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LAS SABINAS DE LOS TAJOS, MIRANDA Y LOS PUCHEROS (PUEBLA DE SAN MIGUEL, VALENCIA), y II.

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Visita guiada a la umbría de Miranda, al barranco de los Tajos y
al paraje de los Pucheros del Parque Natural de Puebla de San Miguel (Valencia).










Vienede:


La sabina de la Umbría de Miranda.
Unas decenas de pasos más adelante encontraremos un nuevo poste del Parque Natural, su pala indica la dirección de la Sabina de la Umbría de Miranda (25 metros).[1]En este punto el camino hace un giro brusco a la derecha, encaminándonos al lugar de la sabina. Frente a ella hay otro poste, su cartel indica un texto con algunos datos del árbol:
  • <Sabina albar (Juniperus thurifera), ejemplar monumental datado en unos 700 años, con unos 12 metros de altura./ Número de catálogo: 1540>[2]


La sabina de la Umbría de Miranda se halla en la cota baja de una ladera, en una zona de umbría. Se trata de un descomunal ejemplar de sabina albar y porte triangular, su datación se estima en siete siglos, ello significa que su brote comenzó a crecer a comienzos del Trescientos (siglo XIV), apenas cien años después de la conquista cristiana de las tierras de Ademuz y Castielfabib por Pedro II de Aragón (1210). Su poderoso tronco, recio y retorcido, muestra las heridas del tiempo, dividiéndose en varios brazos conforme se eleva; su corteza color ceniciento forma tiras alargadas que se van desprendiendo... Frente a este superviviente uno se siente pequeño, insignificante. Su devenir le ha permitido contemplar el paso de múltiples generaciones de pueblanos; agricultores y pastores de la villa debieron pasar a su vera camino de sus quehaceres -quizá observándolo con curiosidad y respeto. Su ubicación en la cota baja de una ladera de umbría le ha permitido prologar su existencia mucho más allá que la de sus convecinos.

Vista frontal (septentrional) de la sabina albar (Juniperus thurifera) de la Umbría de Miranda en el Parque Natural (Puebla de San Miguel, Valencia): árbol protegido de 700 años de vida (2018).


Las sabinas son indiferentes al tipo de suelo: aunque prefiere los calizos, se adapta no obstante a los más pobres y pedregosos. Siempre verdes, sus pequeñas hojitas se superponen a modo de escamas, mientras sus enormes raíces se profundizan en la tierra buscando soporte y alimento. De hecho, su sistema radical requiere espacios abiertos, de ahí que prolifere mejor en bosques abiertos. Ello parece contradecir la situación de la sabina de Miranda, pero quizás sus circunstancias fueron distintas en su primera juventud y madurez. 

Dada su ubicación, la contemplación de la sabina de la Umbría de Miranda no es fácil; tampoco resulta cómodo fotografiarla, pues se encuentra en una ladera umbrosa, con el sol siempre detrás, provocando el contraluz... Su entorno de protección es de 15,30 metros, hallándose rodeada de abundante monte bajo, romeros, encinas, enebros comunes... cuya presencia impide que podamos admirarla a cierta distancia. El visitante debe contentarse con lo que pueda ver, es lo que hay... Al acercarme al árbol me embarga la emoción: al tocar y abrazar su tronco siento que estoy tocando y abrazando a un ser de otro tiempo, legatario del tiempo. Sus orígenes se pierden en un pasado lejano; su futuro se prolongará más allá de las presentes generaciones, siempre que las condiciones climáticas no se alteren demasiado. Sea como fuere, su presencia impone...


Sabina de la Umbría de Miranda (Parque Natural Municipal de Puebla de San Miguel, Valencia).
Especie
Inventario
X
Y

Edad

(a)
Altura
(m)
Perímetro
(m)
Copa
(diámetro)
Propiedad
Entorno protección
(m)
Juniperus thurifera L
1540
657488
4433287
700
12,00
5,00
10,50
Pública
15,30
Notas: Coordenadas X,Y en la proyección Universal Transversa de Mercator (UTM) y sistema de referencia (DATUM) ETRS 1989 - huso 30 N. Perímetro del tronco medido a una altura de 1,30 metros. El entorno de protección queda definido por un círculo alrededor de la base del árbol por donde se extienden sus raíces, con radio no inferior al expresado en metros.


