar que algo grave está sucediendo, que la crisis de la agricultura es insuperable y que tal vez nuestra generación vea incluso cómo desaparecen los manzanos del Rincón de Ademuz.


Camino de las Vueltas en Ademuz (Valencia), con detalle de abancalamientos en las laderas meridionales (2020).

Camino de las Vueltas en Ademuz (Valencia), desde la ladera meridional (2020).

Especular sobre la crisis agrícola territorial en la zona y su vinculación con la emigración y el vaciamiento de nuestros pueblos llevaría muchas páginas, esto es, tiempo y espacio. No es la cuestión ni el momento. Aunque resulta penoso observar el estado de estancamiento económico de la comarca, antaño tan dinámica y activa. Cuando sobrepasamos el ecuador de nuestra existencia carecemos del brío y la fuerza emprendedora para sacar adelante proyectos de futuro. En el otoño de la vida nos quedan los recuerdos, por más que atesoremos conocimientos y experiencias, incluso ideas. Observando la realidad de nuestro entorno (social, económico, vital...) uno se pregunta por qué no hay nadie que ponga un rebaño de ovejas y haga quesos, o cultive frutas y hortalizas ecológicas para comercializarlas en forma de mermeladas, o se dedique a la apicultura, a la producción de polen e hidromiel, a la cría de gallinas ponedoras de corral… y quien dice esto dice cualquier otra cosa que podamos imaginar: proyectos turísticos, industriales, etc. Aunque la cuestión no está tanto en el qué hacer sino en el cómo hacerlo. Porque al faltar gente faltan también ideas, iniciativas, ilusiones... además de medios: recursos materiales y económicos, capacidad de trabajo, etc. Me pregunto si habrá jóvenes dispuestos a desarrollar un proyecto vital (personal, familiar, profesional...) en el medio rural, llevando una vida sencilla, productiva, en contacto con la naturaleza. El Rincón de Ademuz sigue siendo la tierra de "aguas abundantes y cielo despejado" que fue siempre, pero resulta evidente que estas cualidades no son suficientes para salir adelante en este mundo global, intensamente competitivo, exigente.

Parece que nos hallamos en ese círculo vicioso en el que la pescadilla se muerde la cola. En los pacientes que sufren algunas enfermedades hay un punto de no retorno, asimismo ocurre en una comunidad, en las sociedades, en las culturas y los imperios. ¿Acaso el Rincón de Ademuz se encuentra en ese punto de inflexión en el que ya no cabe retorno posible? Todo parece indicarlo, toda vez que la comunidad no se renueva y la despoblación se agudiza con el paso de los años. Paradigma de esta situación son estas fincas de manzanos llenas de frutos que nadie recoge. Una pregunta, ¿si no se recogen las frutas, para qué cultivar los árboles? Más valdría arrancarlos y aprovechar su madera para leña. Lo que sucede es un sinsentido. Cuando pregunto a mis convecinos por esta situación, qué será de nuestros pueblos, de sus gentes y sus campos, nadie parece conocer la respuesta. Se limitan a encoger los hombros, con expresión de tristeza en el rostro. Es cierto, el futuro no está escrito; pero en esas estamos, desde hace más de medio siglo... Hace unos días me llegó un correo de la Universidad Estacional del Rincón de Ademuz (UERA), "una de las grandes iniciativas académicas de la Cátedra de Participación Ciudadana y Paisajes Valencianos, resultado de la estrecha colaboración entre la Universidad de Valencia, la Mancomunidad del Rincón de Ademuz, la Diputación Provincial y Caixa Popular". Esta IV edición tiene como lema "Planificación y gestión del paisaje y el territorio; desarrollo local y bienestar" -título absolutamente sugerente, y esperanzador. Nunca estarán de más los análisis sesudos de los técnicos e intelectuales a la hora de afrontar un problema. Pero entiendo que volvemos a lo que se anotaba al final del párrafo anterior...


Vista general del Camino de las Vueltas en Ademuz (Valencia), desde el talud de la carretera N-330a, con detalle de la casa de campo situada en el tramo final del camino (2020)


Podría decirse que el tramo final del Camino de las Vueltas comienza a partir de la casa rural de los herederos de Roque Licer. Cabe decir, sin embargo, que unos pasos más adelante de la casa, a la misma mano izquierda nace el camino de la ribera, que en este punto baja hasta nivel de las huertas mediante una somera pendiente: el camino es de tierra y -vía el puente del Botiar- lleva hasta la citada carretera nacional, abocando a la misma justo antes del puente del Sotillo, en la entrada meridional de Ademuz. No obstante, para concluir nuestro paseo por Las Vueltas nosotros continuamos por el camino asfaltado, que tras una pequeña curva a la derecha y otra a la izquierda enfila una recta ascendente, para abocar finalmente a la carretera. Este último tramo es más estrecho que el resto del camino hasta ahora recorrido, y en su parte final -propiamente denominado El Empalme- hace un repecho. Digamos que El Empalme es el punto del Camino (y la zona circundante) donde éste se une a la carretera nacional.

En el quitamiedos de la carretera podremos ver de forma permanente un ramo de flores, en recuerdo de un joven ciclista descendiente de Torrealta que se precipitó por el terraplén hasta los huertos, perdiendo la vida (2006).[29] Un accidente trágico, lamentable, incomprensible!


Casa de campo en el tramo final del Camino de las Vueltas en Ademuz (Valencia), 2020. 

Palabras finales, a modo de epílogo.

El Camino de las Vueltas constituye un camino histórico, toda vez que forma parte del antiguo Camino Viejo de Ademuz a Teruel, vía Casas del Soto y Torrebaja.

Lo recorrió el ilustrado botánico y naturalista valenciano Antonio José de Cavanilles y Palop a principios de septiembre de 1792, en su excursión de Vallanca, Castielfabib, Los Santos, Torrebaja, Ademuz y Vallanca. El firme del camino era entonces de tierra y no resulta difícil imaginarnos al naturalista, caminando o a lomos de alguna caballería, y a los que le acompañaban en este trayecto, observado el paisaje, recolectando plantas y minerales… prueba de ellos son sus magníficas Observaciones (1795), todavía vigentes.

Durante la guerra civil (1936-1939) el Camino fue mejorado para facilitar la comunicación entre Torrebaja y Ademuz; en las obras participaron presos nacionales (procedentes de Valencia y Castellón), que a modo de trabajos forzados acarrearon la grava: residían en las Casas de Guerrero, iban mal vestidos y estaban peor alimentados. Asimismo, consta por testimonios que la construcción hoy rehabilitada existente al comienzo del Camino, justo en el mojón entre Torrebaja y Ademuz, sirvió como almacén de municiones del XIX Cuerpo de Ejército (Ejército Republicano de Levante) durante la contienda civil, ello tras el bombardeo y la destrucción de la caseta que servía de polvorín en Los Santos: ésta se hallaba junto a la carretera N-420, entre el puente del Ebrón y el antiguo aserradero. Igualmente sucedió con el que hubo en la Ermita de la Virgen de Valdeoña, situada junto al río Cabriel en Salvacañete, Cuenca.

Entendemos que por este mismo camino pasaron Francisco Candel y sus amigos catalanes en su recorrido por esta parte del Rincón de Ademuz (trayecto de Ademuz a Torrebaja), en septiembre de 1964. Y por aquí transitaron durante siglos arrieros, trajinantes, agricultores, braceros… así como las brigadas de Ademuz que trabajaron en la reforestación de los montes de La Dehesa en los años cincuenta y primeros sesenta del pasado siglo XX. Por este mismo camino íbamos los muchachos y mozos de Torrebaja a las fiestas de Ademuz en los años sesenta; algunos en bicicleta, la mayoría caminando.

El Camino de las Vueltas sigue siendo una vía relativamente transitada, en particular por los vecinos de Ademuz y de Torrebaja, pues acorta considerablemente el tiempo de viaje entre ambas poblaciones. De lo contrario hay que ir bien por Los Santos, bien por La Presa y El Montecillo o por la nueva carretera de Manzaneruela a Torrebaja. El Camino, sin embargo, deja mucho que desear: por la estrechez del trazado en algunos puntos, por sus numerosas y cerradas curvas… aunque podría mejorarse ostensiblemente de haber interés en conservar esta vía alternativa. De hecho, se han dedicado muchos dineros en arreglar accesos y caminos en el monte, vías escasamente transitadas que, por decirlo pronto y rápido, no llevan a ninguna parte.

En suma: el Camino de las Vueltas constituye un trayecto histórico, que forma parte del patrimonio natural y cultural de la comarca; es por ello que merecería la pena de conservar, cuidar, mejorar. Además, el panorama del monte y de la Vega de Ademuz que puede contemplarse al paso reúne elementos (naturalísticos, geológicos, paisajísticos...) de gran belleza, un recurso en absoluto despreciable. Vale.



© Alfredo SÁNCHEZ GARZÓN.

De la Real Academia de Cultura Valenciana (RACV).



Véase también:

** CARRETERAS Y CAMINOS EN EL RINCÓN DE ADEMUZ.

** RUTA GEOLÓGICA DEL PARQUE NATURAL DE PUEBLA DE SAN MIGUEL.

__________________________________________

[1] CAVANILLES, Antonio Josef (1797). Observaciones sobre la historia natural, geografía, agricultura, población y frutos del Reyno de Valencia, de Orden Superior, en Madrid en la Imprenta Real, siendo Regente D. Pedro Julián Pereyra, Impresor de Cámara de S.M., tomo II, párrafo 107, página 77.

[2] SÁNCHEZ GARZÓN, Alfredo (2007). Referido a la demolición del viejo puente del Ebrón: sin tiempo para la nostalgia, en Del paisaje, alma del Rincón de Ademuz, Valencia, vol. I, pp. 371-372.

[3] SÁNCHEZ GARZÓN, Alfredo (2002). Noticia de los moros en Torrebaja (1425), en Aportación al conocimiento de la Encomienda de Montesa en el Rincón de Ademuz, Valencia, pp. 82-86.

[4] SÁNCHEZ GARZÓN, Alfredo (2007). «Análisis del testamento de don Diego Ruiz de Castellblanque, señor de la Torre Baja del Villar de Orchet», en Del paisaje, alma del Rincón de Ademuz (I): En el VIIIº Centenario de la Conquista Cristiana (1210-2010), Valencia, vol. I, pp. 314-351.

[5] SÁNCHEZ GARZÓN, Alfredo (2007). El puente de Guerrero, pasadero secular, en Del paisaje, alma del Rincón de Ademuz, Valencia, vol. I, pp. 353-354.

[6] MATEU BELLÉS, Juna F (1995). Introducción: Cavanilles y el oficio ilustrado de viajar, en Las Observaciones de Cavanilles doscientos años después, Edita Fundación Bancaja, Valencia, Libro Primero, p. 20.

[7] Ibídem, p. 32.

[8] MADOZ, Pascual. Diccionario geográfico-estadístico-histórico de España y sus posesiones de ultramar, Madrid [Ademuz (1845): tomo I, pp. 82-83], [Torrebaja (1849): tomo XV, p. 72].

[9] SÁNCHEZ GARZÓN, Alfredo. Censo eclesiástico de 1878 en el lugar de Torrebaja, en Desde el Rincón de Ademuz, del lunes 24 de octubre de 2011. 

[10] SÁNCHEZ GARZÓN, Alfredo (2009). Acerca del bombardeo de Torrebaja del 26 de noviembre de 1938, en Del paisaje, alma del Rincón de Ademuz, Valencia, vol. III, pp. 18-19.

[11] SÁNCHEZ GARZÓN, Alfredo (2009). La Guerra Civil Española en el Rincón de Ademuz, en Del paisaje, alma del Rincón de Ademuz, Valencia, vol. III, p. 151.

[12] SÁNCHEZ GARZÓN, Alfredo. Mapas y planos del XIX Cuerpo de Ejército durante la Guerra Civil, en Desde el Rincón de Ademuz, del sábado 17 de octubre de 2017. 

[13] BADÍA MARÍN, Vicente y PÉREZ TARÍN, José Alejandro (1953). Torre Baja, mi pueblo, Libro de lecturas geográfico-históricas, redactado por Don Vicente Badía Marín (parte geográfica) y Don José Alejandro Pérez Tarín (parte histórica) por encargo del Ayuntamiento de Torre Baja y con destino a las Escuelas, papelería Vila, Valencia, p. 22.

[14] SÁNCHEZ GARZÓN, Alfredo (2007). Análisis del testamento de don Diego Ruiz de Castellblanque, señor de la Torre Baja del Villar de Orchet, en Del paisaje, alma del Rincón de Ademuz, Valencia, vol. I, pp. 341-351.

[15] SÁNCHEZ GARZÓN, Alfredo. Joaquín Chicharro Navarro, guardia civil retirado (I), en Desde el Rincón de Ademuz, del domingo 10 de febrero de 2013. 

[16] FOMBUENA, Vidal (s/f). Torrebaja, historia de un mayorazgo, pp. 12-13.

[17] CANDEL, Francisco (1977). Viaje al Rincón de Ademuz, Plaza-Janés, S.A. Editores, Barcelona, p. 141.

[18] Ibídem, p. 143.

[19] Ibídem, p. 141.

[20] LÓPEZ PIÑERO, José M (1995). Pervivencia y actualización de un clásico científico: Las “Observaciones” de Cavanilles, en Las Observaciones de Cavanilles doscientos años después, Edita Fundación Bancaja, Valencia, Libro Primero, pp. 11-12.

[21] SÁNCHEZ GARZÓN, Alfredo (2007). Estudio epidemiológicos del cólera de 1885 en el Rincón de Ademuz, en Del paisaje, alma del Rincón de Ademuz, Valencia, vol. I, pp. 123-132.

[22] LLUCH GARÍN, Luis B (1980). Ermitas y paisajes de Valencia, Edita Caja de Ahorros de Valencia, Valencia, tomo I, pp. 511-512.

[23] Archivo Histórico Municipal de Torrebaja, Libro de Actas del Ayuntamiento, 9 de septiembre de 1906.

[24] CARRASQUER ZAMORA, José (2011). Los comienzos de la electricidad en Teruel (1889-1936), Edita Fundación Teruel Siglo XXI, Teruel, pp. 49-57.

[25] SÁNCHEZ GARZÓN, Alfredo. Geología, Orografía y Paisaje del Rincón de Ademuz, en Desde el Rincón de Ademuz, del viernes 14 de marzo de 2014. 

[26] CAVANILLES (1795), tomo II, párrafo 106, pp. 76-77.

[27] RODRIGO ALFONSO, Carles (1998). El Rincón de Ademuz. Análisis geográfico comarcal, Edita Asociación para el Desarrollo del Rincón de Ademuz (ADIRA), Valencia, p. 54.

[28] Ibídem, pp. 52-53.

[29] Se trata de Raúl Blasco Lahuerta, que falleció el 12 de octubre de 2006, a los 25 años. Vid SÁNCHEZ GARZÓN, Alfredo. Iconografía funeraria en el cementerio de Torrealta (y II), en Desde el Rincón de Ademuz, del sábado 31 de marzo de 2012. 


GALERÍA FOTOGRÁFICA:

Paisaje miocénico (Era Terciaria) a la entrada de Villel (Teruel), 
junto a la carretera N-330 (2020).

Detalle de paisaje miocénico (Era Terciaria) a la entrada de Villel (Teruel),  
junto a la carretera N-330 (2020).
 
Detalle de paisaje miocénico (Era Terciaria) a la entrada de Villel (Teruel), 
junto a la carretera N-330 (2020).

Puente sobre el río Ebrón en Los Santos (Castielfabib), con paisaje miocénico (Era Terciaria) al fondo (2020).

Vega de Los Santos (Castielfabib), desde la carretera N-420, con paisaje miocénico (Era Terciaria) al fondo, en la margen izquierda del Ebrón (2020).

Subida de Las Monjas en Los Santos (Castielfabib) -carretera N-420-, con paisaje miocénico (Era Terciaria), en las vertientes nororientales del cerro frontero (2020).


EL ARA VOTIVA DE LA PEÑA DEL CASTILLEJO DE LOS SANTOS (CASTIELFABIB, VALENCIA).

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A propósito de la colocación de una copia del ara de piedra y un panel informativo frente al molino de Los Santos (Castielfabib).




<GEMELO HA CUMPLIDO CON GUSTO SU PROMESA A JÚPITER.

MARCO LEPIDI OCTAVU>

-Del texto del panel informativo.


"[el ara votiva] debe peregrinar hacia lugares donde pueda volver a ser, 

para que no se pierda una página de nuestra historia, 

pues sería una lástima que esta pobre piedra en desamparo fuera a convertirse un día 

en grava de camino vecinal"

-Manuel Fernández Arraiza, médico de Torrebaja (1960-1972).








Palabras previas, a modo de introducción.

Meses atrás, en la “Cerrajería Díaz” de Torrebaja (Valencia), vi en el suelo, a la entrada de la oficina del establecimiento, una piedra con una inscripción latina. De inmediato me vino a la mente el ara votiva de El Castillejo de Los Santos (Castielfabib) que yo conocía, correspondiente a una publicación de Gerardo Pereira Menaut Inscripciones Latinas del Museo de Prehistoria de Valencia(Tirada aparte del “Archivo de Prehistoria Levantina” XV – 1978). Pregunté al operario de la cerrajería por la piedra y me dijo que era la copia de otra encontrada en Castielfabib, estaba allí porque le había encargado un soporte para exponerla.[1] Seguidamente pedí permiso para hacer una fotografía, y la hice para mi archivo.


Mi conocimiento del ara votiva data de años atrás, merced a un artículo de José Corell i Vicent publicado en Ababol 6 (Verano 1996), revista del Instituto Cultura y de Estudios del Rincón de Ademuz (ICERA).[2] Tanto el artículo como las imágenes (foto y mapa) constituyen una reproducción (y traducción al castellano) de la obra de Josep Corell Inscripcions romanes d`Edeta i el seu territori, València, Naus Llibres, 1996. El Doctor Corell fue profesor del Departamento de Filología Clásica de la Facultad de Filología de la Universidad de Valencia. Basándome en estas referencia incluí los datos relativos a la inscripción latina en un artículo de divulgación publicado en el Diario de Teruel, entre el martes 18 y el domingo 23 de marzo de 1997, que posteriormente incluía en mi primer libro Desde el Rincón de Ademuz (2000).[3]


En el texto de referencia se dice que en la aldea de Los Santos (Castielfabib), en la partida de El Castillejo (Peña del Castillejo) también conocida por los lugareños como Peña de la Cueva Cacha, se encontró en 1971 (realmente se halló en 1955) un fragmento de lápida romana, que al decir de Plá Ballester (Gran Enciclopedia de la Región Valenciana, Valencia, 1973, tomo III, pp. 111-112) se conserva en el Museo de Prehistoria de Valencia (MUPREVA). Del hallazgo ya teníamos noticia por un artículo de don Manuel Fernández Arraiza (corresponsal de Las Provinciasy médico titular de Torrebaja entre 1960 y 1972). El propio corresponsal dice que “guiado por la curiosidad y la casualidad” descubrió en un establo, junto a un pesebre, una lápida romana rectangular que, al decir de su propietario, halló en el campo.[4] El propietario de la piedra de referencia era el vecino de Los Santos, señor Domingo Martínez Esparza (1901-1988), el cual donó la pieza la Museo de Prehistoria de Valencia, en 1971. Según me hace saber su nieto Miguel Ángel (Pub Luxmar de Torrebaja), en agradecimiento por la donación, la Diputación Provincial remitió a su abuelo una emotiva carta.


Cabe pues distinguir entre el vecino que “encontró” la piedra con la inscripción latina y el que “descubrió” su valor arqueológico e hizo posible su estudio y valorización. El corresponsal que “descubrió” la piedra con la inscripción latina en el establo del señor Domingo fue el médico de mi infancia, un hombre serio, amable y circunspecto, amante de la cultura y un enamorado del Rincón de Ademuz. En el texto de su crónica, con sensibilidad y buen criterio comenta que tan venerable piedra “debe peregrinar hacia lugares donde pueda volver a ser, para que no se pierda una página de nuestra historia, pues sería una lástima que esta pobre piedra en desamparo fuera a convertirse un día en grava de camino vecinal”.[5]


Con posterioridad a estas reseñas existen otras anónimas: una publicada en el diario Levante de Valencia, del viernes 4 de febrero de 1972 y otra posterior: La labor del S.I.P. (-) 1972, Valencia, 1974, p. 113. Asimismo, existen estudios más completos sobre esta ara votiva en Gerardo Pereira Menaut Inscripciones latinasdel Museo de Prehistoria de Valencia, XV (1978)[6] y en Josep Corell i Vicent (1996). Inscripcions romanes d`Edeta i el seu territori, Valencia, Naus Llibres.


Ara votiva con inscripción latina hallada en la Peña del Castillejo de Los Santos
 (Castielfabib, Valencia).
Siglo I d.C.
[Foto del Museo de Prehistoria de Valencia].


Carretera N-420 -dirección Cuenca- con detalle del acceso a Los Santos (Castielfabib, Valencia), 
por la CV-481 (2021).

Detalle del acceso a Los Santos (Castielfabib, Valencia), desde la carretera N-420 (2012).


Texto del panel.


Gemelus

IoviVotu(m)

Lybe(n)sSol(vit)

M(arcus) Le(pidius?)

Octav(u)s

La traducción que propone el texto del panel quedaría aproximadamente de la siguiente manera:

<… GEMELO HA CUMPLIDO CON GUSTO SU PROMESA A JÚPITER. MARCO LEPIDIO OCTAVO>.