Detalle del tronco de la sabina albar  (Juniperus thurifera) de la Umbría de Miranda en el Parque Natural (Puebla de San Miguel, Valencia), 2018.


Las sabinas del barranco de Los Tajos.
Dejamos la sabina de la Umbría de Miranda, desandando los veinticinco pasos que nos separan del camino de sirga que veníamos siguiendo; atravesamos un somero cauce seco por unas grandes piedras dispuestas en lecho, pasando bajo un azarollo que crece a la vera de una umbrosa noguera: un poste bajo de sendero indica que estamos caminando por la Ruta 1 (color amarillo) del Parque Natural.[3]

A la izquierda de la senda hay un panel del Parque Natural, relativo a la Microrreserva de Flora del Barranco Jiménez en la que nos hallamos:
  • <La figura legal de microrreserva tiene como objetivo principal la conservación de las especies botánicas raras, endémicas o amenazadas, o las unidades de vegetación que contienen./ La Orden de declaración de estas microrreservas fue publicada el 14-11-03. DOGV núm. 4630. Protege especies tales como el tejo (Taxus baccata), pino negral (Pinus nigra subs. Salzmannii), sabina albar (Juniperus thurifera)>.[4]

Detalle de nogal (Juglans regia) en el camino del barranco de Los Tajos en el Parque Natural (Puebla de San Miguel, Valencia), 2018.


Junto al panel, mano derecha del barranco rocoso de Los Tajos hay una enorme sabina, con una parte de su tronco y ramaje parcialmente desgajados, apoyados sobre un murete de piedra. Un letrero a los pies indica que se trata de la sabina de Los Tajos I (Nº de catálogo: 1725), edad: 450 años. No obstante los desgarros, la sabina mantiene su prestancia, mostrándonos orgullosa sus heridas, causadas quizá por el peso de la nieve posada sobre sus ramas en algún momento de su historia. Aunque eso debió ser hace mucho tiempo, ya que sus heridas están cicatrizadas. Cuatro siglos y medio de vida es mucho tiempo, incluso para una recia sabina. Las semillas de sus trabinas debieron germinar apenas sobrepasado el ecuador del Quinientos (siglo XVI), esto es, al comienzo del reinado de Felipe II de España.

Sabina del barranco de Los Tajos I (Parque Natural Municipal de Puebla de San Miguel, Valencia).
Especie
Inventario
X
Y

Edad

(años)
Altura
(m)
Perímetro
(m)
Copa
(diámetro)
Propiedad
Entorno protección
(m)
Juniperus thurifera L
1725
657546
4433224
450
8,50
3,20
11,20
Pública
15,60
Notas: Coordenadas X,Y en la proyección Universal Transversa de Mercator (UTM) y sistema de referencia (DATUM) ETRS 1989 - huso 30 N. Perímetro del tronco medido a una altura de 1,30 metros. El entorno de protección queda definido por un círculo alrededor de la base del árbol por donde se extienden sus raíces, con radio no inferior al expresado en metros.


Detalle del tronco de la sabina albar  (Juniperus thurifera) del barranco de Los Tajos I en el Parque Natural (Puebla de San Miguel, Valencia): árbol protegido de 450 años de vida (2018).


Continuamos por el sendero que venimos siguiendo, internándonos más en el barranco rocoso de Los Tajos. El topónimo de Los Tajos debe provenir de los cortados que aparecen en las cornisas pétreas que coronan la entrada del barranco, prolongadas en enormes paredones rojizos y grisáceos hasta la zona media del barranco, allí forma grandes lienzos de murallas literalmente cortadas a pico. Grandes pedruscos a modo de mesas, desprendidos de las altas cornisas del barranco, interrumpen el sendero, que se adapta a sus formas, pasando entre ellas. Al fondo se observan  varias sabinas monumentales, formando un ralo bosquecillo. La mayor de ellas posee un doble tronco; en la base hay un cartel de madera ilustrando acerca del descomunal ejemplar: Sabina de Los Tajos II (Nº de Catálogo: 1446), 500 años de vida. Según la data, el brote de esta sabina debió comenzar su existencia a principios del Quinientos (siglo XVI), esto es, recién comenzado el reinado de Carlos I de España.

Sabina del barranco de Los Tajos II (Parque Natural Municipal de Puebla de San Miguel, Valencia).

Especie
Inventario
X
Y

Edad

(años)
Altura
(m)
Perímetro
(m)
Copa
(diámetro)
Propiedad
Entorno protección
(m)
Juniperus thurifera L
1446
657561
4433202
500
10,00
4,40
19,30
Pública
19,70
Notas: Coordenadas X,Y en la proyección Universal Transversa de Mercator (UTM) y sistema de referencia (DATUM) ETRS 1989 - huso 30 N. Perímetro del tronco medido a una altura de 1,30 metros. El entorno de protección queda definido por un círculo alrededor de la base del árbol por donde se extienden sus raíces, con radio no inferior al expresado en metros.


Vista de la sabina albar  (Juniperus thurifera) del barranco de Los Tajos II en el Parque Natural (Puebla de San Miguel, Valencia): árbol protegido de 500 años de vida (2018).

Detalle del tronco de la sabina albar  (Juniperus thurifera) del barranco de Los Tajos II en el Parque Natural (Puebla de San Miguel, Valencia): árbol protegido de 500 años de vida (2018).
Detalle del tronco y ramaje de la sabina albar  (Juniperus thurifera) del barranco de Los Tajos II en el Parque Natural (Puebla de San Miguel, Valencia): árbol protegido de 500 años de vida (2018).

Detalle del tronco y ramaje de la sabina albar  (Juniperus thurifera) del barranco de Los Tajos II en el Parque Natural (Puebla de San Miguel, Valencia): árbol protegido de 500 años de vida (2018).


La sabina de Los Tajos II es un árbol ciertamente notable, se ha desarrollado en medio del barranco, junto a otros ejemplares de similar tamaño. Es probable que en tiempos pretéritos discurriera a su vera un pequeño cauce de agua, lo que propició su desarrollo. Pues aunque la sabina se adapta bien a la sequía, a nadie le amarga un dulce. En nuestra andadura por el pedregoso barranco podremos ver otras muchas sabinas, quizá no tan monumentales como las descritas, pero también de mucho porte. El barranco de Los Tajos tiene mucho de especial, su entorno evoca un lugar antiguo, propiamente medieval,,, ameno y escondido. Siguiendo por la derecha del barranco arribaremos a otro panel del Parque Natural relativo al Sistema de riegos tradicional de Los Tajos:
  • <La escasez de fuentes facilitó que la presencia de cualquier surgencia propiciara la adecuación de parajes tan agrestes como éste para habilitar pequeñas zonas de cultivo hortícola./ Más arriba, aparece una construcción que aprovechaba una cavidad en la roca a la que se adosaban paños de muro de piedra mampuesta y una rudimentaria cubierta, que servía de abrigo y refugio para el ganado y los pastores>[5]


El texto alude a las menudas huertas construidas en la margen izquierda del barranco, someras fincas abancaladas que aprovechaban el manantial que surge poco más arriba, canalizando el agua para el riego de algunos cultivos. Un vallejo escondido, oculto a las miradas de los foráneos que desconocieran estos pagos, en el que cultivar hortalizas para el consumo familiar. El lugar evoca un espacio situado en otro tiempo, recóndito y singular que dice de gentes ingeniosas, humildes y en intenso contacto con el medio, y de los trabajos que les permitieron sobrevivir en unas condiciones adversas.

Panel relativo al Sistema de Riegos Tradicional de Los Tajos en el Parque Natural (Puebla de San Miguel, Valencia), 2018.

Detalle de la entrada al aprisco del barranco de Los Tajos en el Parque Natural (Puebla de San Miguel, Valencia), 2018.


Detalle del interior del aprisco del barranco de Los Tajos en el Parque Natural (Puebla de San Miguel, Valencia), 2018.