Transcripción del texto:

  • <Un ara votiva es una losa de piedra pulida con inscripciones en memoria de alguien o en agradecimiento por gracia o favor concedido empleado por los romanos y civilizaciones previas. En concreto, la pieza hallada en la partida de la Peña del Castillejo, data del siglo I d.C aproximadamente y está dedicada al dios Júpiter (Iovi o Iove). Procede de la zona denominada Hispania citerior y en concreto de la Edeta Tarraconensis (Edeta es la actual ciudad de Llíria), donde se adscribe la comarca del Rincón. La traducción de la inscripción nos indica que Gemelusagradece a Júpiter el favor concedido y se lo agradece fabricando esta pieza y colocándola anexa al camino. La pieza real tiene unas dimensiones de 49x29x18 cm. Y una letra de 3 cm de alto si bien faltan fragmentos por la parte superior e inferior. Cabe destacar la ortografía de libens/lubens escrita con -Y- una grafía grequizante, siendo uno de los tres ejemplos para esta grafía conocidos hasta ahora. El otro es un ara hallada en Cabra (Andalucía) y un bronce votivo del Gran San Bernardo en la frontera entre Suiza e Italia./ El hallazgo de esta pieza se produjo en el año 1955, cuando se construía el acceso a Los Santos desde la N-420, por parte de Domingo Martínez Esparza “Tío Mingo” en su parcela de la Peña del Castillejo. Tras varias vicisitudes la pieza fue trasladada al Museo de Prehistoria de Valencia (MUPREVA) en 1971, donde se catalogó y expuso, y donde se halla actualmente>.[7]


En la parte inferior del panel explicativo se ha colocado una réplica escaneada en 3D de la pieza arqueológica original, fabricada en piedra artificial.


Detalle del acceso a Los Santos (Castielfabib, Valencia), por la CV-481 (2021).


Paneles informativos junto a la CV-481 frente al Molino de Los Santos
(Castielfabib, Valencia), 2021.


Comentario al texto.

El objeto de la exposición es un “ara votiva”, esto es, una piedra trabajada (labrada y pulida) con una inscripción latina que alguien mandó esculpir “en agradecimiento por gracia o favor concedido”. Este tipo de monumentos fue particularmente utilizado por los romanos, pero también por los griegos y por los egipcios, siendo la piedra (mármol) el material más utilizado para su labrado, aunque también usaron el bronce. Las aras votivas se colocaban habitualmente en los templos y en los conjuntos funerarios, dependiendo de la finalidad que se pretendía. Conceptualmente, la palabra “ara” significa altar, esto es, “piedra sobre la que se ofrecen sacrificios a la divinidad”, concepto asimilable al ara o piedra conteniendo reliquias de un santo o mártir que se utiliza en los templos católicos para celebrar el sacrificio de la misa, y sobre la que el celebrante extiende los corporales para la consagración. La palabra “votivo” alude al voto o promesa que se hace a una divinidad. El monumento del ara votiva suele poseer la forma de un altar a modo de columna redondeada o cuadrangular, con predominio de la altura sobre la anchura y profundidad. Este tipo de aras contiene una inscripción en alguna de sus caras, aludiendo al motivo de su erección: pedir algo a una divinidad, agradecer una gracia concedida, etc. Estructuralmente, en toda ara votiva pueden identificarse varios elementos: la cabecera o cornisa (situada en la parte superior, allí suele colocarse la decoración), el campo epigráfico (donde se ubica la inscripción, que suele poseer el nombre de la divinidad a la que se dedica el monumento y el del que la ofrece, también puede tener una fecha). Este campo puede contener incluso elementos decorativos mezclados con el texto. Asimismo, el ara votiva se asienta sobre una base, en la que no suele haber inscripciones ni adornos.


Panel informativo relativo al ara votiva hallada en la Peña del Castillejo en Los Santos
(Castielfabib, Valencia), 2021.

En la cultura romana existen también “aras funerarias”, con similar o idéntica estructura a las votivas: la diferencia básica es que la funeraria tiene como finalidad evocar la memoria de un difunto, para honrarle y glorificarle.


El ara votiva de Los Santos (Castielfabib) fue hallada en la partida del Castillejo (Peña del Castillejo, también conocida como Peña de la Cueva Cacha), situada al abrigo de un farallón de arenisca del mioceno basado en arcilla, arenisca y conglomerados (Era Secundaria), situado entre el antiguo aserradero de madera y el molino harinero de la localidad, esto es, a la derecha de la CV-481, según subimos a la localidad. El nombre del topónimo “Castillejo” alude a la existencia en tiempos históricos de algún tipo de estructura defensiva en dicha zona, tal vez un torreón o zona amurallada.


Según Corell i Vicent, por el tipo de monumento y la paleografía que contiene, el ara votiva podría datarse en el siglo I d.C. y está dedica al dios Júpiter (Iovi/Iove), principal divinidad de la mitología romana, padre de los dioses y de los hombre (pater deorum et hominum), equivalente al Zeus griego. Los atributos clásicosde Júpiter eran el águila, el rayo y el cetro.


Detalle del panel informativo relativo al ara votiva hallada en la Peña del Castillejo de Los Santos (Castielfabib, Valencia), 2021. 

Según la administración romana, la zona del hallazgo del ara votiva correspondeala Hispania citerior(Hispania cercana), una de las dos provincias romanas (junto con la Hispania Ulterior) en que quedó inicialmente dividida la península Ibérica tras la conquista romana en tiempos de la república, y que comprendía la costa este del Mediterráneo, desde los Pirineos hasta Cartagena. Más concretamente, la zona del Rincón de Ademuz pertenecióa la Edeta Tarraconensis, adscrita a la actual zona de Liria, Valencia.


Según la traducción propuesta en el panel, “la inscripción nos indica que Gemelusagradece a Júpiter el favor concedido”, en prueba de lo cual el donante erige el ara votiva, y la coloca junto al camino. Corell (1996)observa que las palabras Gemelus,votuy lybesson formas de escritura vulgares: lo culto sería haber escrito Gemellus, votusy libens, respectivamente. Asimismo, se alude a que la palabra libens/lubensen la piedra se halla escrita con “grafía greguizante”, esto es, con y griega (lybens), una grafía infrecuente. Pereira Menaut (1978) ya había dicho que la forma lybe(n)s no es extraña, aunque el cambio de -y por -i es poco frecuente.


Copia en 3D del ara votiva hallada en la Peña del Castillejo de Los Santos (Castielfabib, Valencia), 2021.

Otra muestra de esta grafía se halla en otra ara hallada en Cabra (Córdoba), se refiere al “Ara de Bacauda” (de origen romano aunque reutilizada por los visigodos),y en un bronce votivo del Gran San Bernardo, un paso de montañaentre Suiza e Italia.


En cuanto a la onomástica, Pereira Menaut (1978) destaca que en la última línea de la inscripción que se conserva (M LE OCTAV) están separados por puntos (signos de interpuntuación) lo que podría interpretarse como M(arcus) Le(nius) o Le(pidicius) Octav[i]u[s]. El nomen Lenius(se entiende como forma incorrecta de Laenius.


Corell (1996) observa que Lepidius(suponiendo que sea esta la lectura correcta) es un gentilicio muy raro, poco documentado en la península Ibérica. Respecto al cognomenGemel(l)us, es muy común, por el contrario de Octavus, que resulta más bien raro. Asimismo, refiere que ambos cognominia(Gemelusy Octavus), aluden a circunstancia natalicias, lo que hace pensar que se esté refiriendo a un padre y a su hijo o a dos hermanos gemelos.


Dice el textoque el ara se colocó “anexa al camino”, lo que se corresponde con un presuntoantiguo camino que unieraLos Santos yTorrebaja por esta parte, esto es,desde el molino harinero hasta Torrebaja pasando por detrás delantiguoaserradero, por donde discurría la acequia de Castielfabib a Torrebaja desde principios del siglo XVII. Es de pensar que el ara votiva se ubicaba junto a alguna edificación o cruce de caminos, no en cualquier punto solitario de un trayecto.


Según Corell (1996), se trata de una piedra de “caliza blanca y muy blanda, llamada creta”, de origen local. Está rota por la parte de arriba y por abajo, las caras laterales y la posterior aparecen alisadas, siendo sus dimensiones: 49x29x18 cm. El texto se halla alineado a la izquierda, las letras son mayúsculas, de 3 cm de alto, y la escritura profunda, aunque bastante burda.

Detalle del panel informativo junto a la CV-481 de acceso a Los Santos
(Castielfabib, Valencia), desde la carretera N-420: durante la construcción de esta carretera se halló el ara votiva objeto de exposición (2021).


Respecto del hallazgo de la pieza, esta tuvo lugar mediados los años cincuenta, en 1955, durante la construcción de la rampa de acceso a la aldea de Los Santos desde la carretera N-420. El hallazgo lo realizó el vecino Domingo Martínez Esparza (1901-1988), alias Tío Mingo, en una parcela de su propiedad sita en la partida de la Peña del Castillejo. El antiguo camino de acceso a la aldea partía del puente sobre el Ebrón (margen izquierdo) y pasaba frente al molino harinero; en esta parte el tramo hacía un fuerte repecho. La construcción de la actual carretera tuvo su peripecia ya que los vecinos con propiedades en la zona afectada pretendían se les expropiara y pagara lo que correspondiera. Uno de los propietarios se plantó y paró las obras durante un tiempo. Según los datos arriba expuestos hemos de pensar que el tío Mingo halló la piedra labrada con la inscripción y se la llevó a su casa. Otras versiones dicen que la Guardia Civil se incautó de ella y la mandó a Valencia, pero por los datos expuestos no parece creíble. Lo más probable es que el tío Mingo se la llevara, dejándola en el corral de su casa. Fue allí donde el médico de Torrebaja, don Manuel Fernández Arraiza, “guiado por la curiosidad y la casualidad” la descubrió en una cuadra, junto a un pesebre, intuyendo su potencial valor arqueológico.


Detalle del antiguo camino de acceso a Los Santos (Castielfabib, Valencia),
desde la carretera N-420, a la altura del Molino local (2021).

Detalle del antiguo camino de acceso a Los Santos (Castielfabib, Valencia),
desde la carretera N-420, a la altura del Molino local (2021).


Palabras finales, a modo de epílogo.

El ara votiva de la Peña del Castillejo (Los Santos, Catielfabib) es una piedra labrada con una inscripción latina que fue hallada por el vecino señor Domingo Martínez Esparza (1901-1988) mediados los años cincuenta (1955), hecho que tuvo lugar durante los trabajos de construcción de la carretera de acceso a la aldea desde la carretera N-420: la piedra permaneció en la casa del tío Mingo hasta que fue descubierta por el médico de Torrebaja, don Manuel Fernández Arraiza, en 1971.


La piedra en cuestión fue donada por el tío Mingo al Servicio de Investigación Provincial (SIP), actual Museo de Prehistoria de Valencia (MUPREVA). El tío Mingo recibió de la Diputación Provincial una carta de agradecimiento, por su generosa donación. La pieza entró en la institución el 30 de noviembre de 1971: allí fue estudiada, catalogada y expuesta, y allí se halla en la actualidad.[8]


Del ara votiva solo se conserva parte de la estructura central, la correspondiente al área epigráfica, faltando la parte superior (ara) y la inferior (basa).


En última instancia, cabe dar las gracias a las personas y entidades que han colaborado en que la pieza en cuestión haya sido expuesta, y muy particularmente al Ayuntamiento de Castielfabib; ello colaborará en el conocimiento y divulgación de la historia y el patrimonio cultural del Rincón de Ademuz. Vale.


© Alfredo SÁNCHEZ GARZÓN.

De la Real Academia de Cultura Valenciana(RACV).


[1] Castielfabib hará un réplica del ara votiva hallada en el Castillejo, Ademuz Diario, del 12 de junio de 2020. (Consultada el martes, 27 de junio de 2021)

[2] CORELL, José. Ara votiva de El Castillejo, en revista Ababol 6 (1996) 20-24.

[3] SÁNCHEZ GARZÓN, Alfredo (2000). Reseña de yacimientos paleontológicos y arqueológicos en el Rincón de Ademuz, en Desde el Rincón de Ademuz, Valencia, pp. 79-88.

[4] FERNÁNDEZ ARRAIZA, Manuel. Torrebaja, lápida romana, en Las Provincias/35 del viernes 23 de junio de 1972.

[5] Ibídem.

[6] PEREIRA MANAUT, Gerardo (1978). Inscripciones latinas del Museo de Prehistoria de Valencia. Documento en pdf descargable.

[7] La maquetación y textos del panel son de Álvaro Vázquez Esparza, Sara Colomer Hernández y Alberto Martínez Bedmar (2020).

[8] Museo de Prehistòria de València: Ara votiva romana con inscripción. (El Castillejo en Castielfabib, Valencia). Siglo I d.C. (Consultada el martes, 27 de julio de 2021)



GALERÍA FOTOGRÁFICA:


Detalle de la lápida del señor Domingo Martínez Esparaza (1901-1988) en el Cementerio Municipal de Los Santos (Castielfabib, Valencia), 2021.


Detalle de rueda de molino incrustada en un muro del Molino de Los Santos
(Castielfabib, Valencia), 2021.




EL SANTUARIO DE FÁTIMA Y LA CRUZ DE PEÑA BLANCA EN EL CUERVO, TERUEL.

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Visita al santuario mariano,

en el vigésimo sexto aniversario de su fundación.




«En el tercer secreto (de Fátima)se predice, entre otras cosas,

que la gran apostasía en la Iglesia empezará en lo alto»

-Cardenal Mario Ciappi, teólogo papal con Pablo VI y Juan Pablo II-.









Palabras previas, a modo de introducción

El santuario de «Nuestra Señora del Rosario de Fátima»se halla en la Cueva de doña María, una cavidad natural de roca caliza situada en el término municipal de El Cuervo, en posición septentrional respecto a la población.


Fue construido por iniciativa privada de unos vecinos del pueblo, mediados los años noventa del pasado siglo (1995). Según consta en unos ladrillos cerámicos, el santuario fue inaugurado y bendecido el 24 de junio de 1995; el señor obispo de Teruel-Albarracín (monseñor Antonio Algora) visitó el lugar el 2 de junio de 1996.[1]


Se halla ubicado en pleno monte -inmediatamente por debajo del emplazamiento de la Cruz de Peña Blanca-, un lugar de agreste belleza desde donde puede observarse un espléndido panorama, con el caserío de El Cuervo en un segundo plano, al otro lado del río Ebrón, entre el cerro de san Pedro (donde la ruinosa ermita de su nombre) y el cerro del castillo. Al fondo izquierda, aguas abajo del Ebrón se halla Castielfabib, de cuya villa destacan la Torreta y la iglesia-fortaleza, con las ruinas del castillo en la parte alta.


El magnífico paisaje observable desde el Santuario y la Cruz de Peña Blanca incrementa notablemente su belleza en otoño, cuando los álamos que bordean el Ebrón se tintan con los colores de la estación, iluminando el valle de bronce bruñido y oro viejo.


Devota en el Santuario de Fátima de El Cuervo (Teruel), 2021.


Vista general del caserío de El Cuervo y valle del Ebrón, desde el Santuario de Fátima (2021)

Camino del Santuario de Fátima.

Para visitar el santo lugar (santo es lo que dedicados a la divinidad y sus intercesores) hay que salir de la población por el puente que salva el río Ebrón frente al merendero de Los Chorros, donde el polideportivo local. El camino que lleva al Santuario discurre por la partida de la Quinchuela (también Cinchuela: franja de terreno estrecha), una zona de feraz huerta parcialmente abandonada.


Unos cientos de metros más arriba del puente arribaremos a un cruce de caminos. En la intersección hay un poste de madera con señalización de pala que indica el Sendero Botánico, por la izquierda. Este camino constituye la vía principal de la partida, discurre entre la margen izquierda del Ebrón y la ladera del monte y lleva hasta el manantial de Las Pozas. Para subir al Santuario, sin embargo, deberemos seguir el camino que continúa al frente, que antiguamente llevaba hasta la partida de El Rato y que discurre por la parte baja de Los Picarzos, farallón de picachos rojizos que se alza imponente cerrando el horizonte al noreste.

El río Ebrón a la altura del Merendero de los Chorros, desde el puente que lleva al Santuario de Fátima de El Cuervo (Teruel), 2021.


El camino que lleva al Santuario lo han limpiado recientemente, no sé si devotos del Santuario o personal del Ayuntamiento; la vía discurre entre fincas de cultivo, siguiendo el trazado de un antiguo terraplén artificial, los muros que sujetan el paso se hallan parcialmente desmoronados. Al dejar el tramo elevado continuaremos por el camino de la izquierda, que se hace más agreste y quebrado conforme ascendemos. Propiamente se trata de un camino de herradura en bastante buen estado.


Durante el trayecto de subida observaremos un gran pedrusco a la derecha del camino, su parte cimera es plana y contiene un amontonamiento triangular de piedras en su parte cimera; las suelen colocar los devotos que suben al Santuario. Cada vez que subo al Santuario también yo coloco mi piedra a modo de ofrecimiento a la divinidad, para arribar más liviano y limpio de espíritu. No en vano el simple acto de agacharse y coger una piedra del camino para depositarla sobre el ara de piedra simboliza un acto de desprendimiento y contrición. En un lado del peñasco hay pintada una flecha de dirección en color azul. La trocha continúa entre arbustos de romero y matorros de encina, hasta un punto en que observaremos otro amontonamiento de piedras a ras del suelo, también con una flecha azul pintada sobre los cantos, invitándonos a continuar por la mano izquierda, dejando el camino del Rato a la derecha.

Salida del puente sobre el Ebrón, camino del Santuario de Fátima en El Cuervo (Teruel),
 con la Peña de los Picarzos al fondo (2021).


Camino de las Quinchuelas que lleva al Santuario de Fátima en El Cuervo (Teruel),
con la Peña de los Picarzos al fondo (2021).



En este punto el sendero que debemos seguir para llegar al Santuario se estrecha, constituyendo propiamente un camino de sirga. Este discurre por la ladera meridional del monte, posee tramos llanos y otros de bajada y subida para acomodar el trazado a las vertientes de los barrancos. Durante todo el ascenso tendremos a nuestra mano derecha la ladera del monte con los restos de antiguos portillos que sujetaban los abancalamientos, mientras que por la izquierda podremos observar el panorama del valle del Ebrón, el caserío de El Cuervo y los cerros fronteros que cierran el horizonte al suroeste.


Bifurcación del camino de las Quinchuelas, el que continúa al frente (camino del Rato) lleva al Santuario de Fátima en El Cuervo (Teruel), 2021.


Camino del Rato que lleva al Santuario de Fátima en El Cuervo (Teruel),
con detalle de la flecha y el montículo de piedras (2021).


El penúltimo tramo del camino es de ascenso continuado y pedregoso, discurriendo siempre entre romeros y otros arbustos de secano: coscojas, enebros, alguna sabina. No obstante, el tramo final es llano hasta la misma entrada del Santuario.


Tramo final del camino que lleva al Santuario de Fátima en El Cuervo (Teruel), 2021.


Entrada al Santuario de Fátima en El Cuervo (Teruel), con detalle del peñasco que antecede a la cueva (2021)


El Santuario de Fátima, una cueva natural.

La entrada al lugar del Santuario se halla franqueada por un enorme peñasco a la derecha, bajo el que crecen varias plantas de pita, con matojos de encina a la izquierda. La cueva donde se aloja la imagen de la Virgen se halla al fondo, en un plano ligeramente elevado sobre el resto del espacio, al resguardo de una amplia visera rocosa. La parte anterior del sagrado lugar está protegida por una verja de hierro en ángulo, con la puerta de acceso en el lado que mira a la entrada.


Junto a la entrada hay un par de bancos de hierro colado, con lajas de madera en el asiento y el respaldo. Frente a la cueva, un somero rellano ligeramente inclinado y pedregoso, en un plano inferior con respecto a la capilla, con un muro bajo de piedra en la parte que da al barranco.


El piso de la capilla está empedrado de lajas de piedra, en el centro se alza la imagen de la Virgen de Fátima sobre un tronco de rústica sabina a modo de pedestal; la imagen está protegida por una urna de cristal, a modo de la que existe en la Cueva de Iria de la ciudad de Fátima, Portugal. La figura se representa en estilo tradicional, vestida de blanco, con una túnica que le cubre de la cabeza a los pies y una corona sobre la cabeza, las manos juntas en oración y con un rosario pendiente. Según el santoral católico, su onomástica se conmemora el 13 de mayo, fecha que alude a la primera aparición en 1917. La Virgen de Fátima se apareció en una cueva a tres pastores portugueses (Lucía dos Santos y sus primos Jacinta y Francisco Marto), siguiendo la tradición de tantas otras apariciones marianas.


Detalle de la Virgen de Fátima en el Santuario de su advocación en El Cuervo (Teruel), 2021.

A los pies de la sagrada imagen, junto al tronco de sabina lucen ramos de flores artificiales dispuestas en jarros y macetas. Por detrás hay una caja de madera encristalada con la representación de san José (estas cajas se utilizaban para pasarlas entre los vecinos de casa en casa: una tradición de origen franciscano con finalidad devocional y petitoria), y multitud de cirios encendidos dispuestos en las repisas de piedra que forma el muro de la cueva.


En la parte distal de la gruta, a la izquierda de la imagen, según la miramos de frente, hay dispuesto otro banco de hechura similar a los de la entrada. El techo y paredes  aparecen enhollinados, como si en tiempos anteriores se hubiera encendido algún fuego dentro.


En su conjunto, el recinto es muy sencillo, todo él dispuesto de forma rústica y natural, invitando al recogimiento y la oración -un lugar propicio para meditar y rezar el Santo Rosario-: no en vano la imagen de la titular del Santuario lleva por nombre “Nuestra Señora del Rosario de Fátima”, y porta un rosario entre sus manos.


Placas conmemorativas en el  Santuario de Fátima en El Cuervo (Teruel), 2021.

Por detrás de los bancos situados a la entrada del Santuario, junto a la verja, hay un par de placas de cerámica en la parte alta. La de la izquierda reza:


AVE MARIA

SANTUARIO DE

Ntra. Sra. de FÁTIMA

Inaugurado y Bendecido

EL 24 de JUNIO de 1995


En la de la derecha, puede leerse:


En recuerdo de la visita

de D. Antonio Algora

obispo de Teruel-Albarracín

a este lugar de culto Mariano

Ntra. Sra. de FÁTIMA

El Cuervo 2 Junio 1996


Sentados sobre los bancos de la entrada podremos disfrutar de una estupenda vista de El Cuervo, situado en un segundo plano del panorama, al otro lado del Ebrón, entre el Cerro de San Pedro (donde las ruinas de la ermita de su nombre) y la eminencia del Castillo: el castillo de El Cuervo se halla en la línea visual del de Castielfabib. El caserío lo centra la peculiar torre-campanario de la iglesia parroquial (Nuestra Señora de la Asunción), con los montes fronteros cerrando el horizonte al meridión.


El magnífico panorama se ve enaltecido por la fronda de los árboles que pueblan la vega del Ebrón, su feraz huerta contrasta con las laderas montañosas pobladas de arbustos que conforman las márgenes del valle. En el extremo occidental del Santuario, frente a la cueva, crece una soberbia encina, mientras que a la izquierda, próximo a la entrada, luce un joven pino negral. Junto al muro que sostiene el abancalamiento de la placeta crecen unos algunos lirios.

Vista frontal del Santuario de Fátima en El Cuervo (Teruel), 2021.


Detalle de la urna de cristal donde se halla la Virgen de Fátima en el Santuario de su advocación en El Cuervo (Teruel), 2021.

De la Virgen de Fátima me han llamado siempre la atención sus misterios (Misterios de Fátima): el primero es una visión del infierno, el segundo alude a la salvación de las almas y la reconversión del mundo a la cristiandad, el tercero concierne solo a la fe de los cristianos. El cardenal Joseph Ratzinger (futuro papa Benedicto XVI) dijo que el tercer misterio pertenecía a “los peligros que amenazan la fe y la vida del cristiano, y por lo tanto al mundo”. En este sentido, ya el cardenal Mario Ciappi (teólogo papal bajo Pablo VI y Juan Pablo II) escribió estas premonitorias palabras: En el tercer secreto (de Fátima) se predice, entre otras cosas, que la gran apostasía en la iglesia empezará en lo alto. ¿Acaso este príncipe de la Iglesia se refiere a la alta jerarquía eclesiástica? Para muchos creyentes el tercer secreto de Fátima ya se está cumpliendo. ¿Cabe la posibilidad de que la Iglesia Católica se esté desviando del mensaje evangélico por los caminos de la política y los fastos mundanos, que no esté cumpliendo con su función de unir a los cristianos, difundir las palabras de Jesús de Nazaret, enseñar el perdón y la fraternidad entre los hombres, luchar contra la injusticia, la pobreza, la desigualdad entre los seres humanos... haciendo posible la instauración del Reino de Dios en la tierra? Juan Pablo II proponía un remedio no sé si infalible contra ese mal: Rezar, rezar y rezar, sin pedir nada.


Vista parcial del caserío de El Cuervo (Teruel), desde el interior del Santuario de Fátima (2021).


Vista general del caserío de El Cuervo (Teruel), desde la placeta del Santuario de Fátima (2021).


La Cruz de Peña Blanca.

La Cruz de Peña Blanca (de la Peña Blanca) se halla en las inmediaciones del Santuario de Fátima, en un plano superior y al poniente del mismo. Para acceder al lugar de la Cruz desde el Santuario no hay un camino establecido, hay que circundar la cueva por detrás y seguir monte a través, por entre antiguos campos de cultivo abandonados.


En algunos momentos de la subida puede parecernos que estamos sobre una antigua senda, y que probablemente fue el primitivo acceso a estas partidas del término, pero el camino es muy irregular, aparece y desaparece conforme ascendemos.


Cruz de Peña Blanca en El Cuervo (Teruel), con el caserío al fondo (2021).

Detalle de la Cruz de Peña Blanca en El Cuervo (Teruel), con el caserío al fondo (2021).



El lugar donde se emplaza la Cruz es un paraje elevado sobre los cantiles de Peña Blanca, zona de enorme valor paisajístico absolutamente desaprovechada. La Cruz se halla sobre un afloramiento rocoso, está labrada en cemento armado y conforma una cruz latina con los extremos apuntados. Carece de fecha u otros signos relativos a su construcción y significado. Pero debió construirse en la posguerra inmediata, tal vez a modo de Cruz de los Caídos o como forma de simbolizar la recristianización del municipio después de los años de la Revolución y Guerra Civil Española (1936-1939), tiempo de intolerancia y persecución de la Iglesia Católica en que se trató de destruir todo vestigio religioso en la zona republicana.


En la villa de El Cuervo la iglesia fue saqueada, destruyéndose todo el material ornamental y mueble, incluido el archivo parroquial y los libros sacramentales (Quinque libri). Asimismo sucedió con las antiguas ermitas locales de san Roque y san Pedro.[2] La Ermita de san Roque, situada en el Trascastillo ya no se recuperó después de la guerra y la de san Pedro, ubicada en la cima del cerro de su nombre, al poniente de la población, incomprensiblemente fue vendida a un particular en los años sesenta del pasado siglo, hallándose hoy en estado ruinoso.[3]


Vista general de El Cuervo (Teruel), desde la Cruz de Peña Blanca (2021).



Palabras finales, a modo de epílogo.

El Santuario de Fátima de El Cuervo (Teruel) es un lugar de culto mariano ubicado en una cueva del monte, al noroeste de la población. Fue erigido en tan agreste lugar a instancias de devotos locales, mediados los años noventa del pasado siglo (1995).


El recinto sagrado (inaugurado y bendecido el 24 de junio de 1995) se halla protegido por una verja metálica, con la entrada en el lado de levante. El piso del santuario está embaldosado de lajas de piedra, sobre elevado por encima del nivel del piso de la gruta.


La imagen de la Virgen centra el lugar, protegida en una urna de cristal, sobre un pedestal basado en un grueso tronco de sabina. Por detrás hay ofrendas de luz (velas y cirios) dispuestas sobre la repisa natural que forma la propia roca del monte. Junto al pedestal de la Virgen hay siempre ramos de flores artificiales, y una caja encristalada con una representación de san José.


Dado el emplazamiento del santuario mariano y su singular ubicación, no estaría de más sugerir a quien corresponda una mejora del espacio que conforma la placeta: nivelando el piso y levantando un somero muro de piedra en el abancalamiento, entre el pino y la carrasca.


Al poniente del Santuario, en un plano superior se halla la Cruz de Peña Blanca, su estructura está labrada en cemento armado, y fue erigida en la posguerra inmediata. Sería de agradecer que la autoridad municipal se interesara por hacer accesible el lugar de la Cruz desde el Santuario, pues ambos forman parte del patrimonio religioso local, poniendo en valor el magnífico panorama que desde este paraje puede observarse.


Propiamente, desde el Santuario de Fátima y la Cruz de Peña Blanca se disfruta de una estupenda vista, con la vega del Ebrón a los pies y el caserío de El Cuervo en segundo plano, en la margen derecha del río, entre el cerro de san Pedro y el tormo  del castillo. Vale.



© Alfredo SÁNCHEZ GARZÓN

De la Real Academia de Cultura Valenciana (RACV).



__________________________________________

[1] Monseñor Antonio Ángel Algora Hernando (1940-2020) fue obispo de la diócesis de Teruel-Albarracín (1985-2003) y de Ciudad Real (2003-2016), natural de Vilueña (Zaragoza), falleció en Madrid en 2020, a consecuencia de la Covid-19.

[2]<15-8-1936. En esta población no ha habido ningún incendio ni saqueos, solamente hubo destruc-/ción de las imágenes y altares de la Yglesia Parroquial y Hermitas de San Pedro y San/ Roque, pero fueron las tropas rojas ignorando quienes fueron por ser milicianos/ desconocidos>. Archivo Histórico Nacional, FC-Causa_General, 1416, Exp. 48.

[3] SÁNCHEZ GARZÓN, Alfredo. La ermita de san Pedro en El Cuervo, Teruel en Desde el Rincón de Ademuz, del domingo 2 de septiembre de 2012.


EL YACIMIENTO ÍBERO DE LA MOLATILLA EN CASAS BAJAS (VALENCIA).

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Artículo de divulgación, 

a propósito de una visita al lugar arqueológico de la casa-torre ibérica.





«Se llama Iberia a la parte que cae sobre Nuestro Mar (Mediterráneo),

a partir de las columnas de Heracles»

-Polibio(200-218 a.C), Historias.


«La mayor parte de los autores refieren que los íberos se llaman así justo por este río

[Hiber(Hiberus flumen)],

pero no por aquel río que baña a los revoltosos vascones.

Pues a toda la zona de este pueblo que se encuentra junto a tal río,

en dirección occidente, se la denomina Iberia»

-Festo Avieno(siglo IV d.C), Ora marítima.


«[...] los íberos,

amantes de la libertad, que no aceptaban un jefe,

sino a lo sumo en caso de guerra y por corto tiempo, […]»

-Schulten, Adolf. Tartesos(1979).












Palabras previas, a modo de introducción.

Hace tiempo, al cruzar el puente sobre el Turia en Casas Bajas (Valencia), vi un cartel al otro lado del río, señalando el Yacimiento arqueológico de La Molatilla. Me llamó la atención, porque desconocía su existencia, y porque siempre me han atraído estos asuntos, el pasado en general y la historia en particular.


Buscando en internet no encontré ninguna referencia al citado lugar arqueológico, más allá de una breve nota en facebook relativa a una visita guiada al yacimiento -prevista para el 3 de noviembre de 2018-, a la que asistirían los arqueólogos responsables de la excavación, y en la que se incluían talleres y actividades para niños. Lamentablemente, la nota la hallé tiempo después de la fecha citada, así que no pude apuntarme a aquella excursión, pues hubiera sido un momento excepcional para conocer a los técnicos que habían dirigido la excavación y escuchar sus explicaciones.


Me hubiera gustado preguntar a los arqueólogos acerca de las circunstancias del descubrimiento, cómo se halló el lugar, si era conocida por los lugareños la existencia de ruinas o estructuras antigua en el lugar, si se descubrió por los restos de cerámica de superficie... y en general las particularidades técnicas de la excavación. Dejo pues el artículo abierto a nuevos datos, a la espera de encontrar respuesta a estas incógnitas para añadirlas a la entrada.


No obstante, perseveré en mi búsqueda, con la esperanza de hallar alguna publicación, académica (Memoria científica) o de divulgación relativa al lugar arqueológico, aunque nunca hallé nada, como si no existiera. Ya conocen la sentencia: ¡Si algo no está en internet, no existe!


En cuanto pude subí a La Molatilla, para ver in situ el resultado de la excavación y tomar algunas fotografía del lugar y su entorno. Lo que observé en aquella primera visita me gustó enormemente, el lugar arqueológico, la presentación de los hallazgos así como la incomparable panorámica de su paisaje, hasta el punto de haber subido varias veces desde entonces -en ocasiones solo, otras en compañía.


El Rincón de Ademuz debió estar rebosante de vida en tiempo de los íberos -cuanto menos no estaba inhabitado-; basta ver los vestigios de poblamiento que esta civilización dejó en la comarca. De los presuntos poblados existentes hasta el momento solo se han excavado tres: la necrópolis de La Nava en Castielfabib, el poblado de La Celadilla en Ademuz y la casa-torre de La Molatilla en Casas Bajas.


Lugar arqueológico de La Molatilla (Casas Bajas),
detalle del acceso desde el Camino del Carvo (2019)


La cuestión resulta doblemente interesante, toda vez que el territorio del actual Rincón de Ademuz, a tenor de los expertos constituye una frontera difusa entre el espacio geográfico de los pueblos íberos (que habitaban la franja mediterránea de la península) y el de los pueblos celtas (que habitaban más hacia el interior), ello en el contexto de las lenguas paleohispánicas (prerromanas). A propósito, el nombre de ibero/íberos es el que desde el siglo VI a.C los autores griegos (Hecateo de Mileto, Herodoto, Estrabón, Festo Avieno, Diodoro Sículo...) dieron a los pueblos que habitaban la cuenca del “río Iber” -así denominaban los griegos al río Ebro. El gentilicio hizo fortuna, extendiéndose posteriormente a todos los pueblos de la zona nor-oriental y sur-oriental de la península, y finalmente a toda la península Ibérica, según lan nombra Estrabón (64-63 aC-19-24 d.C) en su Geografía y Apiano (95-165 d.C) en su Historia romana.



En busca del yacimiento íbero de La Molatilla.

El camino que yo he seguido siempre para subir a La Molatilla es el del camino del Carvo, que parte del complejo polideportivo de La Moncloa en Casas Bajas, margen izquierda del Turia. Esta es la única vía mediante la que se puede acceder con vehículos: coche, bicicleta, moto. Pero hay otros caminos, como el que mencionaba aquella reseña de facebook arriba citada, a la que asistieron los arqueólogos (2018). En aquella ocasión quedaron en el camino del Puente y la subida se hizo por el camino de la Rambla, siguiendo después por una senda recién recuperada, que pasa al lado de una fuente -todo ello en el paraje de la Umbría de la Vaca. Este camino es solo para subir caminando.


Decía que en mi ascensión a La Molatilla tomé el camino del Carvo, crucé la Rambla (aquí hay otra señal del Yacimiento arqueológico de La Molatilla) y seguí por una pista cementada que asciende por la ladera. Poco más adelante la pista hace una brusca revuelta (aquí hay otra señal del Yacimiento Arqueológico) y continúa por la izquierda. La pista cementada prosigue durante unos cientos de metros. Poco más adelante, con la pista ya de tierra, puede verse a la derecha del camino un antiguo vertedero-escombrera clausurado, separado de la pista por balizas de cemento. A la izquierda del camino hay una caseta con un simpático grafito en su fachada occidental. El camino continúa su ascensión por la ladera, conforme ascendemos el panorama se amplía considerablemente, en particular por la izquierda, ofreciendo una perspectiva cuasi aérea del valle del Turia en toda su magnificencia. El horizonte más lejano lo cierra al norte-noroeste los montes del Rodeno (Sierra del Rubial) y el cerro Javalón (1.692 m), y al suroeste la Sierra de Santerón y su pico cimero el Pico Talayón (1.602 m). Durante toda la ascensión el paisaje será el principal elemento en nuestra ascensión, verdadero protagonista del relato naturalístico. Sin embargo, será durante la bajada cuando podamos disfrutar de tan excepcional panorama, con el caserío de distintos pueblos de la comarca en la perspectiva: Casas Bajas, Casas Altas, Ademuz, Castielfabib...


Lugar arqueológico de La Molatilla (Casas Bajas),
detalle en el camino de acceso al yacimiento (2019).


El camino del Carvo (Carretera del Carvo) es aceptable, en bastante buen estado, no obstante algunos tramos en que el piso se ve labrado por grandes arroyadas. Para ascender por la empinada ladera la vía se ve obligada a hacer continuas revueltas, algunas casi en ángulo recto, lo que nos permitirá ver y comprender mejor la orografía del paisaje y el uso que los casasbajenses hicieron del territorio. La prueba se halla en los abundantes paredones que sujetan los abancalamiento de la montaña, donde proliferaron minúsculas fincas de cultivo en las que un burro se las vería para arar y dar la vuelta al surco. Hasta los años cincuenta del pasado siglo todas estas minúsculas fincas, y otras mayores, estuvieron cultivadas, una muestra del máximo aprovechamiento del terreno. En nuestra ascensión se hará evidente por momentos el barranco de Sesga, que queda a nuestra mano izquierda y discurre de este a oeste, desde la aldea ademuceña hasta desaguar en el Turia, frente a Casas Bajas.


Finalmente el camino hace una amplia curva en suave pendiente, circundando la base del cerrito sobre el que asienta el yacimiento arqueológico que vamos buscando. En un punto del camino, a la mano derecha del mismo, veremos una última señal indicando la dirección a seguir para visitar la casa-torre ibérica de La Molatilla. Hay que dejar el camino y continuar por un camino de sirga entre pinos y monte bajo, que hace una somera costanilla, hasta arribar al lugar del yacimiento. A los pies del recinto arqueológico hay un panel informativo, y otro a la derecha, mirando hacia el barranco de Sesga, que queda en posición nororiental.


Lugar arqueológico de La Molatilla (Casas Bajas),
vista de la casa-torre desde el camino de acceso (2019).


Paneles informativos: texto y comentarios.

Los paneles informativos son esenciales para ayudar al visitante a situarse en el lugar, y en el momento histórico que se pretende mostrar. En el yacimiento arqueológico de La Molatilla hay dos -uno a la derecha, en un plano inferior y otro más elevado, a los pies de la casa-torre-, están patrocinados por *ValènciaTurisme y el Ayuntamiento de Casas Bajas. Ambos, sin embargo, carecen de referencias bibliográficas o de autoría; tampoco poseen código QR ni se hace mención en ellos a la altitud ni a las coordenadas UTM.


El cartel situado a la derecha mira al barranco de Sesga (noreste) y nos ilustra acerca de la cultura y ibérica en la comarca. Dice el texto:

  • <La cultura ibérica en el Rincón de Ademuz. La cultura ibérica se desarrolla entre los siglos VI y II-I a.C. a partir de las influencias recibidas por las comunidades indígenas a través del contacto con otros pueblos mediterráneos como griegos y púnicos./ Los íberos son la primera cultura peninsular autóctona en tener escritura, moneda, en usar el torno de alfarero, practicar la metalurgia del hierro, etc./ Su economía era principalmente de tipo agrario (agricultora y ganadera), aunque también tenían un papel económico importante la artesanía, el comercio y la práctica de la guerra./ Socialmente se trataba de sociedades jerarquizadas, divididas en diferentes tribus sin tener una conciencia de pertenecer a un mismo pueblo./ El ritual funerario era la incineración, tras la cual las cenizas eran enterradas dentro de urnas cerámicas en necrópolis fuera de los poblados, muchas veces acompañadas de ajuar (armas, objetos de adorno, recipientes cerámicos, etc.).>


El segmento temporal de desarrollo de la cultura ibérica se extiende a lo largo de cinco siglos, un largo período en el que la cultura y la civilización a que dio origen debieron evolucionar. Valga el punto para hacer un inciso. Entendemos por cultura el conjunto de ideas, creencias, conocimientos, tradiciones, costumbres… que definen y caracterizan a un pueblo o conjunto de ellos. Por el contrario, civilización es cultura material, esto es, es el resultado práctico de aplicar tales ideas, creencias, conocimientos, por ejemplo objetos, cerámicas, armas, indumentaria, edificios, etc. En este sentido, al casa-torre de La Molatilla es una muestra de civilización íbera.

Lugar arqueológico de La Molatilla (Casas Bajas),
vista del barranco y camino de Sesga (Ademuz), desde el yacimiento (2019).


Según interpretación actual, el conjunto de tribus íberas de un territorio se desarrolló en función de los otros pueblos con los que tomaron contacto. Así podría decirse que los íberos del noreste tuvieron influencias de los griegos, mientras que los del sureste recibieron sus influencias de los fenicios y tartesios. Asimismo cabría deducir que los pueblos de las zonas litorales recibirían menos influencias mediterráneas que los del interior. Atendiendo a este esquema, las tribus de las zona del Rincón de Ademuz y limítrofes se hallarían en una zona intermedia, entre los íberos del noreste y los del sureste, y más hacia el interior que las tribus costeras, por lo que consecuentemente la influencia mediterránea recibida debió ser menor. El contacto de los íberos con los demás pueblos introdujo cambios en su organización y sistema de vida, como mejoras en los cultivos, en la artesanía y en el comercio, con la introducción de la moneda que permitía el intercambio de productos más allá del trueque.


Los íberos tuvieron escritura gráfica incluida entre las lenguas paleohispánicas: las más antiguas datan del siglo V a.C. y las más modernas del siglo II d.C. Se consideran tres variantes en la lengua íbera: escritura del suroeste, meridional e ibérica levantina -la última es la mejor conocida, habiendo sido descifrada en los años veinte del pasado siglo por el arqueólogo Manuel Gómez Moreno (1870-1970).


Lugar arqueológico de La Molatilla (Casas Bajas),
detalle del panel inferior del yacimiento en el que se dice de las características generales de la cultura ibérica en el Rincón de Ademuz (2019).



Como se dice en el texto, además de lenguaje escrito los íberos tenían su moneda para los intercambios comerciales, usaban el torno para fabricar objetos de cerámica y practicaban la metalurgia del hierro. Su economía se basaba principalmente en la agricultura y la ganadería, además de la artesanía, el comercio y la práctica de la guerra. De esta forma, la actividad laboral reflejaba el prestigio social.