Los pequeños bancales -circundados por pequeños muros de piedra en seco- pueden visitarse desde el lugar de las grandes sabinas, siguiendo el sendero que discurre por el centro de la barranca. Desde el panel que dice de los sistemas de riego tradicionales hay que seguir ascendiendo, hasta un punto en que surge un humedal en medio del camino, vadeable por unas grandes pasaderas. Desde el otro lado del barranco podemos continuar aguas abajo, aunque la vereda asciende por la ladera hasta arribar a una majada construida al amparo de un formidable roquedo. La cueva natural posee un largo muro de piedra mampuesta en la parte externa, formando a modo de aprisco para el ganado. Desde la entrada, que posee una simple viga como dintel, pueden observarse hacia el septentrión los escarpes rocosos de la embocadura del barranco de Los Tajos. A los pies de la majada, las someras huertas abancaladas aparecen cubiertas de verde hierba, circundadas por muretes de piedra dispuestos en el borde del regajo.

Vista parcial del barranco de Los Tajos en el Parque Natural (Puebla de San Miguel, Valencia), con detalle de los roquedos y márgenes de los abancalamientos (2018).

Camino del paraje de los Pucheros, desde el barranco de Los Tajos.
Desandando el caminejo, desde la cueva-aprisco regresamos al humedal donde proliferan renacuajos y variedad de plantas acuáticas. Unos pasos más arriba el sendero vuelve a vadear el humedal y continúa por la margen derecha del barranco, ahora aguas arriba. Durante el trayecto podremos ver nuevos ejemplares de sabina, todos ellos seculares. En ocasiones el camino discurre por el propio lecho del barranco, que forma un largo cascajar, siempre rodeado de pinos, enebros y sabinas.

En cierto punto veremos un panel metálico de la Generalidad Valenciana (Conselleria de Medi Ambient), plantado en el centro del barranco, advirtiendo que nos hallamos en una zona de Microrreserva de Flora: el panel aconseja seguir los senderos marcados, no dejar basura fuera de los contenedores, no dañar la flora. Poco más adelante veremos un poste del Parque Natural a la izquierda, con pala de flecha indicando la existencia de una Sabina monumental (a 25 metros del lecho del barranco).[6]

Detalle de sabina albar (Juniperus thurifera)  en el camino del barranco de Los Tajos en el Parque Natural (Puebla de San Miguel, Valencia), 2018.


Formidable ejemplar de sabina albar (Juniperus thurifera) en el camino del barranco de Los Tajos en el Parque Natural (Puebla de San Miguel, Valencia), 2018.


Merece la pena recorrer los veinticinco pasos que indica la pala, para ver una gran sabina entre la espesura del monte. Su tronco rugoso forma una larga caña, con somero ramaje en la parte alta. La infancia y juventud de las sabinas se caracteriza por su aspecto arbustiforme, triangular; pero cuando veamos un ejemplar con caña alta y pelada debemos pensar que se halla en la madurez o senectud de su vida -contando ya varios siglos.

El sendero que venimos siguiendo forma parte de la Ruta 1 (amarillo) del Parque Natural –según podemos ver por los postes bajos que lo señalan. Más adelante el camino hace un giro brusco hacia la izquierda, prosiguiendo ladera arriba por el pedregal. Atraviesa una escorrentía por un gallipuente de losas; tras una nueva revuelta el camino asoma a la placeta donde se halla el Pilón de los Pucheros: propiamente nos encontramos en el paraje de Los Pucheros –por donde discurre el antiguo camino que llevaba a Losilla de Aras, vía Hoya de la Carrasca. El mismo camino que tradicionalmente seguían los vecinos de la Puebla cuando iban de romería a la Ermita de Santa Quiteria.

Vista del Pilón de los Pucheros en el Parque Natural (Puebla de San Miguel, Valencia), desde el camino tradicional a Losilla de Aras, vía Hoya de la Carrasca (2018).


Contemplamos de nuevo la bella imagen de santa Quiteria, situada en la hornacina del Pilón -que mira hacia la Puebla. Para descansar de la subida y contemplar a placer el lugar podremos sentarnos en un banco de piedras, junto al tronco de una añosa sabina. El paraje es muy ameno, el silencio absoluto, roto sólo por algún vehículo que de tanto en tanto pasa por la CV-363, cuyo trazado discurre por más arriba. Me viene a la memoria el pasaje leído antes, relativo al nombre de Los Pucheros: los romeros de santa Quiteria ponían pucheros sobre un palo clavado en el suelo, para romperlos tirando piedras –a modo de cucañas. El texto no acaba de explicar el juego –más allá de que rompían los peroles a pedradas-; ni si lo hacían camino de la ermita o al regreso de la romería.