Los íberos vivían en sociedades jerarquizada, divididas en castas con funciones bien definidas de cara al funcionamiento social. La casta de más prestigio y poderosa era la guerrera, poseer armas y caballo era signo de nobleza. La casta sacerdotal, era también muy importante,constituyendolas mujeres elvínculo entrela vida y la muerte. El prestigio de las sacerdotisas provenía de su contacto con el mundo de los muertos y losdioses. Los varones también desempeñaban funciones sacerdotales: los sacerdotes lusitanos leían el futuro en los intestinos de los guerreros enemigos muertos. La casta de los artesanos era también clave, en tanto conocían la técnica y el arte de fabricar tejidos (con los que se vestían), cerámicas (en las que guardar alimentos, bebidas, urnas cinerarias para los enterramientos), y las armas y armaduras. Estaba también el “pueblo llano”, casta de gentes de distintos oficios que desempeñaban los trabajos más rudos. Según distintos autores entre los íberos había también esclavos o siervos, cautivos de guerra. Se trataba, pues, de sociedades muy jerarquizadas, formadas por diferentes tribus, aunque sin conciencia de formar parte de un mismo pueblo. De ahí su estructura política fuera “polinuclear”, esto es, organizada en torno a varios centros urbanos controlando un territorio más o menos amplio, pero sin dirigentes únicos, más allá que el jefe de poblado, excepto en caso de guerra:[...]los íberos, amantes de la libertad, que no aceptaban un jefe, sino a lo sumo en caso de guerra y por corto tiempo, […].[1]


Lugar arqueológico de La Molatilla (Casas Bajas),
fotografía procedente del panel inferior en el que se señala la ubicación del yacimiento de La Molatilla y el del poblado de La Celadilla (Ademuz), 2019.



Respecto de los rituales funerarios, se basaban en la incineración de los difuntos, cuyas cenizas se colocaban en urnas de cerámica y se enterraban fuera de los lugares habitados, en las necrópolis. Con frecuencia las urnas cinerarias se enterraban junto con el ajuar del difunto: armas en caso de guerreros, objetos de adorno, recipientes de cerámica...


Debajo del texto hay una fotografía tomada desde una posición elevada, donde puede observarse una panorámica noroccidental del montículo sobre el que asienta el yacimiento de La Molatilla; la vista se extiende por el valle del Turia hasta Ademuz, allí se señala La Celadilla, otro yacimiento ibérico con el que podría haber comunicación visual, mediante llamas o humo de hogueras. La parte derecha del panel está encabezada por una fotografía de satélite de la zona en la que se ha dibujado la silueta del Rincón de Ademuz, en su interior se han señalado mediante puntos negros varios yacimiento de época ibérica, la mayoría sin escavar. El lugar del yacimiento de La Molatilla se señala en el mapa mediante una estrella roja. El texto dice lo que sigue:

  • <En el Rincón de Ademuz existen numerosos y variados ejemplos de asentamientos de época ibérica, con aldeas como La Celadilla de Ademuz, torres como La Molatilla de Casas Bajas o necrópolis como La Nava de Castielfabib./ Estos asentamientos se distribuyen en el territorio comarcal en relación principalmente a dos factores: por un lado el control de las principales rutas naturales de comunicación a través de las vegas de los ríos y de los barrancos, y por otro la explotación agraria del medio inmediato que los rodea./ El Rincón de Ademuz se sitúa en una zona considerada como fronteriza entras las tribus íberas y celtíberas, sin que por el momento podamos precisar si se situó en uno u otrolado, o si este cambió a lo largo del tiempo.>


Aquí se destaca la cantidad y variedad de asentamientos de época ibérica en el Rincón de Ademuz, con reseña de los tres que hasta la fecha han sido excavados: la aldea de La Celadilla (Ademuz), la casa-torre de La Molatilla (Casas Bajas) y la necrópolis de La Nava (Castielfabib). Respecto a los asentamientos mencionados, el texto subraya que su distribución geográfica está sujeta a dos factores principales: “el control de las principales rutas naturales de comunicación a través de las vegas de los ríos y de los barrancos”, y “la explotación agraria del medio inmediato que los rodea”.


Lugar arqueológico de La Molatilla (Casas Bajas),
mapa de satélite en el que se ha dibujado el contorno del Rincón de Ademuz: los puntos negros indican la ubicación de otros yacimientos en la comarca, la estrella roja indica el lugar donde nos encontramos (2019).



Los yacimientos íberos demuestran que los núcleos de población se distribuyen básicamente en dos tipos: los de mayor tamaño, fortificados, situados en posición elevada y fáciles de defender, y otros de menor tamaño, situados en zonas llanas, y sin fortificar. Los fortificados ejercerían funciones de protección y control sobre los segundos, próximos a las zonas de cultivo y cuya población se dedicaría a los trabajos propiamente agrícolas y ganaderos.


La agricultura entre los íberos era básicamente de secano: cereal, olivo, vid… cuyo excedente vendían. También cultivaron leguminosas: garbanzos, guisantes, habas, lentejas. Y distintos frutales: higueras, granados, manzanos. En ciertas zonas tuvieron cultivos industriales, como el lino, destinado a cordajes de todo tipo, en particular para la navegación. En cuanto a la ganadería, parece que no tuvo una importancia relativa, como una actividad económica complementaria de la agricultura, excepto en algunos lugares en que pudo ser decisiva por las condiciones del terreno. Entre los animales que criaban los pueblos íberos, destaca el caballo, destinado a la caza y a la guerra, al tiempo que símbolo de estatus social. El caballo puede considerarse el animal más emblemático de los pueblos íberos. Estimaban también al buey y tuvieron abundancia de ganado bobino, como lo prueba la importancia de los mantos de lana (segum) con los que se protegían de las inclemencias meteorológicas, mencionados con admiración por los romanos.


Finalmente, del texto del panel se deduce la importancia que podría tener el estudio de los yacimientos íberos del Rincón de Ademuz, toda vez que la comarca “se sitúa en una zona considerada fronteriza entre las tribus íberas y celtíberas”, para averiguar “si se situó en uno u otro lado, o si este cambió a lo largo del tiempo”.


Lugar arqueológico de La Molatilla (Casas Bajas),
vista meridional de la casa-torre íbera descubierta en las excavaciones (2019).  



El otro panel, ubicado a los pies el yacimiento, esto es, situado en un plano superior con respecto al anterior, explica con detalle lo relativo al mismo:

  • <La casa-torre ibérica de La Molatilla de Casas Bajas./ La casa-torre de La Molatilla de Casas Bajas se sitúa controlando la confluencia de la principal ruta natural que atraviesa la comarca, el río Turia, y una secundaria como es el Barranco de Sesga que permite internarse en dirección a la Sierra de Javalambre, lo que evidencia una clara voluntad de control del territorio/ Se trata de un edificio monumental con unos muros de 1,4 m de grosor, que presenta una planta rectangular con unas medidas de 9,9 m. de longitud por 5,8 m. anchura, resultando un espacio interior útil de 21 m². Estas medidas constructivas reflejan una intención defensiva, a la vez que la voluntad de alcanzar una altura considerable./ El interior se subdivide en dos espacios por un muro transversal, formando una antesala más pequeña y una habitación más amplia./ El sitio donde hacían el fuego para calentarse y cocinar (el hogar) se situaba en la esquina este de la habitación grande, directamente sobre el pavimento de tierra./ Alineados longitudinalmente a lo largo del eje central, dos agujeros de poste destinados a sostener la techumbre de la planta baja, y sobre la que con toda seguridad habría un piso superior.>


El texto hace una interpretación estratégica respecto de la casa-torre de La Molatilla, arguyendo que “se sitúa controlando la confluencia de la principal ruta natural que atraviesa la comarca”, esto es, el valle del Turia con una ruta secundaria como es el barranco de Sesga, “que permite internarse en dirección a la Sierra de Javalambre”. De ahí que en buena lógica los arqueólogos deduzcan la “clara voluntad de control del territorio” que se pretendió con la construcción de la casa-torre.


Lugar arqueológico de La Molatilla (Casas Bajas),
vista de la casa-torre íbera desde el panel superior (2019).



La observación de los restos arqueológicos muestra que debió tratarse de una construcción de buen tamaño (monumental) pues nos hallamos ante unos muros de 1,4 metros de grosor conformando una estructura rectangular (9,9 m de largo x 5,8 m de ancho), con un espacio interior útil de 21 m². De las medidas expuestas se deduce que los constructores tuvieron “una intención defensiva”, a tiempo que conseguir “una altura considerable”, con al menos un piso alto. Los muros son de mampostería basados en piedra caliza de la zona, de tamaño y forma irregular. Cabe la posibilidad de que la parte descubierta constituyeran solo los cimientos y que los muros de la parte superior fueran de tapial. ¿Sería más fácil de erigir una torre toda ella de mampostería o una base de piedra y los muros altos de tapial? Sería interesante haber podido discutir con los arqueólogos este y otros muchos detalles de la excavación.


El interior de la estructura está dividido “en dos espacios por un muro transversal” dando como resultado “una antesala más pequeña y una habitación más amplia”. Se alude también al lugar donde pudo estar el hogar donde encender fuego para calentarse y cocinar. El texto lo ubica “en la esquina este de la habitación grande, directamente sobre el pavimento de tierra”. No parece estar muy clara la ubicación, pues en el interior de la habitación grande hay dos esquinas, una nororiental y otra suroriental. Dice también de “dos agujeros de poste destinados a sostener la techumbre de la planta baja”, que aparecieron “alineados a lo largo del eje central”. De ello deducen los técnicos que la torre tendría probablemente un apartamento superior. Nada se dice de la cobertura de la torre, tal vez poseía una techumbre basada en vigas de madera y ramaje, o tal vez se cubría mediante una terraza desde la que otear el horizonte, con la posibilidad de poder encender fuego como sistema de comunicación. Otra cuestión que me hubiera gustado plantear a los arqueólogos de haber asistido a aquella excursión del 3 de noviembre de 2018.


Lugar arqueológico de La Molatilla (Casas Bajas),
detalle del panel superior en el que se describen las características del yacimiento (2019).



Inmediatamente por debajo del texto hay dos recuadros con sendas fotografía, de las que solo es visible la de la derecha que muestra una vista en escorzo del yacimiento. El sector derecho del mismo panel muestra en la parte superior una fotografía elevada (suroccidental) del yacimiento. El texto de la parte inferior ofrece nuevos detalles del hallazgo arqueológico:

  • <El edificio se encuentra situado sobre un montículo delimitado por un muro perimetral, con unas medidas de 15 m. de longitud por 8 m. de anchura, que en sus partes norte y este permitiría la circulación en torno a la torre a modo de pasillo./ El período de tiempo en que el edificio estuvo en uso fue relativamente corto, ya que solo se ha encontrado un único nivel de pavimentación./ El abandono de la casas-torre se realizó de forma organizada, por lo que los materiales recuperados en su interior son escasos. Mas abundantes resultan en las laderas exteriores como fruto del vertido de los residuos generados (basureros). Se trata sobre todo de recipientes cerámicos (tinajas, platos, tapaderas, orzas, etc.), aunque también se han encontrado instrumentos de piedra (molinos de vaivén y afiladoras de rodeno) y algunos pequeños fragmentos de objetos de bronce.>


La casa-torre de La Molatilla se asienta sobre un afloramiento de roca caliza, el edificio está orientado de norte a sur, con la entrada en la zona meridional, y se halla circundado por un murete (15 m de largo x 8 m de ancho), “que en sus partes norte y este permitiría la circulación en torno a la torre a modo de pasillo”.

Lugar arqueológico de La Molatilla (Casas Bajas),
espacios interiores de la casa-torre con detalle del muro que separa ambas estancias de la planta inferior (2019).


Lugar arqueológico de La Molatilla (Casas Bajas),
vista longitudinal del yacimiento con detalle de los espacios interiores de la planta baja de la casa-torre (2019)



Los técnicos afirman que el edificio debió estar poco tiempo en uso, “ya que solo se ha encontrado un único nivel de pavimentación”. De haber sido utilizado durante mucho tiempo o en diferentes épocas lo esperable sería varios niveles de sedimentos en el piso.


Asimismo, refieren que el edificio se abandonó “de forma organizada”, no por causa de alguna acción violenta o accidental, toda vez que “los materiales recuperados en su interior son escasos”. Por el contrario, en las vertientes laterales sí que se han encontrado restos cerámicos: tinajas, platos, tapaderas, orzas…, resultado del vertido de los residuos en basureros. Junto a los restos de cerámicas se hallaron otros instrumentos de piedra (molinos de vaivén,[2] piedras rodenas de afilar) y pequeños fragmentos de bronce, correspondientes a objetos de este material.


Lugar arqueológico de La Molatilla (Casas Bajas),
vista del espacio mayor (norte) de la casa-torre íbera con detalle del grosos de los muros (2019).


Lugar arqueológico de La Molatilla (Casas Bajas),
vista del espacio mayor de la casa-torre con detalle del grosos de los muros (2019).



Consideraciones históricas.

Los íberos persistieron durante varios siglos más tras la caída de los tartesios, su civilización se hundió cuando las colonias griegas y fenicias de la Península se vieron aisladas de sus metrópolis con el ascenso de Cartago en el panorama histórico.


Inicialmente, los cartagineses establecieron políticas de alianza con los pueblos íberos, ello les permitía comerciar con sus excedentes agrícolas y minerales. Sin embargo, la situación cambió drásticamente tras la primera guerra púnica (264-241 a.C), que enfrentó a Cartago con Roma -las dos principales potencias del Mediterráneo occidental a principios del siglo III a.C. La enorme indemnización de guerra que los romanos impusieron a cartagineses llevó a estos a la conquista del territorio de los íberos, con el propósito de explotar directamente sus recursos minerales, particularmente la plata. Ello provocó a su vez la conquista romana de la península ibérica, que ellos denominaron Hispania.


En tanto imperio en expansión, los romanos pretendían también su propio desarrollo, al tiempo que apropiarse de los abundantes recursos que observaron en Hispania, para alimentar a la creciente población de Roma y sus provincias. Además, les interesaban los guerreros íberos, que habían servido con las tropas griegas y cartaginesas, y que tras la caída de Cartago servirían en las legiones romanas.


Lugar arqueológico de La Molatilla (Casas Bajas),
vista parcial del espacio mayor de la casa-torre con detalle del muro de separación interior (2019).


Lugar arqueológico de La Molatilla (Casas Bajas),
vista  postero-lateral (occidental) del muro de la casa-torre íbera (2019).

Palabras finales, a modo de conclusión.

Dejé el lugar arqueológico de la casa-torre ibérica de La Molatilla en Casas Bajas (Valencia), embargado de emoción y con el ánimo predispuesto a buscar respuesta a las múltiples preguntas que me suscitaba. Descendí por el sendero hasta el camino principal donde había dejado el vehículo y me dirigí a un montículo que hay al otro lado de la vía, en posición meridional, con la idea de obtener alguna fotografía del cerrito donde se asienta el yacimiento.


Hechas las fotos que pretendía me dirigí camino adelante, hasta unas fincas valladas donde observé una plantación de encinas o carrascas micorrizadas, en un margen de la propiedad hay una notable barraca de piedra en seco con falsa cúpula y cobertura térrea. Desde este punto tomé el camino de regreso a Casas Bajas, dejando ahora a la mano izquierda el acceso al yacimiento arqueológico. La bajada constituye una experiencia estética y emotiva a la vez, como lo fue la visita al lugar arqueológico; durante el descenso puede disfrutarse de una panorámica incomparable del sector septentrional del valle del Turia, de las poblaciones que pueden verse desde las alturas -Castielfabib, Ademuz, Casas Altas, Casas Bajas- y las eminencias montañosas que lo enmarcan.


Panorámica del valle del Turia desde las inmediaciones del yacimiento arqueológico de La Molatilla (Casas Bajas) con el pico Javalón (izquierda) y la Sierra del Rubial (derecha) cerrando el horizonte (2019).



La casa-torre ibérica de La Molatilla en Casas Bajas (Valencia), es uno de los tres lugares arqueológicos excavados hasta el presente en el Rincón de Ademuz -junto con la aldea de La Celadilla en Ademuz y la necrópolis de La Nava en Castielfabib. Sin embargo, existen bastantes más lugares con evidencia de restos ibéricos todavía no escavados en la zona.


Asimismo, desde el punto de vista cultural, la visita al lugar arqueológico resulta altamente recomendable, toda vez que nos permite conocer in situ algo más acerca de la civilización íbera en el Rincón de Ademuz.


Arqueológicamente, el Rincón de Ademuz constituye un espacio limítrofe entre lo que fue la cultura de las tribus íberas y las celtíberas: el estudio de los restos de estas civilizaciones en la comarca podría aportar importantes datos al respecto, para poder especificar en que punto se estableció la divisoria, si esta cambió con el devenir histórico, incluso las influencias mutuas entre los distintos pueblos de la zona oriental de la Península.


Desde que subí por primera vez al lugar arqueológico íbero de La Molatilla (en 2018) hasta la última vez (invierno de 2021) he observado que los paneles que ilustran acerca del lugar se han deteriorado bastante, pronto los textos serán ilegibles. Lo cierto es que los materiales de que están hechos son mejores respecto a los de otros lugares, pero no dejan de ser sensibles a los efectos de la intemperie.


Respecto a los paneles y su contenido (texto, esquemas, fotografías…) creo que están bien traídos, relatan lo esencial, y lo hacen de forma amena y didáctica. Les faltan, sin embargo, algunos detalles, como el nombre de los arqueólogos responsables de la excavación, la fecha de la actuación, la altitud del yacimiento y las coordenadas UTM del mismo; y también un código de respuesta rápida (código QR) mediante el que poder acceder a una información más exhaustiva del yacimiento -por ejemplo a la Memoria científica.


En suma, cabe agradecer su esfuerzo y dedicación a las personas e instituciones que han hecho posible la excavación arqueológica de la casa-torre íbera de La Molatilla en Casas Bajas (Valencia), así como su exposición pública, ello redundará en el mejor conocimiento del Rincón de Ademuz en particular y de historia en general. Vale.



© Alfredo SÁNCHEZ GARZÓN

De la Real Academia de Cultura Valenciana(RACV).



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[1] SCHULTEN, Adolf (1979). Tartessos, Colección Austral, Madrid, p. 212.

[2] Los “molinos de vaivén” son típicos del Neolítico, están basados en piedras cóncavas o planas sobre las que se frota un mortero o piedra redondeada para moler el cereal.


BIBLIO y WEBGRAFÍA RECOMENDADA:

COSTA, Joaquín (1891-1895). Estudios ibéricos, por Joaquín Costa, de la Real Academia de Ciencas Morales Políticas, Tipografía de Francisco de Sales, Madrid. [Texto descargable en pdf.]

Enlaces a sitios web relacionados con los iberos: Universidad de Jaén (Consultada el 25 de enero de 2022) 

* Epigrafía ibérica: por Jesús Rodríguez Ramos (Consultada el 25 de enero de 2022)

La cultura ibérica en el Museu de Prehistòria de València/ La cultura ibérica en el Museo de Prehistoria de Valencia (Consultada el 25 de enero de 2022)

* Los iberos: La España prerromana (Consultada el 25 de enero de 2022)

*  Mapa con la distribución de lenguas en Iberia (ca. 250 a.C (Consultada el 25 de enero de 2022) 

Revista de Estudios Ibéricos (Consultada el 25 de enero de 2022)


ANEXO FOTOGRÁFICO: YACIMIENTO ÍBERO DE LA MOLATILLA (CASAS BAJAS), VALENCIA.

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La presente entrada constituye un archivo fotográfico 

relativo a la casa-torre íbera de La Molatilla (Casas Bajas), 

con imágenes tomadas durante mi última estancia (enero de 2022).




Yacimiento arqueológico La Molatilla (Casas Bajas),
indicación al otro lado del puente sobre el Turia (2021).  


Yacimiento arqueológico La Molatilla (Casas Bajas),
señal junto al Camino del Carvo indicando el lugar de la casa-torre íbera (2022).


Yacimiento arqueológico La Molatilla (Casas Bajas),
acceso a la casa-torre íbera desde el Camino del Carvo (2022).

Yacimiento arqueológico La Molatilla (Casas Bajas),
acceso a la casa-torre íbera desde el Camino del Carvo (2022).

Yacimiento arqueológico La Molatilla (Casas Bajas),
vista del lugar donde se halla la casa-torre íbera desde el camino de acceso (2022).

Yacimiento arqueológico La Molatilla (Casas Bajas),
detalle del panel informativo situado a los pies de la casa-torre íbera (2022).

Yacimiento arqueológico La Molatilla (Casas Bajas),
panel informativo con el barranco y camino de Sesga al fondo (2022).

Yacimiento arqueológico La Molatilla (Casas Bajas),
vista parcial (meridional) de la casa-torre ibérica (2022)

Yacimiento arqueológico La Molatilla (Casas Bajas),
vista meridional del interior de la casa-torre íbera con detalle de las estancias que forman la planta 
(2022).

Yacimiento arqueológico La Molatilla (Casas Bajas),
detalle del grosor del muro occidental de la casa-torre íbera (2022).

Yacimiento arqueológico La Molatilla (Casas Bajas),
vista septentrional de la casa-torre íbera con detalle del muro que separa las estancias de la planta
(2022).

Yacimiento arqueológico La Molatilla (Casas Bajas),
detalle del grosor del muro oriental de la casa-torre íbera (2022).


Yacimiento arqueológico La Molatilla (Casas Bajas),
vista parcial (meridional) de la casa-torre íbera con detalle de la entrada (2022).


Yacimiento arqueológico La Molatilla (Casas Bajas),
vista del sector septentrional de la casa-torre íbera (2022).


Yacimiento arqueológico La Molatilla (Casas Bajas),
vista general (noroccidental) de la casa-torre íbera con detalle del pasillo que circunda la cabecera (2022).


Yacimiento arqueológico La Molatilla (Casas Bajas),
vista general (noroccidental) de la casa-torre íbera con detalle del pasillo que circunda la cabecera (2022).

Yacimiento arqueológico La Molatilla (Casas Bajas),
vista general (occidental) de la casa-torre íbera con detalle del pasillo que circunda la cabecera
 (2022).

Yacimiento arqueológico La Molatilla (Casas Bajas),
vista parcial (meridional) de la casa-torre íbera con detalle del panel informativo (2022).

Yacimiento arqueológico La Molatilla (Casas Bajas),
vista parcial (meridional) de la casa-torre íbera con detalle del panel informativo situado a los pies (2022).

Yacimiento arqueológico La Molatilla (Casas Bajas),
vista parcial (meridional) de la casa-torre íbera con detalle del panel informativo situado a los pies (2022).

Yacimiento arqueológico La Molatilla (Casas Bajas),
vista general (meridional) del barranco y camino de Sesga, desde el muro oriental de la casa-torre íbera (2022).

Yacimiento arqueológico La Molatilla (Casas Bajas),
vista general (meridional) del barranco y camino de Sesga, desde el muro oriental de la casa-torre íbera (2022).


Yacimiento arqueológico La Molatilla (Casas Bajas),
vista parcial (meridional) de la casa-torre íbera con detalle de la entrada (2022).

Yacimiento arqueológico La Molatilla (Casas Bajas),
vista parcial (interior) de la casa-torre íbera con detalle del ángulo suroriental (2022).

Yacimiento arqueológico La Molatilla (Casas Bajas),
vista general (meridional) del montículo donde asienta, con detalle del Camino del Carvo:
el horizonte más lejano lo cierra al norte al Sierra del Rubial (2022).

Yacimiento arqueológico La Molatilla (Casas Bajas),
vista general (meridional) del montículo donde asienta, con detalle del Camino del Carvo:
el horizonte más lejano lo cierra al norte la Sierra del Rubial (2022).


© Alfredo SÁNCHEZ GARZÓN.

De la Real Academia de Cultura Valenciana (RACV).



Véase también:

*EL YACIMIENTO ÍBERO DE LA MOLATILLA EN CASAS BAJAS (VALENCIA).


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Nota: Las imágenes pueden descargarse y utilizarse para otros fines, haciendo referencia a la web y al autor.

DON CARLOS SANZ ASENSIO, COMISARIO INSPECTOR DEL XIX CUERPO DE EJÉRCITO EN TORREBAJA (VALENCIA).

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 A propósito de un artículo sobre el comisario inspector en Torrebaja

(4 de septiembre de 1938).


«carlos sanz es un trabajador. 

un trabajador inteligente, culto, de exquisita sensibilidad, 

de temperamento abierto, sincero y espiritualmente refinado. 

de ideología libertaria, es, por lo tanto, un auténtico español»

-Del contenido textual.




Palabras previas.

Durante una visita a la casa de los hermanos Ernesto y Maruja Blasco Martínez, sita en la calle del Rosario de Torrebaja (Valencia), la señorita Lucía Sáez Reta (de la Universidad Complutense, Madrid), que está realizando un proyecto para la museización de la casa, me mostró un fajo de periódicos del año 1938, hallados en un altillo de la planta baja de la vivienda. Entre los diarios había uno con un artículo sobre Carlos Sanz -me refiero a don Carlos Sanz Asensio-, que fue Comisario Inspector del XIX Cuerpo de Ejército (Bando republicano),[1] y que en su estancia en Torrebaja durante la guerra civil española (1936-1938) residió en dicha casa.

La casa objeto del proyecto de museización fue donada por sus propietarios al Ayuntamiento de Torrebaja (Valencia) durante la anterior legislatura municipal, siendo alcalde don Manuel E. Tortajada Matos (2015-2019). Dicha casa fue propiedad de los padres de los donantes (señora Amalia Martínez Garrido y Ernesto Blasco Lozano), y fue construida por los padres de la señora Amalia (señor Federico Martínez y Francisca Garrido Asensio: padres de Antonio, Cristeta y Amalia Martínez Garrido). El señor Federico Martínez, alias tío Federo, era el mayor contribuyente de Torrebaja y estaba muy orgulloso de su casa; y no sin razón, pues se trata de una construcción notable de principios del siglo XX, “la primera casa que se hizo en Torrebaja siguiendo los planos de un arquitecto”, en estilo modernista.[2]

De la existencia del comisario Carlos Sanz Asensio teníamos conocimiento por la historiografía general; pero la información relativa a que durante su estancia en Torrebaja residió en la casa de los señores Martínez Garrido procede de testimonios locales.[3] No resulta extraño, pues, que en la casa donde residió el comisario se hayan encontrado periódicos de la época, probablemente guardados por el propio comisario, ya que uno de ellos contienen un artículo que trata de su persona. El artículo posee como ilustración una caricatura a plumilla del comisario, lo que nos ha permitido identificarle en las fotografías que se conservan en la Biblioteca Valenciana, archivo “Finezas”, relativas a la entrega de una bandera al XIX Cuerpo de Ejército en Torrebaja (1938).

En cuanto a la institución del comisariado:

  • El 15 de octubre de 1936 Largo Caballero, como ministro de Guerra, ordenaba el establecimiento de un Comisariado General de Guerra, oficializando una función que existía en las columnas milicianas desde el comienzo de la guerra, especialmente en las ligadas al PCE. El Comisariado General de Guerra nacía para “imprimir la máxima eficacia militar”, “ejercer sobre la masa de combatientes constante influencia” y “establecer una corriente espiritual y social entre los jefes, oficiales y clases del ejército leal y los soldados y milicianos”, con el propósito de lograr la victoria frente a los rebeldes, y más cuando éstos se encaminaban hacia Madrid después de tomar Toledo. Por todos estos motivos, una de las actividades principales del comisariado de guerra, en cualquiera de sus niveles, fue la propaganda mediante periódicos, revistas y actividades político-culturales.[4]

Valga decir -para finalizar esta introducción- que durante la guerra civil en Torrebaja estuvo la jefatura del XIX Cuerpo de Ejército, siendo comandantes del mismo, primero don Manuel Eixea Vilar (1881-1939)[5] y después don Joaquín Vidal Munárriz (1882-1939),[6] ambos coroneles del arma de infantería, de filiación comunista. Y junto a los responsables militares del cuerpo de ejército se hallaba el Comisario inspector del mismo: don Carlos Sanz Asensio, de filiación anarquista.

Paisaje humano del Rincón de Ademuz, el comisario inspector del XIX Cuerpo de Ejército (Bando republicano) -don Carlos Sanz Asensio- diciendo unas palabras en la plaza de Torrebaja (Valencia), durante la entrega de una bandera al Cuerpo de Ejército, junto a la madrina del acto,
señorita Elenita de Albo (1938)
[Foto procedente de la Biblioteca Valenciana, archivo "Finezas").

Transcripción del artículo -ad pedem literae-:

  • A cada paso encontramos pruebas evidentes de las energías formidables, de las reservas magníficas, de los valores positivos que nuestro pueblo atesora. ha sabido y sabe el proletariado español oponerse a los más poderosos elementos del fascismo y ha logrado superar, con ímpetu admirable, todos los obstáculos que se alzan en su marcha incontenible que habrá de ser coronada por resultados victoriosos. valientemente da su preciosa sangre para defender la libertad y la civilización contra las hordas de la tiranía y de la barbarie. y a pesar del esfuerzo sobrehumano que se ve precisado a realizar en el campo de batalla, tiene todavía las energías suficientes para preocuparse de su propia cultura, de su capacitación, que resulta también un arma poderosísima para derrotar al adversario.// un símbolo de la capacidad proletaria./ estas reflexiones nos la ha sugerido la interesante figura de carlos sanz, el comisario inspector del XIX cuerpo de ejército, su veterana actividad, su incansable firmeza, su fina comprensión de los diferentes problemas, su gran capacidad de trabajo. lo convierten en un símbolo elocuente de las inagotables energías populares, dentro del ejército, pero atento también a los problemas de retaguardia, viviendo las incidencias de la campaña dura, pero con preocupaciones que rebasan el ámbito militar, constituye un fiel reflejo del espíritu que anima a nuestras tropas y su experiencia dice mucho sobre cuáles son los resortes que es preciso tocar para lograr en las filas de las fuerzas antifascistas el máximo perfeccionamiento.// carlos sanz es un trabajador. un trabajador inteligente, culto, de exquisita sensibilidad, de temperamento abierto, sincero y espiritualmente refinado. de ideología libertaria, es, por lo tanto, un auténtico español. ambas cualidades le impulsan a luchar ardientemente contra los reaccionarios invasores, cuya derrota abrirá en nuestro país luminosas posibilidades de libertad y de justicia.// incansables actividades de carlos sanz/ sería interminable relatar las aportaciones de carlos sanz en la trascendental contienda que vivimos. desde que la sublevación facciosa dió motivos para que el pueblo español buscase con el aplastamiento de los sublevados el triunfo de sus aspiraciones no ha tenido nuestro compañero un momento de reposo. luchó al principio, en un heterogéneo conglomerado, y ya entonces puso de relieve sus grandes dotes organizadoras. ocupó diferentes cargos de responsabilidad, en los que dió pruebas irrefutables de inmensa valía. hasta que, organizado el comisariado, fué nombrado comisario inspector del XIX cuerpo de ejército.// aquí multiplicó hasta el infinito sus actividades fecundas. junto al coronel vidal, jefe militar, se preocupó de conseguir, en el mayor grado posible, la capacitación castrense de la tropa. en las operaciones guerreras intervino siempre, viviendo la campaña, el comisario inspector. así pudo lograr un conocimiento profundo de la lucha y de los soldados, que le permitieron una perfecta organización de sus trabajos específicos.// la tarea fructífera del comisariado/ además de la capacitación técnica, en materia guerrera, se preocupa continuamente carlos sanz del perfeccionamiento moral y cultural de los combatientes. gran numero de escuelas se fundaron en las diversas unidades del XIX cuerpo de ejército. millares y millares de periódicos, de folletos, de libros, vienen repartiéndose continuamente entre los soldados. se pronuncian antes ellos, perfectamente orientados, muchas conferencias instructivas y educadoras.// carlos sanz, de grandes dotes psicológicas, atiende a todas las necesidades espirituales de sus hombres.// -también necesitan divertirse -afirma sonriente-; a veces es necesario que olviden, por un momento la tragedia circundante. hay que proporcionarles el medio de contrapesar las dureza de la lucha.// nos muestra un teatro admirablemente construido y adornado. responde perfectamente a los motivos que determinaron su fundación. limpio, alegre, sencillo, con matices elegantes.// -aquí se representan algunas obras y se pasan numerosas películas. los soldados muéstranse satisfechos con esta distracción, de la cual disfrutan en momentos de descanso.// en las oficinas del comisario inspector/ sentado ante su mesa de trabajo carlos sanz despacha con urgencia numerosos asuntos. álzanse ante él montones de cartas, de comunicados, de oficios. suenan los teléfonos de manera continua. la actividad es verdaderamente extraordinaria// nuestro compañero va despachando todos los asuntos. no se le escapa ni el más ligero detalle. atiende a las consultas, resuelve los diferentes problemas, multiplícase de asombroso modo su energía mental. transmite órdenes./ -no olvidéis estos folletos para la propaganda en campo enemigo. a la brigada X es preciso mandarle inmediatamente un potente altavoz.// todos los comisarios pertenecientes al XIX cuerpo de ejército cumplen afanosamente las indicaciones de sanz, conocen su capacidad y están orgullosos de la magna obra que, bajo su dirección, realizan.// sin interrumpirle, en sus actividades, estrechamos su mano afectuosa de compañero. también orgullosos al comprender la aportación inmensa que con este hombre ha realizado al ejército popular el movimiento libertario.// SAMUEL DEL PARDO.[7]


Paisaje humano del Rincón de Ademuz, el coronel don Joaquín Vidal Munárriz, comandante del XIX Cuerpo de Ejército (Bando republicano) posando en Torrebaja (Valencia) durante la guerra civil; junto al comandante se halla Elenita de Albo (madrina del acto de entrega de una bandera al Cuerpo de Ejército), y detrás de ella don Carlos Sanz Asensio, Comisario inspector del Cuerpo de Ejército (1938)
 [Foto procedente de la Biblioteca Valenciana, archivo "Finezas").



Comentario al texto.
El artículo objeto de comentario se halla en el diario de orientación libertaria “Nosotros”, órgano de la Federación Anarquista Ibérica (FAI) de Levante. El suelto se halla en la última página de diario y lo firma Samuel del Pardo, bajo el epígrafe “Instituciones del ejército popular”, “el comisariado del XIX cuerpo de ejército. un hombre: carlos sanz” (4 de septiembre de 1938). El artículo, a tres columnas, posee una caricatura del comisario, firmada por “Rialio”. Llama la atención que el texto carece de mayúsculas, tanto al comienzo del escrito como después de los puntos seguidos y aparte.

El primer párrafo introductorio es de contenido propagandístico e ideológico, con frases como “proletariado”, “fascismo”, propios de la época y el momento: “ha sabido y sabe el proletariado español oponerse a los más poderosos elementos del fascismo y ha logrado superar, con ímpetu admirable, todos los obstáculos que se alzan en su marcha incontenible que habrá de ser coronada por resultados victoriosos”; “valientemente [el proletariado] da su preciosa sangre para defender la libertad y la civilización contra las hordas de la tiranía y de la barbarie. y a pesar del esfuerzo sobrehumano que se ve precisado a realizar en el campo de batalla, tiene todavía las energías suficientes para preocuparse de su propia cultura, de su capacitación, que resulta también un arma poderosísima para derrotar al adversario”. Resulta chocante que se diga de “las hordas de la tiranía y la barbarie”, para referirse a los del bando rebelde (nacional o franquista), mal llamados “fascistas”, cuando los propios anarquistas habían participado en la caza y matanza de religiosos, en el saqueo de iglesias y ermitas, en el incendio de bibliotecas, etc.
Según se anota en el texto, “estas reflexiones” se las ha sugerido al periodista “la interesante figura” de Carlos Sanz, a la sazón “comisario inspector del XIX cuerpo de ejército, su veterana actividad, su incansable firmeza, su fina comprensión de los diferentes problemas, su gran capacidad de trabajo”. Más interesantes que la fraseología propagandística resultan las apreciaciones sobre el personaje: “carlos sanz es un trabajador. un trabajador inteligente, culto, de exquisita sensibilidad, de temperamento abierto, sincero y espiritualmente refinado”. Y prosigue argumentando sobre las ideas del comisario: “de ideología libertaria, es, por lo tanto, un auténtico español”. Ciertamente don Carlos Sanz Asensio era de ideología libertaria, de la Confederación Nacional del Trabajo (CNT). Resulta obvio que la ideología no convierte a nadie en “auténtico español”; en cualquier caso, tan español podía ser un anarquista como un comunista o un fascista. Según el periodista, “ambas cualidades” (ser libertario y auténtico español) “impulsan (al comisario) a luchar ardientemente contra los reaccionarios invasores, cuya derrota abrirá en nuestro país luminosas posibilidades de libertad y de justicia”. Podemos imaginar que cuando dice de “reaccionarios invasores” se refiere a los fascistas alemanes e italianos que ayudaban al bando nacional (sublevado), sin tener en cuenta que igualmente invasores eran los comunistas soviéticos que ayudaban al bando republicano. El periodista hace aquí gala de ingenuidad al pensar que la “derrota” de los invasores fascista “abrirá en nuestro país luminosas posibilidades de libertad y de justicia”, pues de haber ganado la guerra los del bando leal España es de pensar que no hubiera vuelto a ser una república democrática, si no popular, es decir, hubiera caído en una dictadura de izquierdas de signo soviético. A la fecha del suelto (4 de septiembre de 1938) se estaba desarrollando la denominada Batalla del Ebro, que tuvo lugar durante los meses de julio a noviembre del mismo año (1938).[8] Su desenlace marcaría definitivamente el signo de la guerra, que fue favorable a los sublevados.

Paisaje humano en el Rincón de Ademuz, el coronel don Joaquín Vidal Munárriz, comandante del XIX Cuerpo de Ejército (Bando republicano) posando junto a un grupo de militares y civiles en Torrebaja (Valencia), durante la guerra civil; junto al comandante se halla Elenita de Albo, madrina del acto de entrega de una bandera. El segundo por la izquierda es don Carlos Sanz Asensio, Comisario inspector del XIX Cuerpo de Ejército (1938) 
[Foto procedente de la Biblioteca Valenciana, archivo "Finezas").

Más interesante resulta el apartado donde se dice la las actividades del comisario: “luchó al principio, en un heterogéneo conglomerado, y ya entonces puso de relieve sus grandes dotes organizadoras. ocupó diferentes cargos de responsabilidad, en los que dió pruebas irrefutables de inmensa valía. hasta que, organizado el comisariado, fué nombrado comisario inspector del XIX cuerpo de ejército”. Lástima que el relator no aporte más detalles sobre las actividades de comisario, aunque resulta evidente que era una persona trabajadora y valiosa, de ahí su nombramiento como comisario inspector. Estando en este cargo “multiplicó hasta el infinito sus actividades fecundas”. Y “junto al coronel vidal, jefe militar, se preocupó de conseguir, en el mayor grado posible, la capacitación castrense de la tropa”. Durante las operaciones militares “intervino siempre, viviendo en campaña”, lo que le permitió conocer en profundidad “la lucha” y a “los soldados”, a la vez que “una perfecta organización de sus trabajos específicos”.
En este apartado se dice de “la tarea fructífera del comisariado”, que “además de la capacitación técnica, en materia guerrera”, incluye el “perfeccionamiento moral y cultural de los combatientes”: fundación de escuelas en las distintas unidades el cuerpo de ejército, producción de periódicos, folletos, libros… repartidos entre los soldados, “conferencias instructivas y educadoras”. El relator define al comisario inspector como poseedor de “grandes dotes psicológicas”, atento siempre a las “necesidades espirituales de sus hombres” -resultaría de interés conocer a qué se refiere cuando alude a las “necesidades espirituales”. Quizá más bien se refiere a las necesidades intelectuales o culturales de la tropa. Obviamente, el divertimento y la distracción resultan esenciales para los soldados, para “que olviden, por un momento la tragedia” que les rodea. Es así como el comisario inspector enseña al periodista y a los que le acompañan “un teatro admirablemente construido y adornado” -se refiere al cine-teatro fundado a principios del siglo por el emprendedor señor Tomás Gómez Gómez (1865-1955), alias el Rito, personaje singular (que se casó tres veces y tuvo 18 hijos), siendo también el fundador del célebre comercio “El pequeño siglo”, de honda raigambre en la zona.[9] El local del cine-teatro se hallaba en la carretera de Cuenca-Teruel (que durante la guerra civil pasó a denominarse “Avenida de la República”). Define el local como “limpio, alegre, sencillo, con matices elegantes”, en el que se representaban obras de teatro y se proyectaban películas. Los soldados se mostraban satisfechos con estas distracciones, valorándolas particularmente “en momentos de descanso”. Inmediatamente tras la contienda, el cine-teatro de Torrebaja hizo las funciones de “capilla” por el estado de devastación en que había quedado la Iglesia Parroquial, y posteriormente siguió funcionando como cine, teatro y sala de baile hasta mediados los años sesenta del pasado siglo, entonces ya bajo el nombre de “Cine Resman”.
El redactor describe al comisario Sanz en su oficina, “sentado ante su mesa de trabajo”, despachando “con urgencia” asuntos de su competencia. En su mesa de observa “montones de cartas, de comunicados, de oficios”, sin que los teléfonos dejen de sonar, evidenciando una gran actividad. Entre tanto, el comisario inspector, al que el periodista se refiere como “nuestro compañero”, está atento a “todos los asuntos”, sin que se le escape detalle, atendiendo consultas, resolviendo problemas, dando muestras de una gran “energía mental”. Asimismo, transmite órdenes y manda lo que hay que hacer: llevar unos “folletos para la propaganda en campo enemigo”, enviar “un potente altavoz” a la brigada X. El comisario inspector Sanz es el jefe de los comisarios del XIX Cuerpo de Ejército, y todos los comisarios bajo su autoridad “cumplen afanosamente las indicaciones” que se les hacen, porque “conocen su capacidad y están orgullosos de la magna obra que, bajo su dirección, realizan”.

El periodista y los que le acompañaban se despiden del comisario Sanz, “sin interrumpirle” en sus trabajo, y estrechándole “su mano afectuosa de compañero”, mostrándose “también orgullosos al comprender la aportación inmensa que con este hombre ha realizado al ejército popular el movimiento libertario”. Firma el artículo Samuel del Pardo.


Caricatura de don Carlos Sanz Asensio, Comisario inspector del XIX Cuerpo de Ejército (Bando republicano), firmada por "Rialio" según aparece en un artículo del diario "NOSOSTROS", órgano de la FAI en Levante (domingo, 4 de septiembre de 1938).