Palabras finales, a modo de epílogo.
La sabina albar es uno de los árboles emblemáticos del Rincón de Ademuz, y muy particularmente de Puebla de San Miguel, municipio del Rincón de Ademuz donde perviven los ejemplares más notables de esta especie vegetal xerófila. Su popularidad alcanzó en tiempos históricos a dar nombre a una pedanía  –Val de la Sabina-: aldea de Ademuz que en las Relaciones ad limina de los obispos de Segorbe viene nombrada como “Sabina” -ya desde mediado el siglo XVII.

Decíamos en la introducción que la sabina fue el árbol que pobló la península Ibérica, con anterioridad a la última glaciación del Cuaternario, siendo posteriormente sustituida en gran parte por árboles del género Quercus. Los Quercus cambiaron las condiciones edafológicas del suelo, en detrimento de las sabinas, que permanecieron en las zonas altas y de clima más extremo –donde no podían vivir los Quercus. Sin embargo, en la superveniencia de las sabinas influyeron otros factores, como la dureza de su madera, más resistente al hacha de los leñadores que la de otros árboles. Otra circunstancia que mantuvo a la sabina fue el cuidado de los propios lugareños, que utilizaban sus ramas para alimento de los ganados –en particular cuando éstos no podía salir a pastar, por las nevadas invernales. Su estrategia de supervivencia se ha basado en la austeridad de vida y en la adaptación al medio.

Vista parcial de Puebla de San Miguel (Valencia), desde la explanada de la Ermita de la Purísima, con detalle de una secular encina (Quercus ilex) sombreando los bancos (2018).


La sabina es hoy una especie protegida en la Comunidad Valenciana (también en Andalucía, Castilla-La Mancha, Madrid y Murcia). Su protección está plenamente justificada, pues los sabinares se consideran bosques relictos: su paisaje vegetal procede de la noche de los tiempos -anterior a la aparición del hombre sobre la tierra. La paleobotánica demuestra la presencia de taxones de la sección Sabina (probablemente, la misma sabina albar) en el Cretácico, en el Oligoceno y en el Plioceno -–coincidiendo con épocas más frías y secas en grandes zonas de la Europa de los tiempos geológicos.

En suma: merece la pena familiarizarse con estos centenarios árboles, tan abundantes por lo demás en las zonas altas de ambos sectores del Rincón de Adeemuz. Los lugares de Puebla de San Miguel mencionados –Umbría de Miranda, barranco de Los Tajos, paraje de Los Pucheros- contienen abundantes ejemplares de sabina, alguno de ellos con setecientos años de vida. Su visita resulta obligada para cualquiera que desee conocer las peculiaridades botánicas de la comarca y su rico patrimonio natural. Vale.



Véase también:




[1] Ubicación del panel: Datum ETRS_89 Huso 30. UTM: X 657517/ Y 4433308.
[2] Ubicación del panel: Datum ETRS_89 Huso 30. UTM: X 657490/ Y 4433278.
[3] Ubicación del panel: Datum ETRS_89 Huso 30. UTM: X 657540/ Y 4433294. Según el panel de Itinerarios interpretativos, la Ruta 1 -denominada: Sabinas, testigos del tiempo-: <El itinerario discurre por la parte sur del valle de La Puebla y se adentra por diversos y característicos ecosistemas presentes en el territorio. A nuestro paso disfrutaremos de impresionantes conjuntos monumentales de sabina albar, bosques de carrascas, densos pinares negrales y el barranco rocoso de Los Tajos, donde se sitúa una microrreserva de flora. El patrimonio cultural asociado a estas tierras dará un mayor valor al itinerario>.
[4] Ubicación del panel: Datum ETRS_89 Huso 30. UTM: X 657545/ Y 4433224.
[5] Ubicación del panel: Datum ETRS_89 Huso 30. UTM: X 657545/ Y 4433224.
[6] Ubicación del panel: Datum ETRS_89 Huso 30. UTM: X 657858/ Y 4433113.


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