Palabras finales.
El artículo sobre el comisario inspector del XIX Cuerpo de Ejército (Bando republicano), don Carlos Sanz Asensio, se halla en la última página del diario “Nosotros”, órgano de la FAI en Levante, y fue publicado el 4 de septiembre de 1938.
A la fecha de publicación todavía no había tenido lugar el bombardeo de Torrebaja por la aviación rebelde del 26 de noviembre de 1938, sin duda el acontecimiento más dramático sufrido por la localidad durante todo el conflicto bélico.[10]
Resulta llamativo que en ningún punto del artículo se haga alusión a Torrebaja, lugar de residencia del comisario Sanz, sede del Estado Mayor del XIX Cuerpo de Ejército y del Hospital de Sangre. Sí se menciona al comandante en jefe, don Joaquín Vidal Munárriz, como “coronel vidal, jefe militar”. Tampoco se alude al lugar donde residía el comisario inspector, ni a la ubicación de las oficinas del Comisariado en la localidad, cosa comprensible como medida de seguridad. Ya conocíamos, sin embargo, que durante su estancia en Torrebaja el comisario Sanz residió en una casa-vivienda de la calle del Rosario (vía renombrada entonces como “calle de Pablo Iglesias”), propiedad del tío Federo y de su esposa, la señora Francisca Garrido, padres de Antonio, Cristeta y Amalia Martínez Garrido. La casa es un edificio notable de planta baja y tres alturas labrado en estilo modernista. Una habitación de la casa, situada en la parte alta (cambra) que da a la calle del Rosario, se utilizó como prisión, según demuestran los grafitos dejados por los presos, y por el testimonio familiar de los dueños de la vivienda. Se trataba de presos republicanos, no nacionales. Según este mismo testimonio, aportado por el señor Ernesto Blasco Martínez (hijo de Amalia y Ernesto), el comisario Sanz compartía la casa con los dueños y la familia de éstos, y sus relaciones fueron siempre cordiales, aunque la dueña (señora Francisca) se quejaba en ocasiones de los lamentos de los presos.
La alusión al cine-teatro fundado por el señor Tomás Gómez, alias el Rito, resulta del mayor interés, dados los elogios que refiere el periodista, calificando el local como “limpio, alegre, sencillo, con matices elegantes”, utilizado con fines recreativos para los soldados en momentos de descanso.
Desde una óptica historiográfica cabe destacar la aportación del artículo al conocimiento humano del comisario Sanz, personaje muy desconocido pese a su importancia en el contexto bélico, y como responsable civil del XIX Cuerpo de Ejército. No hay que olvidar el objetivo de Largo Caballero al crear la institución del Comisariado -el 5 de octubre de 1936-: “imprimir la máxima eficacia militar”, “ejercer sobre la masa de combatientes constante influencia” y “establecer una corriente espiritual y social entre los jefes, oficiales y clases del ejército leal y los soldados y milicianos”.
Al presente, desconozco cuál fue el fin del comisario Sanz, lo que fue de él después de la guerra. Es conocido, sin embargo, el destino de los dos comandantes del XIX Cuerpo de Ejército -ambos de filiación comunista-: Manuel Exea Vilar fue detenido, juzgado y condenado a muerte en consejo de guerra sumarísimo, siendo fusilado en Paterna el 15 de julio de 1939, como Joaquín Vidal Munárriz, éste fusilado en Bilbao el 4 de agosto de 1939.[11]

En suma, recuperar la memoria de estos personajes resulta trascendental para el conocimiento de la historia general y local, siendo por ello loable y meritoria la idea de hacer de la casa de Amalia Martínez y Ernesto Blasco -donada por sus herederos al Ayuntamiento de Torrebaja- un museo etnológico con un apartado sobre la guerra civil española (1936-1939). Vale. 



__________________________________________________________
[1] Cf. Wikipedia, voz XIX Cuerpo de Ejército (Bando republicano).
[2] SÁNCHEZ GARZÓN, Alfredo. Francisco Provencio Garrido, natural y vecino de Torrealta, en Desde el Rincón de Ademuz, del sábado 10 de diciembre de 2011.
[3] Ibídem. 
[4] Cf. Institución del Comisariado General de Guerra (España), Archivos Españoles (PARES).
[5] «Eixea Vilar, Manuel. Villarreal (Castellón), 13.VIII.1881 – Valencia, 1939. Militar. Ingresa en la Academia de Infantería con diecisiete años recién cumplidos, en una promoción de la que también forman parte dos compañeros que destacarán más tarde en distinto bando que él durante la Guerra Civil, Orgaz y García Escames, así como otros destacados jefes del Ejército Popular de la República, como Llano de la Encomienda, Prada o Del Rosal. En 1900, al ser promovido a 2.º teniente, es destinado al Regimiento Vizcaya n.º 21, en Valencia, para pasar enseguida al Cantabria 39 en Pamplona, de donde, en breve plazo, vuelve a su Castellón natal, encuadrado en el Regimiento Otumba 49, donde transcurrirá gran parte de su vida, alternándose con Valencia, salvo algún destino esporádico, por ascenso y el casi obligado, para los militares de su generación, paso por el Ejército de África, que lo hizo encuadrado en el Batallón de Cazadores Cataluña I, en la zona de Larache. Por haber ascendido a principios de 1936, con antigüedad de final del año anterior, se encontraba el 18 de julio disponible en Castellón y agregado al Regimiento Otumba; colaboró muy activamente para hacer fracasar el levantamiento militar, de forma convencida, por pertenecer al Partido Comunista. Se le confió el mando de un batallón, con el que actuó en la Sierra de Guadarrama, donde resultó herido. Actuó luego en el frente de Teruel, donde llegó a mandar el XIX Cuerpo del Ejército, pero, por discrepancias con los asesores soviéticos, perdió este mando, hasta que se le nombró comandante militar de Castellón, de donde escapó al caer en manos de las fuerzas "nacionales". Fue asesor de Rojo en los sucesivos planes defensivos, aunque continuaron sus discrepancias con los asesores soviéticos. Al final de la guerra, estaba enfrentado tanto con sus compañeros del Partido Comunista como con los casadistas. Al final de la contienda, fue juzgado en Consejo de guerra sumarísimo, condenado a muerte y fusilado». Cf. Real Academia de la Historia, voz Manuel Eixea Vilar.
[6] SÁNCHEZ GARZÓN, Alfredo. Don Joaquín Vidal Munárriz, un coronel republicano en Torrebaja (I y II), en Desde el Rincón de Ademuz, del miércoles 14 de diciembre de 2011, y del miércoles 18 de abril de 2018.
[7] Instituciones del ejercito popular. El comisariado del XIX cuerpo de ejército. Un hombre: Carlos Sanz, en NOSOTROS, órgano de la FAI en Levante, Número 70, Valencia, del domingo 4 de septiembre de 1938, Año III, 3ª serie.
[8] Cf. Wikipedia, voz Batalla del Ebro.
[9] SÁNCHEZ GARZÓN, Alfredo (2009). Luis Gómez Martínez, la persistencia de la memoria, en Del paisaje, alma del Rincón de Ademuz, Valencia, vol. III, pp. 201-207.
[10] SÁNCHEZ GARZÓN, Alfredo (2009). Acerca del bombardeo de Torrebaja del 26 de noviembre de 1938, en Del paisaje, alma del Rincón de Ademuz, Valencia, vol. III, pp. 17-33.
[11] Cf. Wikipedia, voz Joaquín Vidal Munárriz.

GALERÍA FOTOGRÁFICA:


Paisaje urbano del Rincón de Ademuz, vista frontal de la fachada de la casa de Amalia Martínez y Ernesto Blasco, sita en la calle del Rosario de Torrebaja (Valencia) -donada por sus herederos al ayuntamiento de Torrebaja-, donde residió durante la guerra civil (1936-1939) el comisario inspector del XIX Cuerpo de Ejército (Bando republicano), don Carlos Sanz Asensio (2020).

Paisaje urbano del Rincón de Ademuz, detalle de la fachada de la casa de Amalia Martínez y Ernesto Blasco, sita en la calle del Rosario de Torrebaja (Valencia) -donada por sus herederos al ayuntamiento de Torrebaja-, donde residió durante la guerra civil (1936-1939) el comisario inspector del XIX Cuerpo de Ejército (Bando republicano), don Carlos Sanz Asensio (2020).





EL MINISTRO DE OBRAS PÚBLICAS DE LA II REPÚBLICA, DON JULIO JUST GIMENO, EN TORREBAJA (febrero de 1937).

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A propósito de una noticia publicada en la revista “Ofensiva”, 

editada en Torrebaja durante la Guerra Civil Española (1936-1939).



«El camarada Just, que pernoctó en Torrebaja,

ayer a las ocho de la mañana fué a Villel.

Lo esperaban el Estado Mayor del subsector, Comisarios, oficiales libres de servicio 

y dos compañías de fusiles, a las que pasó revista,

felicitando al Jefe del subsector, comandante Fuster,

por el brillante desfile y formación de veteranos auténticos»

-Del contenido textual.






Palabras previas.

Durante los trabajos de información previos al proyecto de museización de la Casa de Ernesto, donada por la familia al Ayuntamiento de Torrebaja, la investigadora Lucía Sáez Reta (de la Universidad Complutense, Madrid), acopió varios documentos de hemeroteca entre los que se halla una noticia publicada en el periódico “Ofensiva”, relativa a la estancia en Torrebaja del ministro de Obras Públicas de la II República, don Julio Just Gimeno (1894-1976).

Hasta el presente desconocíamos que un señor ministro de la II República hubiera estado en Torrebaja (Valencia) durante la Guerra Civil Española (1936-1939), noticia que merece la pena dar a conocer dada su trascendencia para el conocimiento historiográfico de la zona en el período bélico.

Conocíamos, sin embargo, la existencia de “Ofensiva”, un diario que se editó en Torrebaja durante la guerra civil. La primera noticia de la publicación de este diario la tuve a través del testimonio del vecino señor Roque Esparza, que fue comisario de guerra y al que entrevisté unos años antes de su fallecimiento. Lamentablemente, la entrevista quedó inédita.

Asimismo, por testimonios vecinales sabemos que durante la Batalla de Teruel (diciembre de 1937-febrero de 1938), el ministro de Defensa Nacional de España, Indalecio Prieto (1883-1962) pasó una noche en uno de los túneles de Casas Bajas, y que la diputada comunista Dolores Ibárruri (1895-1989), alias Pasionaria, estuvo en la zona. De la estancia de estos personajes ya digo que solo consta el testimonio, aunque no disponemos ni conocemos de documentos gráficos o de otro tipo que lo prueben.

La entrada presente tiene como propósito dar a conocer el hecho de la estancia del ministro Just Gimeno en Torrebaja durante la guerra civil, y comentar la noticia ofrecida por el diario “Ofensiva”, órgano de la Columna número 3, del Frente de Teruel, editado en Torrebaja y dirigido por “el camarada Alejandro Gaos”.


Don Justo Just Gimeno (Valencia, 1897-París, 1976),
Ministro de Obras Públicas de la II República (1936-1937).


Don Julio Just Gimeno, Ministro de Obras Públicas (1936-1937).

Respecto de la biografía del personaje, en la web de la Real Academia de la Historia, encontramos:

Just Gimeno, Julio. Valencia (España), 1897–París (Francia), 1976. Político, escritor e ingeniero./ Uno de los fundadores de Esquerra Valenciana, fue diputado a Cortes por Valencia en las Constituyentes de 1931, por los Autonomistas Republicanos, en las de 1933, por la Unión Republicana Autonomista, y en 1936 por Izquierda Republicana./ Durante la Guerra Civil Española (1936-1939), fue ministro de Obras Públicas desde septiembre de 1936 hasta mayo de 1937. Concluida la guerra en 1939, militante de Izquierda Republicana en el exilio y residente en Francia, durante la ocupación alemana fue encarcelado e internado después en un campo de concentración./ En 1947 formó parte del gobierno de la República presidido por Rodolfo Llopis, como ministro de Gobernación e Interior y Defensa./ Trabajando como traductor en organismos dependientes de la ONU, entre 1951 y 1956 formó parte del gobierno de Félix Gordón Ordás, como ministro de Acción en el Interior y en el Exilio. De 1956 a 1960, y de nuevo con Gordón Ordás, asumió los Ministerios de Gobernación, Interior y Justicia, compartiendo con Gordón Ordás la cartera de Acción en el Interior y en el Exilio. Durante el gobierno de Emilio Herrera (mayo de 1960-febrero de 1962), asumió Gobernación e Interior y la vicepresidencia del Gobierno republicano./ Con la presidencia de Claudio Sánchez Albornoz, fue ministro de Justicia y Emigración. Y por último, durante la presidencia de Fernando Valera, fue ministro de Gobernación, Interior, Emigración y vicepresidente del Gobierno. Fallecido en París, fue enterrado en Port-Vendres.1


En cuanto a su obra literaria:

Blasco Ibáñez y València, Valencia, L’Estel, 1929 (2.ª ed. Valencia, Edicions Alfons el Magnànim, Biblioteca d’Autors Valencians, 1990); Siembra republicana, Valencia, Renovación Tipográfica, 1930; Veteranos de la República: estampas, Valencia, Renovación Tipográfica, 1932?; La Pluma en la barricada, Madrid, Imprenta Galo Sáez, 1934; Discurso del Ministro de Obras Públicas pronunciado en el IV Congreso Provincial de Izquierda Republicana, celebrado en Valencia en enero de 1937, Valencia, Izquierda Republicana, Junta Municipal, 1937; Discurso pronunciado en Manises, Valencia, Izquierda Republicana, Junta Municipal, 1937.2


Transcripción de la noticia relativa a la estancia del Ministro de Obras Públicas

de la II República en Torrebaja (1937).

La noticia viene en la primera página del diario “Ofensiva”, a tres columnas, y dice lo que sigue:

EL MINISTRO DE OBRAS PÚBLICAS, CAMARADA JULIO JUST, VISITA NUESTRO SECTOR.

El domingo, a la una de la tarde, llegó a Torrebaja el ministro de Obras Públicas. Una Compañía del batallón «Chola», recientemente incorporado a nuestro sector, le rindió honores, a su llegada./ Después de comer con el Coronel, Estado Mayor y nuestro director, camarada Alejandro Gaos, fué a visitar el subsector de Bezas./ Acompañaban al ministro, el Coronel, Capitán Carretero, Turiel y Miguel Pérez./ Desde las ocho a las diez de la noche el camarada Julio Just, estuvo en dos posiciones de Bezas./ No solamente saludó a los jefes y soldados en su nombre y en el del Gobierno, sino que se interesó, uno por uno, de todos los milicianos que prestan servicio en los parapetos, enterándose de su situación y alentándoles a seguir luchando con entusiasmo cada vez mayor./ Un saludo emocionado a los valientes de Cella. El ministro preguntaba a todos los muchachos de donde eran. A los primeros que saludó eran valencianos. Después un numero crecido de Cella. Just, escuchaba con emoción el relato simple y escueto de estos valientes, que en medio del terror más criminal, después de conseguir escapar del infierno fascista, han realizado audaces incursiones a su pueblo de Bezas a Cella hay 15 kilómetros de territorio enemigo -trayéndose muchos a sus familias, a pesar de haber tenido que sostener algunas veces tiroteos con los falangistas./ El ministro de Obras Públicas saludó en estos evadidos a todos los que, pasados a nuestras filas, empuñan hoy el fusil con nosotros, y, especialmente a los de Cella, pueblo de antifascistas a los que nada arredra cuando se trata de hacer frente al enemigo./ Los que resintieron valientemente el ataque de los moros. Estamos en la posición número 4. El día tres fué atacada por moros y legionarios que llegaron a apoderarse de parte de ella. Llegamos al sitio denominado «El Balcón» de la misma posición. Just se confundía con los muchachos, parecía un miliciano más. -Sr. Ministro, aquí no entraron -dice uno- nosotros resistimos sin movernos de aquí; pero nos mataron un camarada. Aquí mismo cayó -dice señalando un hoyo, donde ardía una pequeña hoguera. Emocionados recuerdan al hermano caído, prometiendo vengarlo./ Muchachos jóvenes, ya forjados en la lucha, promesa esperanzadora de un mañana próximo./ El ministro, en su saludo en nombre del Gobierno, al alentaros a luchar con brío, lo hacía sabiendo de antemano que no necesitáis estímulo. ¡Que siempre vuestra moral sea la moral del triunfo, que sea la que nos mantenga firmes en todas las vicisitudes de la lucha!/ En Villel. El camarada Just, que pernoctó en Torrebaja, ayer a las ocho de la mañana fué a Villel. Lo esperaban el Estado Mayor del subsector, Comisarios, oficiales libres de servicio y dos compañías de fusiles, a las que pasó revista, felicitando al Jefe del subsector, comandante Fuster, por el brillante desfile y formación de veteranos auténticos./ El ministro, que tenía que trasladarse a Madrid, visitó aun dos posiciones del subsector, quedando complacido del sistema de fortificaciones, magníficamente realizadas./ Después de despedirse afectuosamente de todos, Julio Just Salió para Madrid, no sin antes indicar al Coronel Eixea, le enviara un informe acerca de las necesidades de la Columna, tanto en lo que su ministerio -vías de comunicación- como en otros aspectos./ Tiene para nosotros una gran importancia la visita del ministro de Obras Públicas. Ha sido un ministro de la República el que ha visitado nuestro sector, ha hablado con los milicianos y los ha animado a continuar firmes en su puesto./ Aquellos camaradas que pudieran tener una moral decaída, esto les servirá de aliento, al ver que es el propio Gobierno, por medio de uno de sus componentes, el que -durante más de un día- ha convivido entre nosotros, sintiendo y viviendo nuestras propias inquietudes./ Y es que hoy Gobierno y Pueblo están compenetrados en tal forma, que cualquier Ministro para los combatientes y aun para todos los españoles, es un amigo, un camarada, un hermano./ En nombre del Gobierno nos has alentado a luchar. En nombre de todos los luchadores, de este sector y para que lo trasmitas al Gobierno te saludamos con nuestro mejor saludo: PROMETIENDO SOLEMNEMENTE NO CEJAR HASTA APLASTAR AL ENEMIGO.3


Página del diario "Ofensiva", Órgano de la Columna número 3,
Frente de Teruel
Editado en Torrebaja durante la Guerra Civil Española (1936-1939),
 del 23 de febrero de 1937.

Comentario al texto.

El ministro de Obras Públicas (don Julio Just Gimeno), llegó a Torrebaja “a la una de la tarde”, le rindió honores “una Compañía del batallón «Chola»”,4que hacía poco se había incorporado al sector. El Ministro Just comió con los jefes militares (coronel y Estado Mayor), así como con el director del diario “Ofensiva”, el “camarada Alejandro Gaos”, y al día siguiente visitó el subsector de Bezas (Teruel). En su visita al frente acompañaron al Ministro Just, el Coronel, el Capitán Carretero, Turiel y Miguel Pérez. Respecto de Turiel -se refiere Juan Antonio Turiel Furones (1913-1976)5-: este personaje, militante del PSOE y miembro del comisariado político del Ejército Popular de la República, fue también comisario político de la 151ª Brigada Mixta.6Don Juan Antonio Turiel Furones (natural de Micereces de Tera, Zamora),7hijo de Gaspar Turiel y de Anselma Furones casó (en agosto de 1937) con la señora Mercedes Gómez Gimeno (de Torrebaja), hija de Juan José Gómez Julián (de Tramacastiel) y de Concepción Gimeno Fortea (de Torrebaja) de cuyo matrimonio nació la señora Mercedes Turiel Gómez (el 21 de diciembre de 1938), bautizada en Torrebaja tras la guerra (el 18 de mayo de 1939).8El ministro Just estuvo todo el día visitando dos posiciones de Bezas, saludando a jefes militares y soldados, “en su nombre y en el del Gobierno”, e interesándose por “los milicianos que prestan servicio en los parapetos”, alentándoles “a seguir luchando con entusiasmo”.

Bajo el epígrafe “Un saludo emocionado a los valientes de Cella”, el ministro preguntaba a los milicianos por su lugar de procedencia, “los primeros que saludó eran valencianos”, había también muchos de Cella (Teruel). Escucha emocionado los relatos (simples y escuetos) de los milicianos, “que en medio del terror más criminal, después de conseguir escapar del infierno fascista”, realizaron incursiones a su pueblo (Bezas), atravesando un tramo de territorio enemigo, y trayéndose algunos a sus familias, no obstante haber sostenido tiroteos con los falangistas. El relator deja aquí aflorar la vena propagandística, escribiendo “del terror más criminal”, y del “infierno fascista”. Sería de interés conocer a qué se refiere el cronista con estas expresiones, más allá de la propaganda. Asimismo, el ministro “saludó en estos evadidos a todos los que, pasado a nuestras filas, empuñan hoy el fusil con nosotros”, y en particular a los de Cella, “pueblo de antifascistas a los que nada arredra cuando se trata de hacer frente al enemigo”. Propiamente, sin embargo, hubo muchos pasados o evadidos de uno al otro bando, aumentando progresivamente el de los pasados del Ejército Popular de la República al de los nacionales conforme avanzaba la contienda. No obstante, a la fecha del artículo (23 de febrero de 1937), el resultado de la guerra estaba todavía por decidir.

Bajo el epígrafe “Los que resintieron valientemente el ataque de los moros”, refiere el cronista que se hallan en la posición número 4, y que el día anterior “fue atacada por moros y legionarios que llegaron a apoderarse de parte de ella”. En el paraje llamando “El Balcón”, el ministro interactúa con la tropa, confundiéndose con los milicianos. Le señalaron el lugar donde cayó un compañero: “Aquí mismo cayó -dice señalando un hoyo, donde ardía una pequeña hoguera”. Aflora el sentimiento de solidaridad, “recuerdan al hermano caído, prometiendo vengarlo”. La tropa miliciana estaba formada por “muchachos jóvenes”, aunque relativamente experimentados en la lucha, “promesa esperanzadora de un mañana próxima” -escribe el cronista, dejando aflorar de nuevo la vena propagandística. El ministro les saluda “en nombre del Gobierno”, les alienta en la lucha, “sabiendo de antemano que no necesitáis estímulo”. Propiamente, sin embargo, si les insta a la lucha es porque observa que necesitaban estímulo. Y continúa con una nueva inyección de incentivo y propaganda : ¡Que siempre vuestra moral sea la moral del triunfo, que sea la que nos mantenga firmes en todas las vicisitudes de la lucha!

Bajo el epígrafe “En Villel”, el cronista refiere que la noche anterior el ministro Just había pernoctado en Torrebaja (sería de interés conocer dónde durmió: si fue en una casa particular o en el búnker del Estado Mayor), y que de buena mañana marchó a Villel. En Villel le esperaban “el Estado Mayor del subsector, Comisarios, oficiales libres de servicio y dos compañías de fusiles”, les pasó revista y felicitó al Jefe del subsector, comandante Fuster “por el brillante desfile y formación de veteranos auténticos”: al decir el “comandante Fuster” se refiere al comandante de Infantería Agustín Fuster Picó. Como se ha dicho al pie de página, el jefe de Estado Mayor era el oficial de milicias Alariz y el comisario Juan Antonio Turiel Furones.

El ministro Just tenía que trasladarse a Madrid; no obstante, visitó también dos posiciones del subsector, “quedando complacido del sistema de fortificaciones, magníficamente realizadas”. Antes de partir, el ministro se despidió de todos, indicando antes al coronel Eixea, “le enviara un informe acerca de las necesidades de la Columna, tanto en lo que su ministerio -vías de comunicación- como en otros aspectos”. Al decir del coronel Eixea se está refiriendo a don Manuel Eixea Vilar (1881-1939). Este militar africanista, natural de Segorbe (Castellón), estuvo al frente de la columna Eixea-Uribe;9mandó también la 41.ª División,y posteriormente el XIX Cuerpo de Ejército.10En el mando del XIX Cuerpo de Ejército le sustituyó don Joaquín Vidal Munárriz (1882-1939): ambos jefes militares fueron detenidos y juzgados después de la guerra por “rebelión militar”-y condenados a muerte-: el coronel Eixea Vilar fue fusilado en Paterna (el 15 de julio de 1939) y el coronel Vidal Munárriz en Bilbao (el 4 de agosto de 1939).11

Finalmente, el cronista destaca la importancia que tuvo la visita a la zona del ministro de Obras Públicas de la República, su relación con los milicianos y el ánimo insuflado en los mismos, instándoles a permanecer “firmes en su puesto”. La visita resultó de particular interés para “aquellos camaradas que pudieran tener una moral decaída”, viendo que un alto miembro del Gobierno “durante más de un día ha convivido con nosotros, sintiendo y viviendo nuestras propias inquietudes”. Al respecto, el relator alude a la compenetración del Gobierno y el Pueblo, de forma que “cualquier Ministro para los combatientes y aun para todos los españoles, es un amigo, un camarada, un hermano”. La estancia del ministro en Torrebaja y su visita al subsector del frente de Teruel les ha animado y “alentado a luchar”. Es por ello que el relator, “en nombre de todos los luchadores” del sector saluda al ministro de Obras Públicas, con el encargo de que lo transmita al Gobierno, “PROMETIENDO SOLEMNEMENTE NO CEJAR HASTA APLASTAR AL ENEMIGO”.


Vista parcial de la plaza del Ayuntamiento de Torrebaja (Valencia),
con la calle todavía de tierra, bancos de obra y árboles de sombra (Ailanthus altissima), ca. 1960.

Palabras finales.

EL trabajo expuesto constituye un paso más en el conocimiento del periodo histórico correspondiente a la Guerra Civil Española (1936-1939) en la zona: Torrebaja y sector meridional del frente de Teruel.

La noticia de la visita del ministro de la II República (señor Julio Just Gimeno) al sector la ofrece el diario “Ofensiva”, Órgano de la Columna número 3 del Frente de Teruel, que se editaba en Torrebaja, dirigido por el “camarada Alejandro Gaos”.

La crónica permite conocer la estancia del ministro en Torrebaja y la ruta de visita al subsector de Bezas y a Villel: en Torrebaja le rindió honores el batallón “Chola”, y en Villel lo esperaban el Estado Mayor del subsector, los comisarios políticos, los oficiales fuera de servicio y dos compañías de fusiles a las que pasó revista.

Asimismo, permite conocer los nombres de los mandos militares: en su visita al subsector de Bezas acompañaron al ministro el Coronel (don Manuel Eixea Vilar), elCapitán Carretero, el comisarioTuriel y Miguel Pérez. El nombre del comisario “Turiel” evoca un personaje conocido en Torrebaja (el señor Juan Antonio Turiel Furones, natural de Micereces de Tera, Zamora), pues aquí casó (en agosto de1937) con la señorita Mercedes Gómez Gimeno, de cuyo matrimonio nació (el 21 de diciembre de 1938) la niña Mercedes Turiel Gómez. Don Juan Antonio Turiel Furones (1913-1976), fue comisario de la 57ª y de la 151ª Brigada Mixta. Después de la guerra civil se exilio en Francia, donde fue capturado por los nazis (en 1944) y deportado al campo de concentración de Dachau, subcampo de Landsberg. Tras su liberación (en abril de 1945) regresó a Francia, donde residió hasta su fallecimiento, ocurridoel 1 de enero de 1976. De la relación con su hija, la señora Mercedes Turiel Gómez (Torrebaja, 1938) quedan una serie de cartas enviadas por su padre: reunidas, mecanografiadas y encuadernadas fueron enviadas para su estudio y conservación al profesor de la UNED don Juan Pedro Rodríguez Hernández: el profesor Rodríguez Hernández resultó ser sobrino del comandante guerrillero Isidro Sánchez Sánchez, prisionero en Eysses y Allach junto con Juan Antonio Turiel Furones.

El Jefe del subsector, comandante Agustín Fuster Picó, y el Jefe de Estado Mayor, el oficial de milicias señor Alariz. Se hace mención también del coronel don Manuel Eixea Vilar (1881-1939), que posteriormente mandó el XIX Cuerpo de Ejército, sustituido (el 15 de noviembre de 1937)por el coronel don Joaquín Vidal Munárriz (1882-1939), que comandó el Cuerpo de Ejército (en Torrebaja), hasta el fin de la guerra.

En suma: valga lo expuesto a modo de homenaje a todos los personajes que se nombran, y a los que vivieron el momento histórico. Su recuerdo debiera permanecer entre nosotros como muestra de lo que no puede volver a suceder entre españoles, toda vez que una guerra civil constituye el paradigma del fracaso de una sociedad, de sus gentes e instituciones. Vale.


© Alfredo SÁNCHEZ GARZÓN.

De la Real Academia de Cultura Valenciana(RACV).


Véase también:

* DON JOAQUÍN VIDAL MUNÁRRIZ (1882-1939),UN CORONEL REPUBLICANO EN TORREBAJA (I).

* DON JOAQUÍN VIDAL MUNÁRRIZ (1882-1939), UN CORONEL REPUBLICANO EN TORREBAJA (y II).

* DON CARLOS SANZ ASENSIO, COMISARIO INSPECTOR DEL XIX CUERPO DE EJÉRCITO EN TORREBAJA (VALENCIA).


_______________________________________________________

1 Cf. Real Academia de la Historia, voz Julio Just Gimeno. https://dbe.rah.es/biografias/11437/julio-just-gimeno

2 Ibídem.

3 El Ministro de Obras Públicas, Camarada Julio Just, visita nuestro sector, en diario “Ofensiva”, del Frente de Teruel, Órgano de la Columna número 3, editado en Torrebaja, el martes 23 de febrero de 1937. Año II, Núm. 119. © Ayuntamiento de Madrid.

4 El batallón Chola, formó parte de la 57ª Brigada Mixta: «La 57ª Brigada Mixta se constituyó el 1º de enero de 1937, en el frente de Teruel, con los efectivos de la columna Eixea-Uribe que aportó los batallones “Uribe” y “Germanías”, de raíz comunista. El 1º de febrero se añadió como tercer batallón, el “Chola” y, finalmente, en el mes de mayo, se completó con el cuarto batallón, formado por fuerzas del POUM y tres compañías del Regimiento Otumba n.º 9 de Valencia. Fue designado jefe de la unidad el comandante de Infantería Agustín Fuster Picó que, el 18 de julio de 1936 de hallaba en situación de disponible en Valencia, al que, en julio, sustituyó el comandante de Infantería José Velasco Barcia, que había sido capitán en el Cuerpo de Asalto en Barcelona. El jefe de Estado Mayor era el oficial de milicias Alariz y el comisario Juan Antonio Turriel Furones». Cf. Carlos ENGEL (2005). Historia de las Brigadas Mixtas del ejército popular de la República (1936-1939), editorial Alameda, 2ª Edición revisada, Madrid, p. 83. Véase también: Wikipedia, voz 57.ª Brigada Mixta (Ejército Popular de la República).

5 Cf. Wikipedia, voz Juan Antonio Turiel Furones.

6 ENGEL (2005), p. 186.

7 «Miembro de la UGT y afiliado a la AS de Valencia. Durante la guerra civil fue comisario político de la 57 y 151 Brigadas Mixtas combatiendo en los frentes del Centro y Aragón. Finalizada ésta se exilió en Francia donde fue detenido por los alemanes. Prisionero en Eysses en mayo de 1944 fue enviado con otros 1200 prisioneros a Compiègne y deportado el 18 de junio de 1944 a Dachau subcampo de Landsberg. Fue liberado en el subcampo de Allach, tras una marcha de la muerte, el 30 de abril de 1945 los las tropas norteamericanas regresando a Francia. Fue reconocido Resistente por el gobierno galo. Falleció el 1 de enero de 1976. Escribió diferentes cartas ordenadas a modo de autobiografía que su hija, Mercedes, reunió, mecanografió y encuadernó, habiendo un solo ejemplar, el original. En diciembre de 2019 envió el documento al profesor-tutor de la UNED Juan Pedro Rodríguez Hernández para su estudio y custodia, por ser sobrino del comandante guerrillero Isidro Sánchez Sánchez, prisionero en Eysses y Allach con Juan Antonio Turiel». Cf. Fundación Pablo Iglesias, voz Turiel Furones, Juan Antonio.

8 Archivo Histórico Parroquial de Torrebaja [AHPTb], Libro de Bautismos, Año 1939, n.º 531, fol. 162r.

9 Cf. Wikipedia, voz Columna Eixea-Uribe.

10 Cf. Wikipedia, voz Manuel Eixea Vilar.

11 Cf. Wikipedia, voz Joaquín Vidal Munárriz.



PILONES DEVOCIONALES EN PUEBLA DE SAN MIGUEL (VALENCIA).

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Imágenes sagradas en los caminos para protección de viandantes,

humilde muestra del patrimonio cultural y religioso local.



«A pesar del predominio del patrimonio natural sobre el cultural,

puesto que este último no es excesivamente abundante,

y de los avatares históricos,

este municipio ha podido conservar gran parte de su riqueza»

-Rodrigo Alfonso, en Puebla de San Miguel, “el rincón del Rincón”(1999).




Palabras previas.

La entrada pretende poner de relieve los pilones o casilicios1existentes en distintos puntos de acceso a Puebla de San Miguel, humildes muestras del patrimonio cultural y religioso local cuya finalidad era la protección de los viandantes que transitaban por estos caminos.

Rodrigo Alfonso (Valencia, 1964),2pone de relieve el “predominio del patrimonio natural sobre el cultural” en Puebla de San Miguel, destacando asimismo que este último no es particularmente abundante; empero, la población ha conservado gran parte de su riqueza patrimonial, paradójicamente por dos factores: el estancamiento económico, y pese a la despoblación.3

A los factores mencionados (estancamiento económico y despoblación) habrá que añadir el relativo aislamiento geográfico de la localidad, que hasta mediados del siglo pasado no disponía más que de caminos de herradura -esto fue así hasta la construcción de la carretera de Losilla de Aras a Puebla de San Miguel, que se labró mediados los años cuarenta-, y la posterior comunicación con Ademuz, vía Mas del Olmo y Val de la Sabina, esta mediante un camino rural asfaltado, a lo que cabría añadir que hasta finales de los cincuenta (1958), no dispuso de energía eléctrica. En los dos últimos años el citado Camino Rural Asfaltado se ha convertido en la CV-363, al prolongarse esta carretera desde el puente de Mas del Olmo hasta Ademuz. Para la reconversión de camino rural en carretera comunitaria se ha consolidado el firme, además de mejorar los drenajes y colocado quitamiedos en casi todo el trazado. La financiación ha corrido de cuenta de la Diputación de Valencia.

Los pilones o casilicios de los caminos conforman el conjunto más humilde del patrimonio religioso local, cuyos elementos más notables son la iglesia parroquial de San Miguel Arcángel (siglo XVII) y las dos ermitas situadas en las inmediaciones del pueblo: San Roque (siglo XVI-XVII), en la intersección de la carretera de Losilla y el camino de Riodeva y Camarena de la Sierra por la Fuente de la Canaleja, y la de la Purísima Concepción (siglo XVI-XVII), junto a la carretera de Losilla, próxima a la Fuente de la Virgen.


Vista general (septentrional) de Puebla de San Miguel (Valencia), desde el Camino de la Hoya (2015).

Principales caminos de Puebla de San Miguel.

Históricamente, todos los caminos de Puebla de San Miguel eran de herradura. Mediado el siglo XIX, al decir del municipio, Pascual Madoz (1845) refiere que la villa se halla situada “en un hondo rodeado de montes y escarpadas sierras: le baten los vientos del N. y E”, y “los caminos que conducen á Valencia y Teruel, en buen estado”; todo ello en el contexto geográfico de un territorio “montuoso, secano y de mediana calidad el hondo”.4Propiamente, los principales caminos históricos del término que comunican la villa con las localidades aledañas se hallan en las cuatro orientaciones geográficas:

Norte: Camino de Riodeva y Camarena de la Sierra por la Fuente de la Canaleja, que se bifurca para dirigirse a ambas poblaciones turolenses.

Sur: Camino Real de Valencia a Castilla por la partida de Los Pucheros, la Fuente de Don Guillén y el Barranco de la Madera hacia Hoya de la Carrasca y Losilla de Aras.

Este: Camino de Arcos de las Salinas (Camino de la Sal) por la Fuente del Javandal y la aldea de Las Dueñas.

Oeste: Camino de Ademuz, por La Rambla o por Castello, éste enlazaba con Mas del Olmo y acababa confluyendo con el de La Rambla, en dirección a Ademuz por Val de la Sabina.


Los pilones o casilicios de Puebla de San Miguel se hallan próximos a la población, a la vera de estos caminos históricos.


Censo de casilicios o pilones de Puebla de San Miguel.

La primera mención a los pilones o casilicios de Puebla de San Miguel la hallamos en Rodrigo Alfonso (1999), quien refiere:

Puebla de San Miguel además cuenta en su patrimonio arquitectónico religioso con cinco casilicios, “pilones”, como se les denomina localmente, pilares de obra con hornacina en su parte superior a modo de capillita para ubicar el santo y con cubierta de tejadillo. Todos ellos se sitúanen la inmediacionesdel pueblo y junto a los caminos de accesoal mismo. Por su proximidad y óptimo estado de conservación destaca el colindante a la Fuente de la Virgen y la casa forestal, de factura modera, que incluye en sus caras sendos paneles cerámicos dedicados a San Rafael, San Miguel, San Gabriel y el Ángel Custodio. Los otros cuatro “pilones”, el de La Santica, el de San Miguel, el de La Losa y el de La Hoya, son todos de mampostería, de unos dos metros de altura: se encuentran en mal estado de conservación y sinsus paneles cerámicos.5


En la actualidad, todos los pilones o casilicios de Puebla de San Miguel están restaurados y son siete; su listado por orden alfabético es el siguiente:


1.- Pilón de la Fuente de laVirgen (San Miguel, San Gabriel, San Rafael y SantoÁngel Custodio).

2.- Pilón de la Hoya (Virgen de los Desamparados).

3.- Pilón de la Losa (Virgen del Pilar).

4.- Pilón de la Santica (Virgen de la Cueva Santa).

5.- Pilón de las Ánimas (Almas del Purgatorio).

6.- Pilón de los Pucheros (Santa Quiteria).

7.- Pilón del Javandal (San Miguel Arcángel).


Vista meridional del Pilón de la Virgen en Puebla de San Miguel (Valencia),
con detalle del plafón de san Rafael, en la cara sur (2015).


Ubicación y descripción:

1.- Pilón de la Fuente de la Virgen (san Miguel, san Gabriel, san Rafael y santo Ángel Custodio): se halla al borde de la carretera de Losilla de Aras (CV-363), entre la Casa Forestal y la Fuente de la Virgen; esto es, en el nacimiento del Camino de Arcos de las Salinas (también conocido como Camino de la Sierra y Camino de la Sal) que pasaba por la aldea de Las Dueñas, vía la Fuente del Javandal.

Se trata del mayor de los pilones locales, basado en una gruesa estructura de mampostería enlucida y jalbegada, de sección horizontal cuadrangular con las esquinas chaflanadas y coronada por cruz de hierro con las puntas lanceadas y crucero aspado. La cruz se eleva sobre una estructura de obra piramidal (escalonada) que forma dos cuerpos con un pilarcito entre ambos. Posee cuatro hornacinas, una en cada lado, orientadas en el sentido de los puntos cardinales. En cada hueco hay tres ladrillos cerámicos de idéntica factura: dos coloreadas en la parte superior con la imagen y en nombre del titular y otro inferior (blanco), con el nombre de los donantes. El autor de los ladrillos firma: V. Manzano (s/f).6

La hornacina de la cara septentrional (norte) del pilón está dedicada al arcángel san Gabriel: aquí se representa una figura humana alada vestida de blanco en el marco de un ventanal, con un búcaro con flores (lirios o lisis) a los pies y un fondo de campo y montañas.7La figura alada mantiene los brazos en ángulo recto: la mano izquierda alzada y con los dedos índice y corazón en forma de V. El texto que hay a los pies de la imagen dice: ARCÁNGEL S. GRABIEL (sic)/ RECUERDO DE./ El ladrillo blanco alude a los nombres de los donantes: MARCIAL ALCUSA/ Y DE/ MARÍA AZCUTIA.

La hornacina de la cara meridional (sur) está dedicada al arcángel san Rafael: aquí se representa un varón joven que camina descalzo, con un bastón, acompañado de una figura alada detrás (arcángel san Rafael),8que apoya su mano derecha sobre el hombro del caminante. Propiamente, el arcángel san Rafael es uno de los tres patrones del peregrino, junto con san Cristóbal y san Roque.9En la zona inferior hay un texto que dice: ARCÁNGEL S. RAFAEL/ RECUERDO DE/. El ladrillo blanco inferior dice: MARCIAL ALCUSA/ Y DE/ MARÍA AZCUTIA.

La hornacina de la cara oriental (este) está dedicada al santo Ángel Custodio (Ángel de la Guarda).10Aquí se le representa como una figura alada, flotando sobre nubes y con una espada en la mano derecha; al fondo de la imagen hay una torre que evoca el Miguelete. En la parte inferior hay un texto que dice: Sno. ANGEL CUSTODIO/ RECUERDO DE/. El ladrillo blanco inferior dice: MARCIAL ALCUSA/ Y DE/ MARÍA AZCUTIA.

La hornacina de la cara occidental (oeste) está dedicada al arcángel san Miguel: aquí se le representa como una figura humana alada, vestida con armadura de general romano y espada, porta una lanza que coge con las dos manos para alancear a un ser humanoide de piel oscura, dedos en garra y rabo con aguijón aflechado que tiene a sus pies, todo ello sobre un fondo de cielo y montañas.11En la parte inferior el texto dice: ARCÁNGEL Sn MIGUEL/ RECUERDO DE/. El ladrillo blanco inferior dice: MARCIAL ALCUSA/ Y DE/ MARÍA AZCUTIA.

Detalle del Pilón de la Virgen en Puebla de San Miguel (Valencia),
con la Fuente de la Virgen (antes de su restauración) a la izquierda (2015).

Detalle del Pilón de la Virgen en Puebla de San Miguel (Valencia),
con detalle del plafón de san Gabriel, en la cara norte (2004).



Detalle del Pilón de la Virgen en Puebla de San Miguel (Valencia),
con detalle del plafón de san Rafael, en la cara sur (2004).

Detalle del Pilón de la Virgen en Puebla de San Miguel (Valencia),
con detalle del plafón de santo Ángel Custodio, en la cara este (2004).


Detalle del Pilón de la Virgen en Puebla de San Miguel (Valencia),
con detalle del plafón de san Miguel, en la cara oeste (2004).


2.- Pilón de la Hoya (Virgen de los Desamparados): se halla en la parte alta del Camino de la Hoya (margen derecha del mismo), poco antes de su bifurcación en el Camino de Sesga (derecha) y la carretera CV-363 (izquierda).

Se trata de una estructura de sección transversal cuadrangular asentada sobre una eminencia rocosa, basada en mampostería de piedra enlucida con cemento monocapa, cubierta de teja a cuatro aguas y coronada por una cruz de hierro con un círculo en el centro. La hornacina, que mira al caserío, esto es, hacia el norte, luce un ladrillo en tonos amarillos y azules con una sencilla representación de la Virgen de los Desamparados. Carece de data y nombre del autor. Al pie del pilón hay un poste del Parque Natural de Puebla de San Miguel (Generalidad Valenciana), con un texto que dice:

PILÓN DE LA HOYA. Rehabilitado en 2011, se sitúa en el Camino de Sesga. Otros seis pilones se pueden encontrar en los caminos que comunicaban con poblaciones vecinas, su misión era proteger a los viandantes.


En un lado del poste figuran los datos de localización geográfica: Datum ETRS_89 Huso 30. UTM (Sistema de coordenadas universal transversal de Mercator): x 658088/ y 4433762


Vista del Pilón de la Hoya en Puebla de San Miguel (Valencia),
situado junto al Camino de la Hoya (2015).


Vista del Pilón de la Hoya en Puebla de San Miguel (Valencia),
situado junto al Camino de la Hoya (2015).



Detalle del ladrillo cerámico del Pilón de la Hoya en Puebla de San Miguel (Valencia),
con detalle de la imagen de la Virgen de los Desamparados (2015).


3.- Pilón de la Losa (Virgen del Pilar): se halla en el antiguo camino de Ademuz por la Rambla, en un somero altozano que hay a la mano derecha del mismo, frente a las ruinas de un corral, poco más abajo del puente que salva la carretera CV-363.

El pilón conforma una estructura de sección transversal cuadrangular que se alza sobre una basa y consta de dos cuerpos, con cobertura de teja árabe a cuatro aguas y una cruz de hierro en la parte alta; entre el primer y segundo cuerpo y entre éste y la cobertura luce un filete de ladrillos rojos. La hornacina mira hacia el sureste y luce dos ladrillos: uno en la parte superior, enmarcado en madera y con una imagen de la Virgen del Pilar que porta un Niño Jesús en el brazo izquierdo. La Virgen se halla sobre un pilar que luce una cruz de Santiago en el frente,12y un ángel a cada lado. El ladrillo inferior parece ser el único que queda de los dos que conformaron el plafón, luce un texto en caracteres azules que dice:

[...]E JOSÉ AZCUTIA/ (M)aría AZCUTIA/

(ve)cinos de la/ (P)uebla de Sn/ (Miguel) Año 1862


Según puede verse, el plafón del pilón está datado en los años sesenta del siglo XIX (1862), y los donantes que figuran (José y María) eran vecinos de la Puebla de San Miguel: desconocemos el parentesco que les unía, si es que tenía alguno, pues ambos portan el apellido “Azcutia”. Dicho apellido ya aparece en el censo de población de la villa en la segunda mitad del siglo XVIII (1765), hecho con motivo de la concesión del título de Villa Real por Carlos III.13

La población intercensal de Puebla de San Miguel (en 1862) puede establecerse entre la de 1857 (465 habitantes) y la de 1877 (505 habitantes); no obstante, el techo poblacional lo alcanzaría en la década siguiente (1887) con 519 habitantes.14

El pilón de la Losa (Virgen del Pilar) se halla al poniente de la villa, esto es, en una singular disposición para poder admirar la ubicación del caserío, que aparece al fondo del valle, arracimado en torno a la parroquial. Desde el lugar del pilón pueden observarse otros dos pilones del término: el de las Almas (que queda en el extremo suroccidental del pueblo) y el del Javandal (que queda en la cota media del Camino de Arcos de las Salinas).

Vista posterior del Pilón de la Losa en Puebla de San Miguel (Valencia),
con el caserío al fondo (2015).


Detalle de la hornacina del Pilón de la Losa en Puebla de San Miguel (Valencia),
con detalle del ladrillo con la imagen de la Virgen del Pilar (arriba) y
el nombre de los donantes abajo, Año 1862 (2015).


4.- Pilón de la Santica (Virgen de la Cueva Santa): se halla en el Camino de Riodeva y Camarena de la Sierra (que parte de la Ermita de San Roque) y se dirige a estas poblaciones turolenses, situadas en posición septentrional respecto de Puebla de San Miguel.

El pilón constituye una estructura cuadrangular en piedra de mampostería encarada, se alza sobre una basa de piedra y está cubierto por un tejadillo de losas al que corona una cruz ancha de piedra. La hornacina se halla en la cara que mira al camino (sureste) y luce dos ladrillos cerámicos con la imagen de la Virgen de la Cueva Santa en tonos azules. El busto de la Virgen aparece rodeada por una cenefa y está cubierta por una corona, todo ello soportado por una basa circular en cuyo centro figura una cabeza de ángel (querubín). En la parte inferior de la figura hay un cartel en el que figura el nombre de la titular del casilicio:

Virgen de la/ Cueva Santa.


En el margen inferior derecho del plafón hay unas siglas (ilegible) y una fecha: 2011.

La historia del culto a esta Virgen se remonta al los primeros años del siglo XV (1410):

La imagen es un relieve busto de la Virgen, labrado, según la tradición, por fray Bonifacio Ferrer, hermano de San Vicente, monje de la Cartuja de Valldecrist. Durante el pontificado del obispo de Segorbe don Gil Ruiz de Liori (1579-1582) empezó a tener renombre la imagen de la Cueva Santa en su intervención en rogativas solicitando lluvia, lo que impulsó el canónigo Jerónimo Decho y su familia, que era la propietaria del lugar donde estaba la cueva con la imagen, construyendo un pequeño altar y una reja que lo cerrase, e iniciando la celebración de cultos en aquella estancia. Quizás sea desde entonces que los niños cantanaquello de: Que llueva, que llueva, la Virgen de la Cueva...15

La Virgen de la Cueva Santa es patrona de los espeleólogos españoles (desde 1955), y de la diócesis de Segorbe-Castellón (desde 1961); sin embargo, es la única advocación de esta Virgen en el Rincón de Ademuz.


Vista posterior del Pilón de la Santica en Puebla de San Miguel (Valencia), 
situado junto al Camino de Riodeva y Camarena de la Sierra por la Fuente de la Canaleja (2017).

Detalle del ladrillo cerámico del Pilón de la Santica en Puebla de San Miguel (Valencia),
con la imagen de la Virgen de la Cueva Santa (2017).

5.- Pilón de lasÁnimas (Almas del Purgatorio): se halla en un somero montículo peñascoso en la margen izquierda del regajo por donde desagua la Fuente de Abajo y el lavadero público, en posición suroccidental respecto del caserío.

El pilón se alza sobre una basa y consta de tres cuerpos de mampostería de piedra encarada con sección transversal cuadrangular, con la hornacina en la parte alta, cubierta ésta por un tejadillo a dos aguas y coronado por una cruz ancha de losa. Posee un plafón cerámico basado en cuatro ladrillos en los que se representa a dos seres alados (ángeles) sacando almas del Purgatorio.16Las almas se representan en forma humana: hombres y mujeres desnudos bajo los que arden lenguas de fuego. En la tradición católica, san Nicolás de Tolentino es considerado protector de las Almas de Purgatorio, y la Virgen del Carmen la mayor valedora de éstas, a las que rescata del Purgatorio.17


Vista anterior del Pilón de las Almas en Puebla de San Miguel (Valencia), 
con detalle de la hornacina (2022).

Detalle del plafón cerámico del Pilón de las Almas en Puebla de San Miguel (Valencia), 
con la representación de la almas del Purgatorio rescatadas por dos ángeles (2022).

6.- Pilón de los Pucheros (Santa Quiteria): se halla en una somera explanada rodeada de pinos y sabinas, en el Camino Real de Valencia-Castilla, que lleva a la Ermita de Santa Quiteria y es el que tradicionalmente seguían los vecinos de Puebla de San Miguel en la Romería de Santa Quiteria.

El pilón queda en posición meridional respecto de la villa (a 1,5 km de la misma); lo encontramos siguiendo el Camino de la Hoya, sobrepasando el pilón de este nombre (con la imagen de la Virgen de los Desamparados) y sobrepasado este continuando por la izquierda, en dirección a la carretera CV-363: caminando unas docenas de pasos por esta vía se entra en el camino que lleva a la partida de Los Pucheros, circundado de sabinas centenarias.18

El casilicio se alza sobre una plataforma de losas, posee basa y dos cuerpos, conformando una estructura de sección transversal cuadrangular de mampostería con piedra encarada y cobertura piramidal a cuatro vertientes coronada por una cruz de hierro con las puntas aflechadas. La hornacina se halla en la cara que mira a la villa, situada en posición septentrional y luce un ladrillo cerámico con la imagen de su advocación y un texto en la parte superior: SANTA QUITERIA.

La imagen de la santa es sencilla y muy bella, luce vestido verdoso ceñido por cinturón y túnica roja, con corona de santidad en torno a la cabeza. En la mano derecha porta una palma (símbolo de su martirio) y un rosario en la izquierda: a esta misma mano hay un perro sentado, lo que se corresponde con la iconografía clásica que la representa, pues esta santa es la protectora contra la rabia. El conjunto pictórico aparece rodeado de flores en su parte baja. En el lado inferior izquierdo del ladrillo figura el nombre de la autora: Laura/ 2010. En un extremo de la placeta, junto al pilón hay un poste del Parque Natural de Puebla de San Miguel (Generalidad Valenciana), con un texto que dice:

Pilón de Los Pucheros. Rehabilitado en 2011, se sitúa en al antiguo camino de Aras de los Olmos. Otros seis pilones pueden encontrarse en los caminos tradicionales que comunicaban con poblaciones vecinas, su función era proteger a los viandantes.


Frente al pilón, otro lado del camino, hay otro poste del Parque, éste alto y de palas, con indicaciones de dirección: hacia el norte Puebla de San Miguel (1,5 km), al frente Camino Real Valencia-Castilla (vía Hoya de la Carrasca y la Ermita de este nombre),19y a la derecha Barranco de Los Tajos (400 m). En el extremo septentrional de la placeta hay otros paneles informativos que aluden al lugar:

En este sabinar se producía el encuentro de los romeros que habían acudido a la Ermita de Santa Quiteria y tenía lugar una tradición popular que consistía en la rotura de pucheros colocados en palos clavados en el suelo, mediante lanzamiento de piedras. Constituye un micro-paisaje singular y frecuente debido al desarrollo de actividades tradicionales agropecuarias./ Respeta la actividad tradicional de los habitantes de la zona y los elementos que la sostienen. Estas tareas han contribuido a la creación de estos paisajes gracias a la gestión que se hacía de las sabinas para alimento del ganado. En la actualidad el abandono de estas prácticas tiene efectos desfavorables para las sabinas monumentales, y es habitual encontrar ejemplares con ramas desgarradas./ Disfruta de los elementos del patrimonio cultural que encontrarás en tu camino, cuídalos ya que representan la historia de Puebla de San Miguel./ Cuida y respeta la flora y la fauna del lugar ayuda a su desarrollo.


Ubicación del panel: Datum ETRS_89 Huso 30. UTM: X 657930, Y 4433409.


En el paraje de Los Pucheros se descubrió un yacimiento arqueológico (en 2013), correspondiente a la Edad de Bronce (siglo III a.C), todavía en fase de estudio. Según los expertos, el asentamiento parece corresponder a un campamento temporal que pudo servir "como punto de partida para la instalación definitiva de poblaciones que buscaban el desarrollo de tareas agrícolas y ganaderas" al amparo de la montaña. Fenómeno que pudo tener lugar "tanto en la etapa de conflictos bélicos entre romanos y cartagineses" (guerra púnicas: 264-146 a.C), "como, más tarde, durante el enfrentamiento entre cristianos y musulmanes" a principios del siglo XII.20

Vista antero-lateral derecha del Pilón de los Pucheros en Puebla de San Miguel (Valencia),
situado junto al Camino Real de Valencia-Castilla (2018).

Detalle del ladrillo cerámico del Pilón de los Pucheros en Puebla de San Miguel (Valencia),
con detalle de la titular: Santa Bárbara, obra de Laura, 2010 (2018).

7.- Pilón del Javandal (San Miguel Arcángel): se halla en el Camino de Arcos de las Salinas (también conocido como Camino de la Sal), que parte de la Fuente de la Virgen (donde el pilón de este nombre), próximo a la Casa Forestal y a la Ermita de la Purísima.

El pilón se halla sobre una eminencia rocosa a la izquierda del camino, según se sube desde la villa. Posee una amplia basa de sección transversal cuadrangular en piedra labrada sobre la que se alza otro cuerpo en forma de columna de sección transversal circular con cuatro canecillos en la parte superior, cubierto por una estructura piramidal a cuatro vertientes y una cruz de hierro. La hornacina se halla en posición anterior, orientada hacia poniente, esto es, mirando a la villa y luce un vistoso ladrillo cerámico con la imagen del titular: san Miguel Arcángel aparece en la parte superior del ladrillo, se le representa como una figura humana alada, viste armadura romana con calzas y porta una lanza en la mano derecha y una balanza en la izquierda. Con la lanza amenaza a una figura humanoide en tonos oscuros, alas de murciélago y manos en forma de garras, que parece recostado sobre un lecho de nubes y llamas, y que obviamente representa al Maligno.

Como se ha dicho anteriormente, el Arcángel Miguel, según la tradición judía, cristiana (Iglesias católica, ortodoxa, copta y anglicana) e islámica, es un arcángel y jefe de los ejércitos de Dios. La balanza que porta en la mano izquierda forma parte de la iconografía de este arcángel, y simboliza el pesado de las almas pues según la tradición tomará parte en el Juicio Final.21Junto al pilón hay un poste del Parque Natural de la Puebla de San Miguel (Generalidad Valenciana), con un texto que dice:

Pilón del Javandal. Rehabilitado en 2012, se sitúa en el antiguo Camino de Arcos de las Salinas. Otros seis pilones pueden encontrarse en los caminos tradicionales que comunicaban con poblaciones vecinas, su función era proteger a los viandantes.


Desde el Pilón del Javandal puede admirarse una de las mejores vistas panorámicas de Puebla de San Miguel, tanto del caserío como del entorno, en el que destaca la Loma del Carrascal a la derecha y la Sierra de Santerón cerrando el horizonte al poniente. Las mejores vistas fotográficas, sin embargo, pueden obtenerse por la mañana, cuando el sol se halla a nuestras espaldas.


Vista posterior del Pilón del Javandal en Puebla de San Miguel (Valencia), 
situado junto Camino de Arcos,
con el caserío de la villa en el hondo y la Loma del Carrascal al fondo (2018).


Vista frontal del Pilón del Javandal en Puebla de San Miguel (Valencia),
con detalle del poste informativo del Parque Natural de Puebla de San Miguel (Generalidad Valenciana), 2018.


Detalle del ladrillo cerámico del Pilón del Javandal en Puebla de San Miguel (Valencia),
con detalle del titular: san Miguel Arcángel (2018).


Vista lateral del Pilón del Javandal en Puebla de San Miguel (Valencia),
con detalle del Camino de Arcos de las Salinas (también conocido como Camino de la Sal), 2018.

Palabras finales.

Los pilones o casilicios de Puebla de San Miguel (Valencia) tienen el mismo significado que los antiguos cruceros de los caminos en otros lugares; constituyen una bella y sencilla muestra de la devoción religiosa tradicional, y pueden verse en los cuatro puntos cardinales de la población; su misión era “proteger a los viandantes” de las asechanzas de los caminos.

Todos ellos lucen una cruz (de hierro o piedra) en la parte alta, y han sido restaurados con gusto en los últimos años, respetando las características arquitectónicas de la construcción original. Por su volumen y la estructura de su fábrica destaca el Pilón de la Virgen, de este nombre por hallarse en las proximidades de la Ermita de la Purísima, aunque la titularidad de sus advocaciones recae sobre los arcángeles: san Gabriel, san Miguel, san Rafael y ángel Custodio (Ángel de la Guarda). Se basa en mampostería con sección transversal poligonal (cuadrangular) enlucida y jalbegada, y luce cuatro hornacinas, una en cada punto cardinal. Este pilón, así como el de La Losa (Virgen del Pilar) parece que se levantaron en recuerdo de los donantes que se citan en los plafones.

El Pilón de la Losa y el de La Hoya se basan en mampostería enlucida con cemento monocapa y sección transversal cuadrangular, mientras que la fábrica de el de Las Ánimas, el de Los Pucheros y el de La Santica se basan en mampostería de piedra local encarada, asimismo de sección cuadrangular. Es de destacar el Pilón del Javandal, cuya fábrica luce sillares de piedra caliza labrada, con columna de sección transversal circular en la parte intermedia, ésta con fines decorativos y estructurales, y cobertura también de piedra tallada.

Los ladrillos cerámicos que adornan las hornacinas de los casilicios con la imagen del titular son todos ellos sencillos, aunque de estupendo colorido y gran belleza formal. El ladrillo inferior del Pilón de la Losa que dice de los donantes data de 1862; pero el más antiguo puede que sea el de Pilón de la Hoya, que parece original y luce una Virgen de los Desamparados de trazos elementales. El ladrillo del Pilón de la Santica (Virgen de la Cueva Santa) es de 2011, mientras que el de Los Pucheros (santa Bárbara), data de 2010; el del Pilón del Javandal (san Miguel Arcángel), carece de fecha, así como el de Las Ánimas. Los ladrillos del Pilón de la Virgen lucen ladrillos de traza antigua, aunque podrían datarse en los años cuarenta (finales) o primeros cincuenta del siglo XX, ya que aunque carecen de fecha están firmados por “Manzano”, seguramente se refiere al mismo “V. Manzano/1949” que firma y data el plafón cerámico de san Antonio Abad que luce en el frontis de la Fuente de Arriba (también llamada del Gamellón), y el hermoso plafón de san Juan Bautista, situado en la Iglesia Parroquial y que firma “V. Manzano Muñoz” (s/f).

Finalmente, cabe felicitar a las personas e instituciones de Puebla de San Miguel por cuya iniciativa se han llevado a cabo las restauraciones de los casilicios del término. ¡Enhorabuena! Vale.


© Alfredo SÁNCHEZ GARZÓN.

De laReal Academia de Cultura Valenciana(RACV).


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1 Conceptualmente, un casilicio es un «Pilar de obra, con templete en lo alto para cobijar una imagen religiosa, construido con frecuencia en los puentes». Cf. Diccionario de la lengua española (edición tricentenario), voz Casilicio.

2 SÁNCHEZ GARZÓN, Alfredo (2022). Carles Rodrigo Alfonso (Valencia, 1964), geógrafo y escritor, y Puebla de San Miguel, “el rincón del Rincón”, en Desde el Rincón de Ademuz (I), autopublicación Kindle Direct Publishing (Amazon), segunda edición, pp. 37-38 y 39-40.

3 RODRIGO ALFONSO, Carles (1999). Puebla de San Miguel, “el rincón del Rincón”, Edita Ayuntamiento de Puebla de San Miguel, Valencia, p. 54.

4 MADOZ, Pascual (1849). Diccionario geográfico-estadístico-histórico de España y sus posesiones de Ultramar, Madrid, tomo XIII, p. 239.

5 RODRIGO ALFONSO (1999), p. 57.

6 La signatura del pilón se corresponde con el “Manzano” autor del plafón de San Antonio Abad que figura en el frontis de la Fuente de Arriba (también conocido como Fuente del Gamellón), que firma los ladrillos en 1949, y el gran plafón de San Juan Bautista en la iglesia parroquial, que firma “V. Manzano Muñoz”.

7 «En las religiones abrahámicas, Gabriel es un arcángel (ángel principal) que, normalmente, hace de mensajero enviado por Dios a determinadas personas». Cf. Wikipedia, voz Arcángel Gabriel. Es el arcángel de la “Anunciación”, la iconografía suele representarle con un ramo de azucenas (lirio de san Antonio de Padua), símbolo de la pureza.

8 «Rafael es el arcángel responsable de las curaciones en la mayoría de religiones abrahámicas». Cf. Wikipedia, voz Rafael.

9 Cf. Wikipedia, voz Patrones del peregrino..

10 «El ángel de la guarda o ángel custodio es según la creencia de varias religiones el ángel al que Dios da la misión de proteger, guardar y guiar a una persona durante su vida en la tierra». Cf. Wikipedia, voz Ángel de la guarda.

11 «San Miguel arcángel (en hebreo significa ¿Quién como Dios?) según las tradiciones judía, cristiana (Iglesias católica, ortodoxa, copta y anglicana) e islámica, es un arcángel y jefe de los ejércitos de Dios. Para los cristianos, es el protector de la Iglesia y considerado abogado del pueblo elegido de Dios. La Iglesia católica lo considera como patrono y protector de la Iglesia universal. […] Miguel es el encargado de frustrar a Lucifer o Satanás, uno de los ángeles caídos. Por eso, en el arte se le representa como un ángel con armadura de general romano, amenazando con una lanza o espada a un demonio o dragón. También suele ser representado pesando las almas en la balanza, pues según la tradición, él tomaría parte en el Juicio final». Cf. Wikipedia, voz Arcángel Miguel.

12 «La Cruz de Santiago es una cruz latina de gules simulando una espada, con los brazos rematados en flor de lis y una panela en la empuñadura». Cf. Wikipedia, voz Cruz de Santiago.

13 SÁNCHEZ GARZÓN, Alfredo (2009). Estudio del Censo de Población en Puebla de San Miguel a mediados del siglo XVIII, en Del paisaje, alma del Rincón de Ademuz, Valencia, vol. III, p. 363-371.

14 RODRIGO ALFONSO, Carles (1998). El Rincón de Ademuz. Análisis geográfico comarcal, Edita ADIRA, Valencia, p. 54.

15 Cf. Catolic.net, voz Virgen de la Cueva Santa

16«El purgatorio es un concepto religioso con especial presencia en la teología católica y la copta. De acuerdo con esta doctrina, el purgatorio no es un espacio físico y se define como un estado del alma transitorio de purificación y expiación en el que, después de la muerte, las personas que han fallecido en estado de gracia sufren la pena temporal que aún se debe a los pecados perdonados y, tal vez, expiar sus pecados veniales no perdonados para poder acceder a la visión beatífica de Dios». Cf. Wikipedia, voz Purgatorio.

17 Ibídem.

18 SÁNCHEZ GARZÓN, Alfredo. Las sabinas de Los Tajos, Miranda y Los Pucheros (Puebla de San Miguel, Valencia), I y II, en la web Desde el Rincón de Ademuz, del jueves 18 de octubre de 2018. ID (2022). Las sabinas de Los Tajos, Miranda y Los Pucheros en Puebla de San Miguel, en Desde el Rincón de Ademuz (III), autopublicación Kindle Direct Publishing (Amazon), primera edición, pp. 275-288.

19 SÁNCHEZ GARZÓN, Alfredo. A Hoya de la Carrasca por santa Quiteria, en la web Desde el Rincón de Ademuz, del martes 28 de mayo de 2013. ID (2022). A Hoya de la Carrasca por santa Quiteria, en Desde el Rincón (III), autopublicación Kindle Direct Publishing (Amazon), primera edición, pp. 261-272.

20La Puebla de San Miguel da a conocer su poblado de la antigua Iberia del siglo II a.C, en Europapress -Comunidad Valenciana, Valencia, del sábado 20 de abril de 2013. Ruta amarilla: Sabinas, testigos del tiempo, en Parque Natural de Puebla de San Miguel, Generalidad Valenciana, 2015.

21 Cf. Wikipedia, voz Arcángel Miguel.


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